Partida Rol por web

Lanzo una risita ante la reacción de Ellyn y vuelvo con Gauche. Le miro pero, si empieza a comer, yo también lo haré. Por ahora parece que lo único que falta para irnos es terminar de solucionar las cosas en los miembros del Acero Errante, y al parecer también algo que tienen con los mecánicos.

Nada que me interese, así que me giro hacia Denis mirándole con cara algo más seria. ¿Tienes alguna de esas piedras de las que me hablaste? Igual podría practicar un poco con ellas. Puede que en algún momento este demasiado cansada y tendría que utilizarlas... aclaro ahora mirando a Gauche, como explicándome.

Es cierto que nunca las he utilizado, pero no es menos cierto que me da miedo un viaje tan largo como el que tenemos por delante utilizando continuamente mi magia.

-Pero... ¡EEEEH! - Exclamaría Allen al ver que estaban poniendolo contra las cuerdas frente a lo que ya había perdón por levantar la voz - Ha... Ha sido un despiste, p-pero enfrente de vosotros, no de nadie ajeno. E-es decir... T-tu misma lo has dicho hermanita, que son el resto de herederos. Reaccioné así porque ya me lo habías dicho... Creo - Nada justificaba sus gritos, pero en parte estabais a salvo como bien decía.

Tiki se aproximó entonces a conocer a Allen y frente a la actitud de la pequeña Mimali, el Uromaki se quedó un tanto confundido - ¿Enseñarme? ¿Que me va a enseñar una planta de mecanica? - Obviamente no se dió cuenta del doble rasero con lo que lo decía.

Mientras tanto, entre la conversación de Hans y Rogelio, junto con Liliam y después incluso de que Rogelio intentara echarle la bronca a Allen, Liliam apartó la cara del propio herrero antes de mirar al topo - Que no me gustan... Elegí vivir una vida pudiente, sin necesidad de tener que pelearme con alguien... Aunque a más de uno he tenido que pegarle un buen guantazo o coscorron. - Tanto Ismael, como Rogelio podían recordar veces que les ha pasado, no solo a ellos dos, sino también a clientes que han visto delante del acero errante y trataban de camelarse a Liliam y esta respondía así. - Soy una superviviente, pero inteligente. Y si necesito algo más que la inteligencia, se usar mis propias armas contra los demás - Alegando aquello, igual Hans podría confundirlo, pero para Tea, que había leido bastante, igual que Denis, sabían a que se referían. Por obvio que pareciese, también Anya sabía a que se refería, solo que esta suspiraría... No como Senca o Allen que no entenderían nada, y Tiki y Gauche ya estaban más que acostumbrados a ello.

Sea como fuera, vuestra estancia en el "Septimo elemento" estaba llegando a su fin, al menos por ahora, y pronto debíais salir de Trayerta iniciando el viaje marcado entre todos hacia el destino que os aguardaba... Un destino que podría tener un solo viaje de ida, o un viaje que podría estar lleno de sorpresas y esperanzas, caras nuevas, conocidas, o incluso sucesos que jamás podriais tan solo soñar...

-Seis dioses... seis tipos de sellos... Seis ratas asquerosas a las que aplastar como si fueran cucarachas... Pero sin embargo no me dejas ir a por ellos ¿Por qué? Sería tan fácil destruirlos ahora... - En algún otro lugar del mundo, una voz se quejaba sin poder hacer más que cabrearse

-Ya lo has oido antes... De nada serviría eliminar a uno, ni tampoco a los seis. Debemos esperar el momento adecuado, la paciencia será nuestra mayor ventaja. De ser imprudentes, serán ellos los que acaben con nosotros - Mencionó otra voz que desde la oscuridad le respondía al primero.

-JAJAJAJAJAJAJAJAJA - Con histeria, el primero no paraba de reirse - Que se atrevan, no podrán siquiera tocarme. Con mi poder, no hay nada en el mundo que pueda... - Con un grito ahogado, la voz del primero dejó de liberarse para no decir nada más.

-No debieras de ser tan arrogante - para que el paso a una nueva voz aterciopelada se hiciera notar - No olvides quien te dio esta oportunidad - Y acto seguido el primero pudo recuperar su respiración - Se a donde se dirigen. - Un sonido sordo dijo la ubicación de a quienes estaban vigilando - Se adentran sin lugar a dudas en un lugar peligroso... Dudo que salgan con vida sino saben como hacerlo.

La voz entre la oscuridad se mantuvo por un momento callada mientras las otras dos le miraban - Eso... es un problema. - Y sin más, el silencio se creó en aquel lugar...

Miro por un momento a Gauche pero, al no recibir ninguna indicación de su parte, tan solo me río por las palabras de Allen. ¿De mecánica? En ningún momento he mencionado tal cosa, a menos que hablemos de mecánica corporal digo con una mirada pícara.

Luego observo divertida el espectáculo entre Liliam y Rogelio. Desde luego el herrero es bastante cortito. Y vamos, para mí me queda claro a que clase de armas se está refiriendo.

En cualquier cosa es hora de retirarnos a dormir. Aunque espero por si Gauche quieres que trabaje esta noche. Pero no parece ser el caso, supongo que pensando que tengo que estar bien físicamente para poder lanzar la magia mañana. Así pues nos despedimos de todos y a dormir.

-Oh... ya veo -Aunque a Hans no le sentaba bien que alguien a quien le veía potencial, con esa actitud tan bélica, como Liliam, quisiera vivir una vida sin violencia, tampoco era suficientemente denso como para no captar que diferentes tipos de personas querían cosas distintas-. Entonces, no he dicho nada. Respeto tu decisión de una vida sin moler carne y triturar huesos. Y si alguna vez necesitas fuerza, trataré tener de sobra para ayudarte -dijo amablemente, cerrando el tema. O eso pretendía cuando dijo algo de tener sus propios medios para sobrevivir-. ¡¿Qué?! ¡¿En serio?! Si eres buena con las armas, entonces tal vez podramos enfrentarnos también algún día. Rogelio y tú podrían tratar de tumbarme, seguro que puedo manejarlo -Para Hans, no había ninguna otra forma de interpretar aquello que como habilidades para la batalla. Aunque tampoco insistiría demasiado. A diferencia de Denis, ella probablemente no rondaría en el campo de muchas batallas.

Ay, Allen… Tan impulsivo e insensato como siempre… Pero era mi hermano y tenía que quererlo igual.

—Lo has dicho a gritos. No sabes quién puede estar escuchando —dije con tono severo. Si empezaba así, era cuestión de tiempo que la liase. Coloqué el dedo índice sobre sus labios en un gesto de silencio—. Ni una palabra en voz alta sobre quiénes somos. ¿Entendido?

No quité ojo de la mimali mientras ésta volvía junto con su dueño. Cuando dijo lo de «mecánica corporal», me mordí el labio. Maldita descarada… Si intentaba coquetear con Allen, no lo impediría, pero me enfadaría mucho.