Partida Rol por web

- "Supongo que es Madame Eva, saliéndose con la suya." -

El icono cambió de manos y ante la verde columna de luz, Helene simplemente negó con la cabeza y cerró los ojos.

-Arik estaría peleando con los muñecos a su modo. Deja que te ayude, Stara -dijo a la muchacha ayudándola a ponerse en pie-. Vayamos a por el resto y devolvámosles sus almas. Kata, acompáñanos, por favor. Señor Giussepe, coja las cenizas de Maligno y entiérrelas donde nadie pueda hacer mal uso de ellas. Vjelkus, ayuda a tu cansada madre. Hemos de terminar con esto.

Con paso menos firme del que hubiera querido, con Stara del brazo y acompañada de su hijo y de la aún por determinar muchacha loba, Helene se encaminó hacia el solar en construcción donde estarían todos los que habían caído bajo el poder de Maligno.

- "Tal vez, o quizá la chica haya ido a buscarle para tomarse la venganza por su mano... o por sus garras..." - Expreso con preocupación.

Con amabilidad y respeto coloco a maese Hurnn sobre la placa de mi hombrera izquierda mientras guardo el icono sagrado bajo mi armadura y bajo las vestiduras de caballero, a la altura del corazón.

- "¿Estáis bien, maese Hurnn?" -

No, no lo estoy...

El cuervo no dijo nada más, como si un quebrantahuesos le hubiese comido la lengua. Estaba agotado y triste, y necesitaba dormir. Como todos.

Dejaron al viejo carpintero llorando, de rodillas frente a la chimenea, y el resto marchó hacia el descampado. El cadáver de Bobby seguía allí, tirado en una calle aledaña. Los cuerpos animados estaban tirados en el suelo. Incluso el de Viktor, que había terminado con la cabeza encajada en un ventanuco, al quedarse quieto, había resbalado con el peso liberándose. Todavía tenía la marca alargada del marco coloreando una tira de su mejilla.

Stara abrió la bolsa y rebuscó la gema que encerraba el rostro de su marido. Con ella en su frente, la imagen desapareció y, tras unos segundos de incertidumbre, pestañeó abriendo los ojos.

¡Viktor! Oh, dioses... Pensé que te había perdido para siempre...

Se había acabado la inocencia, los motes empalagosos y la tontería. Stara era una mujer destrozada. Olga tomó el relevo, la bolsa abandonada en el suelo por Stara para abrazar a su marido, y fue colocando cada gema en la frente correspondiente.

Quiero irme de este pueblo, Viktor. No quiero que nuestro hijo se vea contaminado por toda esta maldad. Quiero irme. Hoy mismo.

Lo sé...-la besó cariñosamente en la sien, envolviéndola en el abrazo-Lo sé, Stara. A mi también me gustaría irme. Pero no estás en condiciones de viajar. De vuelta a Nova Vaasa nos esperan millas y millas de carro por recorrer, y el paso para salir del valle estará obstruído por la nieve hasta primavera. Nos guste o no, estamos atrapados aquí.

Al incorporarse, la gema cayó de su frente al regazo. La miró, la levantó para mirarla al trasluz, y se levantó para llegar hasta Herr Urik.

Gracias-dijo, entregando su gema al Caballero del Cuervo como agradecimiento.

Natalija dió la suya a su querido y heroico hijo. Margarita, con los ojos llorosos, colocó la piedra preciosa en la mano de Helene y siguió caminando hasta el cadáver de su querido primo.

Yo me ocuparé de enterrar a Bobby. Podéis iros a dormir. Os lo habéis ganado.

Señor enano... disculpe... He encontrado esta joya, ¿es suya? Claro que sí, los enanos se dedican a eso, a la minería de joyas... y a beber cerveza, y a la forja de metales. Tome, se la devuelvo.

La vieja mano de la Loca Mary coló la gema en uno de los bolsillos de Varikov, y luego comenzó a caminar, medio ida, en dirección a su casa.

Bildrath miró a su sobrino. A la gema en la que su alma había estado encerrada. De nuevo a su sobrino.

¡Deja de mirarme así! ¡Esta joya es una alejandrita! Vale por lo menos quinientas piezas de oro... ¡Sería un desperdicio dejar algo tan valioso en las manos de un idiota como tú! Podrías usarla para comprar habichuelas mágicas o cualquier otra tontería. Me marcho. Tengo una tienda que abrir.

El tendero avaro se quedó con la piedra preciosa y se marchó por otra calle distinta a la de la Loca Mary. En total, del grupo de héroes, solo Vjelkus y Parriwimple se habían quedado sin recompensa. Olga volvió el saquillo del revés, y comprobó que no había más joyas. Entrego el saquillo a Vjelkus y le dió un beso en la mejilla a modo de compensación. La chica también tenía que irse a su casa. Sus padres... no, sus padres seguramente ni siquiera estarían preocupados por su ausencia.

Las terribles heridas de Parriwimple habían terminado por curarse por completo. Pero la alegría del gigantón era sólo parcial. Al observar el llanto de Guiseppe algo se quebró en el pecho del hombretón que se arrodilló junto al carpintero y le abrazó en silencio y con sumo cuidado. ¿Qué se podía decir en una situación así? Sin duda alguien más sagaz tendría palabras, y alguien más carismático, el gesto adecuado.

Pero Parriwimple sólo tenía su corpachón, su fuerza y su bondad. Y nada de eso le permitía encontrar ni las palabras, ni los gestos, como tampoco le daba la capacidad de saber como haber podido solventar el problema terrible que se les había planteado.

