Partida Rol por web

Tranquilizando más al principe, este acabó ya respirando con tranquilidad viendo pues que después de reunir algo de chatarra de alrededor, Helga se paró a reparar un poco al Golem. Tras ello se centró más en Tea con su pregunta - E-es muy probable que hayan más de estas criaturas... Pero... fuera de oirnos, si no nos huelen a extraños, no nos atacarían... Aunque... Para ello creo que hay que hacer algo asqueroso - Dijo mientras le recorría un escalofrio muy fuerte por todo el cuerpo. Obviamente para oler a algo no extraño para eso, igual debiais oler como ellos y eso implicaba usar los cadaveres que teniais junto a vosotros.

Si cualquiera afilaba un poco la nariz, como Tea lo hizo, notaría el olor que desprendían los cadaveres, un tanto más caracteristico y distinto al vuestro.

Por otro lado Senca se metió en la conversación y de esa misma surgió una pregunta un tanto distinta y que ilusionó un tanto a Max, la princesa en su momento señaló al principe y este respondió - El trono se dice perteneció a un antiguo rey humano, concrétamente a uno de la era antes que los dioses fueran sellados aunque hay fechas que datan de después de la guerra del sello. Fue un reino que estuvo antes que Trayerta y que despareció después de la guerra de las razas y el tratado de paz mundial. Se dice que su rey era un bonachon que no solo miraba por los humanos y acogía a gente marginada de otras razas... Es por eso que Trayerta se construyó en pos a la voluntad de ese rey. - Y con una sonrisa terminó aquella gran explicación

Y como no, todos preguntaban al pequeño principe siendo que la Mimali no se cortó - Oh... bueno, tienes que canalizar sus energías a través de su cuerpo, como deseando que esa piedra se convierta en el hechizo que quieres lanzar. Pero solo funciona si sabes manejar hechizos no elementales. Al principio se siente un poco raro cuando notas la magia recorrer por tu cuerpo, pero al final es un poco más agradable. Simplemente haz eso, piensa que transformas esa piedra en el hechizo. - Y después de la explicación agregó - Y por cierto... ¿Que ocurre con el trono? Es decir... ¿que tiene de extraño? Yo lo veo normal

-Un botín. ¿No esta claro? - Preguntó encogiéndose de hombros pero sin dejar de trabajar. - El trono lo he visto ciento de veces, es un tipo de trono con cajoneras secretas en los brazos. Se pueden sacar, pero de normal no van con un mecanismo. He probado a abrirlas y no se pueden abrir, así que debía haber un mecanismo por aquí, pero he inspeccionado todo el trono, tocado, presionado, pulsado, girado, arrastrado, todo lo posible, pero no hay nada que lo active, incluso he probado a hacer palanca de la manera más básica... Nada - No obstante sus palabras no eran de desesperación, sino de mayor motivación al ver algo cerrado que se le resistía...

Más allá de los olores, pudiste notar un pequeño resquicio de magia en aquella habitación. Era muy leve y tenue, casi hasta parecía vieja, y donde podías denotarlo más era en el trono que estaban inspeccionando Gauche y Anya

Notas un resquicio de magia en el trono, pero no logras hallar donde ni de que tipo. Igual lo que estaba buscando el ladrón, no era mecánico

— Eso… — era conveniente a nivel táctico, sin embargo una asquerosidad en la práctica, algo que la chamán no estaba segura de sí para empezar aguantaría sin vomitar. Casi preferiría arriesgarse.

Ya que solo Senca y Max se pronunciaron al respecto y a su vez el Kazibara no parecía especialmente preocupado, al final Tea tomó la vertiente de este último. — Quizás entonces lo mejor sea andar con cuidado, y en un caso extremo pues… defendernos; puede que su sangre cause el mismo efecto que lo que recibió Vaporum… — sin embargo se excusó ante el príncipe, pues aunque no le agradó del todo su opción, sí que valoraba el consejo y el eco.

