El camino de regreso a casa después de lo acontecido fue duro, demasiadas muertes, y ahora tu misión no está clara. Dios te ha dado una segunda oportunidad, de eso no cabe la menor duda, pero ¿para qué?
En el momento creíste que era para ayudar a la tripulación a anteponerse al maligno, pero ¿y ahora?
Suspiras según bajas de la lanzadera que te ha devuelto a tu planeta natal, nada más bajar sales hasta la calle y pides un taxi que te lleva hasta el cementerio, una vez ahí caminas directo hasta unas tumbas que te son conocidas.
Dos tumbas vacías con dos nombres: Catalina y Luca.
Tomas aire y te pones de rodillas para entonar un salmo por las almas de los que jamás regresarán, tanto ellos como los inocentes que murieron...
Señor, cuida de las almas como cuidaste de la mía
Te levantas y te quedas mirando a las tumbas unos segundos más.
-¿Fran? - Pregunta una voz aniñada tras de ti, y te das la vuelta, cayendo de rodillas al suelo.
-¿Catalina? - Dices incrédulo.
Está ahí... no lo entiendes, pero... pero está ahí, frente a ti.
Pero la sorpresa no acaba ahí, a sus pies hay una figura que te mira confundida, una figura de un niño llamado Luca.
Casi gateando te arrastras hasta ellos y los abrazas a ambos... están ahí, son de verdad... Dios los ha traído de vuelta, para ti.
Gracias señor.
Desde que regreso junto al cyborg, no me separo de mi hijo, estoy con él en todo momento, apoyándolo, hasta que finalmente salimos de ahí.
Podríamos ir en vehículo hasta nuestra casa, pero prefiero andar un poco junto a mi hijo.
-George... siento haber estado tan ausente en casa estos años, yo... no valoraba lo que tenía esperándome. - Digo de pronto deteniéndome y agachándome para quedar a su altura - Pero desde que te fuiste... me di cuenta de lo que realmente importa, y eso sois tu madre y tú. A partir de ahora voy a trabajar menos y estar más en casa, ¿vale?
Dicho eso le despeino y me levanto para seguir nuestro camino.
Después de que tu padre se detenga para decirte eso, alza una mano para detener un taxi e ir derecho a casa de tus tíos.
Bajáis rápido, tú con cierto entusiasmo, y corres hacia la puerta.
Antes de que llegue, esta se abre y ves a tu madre.
-¡George! - Grita corriendo abalanzándose contra ti con fuerza y abrazándote.
Los dos os quedáis abrazados durante casi cinco minutos en los que lloras amárgamente, por fin estás de vuelta... y entonces ves en la puerta a otra persona... Redd.
-Bienvenido, primito, nos has temido preocupados.
Bajas de la lanzadera que te ha llevado de vuelta a casa, a la Tierra... No puedes quitarte de la cabeza la idea de que quizás todo lo que ha pasado pueda haber sido en cierta forma bueno para ti... Antes de enfrascarte en esta misión, no valorabas demasiado tu vida, estabas perdiendo el interés en vivir, pero encontrarte de pronto de bruces con una amenaza así te hizo reaccionar, ahora sin duda tienes ganas de vivir.
Lo malo es que estás sola, totalmente... y eso es duro.
Te das la vuelta mientras sientes la gravedad habitual de tu planeta natal y te giras para mirar el cielo estrellado, deseando saber lo que hay más allá.
Bajas de la lanzadera que te ha llevado de vuelta de Marte a La Tierra, no puedes quitarte el nerviosismo de encima, y te llevas al pecho, buscando el lugar por donde el Alien salió de tu interior cuando te quitaste la vida.
Una vez la nave aterriza, temerosa te acercas a la puerta y bajas, has llamado a Grace, pero no ha contestado, temes que quizás después de un año entero se haya cansado de esperarte, quizás ha encontrado a otra persona con quien ser feliz... No la podrías culpar, pero desde luego es algo que te preocupa, mucho.
Frente a ti hay bastante gente yendo y viniendo, es una pista de aterrizaje privada, y por tanto la gente está en su mayoría trabajando...
Y entonces la ves, sus gafas, sus ojos, su sonrisa...
Grace...
Ella tarda unos segundos más en verte, pero cuando lo hace, corre hasta ti.
-¡Kat! - Exclama llena de júbilo, y en el momento en que vuestros labios se unen, recuerdas por qué te has esforzado en vivir, y por qué querías volver a casa.
Bajas lentamente de la lanzadera que te ha llevado de vuelta a la Tierra, a casa... No puedes quitarte de la cabeza la idea de que quizás todo lo que ha pasado pueda haber sido en cierta forma bueno para ti, te has sometido a una situación de estrés, máximo, y te has sabido sobreponer a él. Desde luego decir que habías sobrevivido a un incidente así y añadir las proezas que lograste con Eden durante la misión te granjearía el acceso a cualquier puesto de trabajo.
Lo malo es que estás sola, totalmente... y eso es duro, demasiado, y más después de haber visto como la gente volvía con sus seres queridos... ¿A quién tienes tú?
Suspiras y piensas en todos los tripulantes, Claude, Francesco, Edmundo, Katarina, Viktor... ¿Viktor? Cierras los ojos y entonces lo ves... en Omsk, durante el incidente en el que asististe... Viktor estaba allí, vestido con uniforme de las fuerzas especiales rusas frente a un grupo de soldados, probablemente sus hombres.... Que cuiroso... el mundo es pequeño... o más bien, el universo lo es.
Te das la vuelta mientras sientes la gravedad habitual de tu planeta natal y te giras para mirar el cielo estrellado, deseando saber lo que hay más allá.
Bajas de la lanzadera que te ha llevado de vuelta a casa, a la Tierra... No puedes quitarte de la cabeza la idea de que quizás todo lo que ha pasado pueda haber sido en cierta forma bueno para ti, si bien antes habías desempeñado la caza como forma de ganarte la vida, nunca habías necesitado utilizar tus conocimientos para salvar la vida a otra gente... y lo cierto es que resulta gratificante haber visto como todos forjaban vínculos entre sí... Lo malo es que estás solo, totalmente... y eso es duro.
Te das la vuelta mientras sientes la gravedad habitual de tu planeta natal y te giras para mirar el cielo estrellado, deseando saber lo que hay más allá.
La nave termina el aterrizaje, y el equipo de tres hombres al mando de James se preparan para inspeccionar el planetoide. Han recibido una señal extraña, inteligente, y según estipula el código de navegación interestelar, hay que investigar cualquier signo de posible vida inteligente.
Los hombres se imbuyen en los trajes y bajan a la superficie planetaria, en el mismo momento, a unos cuantos kilómetros de distancia, en una nave estrellada de origen desconocido, un huevo se abre, dejando que una criatura salga al exterior, preparada para causar una matanza.