Partida Rol por web

Las dos únicas del grupo con una gran agudeza visual para centraros en aquel Delemental. En primer lugar era uno del elemento del fuego, es más, podiais verlo porque desprendía oleadas de calor a su alrededor. Cualquier combatiente de demonios puede achacarlo que lo usa para cansar a su rival, pero los eruditos que han logrado algo de información de esta raza en cuanto a su combate, saben perfectamente que es un ataque que usan para destruir más rápidamente las armas y armaduras del enemigo, además de para quebrar su resistencia.

Su tamaño no es el habitual, de hecho se podría decir que un Delemental de ese tamaño, que no sea del elemento de la tierra, estaría entrenado para combatir hasta que sus fuerzas se acabasen del todo. Además su inteligencia es tan nimia, que probablemente al estar en la superficie solo tengan en ella su objetivo de por qué están allí. Un detalle especial: Si arma parece una hoja enorme de piedra negra afilada. Y si no fuera porque parecería imposible, jurariais desde vuestra distancia, que está unida a su mano.

- No creo que sea nada prudente. Si está en la superficie es por un único objetivo. Si no le molestamos, no nos atacará. Es de tipo fuego y de un tamaño demasiado grande, como para no haber recibido un entrenamiento especial. El calor que mana de su cuerpo, daña las hojas y armaduras de sus oponentes, además de mermar la resistencia - dijo Tea, completamente segura de que sus afirmaciones eran absolutamente correctas.

- Es más, me atrevería a decir que porta una hoja de obsidiana. Ese material es extremadamente afilado y puede perforar cualquiera de nuestras protecciones sin el menor esfuerzo -apostilló. Tea no estaba nada convencida de que enfrentarse a ese ser fuera necesario. Tenían una misión urgente que cumplir.

-¿Cómo que un Delemental? Si hubiera uno tan grande, podría verlo desde... ¡¿Pero qué rayos y centellas?! -El pequeño topo se paralizó en su lugar cuando vio a la figura en la distancia, sus patas temblando levemente. No daba cuenta a lo que sus ojos veían.

Las palabras de Gauche tenían sentido. No podían hacerle frente a una criatura así sin algún plan. Quizás ni siquiera era hostil. Y aunque Hans vio el golem de Allen viajar en dirección al Delemental, supuso que tal vez era en una misión de reconocimiento antes de volver hacia ellos.

Por lo que puso un poco mala cara cuando Anya soltaba de manera clara que ella sería quien lidiaría en duelo con ese enorme ser de los abismos. -Venga, Anya, déjalo. ¿Te has puesto a pensar que...? -Querría convencer a su amiga de que primero intentaran averiguar las intenciones de la criatura antes de atacar, cuando escuchó la advertencia de Tea. No solo era alguien con un tamaño prodigioso, sino que alguien fuerte y entrenado. Un guerrero-... ¿qué es un insulto pedirle a un Geomali que se quede quieto en una batalla?

Enseguida enterró las garras en la tierra para empezar a cavar. -¡Gracias por el consejo, Tea! ¡Ahora sé que es alguien a quien debo retar a como dé lugar! -Dicho eso, viajo a toda velocidad para dirigirse hacia el Delemental.

* Suspiro profundo de frustración y resignación *

* Negación para sí misma con la cabeza... y patea alguna pequeña piedrita suelta, de las que deja el geomalí al excavar su hoyo *

Me sorprende cuando mencionan que hay un gran Delemental allí delante. Pero entonces ¿cómo es que no lo he visto?

Levanto el vuelo para mirar en la dirección que indican y me doy cuenta de que realmente está allí. Un escalofrío me recorre mientras lo miro pensando si el no haberlo visto molestará a Gauche. Por lo tanto desciendo y me poso en su hombro.

Yo también creo que Gauche tiene razón. No nos conviene enfrentarnos a alguien de quien no sabemos sus poderes y por lo que no vamos a conseguir nada. Si podemos evitar la pelea deberíamos hacerlo.

Por un momento una idea acude a mi mente pero ni siquiera sé si será posible. Aunque sería interesante probarlo en algún momento. Quizá cuando controle mejor ese poder.

No entendían porque estaban tan nerviosos con el delemental que había aparecido. ¿Hasta Rogelio había escuchado historias sobre ellos, pero… realmente todos son así?