Lo que dijo el pequeño noble solo tomó fuerza cuando a través de su olfato la Cobb percibió el olor de los muertos recientes y no algo que pudiese estar más allá del sitio donde se encontraban, aunque enseguida el interés de la chica de melena castaña se centró donde estaban la mayoría, o sea sobre el trono, pues también notó algo allí.

— Tiki… — llamó a la Mimali en voz baja aprovechando su cercanía — ¿Es magia no elemental, verdad? Me refiero a lo que sentiste allí — preguntó ya que ella solo tenía conceptos sobre eso, y aunque la rubita alada tenía dudas sobre cómo utilizar esencias, quizás podría interpretar mejor la sensación y aclarar su duda. También pensó en preguntarle a Max, sin embargo se arrepintió pues eso podría arruinar el secretismo que tenía ese asunto.

Una vez hecha esa pregunta, Tea dio tiempo a Tiki de reaccionar como ella prefiriera, si es que no decidía guardárselo por el motivo ya dicho, pues la chamán tenía una última cosa por intentar. Para ello se alejó un tanto del grupo, yendo hacia donde estaban los cadáveres, cerca de unos de los muros, tomó aire a pesar del aroma extraño en el mismo y cerró los ojos. Mientras se aseguraba de dar la espalda a los príncipes, la Cobb estiró discretamente las manos hacia el frente y mientras fingía estar haciendo algo “normal” lo que en verdad intentó fue extraer sellos de su alrededor.

Cabe decir que la chamán nunca había intentado este tipo de procedimiento, sin embargo recordaba las palabras de sus tutores y la curiosidad que hasta la fecha le causaban; tomando en cuenta que estaba rodeada de símbolos y de muertos recientes, pues, buscaría condensar en su ser la energía de los arcanos y/o la espiritual, más a tientas que con verdadera certeza…

Así que de ahí surgió esta ciudad. Completé con lo que había entendido. No quise meter leña a ese fuego pero las dudas surgían una tras otra. Quizá Tea en un futuro contestara algunas de ellas, como en que momento Trayerta acepta a todas las razas y gentes y nosotros debemos escondernos, o por que ese lugar del que habló la niña no tenía nada para comer mientras la princesa portaba tal armadura. 

Gracias príncipe, supongo que Le debemos dar gracia al rey antiguo por poner los cimientos de Trayerta. Dije en el ya característico tono que tenía. 

Por otro lado, aquello que proponía para salvar la situación me parecía una enorme falta de respeto. Me acerqué a uno de los cadáveres para ver si esa sangre quemaba como había hecho con vaporum, tocando con la punta del dedo la sangre.

No creo que sea necesario. Es su hogar y nosotros hemos entrado en él y hemos acabado con sus vidas.  Si no nos lo vamos a comer deberíamos dejar que ahora sus cuerpos nutran la cueva. Aunque si todos estáis de acuerdo lo haremos como dice su majestad. Dije mirando la punta de mi dedo, alumbrando con la antorcha a ver que pasaba. 

Respecto de aquello acerca de la magia, no me interpuse, curiosamente había recibido hacía poco una pequeña clase. Esperé pacientemente lo que dirían los demás sobre vestirse con las criaturas, antes de seguir el camino. 

Mientras busca con atención en el trono, las palabras recientes de la Mimali le vienen a su mente al notar algo raro en el trono, y con dicha percepción ella misma, se gira para llamar al hada.

Gracias al hecho de haberse girado y verla con ese vestido, se queda congelada un segundo más de la cuenta, cerrando los labios a punto de hablar, tragando saliva por un momento y finalmente diciendo:

- Dalia... ¿Podrías revisar el trono? Creo que sé lo que has notado... Pero no estoy segura de ser capaz de desentrañarlo sola. -le dice la espadachina- Quizás sus habilidades y las de la investigadora sean más adecuadas para esto que las mías propias. Tea, encárgate de cuidarlos, ¿quieres? -le pide a la maga, aunque a fin de cuentas no debería haber peligro.

