Partida Rol por web

Normandía, día 186 de misión.

Evelyn, Isabela, Katarina, María y Nikolai abren la puerta del almacén de comida y echan a correr portando bolsas con comida, probáblemente.

Tan pronto como abandonan la estancia, la luz comienza a parpadear impidiéndoles ver su avance, la sensación de agobio es evidente y todos corren como alma que lleva el diablo.

William y Claude, los dos, aprovecháis entonces para alejaros en otra dirección, también vais a la carrera, pero al ser menos, la dificultad de la carrera es bastante menor.

El principio la carrera no tiene demasiados incidentes, vais nerviosos, pero solo eso... Llegáis hasta una habitación y entráis bastante rápido, tan pronto como os sentís seguros, os sentáis los dos para empezar el tratamiento, momento en que se da un parpadeo, cuando se enciende la luz, Claude grita.

El Alien está tras William, y no se demora a la hora de hacer que de su boca salga ese extraño apéndice y le entra por la parte trasera del cráneo, accediendo a su cerebro.

La puerta se abre y entra entonces Viktor esgrimiendo un palo que debe haber sacado de la enfermería. Ataca al Alien y antes de darle, este pega un salto y se mete por un conducto de ventilación dejando el cadáver de William tras de si.

Despiertas, estás en una extraña cápsula, te mueves un poco y miras tus heridas... están toda sanadas, aunque la ropa sigue rasgada por los mismos puntos.

Sales de la cápsula y ves el cadáver de Samantha a tu lado, suspiras y avanzas para salir de la enfermería, necesitas llegar con el resto, pero no tienes ni idea de qué está ocurriendo.

De pronto escuchas un grito de una chica y actúas sin pensar, echas a correr por un pasillo y arrancas un tubo, haciendo que empiece a liberarse bastante vapor, pero ahora mismo no hay tiempo para esperar a eso. Sigues corriendo hasta el origen de los gritos y abres la puerta justo para encontrar a Claude con cara de susto, William sentado en una silla y el Alien detrás de él con una extraña boca saliendo de la suya propia y habiéndole perforado el cráneo.

Esgrimes la barra con furia contra el Alien y antes de darle, este pega un salto y se mete por un conducto de ventilación dejando el cadáver de William tras de si.

Claude corre y corre detrás de William por los pasillos, sintiendo su corazón latir a toda velocidad, vigilando todo el rato su espalda, esperando que el maldito monstruo aparezca en cualquier momento... Hasta que llegan a la enfermería y respira tranquila por fin.

Empieza a prepararlo todo para la sesión, intentando no mirar hacia las cápsulas con los cuerpos, enciende el ordenador y se sienta a tomar aire un momento, antes de bloquear la puerta para comenzar la terapia, cuando la luz parpadea y al encenderse de nuevo, no puede contener un chillido agudo al ver al alien detrás de William.

La joven grita y grita, una y otra vez, mientras el monstruo atraviesa la cabeza del hombre. De reojo nota que alguien más ha entrado y hace huir al alien.

Claude cae al suelo, sobre sus rodillas, respirando con dificultad. Desde su postura, puede ver el cuerpo de William en el suelo y estira la mano para cerrarle los ojos, mientras los suyos empiezan a humedecerse.

Poco a poco va recuperando la respiración y con aire decidido se arrodilla junto al cuerpo de William y vacía sus bolsillos, guardándose el contenido de éstos en los suyos. Coge también la pistola que portaba el hombre, se levanta y se la tiende a Viktor. - T-toma, es mejor q-que la lleves tú.  - Dice, con la voz ahogada por el miedo y un poco ronca de tanto gritar. - A-ayúdame a meterlo en una de esas cápsulas, por favor. - Añade, señalando el cuerpo de William y las cápsulas blancas de la enfermería. - Creo... que son lo que hace que podamos volver... Cuando yo volví, la tuya estaba haciendo algo sobre tu cuerpo. Y ahora estás aquí. 

Viktor recogió la pistola y comprobó el cargador metódicamente. Después la cargó y se la colocó en el cinturón. Ayudó rápidamente a Claude a meter a William en la cápsula.

-¿Cómo he conseguido volver? ¿Has sido tú?

Una vez el cuerpo de William está dentro de la cápsula, Claude se acerca a la cápsula en la que descansa Samantha y le echa un vistazo, intentando averiguar por qué no parece estar funcionando. Finalmente, se encoge de hombros y palpa los bolsillos de Samantha, recogiendo cualquier objeto que pueda tener y guardándolo en los propios.

- No. No he sido yo. Creo que es la doctora Alonso quién hace que estas máquinas funcionen. Pero es una corazonada, no lo sé con seguridad. 

La joven hace una pausa, echando un último vistazo a los dos cadáveres y mirando hacia la puerta con temor. - Me aterra salir de nuevo a ese pasillo... Pero creo que deberíamos volver a la sala de mando con los demás. - Busca con la mirada algún comunicador como el de las salas anteriores y se acerca a él, haciendo memoria de cómo lo usó William. 