- Parriwimple sentir. Parriwimple triste si Guiseppe triste. Guiseppe ser bueno. Sentir hijo Guiseppe malo y muerto. Parriwimple tonto, si no saber solv..soluv...soluc... hacer algo para ayudar.

En esas estaba cuando el milagro salvó la vida de su tio y del resto de los implicados, evento que logró que Parriwimple sonriera, por momentos dichoso, pero su gesto pronto volvió a torcerse, al ver el dolor de Guiseppe al que siguió intentando, torpemente, consolar.

Ni siquiera le dio importancia a que su tio se llevara esa "piedra bonita". Eran cosas de dinero. Y las cosas de dinero no importaban a Parriwimple.

- Parriwimple contento ayudar tio Bildrath a estar vivo. Tio Bildrath poder quedar piedra bonita. Parriwimple no necesitar. Parriwimple estar con amigo Guiseppe, que sentirse mal. Luego ir a ver a tio, si nadie más morir, o perder o... ¡Gertruda, haber vuelto a olvidar a Gertruda! 

Guardó la piedra, como el pequeño tesoro que era y que podría ayudarles en un futuro, quizá cuando recuperara a su marido, a volver a poner en marcha la granja. Suspiró.

-Debo restaurar mis hechizos. El alba está próxima y necesito un poco de tranquilidad, mientras medito y rezo.

Había trabajo por hacer. Eran varios los heridos, ella misma lucía unos hermosos verdugones, y debería aplicar toda su energía y saber a sanar. Además, estaba el tema de Urik.

-Urik, ¿cómo te encuentras? Me refiero a si sientes algún síntoma tras el mordisco del necrófago. Podríamos acudir a Danovich también para curarte. Me dijo que si no le quedaba más remedio, él mismo lo haría. Y no quiero que perdamos más tiempo, de un lado a otro, y sin hacer las cosas bien y en orden. Bueno, si me disculpáis.

Se retiró a un punto del solar de aquella casa en construcción. Nadie vio sus ojos empañados, la tristeza por las muertes acaecidas, por la suerte de Viktor y Stara, cómo la congoja estrangulaba su garganta impidiéndole en aquel punto decir una sola palabra. Se sentó en el suelo, las piernas cruzadas, y cerró los ojos. Era hora de que el nuevo día la vivificara.

- "Se que la podredumbre de esa maldita cosa no muerta que me mordió sigue su curso. La enfermedad tratará de convertirme en una de esas cosas. Ciertamente, querría verme libre de una maldición tan repulsiva.

Viktor, un momento. El cementerio no es seguro, hay seres horribles que han excavado debajo. Aún no podemos enterrar a nadie allí, no mientras estén esos seres. Pero tal vez la iglesia tenga una cripta. Te ayudaré a llevar el cuerpo del pobre Bobby al templo. Además, tal vez el Padre Danovich pueda ayudarme con el mal que me aflige.

Parriwimple, ¿quieres venir con nosotros?" -

Ivalic abrazó a su madre lo más fuerte que pudo al recuperarla, después de todo lo que habían luchado para curar su enfermedad hubiera sido injusto que se muriera así, lo sentía por Giussepe pero aquel muñeco no podía seguir vivo o alguien en el futuro lo volvería a utilizar para hacer el mal. También recibió la gema y el beso de Olga.

-Gracias, gracias por vuestro cariño, nosotros solo intentamos hacer lo mejor para el pueblo. Mamá, Katta está bien y Layla estaba escondida por el pueblo, creo que también está bien. Señores Litmunova, siento mucho todo lo que pasa, la verdad es que este pueblo está bajo la presencia casi continua de seres malignos y por mucho que luchamos contra ellos no damos a basto, somos demasiado pocos, espero que puedan tener una estancia tranquila hasta la primavera, nosotros haremos todo lo que podamos porque así sea.

Por supuesto no podía prometer nada pues la empresa en la que se habían embarcado era demasiado grande, pero si ellos o alguien no lo intentaran ¿Que esperanza habría? Se reunió con los adultos para ver cual sería el siguiente paso.

-Yo les acompañaré también Herr Urik, soy su portaantorchas y podría necesitarme.

Parriwimple se queda unos instantes mirando a Guiseppe cuando Urik le pregunta.

- Parriwimple pensar ir primero confirmar Arik bien. Luego seguir hasta cementerio. Si amigos esperar a que Guiseppe decir poder ir con amigos, Parriwimple acompañar.

Varikov había salido fuera para seguir las marcas de Liddo, pero un extraño amanecer atrajo su atención. Él también se preguntaba qué era aquello, pero al parecer le iba a tocar quedarse con la duda. Se encogió de hombros y dejó de pensar en ello. 

Por gracia de la embarazada, los del pueblo no habían acabado muertos, poco les faltó. Al volver a la normalidad, les regalaron las gemas que habían contenido sus almas, incluso a él le dieron una. El enano se quedó un poco asustado al ver a la loca acercándose a él. Los humanos no le daban miedo, pero esa mujer...

-Voy a la posada también, dijo con un gruñido. Estaba demasiado cansado para seguir el rastro del mediano y probablemente Arik no les estaba esperando con los brazos abiertos, necesitaba algo de energía para lidiar con lo que se iban a encontrar en el futuro próximo. Las voces de su cabeza ya estaban haciendo una lista de lo que podría ser y nada era agradable.