En verdad, lo hace para darle una excusa a Tea para controlar al ladrón a la par que descubre un misterio, cosa que parece que le ha de encantar.

Se gira entonces hacia el resto y plantea algo que ya ha salido por parte del joven Max, si bien ella tiene algunos conocimientos de naturaleza y de ahí lo saca*.

- Si los dracones nos detectan por el olfato, ¿podría pelar a uno de ellos y ponerme su piel y su... pringue por encima para que no me noten? Si eso funciona, podría hacer de exploradora un poco por delante del grupo. No es lo que llamaría mi fuerte, pero sé pisar, más o menos. -a fin de cuentas, ha ensayado cientos de veces en formas de pisar por los estilos de espada que ya conoce.

Helga estaba preparada para continuar con la marcha, a ella no le importaba mancharse para ocultar el olor, a fin de cuentas era normal en ella estar llena de hollín, pero tampoco consieraba que fuera especialmente necesario dada las capacidades de sus acompañantes en la lucha.

No creo que haga falta llenarnos, aquí hay muy buenos guerreros y ademas así también estiran un poco los músculos.

Comenta en cierto tono distendido mientras mira de reojo lo que están haciendo con el trono, no le presta demasiada atención, pero si que les dice:

Tened cuidado, no vayáis a activar una trampa o algo así en ese trono… no creo que encontreis mucho mas ahí la verdad.

-La sangre no es venenosa - mencionó de nuevo el príncipe ante el hecho de que hablarais de la sangre de los dracones ahora muertos - Su veneno se segrega desde una parte del cuerpo en la garganta, solo lo escupen en la saliva, lo usan además de para atacar, para matar a sus presas. - Dando pues un tanto más de información y comprobandolo el propio Senca al tocar la sangre, efectivamente visteis que eran ahora tan inofensivos como la hierba en la llanura.

Mientras por otro lado las chicas hablaban con Tiki, Max visualizó a los dracones muertos, hasta que al final Anya mencionó algo curioso para el - Bueno... puede ser una forma... A-aunque... da u-un poco de asco... R-restregarse eso... iugh... - Se notaba que aunque apoyaba la idea no le agradaba demasiado tener que restregarse un cuerpo de una bestia muerta.

Por otro lado, respondiera Tiki o no, Gauche se apartó - Tranquila señorita Helga, no creo que tenga ninguna trampa activa, pero... Si que oculta algo. Dalia, Tea, si gustais, me da que la señorita Anya lleva razón en lo que dicen - Dijo separandose igual que la espadachina para dejaros paso.

Tras extender sus manos y concentrarse, Tea fue cubierta primero por una especie de energía blanquecina y momentos después otra dorada; estas “auras” fueron fugaces y realmente no muy llamativas si no se le estaba viendo directamente, más la chamán tuvo que ponerse en la posición actual porque si lo hacía de cara a los príncipes no tardarían en ser obvios los símbolos arcanos que aparecieron como tatuajes temporales a la altura de su pecho; además de estos tanto su cabello como sus ojos adquirieron los colores al principio mentados en intervalos distintos, pero por suerte no tardaron en volver a la normalidad. Quizás tal no era la manera más discreta de obtener sellos, pero era la única que le habían enseñado, además ahora la Cobb sentía algo significativamente distinto en su interior…

Cuando terminó fue que notó lo que hacía el Kazibara, sin embargo aunque se asustó primero, creyendo que Senca se lastimaría, las palabras de Max fueron oportuna aclaración. Definitivamente tendría que preguntarle luego si conocía sobre otras criaturas, de esa manera quizás podrían intercambiar algo de información útil a futuro.

— Vale, aunque puede que mis habilidades no ayuden demasiado esta vez… — confesó luego ante Anya y esa proposición que de seguro no hizo solo por hablar, sin embargo tuvo que ser sincera pues tampoco quería crear expectativas demasiado altas.