- ¿Hola? Aquí Claude Faure. Me encuentro con Viktor en la enfermería. - Comienza, con la voz un poco temblorosa. - William ha caído. Lo hemos metido en una de esas cápsulas y ahora nos disponemos a volver al puente de mando. Por... - Duda, antes de seguir hablando. - Por si me pasa algo por el camino... Samantha nos dijo que había descubierto que Manfred Vaessen es con total seguridad uno de los infiltrados. No sé hasta qué punto ella es de fiar, pero creo que debéis saberlo.

Suelta el botón del comunicador, sin estar segura de haberlo hecho bien, pero sin querer esperar hasta que respondan. Se acerca a la puerta y la abre, mirando a los dos lados, dispuesta a cerrarla de inmediato si ve cualquier rastro del monstruo. - ¿Vamos? - Pregunta hacia Viktor, dedicándole una breve sonrisa.

-De acuerdo, vamos allá -Viktor sacó la pistola y abrió la puerta apuntando al pasillo. La visión del terrible ser que merodeaba por la nave matando a placer le había helado la sangre-. Póngase detrás de mí y vigile nuestras espaldas. No quiero que esa porquería alienígena nos vuelva a coger por sorpresa. Otra vez no...

Registras los bolsillos de William y encuentras un bolígrafo junto a un par de papeles y un bisturí, en cambio en los de Samantha, una nota.

Os miráis los dos durante unos segundos antes de abrir por la puerta, suspiráis, la abrís y salís corriendo sin pensarlo un segundo más.

Tan pronto como abandonáis la estancia, empezáis a escuchar el famoso traqueteo por los conductos de ventilación, casi ni os da tiempo a planteároslo mejor, es correr o morir.

Antes de daros cuenta, los dos estáis corriendo a toda velocidad, sentís al Alien echandose encima vuestra, pero no tenéis un segundo siquiera para mirar atrás.

Hola, Sam.

No tengo muy claro por qué te escribo esta carta, pero supongo que es para pedirte disculpas.

Sé que no sirve de nada, pero lo cierto es que sólo puedo culparme por lo que os pasó a ti y a Claude.

Algunos han dicho que en el futuro puede que restauren vuestras consciencias. Alguien ha dicho que a cuerpos nuevos, pero otros han dicho que a los vuestros, así que te escribo esto por si algún día llegaras a despertar.

Las cosas aquí no van muy bien. Cuando volví la gente había nombrado capitán a un inútil que maltrata a George, y sólo yo le he plantado cara hasta ahora.

Espero que en ese Valhalla todo vaya mejor. Fuiste la primera en tratarme como una persona, y no podré olvidarlo (por ahora, ya que a veces tengo problemas de memoria).

Un beso (por si acaso) y, una vez más, decir que lo siento.

Espero que nos volvamos a ver, en esta o en otra vida.

Abres los ojos... estás en la enfermería, metido en una cápsula. El cristal que hay sobre ti se abre permitiéndote la salida. No parece que haya nadie cerca.

Me acerco directamente al comunicador, dubitativo, moviéndome despacio.

- ¿Hola? Aquí Willian Vaugan desde la enfermería. He vuelto. Espero respuesta de Claude, Katarina, Viktor o George. Cambio.

Tras esto paso un ojo por la enfermería y, tras revisar mis bolsillos por si quedase algo me hago con un nuevo bisturí y un fuerte tranquilizante, o somníferos quizá. Sólo por si acaso.

El comunicador se enciende.

- William, soy Claude. George, Katarina y Viktor están bien. Estamos todos en el puente de mando, intenta llegar hasta aquí.  Pero ten mucho cuidado.

Me acerco una vez más al comunicador antes de salir.

- Voy para allá. Si no llego en unos minutos, no salgáis a buscarme. - digo, antes de dirigirme a la puerta.

Permanezco un tiempo prudencial en silencio al lado de la puerta. Si lo que Sam ha dicho es cierto esta criatura se moverá sobre todo por el olfato, de modo que tampoco quiero estar demasiado tiempo parado. Durante unos instantes me planteo sacar a Sam de la cápsula en la que se encuentra para impedir que resucite, pero finalmente prefiero no tomarme la justicia por mi mano. Si vuelve ya veremos qué pasa. En el fondo, me da pena su hijo.

Finalmente cuento hasta diez, abro la puerta, y voy a buen ritmo hacia la sala de mando, atento para correr al menor indicio de compañía.

Cuando salgo al pasillo voy ansioso por saber lo que ha pasado, por ver cómo están todos. Mi percepción sobre muchas de las cosas ha cambiado con la muerte, y aunque sigo sin saber quién soy sí tengo claras algunas cosas. Espero que George esté bien. Y Claude. Lo cierto es que se ha portado de puta madre conmigo. Ojalá pudiese compensárselo de alguna manera.

Me da algo de miedo salir ahí, y más desarmado. Es curioso pensar que hasta ahora, aún cuando algunos sospechaban de mí, siempre he ido por el pasillo con un arma encima. ¿Cómo irán las cosas ahora?

- Will... están matando gente. - Dice alguien por el intercomunicador - Pero tú estás vivo. ¿Tú eres bueno de verdad? Ten cuidado por los pasillos.