Quizás no nos tengamos ni que preocupar, a lo mejor ni les interesamos. Es de gente ingenua juzgar por solo el aspecto. Así que… que tal si avanzamos sin preocupación y luego dialogamos…. Cuando de repente el joven herrero vio como tanto un golem (precisamente el que el pensaba que era el mas irascible e irresponsable de los uromakis), un geomali fanático de las batallas y Anya se dirigían a prestar batalla.

- ¡Eh, pero qué coño hacéis! !QUIZÁS VA A INTENTAR ATACARNOS PORQUE 3 IMBECILES HAN DECIDIDO ATACARLES! Cuanto mas tiempo pasaba, cada vez más claro tenia Rogelio que si el mundo iba a depender de ellos… Estábamos jodidos.

-Gauche, pero no hay que hacer ninguna estrategia si nuestra intención no es combatir.  Dijo Rogelio con tono asqueado ante sus compañeros impulsivos. Lo único que se es que no me pienso quedar aquí para que mis carros y el resto corramos peligro. Dicho esto, se subió a uno de los carros, y le dio una señal a los caballos para que rodearan la zona. Liliam, Ismael, vamos a rodear el supuesto campo de batalla, y nos alejaremos lo suficiente para no vernos envueltos.

Mientras Rogelio se movía sin esperar ninguna otra opinión, miro a Tea para corregir algo de lo que había dicho. -Realmente la obsidiana no es afilada. Es mas la obsidiana se acostumbra a usar en accesorios, por su color natural y su durabilidad. Como mucho tendrá algún arma contundente que haga un efecto parecido a un mangual, lo cual si que podría machacar nuestras defensas. Así que con mas razón, si lleva una espada hecha de obsidiana… quizás no sea tan peligroso.  Y una vez   demostrado su conocimiento sobre un campo en el que efectivamente era un experto, siguió el camino de alejarse con los carros, mientras en su interior maldecía a sus compañeros por su impulsividad y su superficialidad.

Tea no iba a discutir con el herrero, pues debía conocer su oficio. Pero no eran pocos los tratados en los que lascas de obsidiana aparecían y remarcaban que sus filos cortaban más que navajas de barbero.

El hecho innegable era que aquel demielemental de fuego, portaba una hoja enorme de piedra negra afilada (fuera o no de obsidiana) y que desde esa distancia, parecía estar unida a su propia mano. Un arma así fuera afilada o roma, seguro que no estaba pensada para dar caricias y/o abrazos.

—¡Allen! ¿¡Qué estás haciendo!? ¡No vayas tú solo! ¡Ni siquiera sabemos si va a querer atacarnos! —exclamé al ver que no me hacía caso y se iba por su cuenta.

¡Ya estaba yendo a lo loco otra vez! ¡Nunca aprendía! Siempre se pensaba que era invencible, pero a ese paso iba a acabar estallando en pedazos cualquier día. Quería ir tras él para que no estuviera solo, pero antes debía advertir al resto. Me preguntaba cuál sería la razón para que ese delemental estuviese allí, él solo… ¿Qué podría haberlo llevado a salir a la superficie? Era extraño.

—¡No os acerquéis a él! Su fuego destruirá nuestras armas y armaduras en un santiamén. Además, si no tiene interés en nosotros, nos ignorará —grité al grupo.

Era bastante irónico que yo dijera eso a los demás, cuando mi hermano había sido el primero en salir al ataque. ¿Qué podía hacer ahora? Sabía perfectamente que iba a lanzarse al ataque sin pensarlo más, por lo que yo no podía quedarme parada, o me quedaría sin hermano. Debía ir tras él y convencerlo de que se alejara. Por otro lado, sabiendo las capacidades que tenía el delemental para destruir nuestras armaduras, debía mantenerme alejada y a salvo; Fulgur no estaba del todo reparado todavía, por lo que podría acabar nuevamente destruido fácilmente.

—¡Allen! ¡Aléjate de él! ¡Su fuego destrozará a Ignis! ¡Si lo ignoramos seguramente pasará de largo! —exclamé volando detrás de Allen, en un intento de disuadirlo de entrar en combate de forma tan descerebrada.