En cualquier caso y tomando en cuenta lo anterior, la chica de melena castaña se acercó de vuelta al trono donde estaba el ladrón, más por un momento se detuvo al escuchar la advertencia de Helga — ¿Algo? — por suerte Gauche intervino, y aunque él como persona no le daba mucha confianza a Tea, ella supuso que si también llamaba a la Mimali también contarían con los sentidos que ella tuviera; siendo así la chamán tomó un profundo respiró para intentar calmar sus nervios.

Una vez ante el vetusto asiento la Cobb extendió una mano y cerró los ojos; por medio de la imposición de su palma, aunque sin llegar a tocar la superficie, lo primero que quería hacer era intentar sentir una vez más la pista de magia neutral que antes captó, sin embargo independientemente de si lo lograba o no, más pronto que tarde abrió los ojos y comenzó a caminar alrededor del peculiar trono buscando con la vista. Para ello la chica se concentró y trató de recordar cualquier información que le pudiera ser útil en el momento, ya fueran símbolos religiosos, conceptos en las formas del asiento o inclusive alguna historia.

¿El rastro de magia no elemental vendría de quien utilizó ese lugar tiempo atrás o era resultado de una interacción posterior, quizás de un grupo similar al que estaba ahora allí?

Miró la piedra mientras atendía lo que decía el príncipe y asintió. -Dalia le da las gracias su majestad... Entonces miró hacia el trono aprovechando que Max, Tea e incluso Anya le hablaban directamente del trono. - Dalia no sabría decir exáctamente que sintió, pero hay algo extraño en el... Dalia volverá a acercarse para revisarlo mejor y ayudar a maese Frederik. Se disculpó con una leve reverencia y haciendo caso a lo que le pedía Anya se acercó al trono, saludando con un gesto dulce y comedido al " sacerdote " que investigaba dicho lugar. Vio lo que hacía Tea y decidió que haría algo similar... ¿Quizá era como lo que le había dicho Max que había que hacer con la piedra? Sentir la magia aunque en este caso sin canalizarla, solo... buscar de donde podría provenir. En cuanto creyera que podía tener algo claro, viendolo o simplemente sintiendolo, se lanzó a seguirlo e investigar la zona de donde provenía lo que ella creyera que pudiera ser el rastro que buscaba. 

*-Dalia cree... que viene de aquí...  Señaló el lugar de donde pensaba que provenía lo que sentía y si tenía la oportunidad, no se olvidaría de describir lo que veía o sentía. 

Nada más llegais hasta el asiento, Gauche se gira para ver este y entonces comienza a hablar - Hay un botín dentro del trono - Gauche empezó a daros pues información sin que preguntarais. - El trono lo he visto ciento de veces, y Tiki también, es un tipo de trono con cajoneras secretas en los brazos. Se pueden sacar, pero de normal no van con un mecanismo. He probado a abrirlas y no las pude abrir, así que supuse que debía haber un mecanismo por aquí, pero he inspeccionado todo el trono, tocado, presionado, pulsado, girado, arrastrado, todo lo posible, pero no hay nada que lo active, incluso he probado a hacer palanca de la manera más básica... Nada - No obstante sus palabras no eran de desesperación, sino de mayor motivación al ver algo cerrado que se le resistía...

Obviamente no mencionó que pudiera haber magia, así que podiais pensar que el mismo no sintió la magia. No obstante cuando ambas os concentrasteis más pudisteis notar como la magia se concentraba en ambos brazos y Tiki incluso podía reconocer que tipo de magia era. Era un hechizo de cierre, y solo podría abrirse cuando el hechizo detectara que se abría de la manera o con el medio correcto. En el caso de Gauche incluso podríais pensar o al menos solo Tea, que al ser un ladrón no era puro de corazón o alguien bueno para abrirlo... Además de otras muchas cosas más... Pero en el vuestro era distinto.

Uno era una pequeña Mimali vacía y guiada por los actos de los demás, pero con un brillo en su interior que se esperanzaba por devolverla a su raiz

Otra era Tea, una joven y buena chaman con el mundo aún por conocer y el desconocimiento de los actos sombrios de los demás.

Igual no erais las adecuadas para abrirlo, pero por algún lado había que empezar ¿No?

Tea escuchó atenta a la que portaba en nombre de Dalia y aunque esperaba recibir más información, tampoco era como su pudiese culpa a la rubita pues enigma en torno al asiento real parecía lo suficientemente extraño como para mantener ocupada la concentración de al menos cuatro personas… bueno, tres, porque Anya acababa de separarse.

Cuando terminó de hacer la ronda alrededor del trono, la Cobb se quedó pensativa mirando a Tiki, ello al tiempo que la Mimali indicaba una posible conclusión — ¿De aquí? — entonces la chamán señaló hacia el lugar marcado antes por la chiquita, pero ya que por su parte no pudo sentir nada, se quedaría con lo dicho por “Dalia” y “Frederik”.

— ¿Ya probaron sentándose? — hasta que de pronto dijo, tras reducir la utilidad de un asiento a lo más absurdo quizás pero también básico: servir para posarse.

Claro que un mueble olvidado en un sitio así, conteniendo tesoros por si la rareza no era suficiente, bien podría estar lleno de trampas o de mecanismos para evitar que cualquiera ocupara un lugar presumiblemente designado para la realeza, pero Tea no era una ladrona experta ni una artificiosa calculadora… ella solo era una chica en muchas cosas inocente cuyo mundo estaba en gran medida perfilado por su lecturas, allí donde abundaban los pasadizos y las maravillas, así que del dicho pasó al hecho, o sea que no dudó en tomar asiento y poner los brazos sobre los espacios correspondientes del trono aún si ello significaba que le colgaran un poco los pies.

Por un momento se sintió reina…

Nada más se sienta Tea, ambas pudisteis sentir algo en el trono, aunque Tea lo sintió poco, como si algo pasase, pero sin llegar a vislumbrar el que. Tiki por su lado, pudo notar como la magia no elemental estaba reaccionando a la cercanía de Tea, pero reaccionando para bien, como si fuera esa la clave para abrir los brazos - No hay nada que hacer, no hay ninguna placa en el asiento. Tan solo deberían abrirse tirando y aún así ni eso - Gauche probó a abrirlo de nuevo, pero en cuanto el se acercó al brazo izquierdo, la magia que sellaba ese brazo dejó de reaccionar, como si estuviera volviendo a sellar el brazo.

Cuando Tea comienza a irse hacia el trono, la espadachina la sujeta del hombro con la zurda y le susurra:

- Hay unas aberturas en los brazos del trono, debe de haber algo dentro. -por si le ayuda en su búsqueda de magia a la hora de averiguar cómo abrirlo.

Delante del chico y tras que les informe sobre el veneno de los drscones, con expresión de asco, la espadachina sonríe ligeramente.

- Estamos dispuestos a hacer muchas cosas por sobrevivir, Max... Sí, posiblemente sea cierto que si nos encontramos con un dracón de mayor tamaño podamos vencerlo, a pesar de los riesgos que supone, pero... Estamos aquí invadiendo su territorio, ¿deberíamos simplemente matar todo lo que se nos cruce en el camino? -mientras habla, suelta el nudo de la boca de una de las bolsitas en su cinturón, saca un puñadito de lo que sea, y se lo muestra al chico. Semillas- Cuando yo necesito hierbas para algún mal, por supuesto que tengo que cogerlas, pero... Mi maestro me enseñó a intentar comunicarme antes con los hijos del bosque. Para ver qué puedo plantar que les dé una contrapartida para su zona, y para segar la vida más adecuada para irse a cambio de la nueva, no matar accidentalmente a sus bebés. Destruir sin necesidad, o de forma egoísta aún con ella, es algo irresponsable que deberíamos dejar a las criaturas malvadas. -comenta, volviendo a guardarlas y a cerrar el saquito.

Finalmente, se acerca hacia uno de los cuerpos de esas criaturas y se queda suspirando, penasativa. Tiene mala cara, sin duda. Si nadie la detiene durante unos treinta segundos, finalmente dice:

- Por Icycla, qué puto asco. Mi señora, ayúdame a mantenerme serena en este... Apestoso camino. -tras lo que comienza a desollar a uno de los dracones para hacerse una cobertura con su piel.

Helga permanece en silencio observando lo que estaban haciendo con el trono, ella no podía hacer demasiado a fin de cuentas ya eran varios mirándolo y la conversación sobre las criaturas no le parecía demasiado fructífera ni interesante.

Con tranquilidad camina por la zona como observando el lugar en el que están mientras espera a que todos terminen de examinar aquel trono. En cierto punto se acerca a la princesa y dice:

Parece que sois una muy buena guerrera y parece que siempre estáis lista para la batalla… ¿actualmente tiene muchos enemigos el reino? Supongo que para adquirir esas habilidades habéis viajado mucho. ¿Os suena haber visto u oído algo sobre un laboratorio Uromaki olvidado?

Helga no olvidaba su importante misión, pero también recordaba el motivo de su viaje, o al menos el motivo original de este y esa era una buena oportunidad de quizás con un poco de suerte obtener algo de información

-Maese Frederik, ¿Sería tan amable de apartarse unos minutos? Dijo con el tono más calmado, dulce y comedido del mundo mientras miraba con curiosidad a Tea y entonces decidió probar a acercarse ella. - ¿Podría Dalia sentarse? y sentarse sobre el hombro de la chica si esta le daba permiso , para ponerse pensativa. - ¿Podría poner los brazos sobre los reposabrazos, con las manos cubriendo la esquina de ambos? Cerró los ojos y apretó con suavidad la piedra gris que tenía entre las manos. Lo que pretendía básicamente era reunir toda la magia elemental posible del lugar y otorgársela a Tea poco a poco. Quizá imbuyendo de una magia idéntica a la muchacha, el sello reaccionara del todo y se abriera de una vez por todas.

El momento de la silla estaba muy lejos de mis capacidades, solo cabía esperar algún momento en el viaje de vuelta en que Tea me pudiera explicar todo aquello, como una especie de oyente me mantuve algo en la lejanía, acercándome a Anya. Saqué mi puñal que había cumplido su función como arma de batalla, para ver si también lo podía cumplir como herramienta de caza.

Cogí al segundo de aquellas criaturas e hice lo mismo que la espadachina del fuego, no sin antes dedicar unos segundos a pedir a los dioses que sus restos sirvieran al mantenimiento de la cueva. Al acabar sus palabras fueron curiosas. El olor era parte del camino, quizá incluso una prueba más para que no nos acercáramos al sello que correspondía. Supongo que si uno se sitúa delante y otro detrás será suficiente. Que me perdonen sus iguales por esto.

Una vez acabado el "trabajo" volví con mis compañeros para continuar el camino si el trono había sido descifrado.

Al sentaros ambas juntas pudisteis notar como la magia de los brazos empezó a agitarse un tanto más hasta que parecía notarse cual neblina, practicamente quitandose del camino, aunque aún existente. Para más detalle, cuando Tea obedeció a Tiki, este pudo notar como partes extremas de los brazos se movían con facilidad.

Gauche incrédulo se os quedó mirando esperando a ver si continuabais y lo abriais del todo. Tiki se pudo dar cuenta entonces de que la magia era un tipo de sellado mágico ante un tipo de persona concreto, aunque estas no se trataban de una raza o personalidad concreta, sino de un poder... El hecho de que ambas os aproximarais tanto, le daría la pista final a Tiki: Solo los que tengan el poder de los dioses podrían abrirlo.