-Ahora mismo, si la cadena de mando aún vale algo, la doctora sería técnicamente el oficial de más alto rango. E, irónicamente, yo sería el siguiente, al ser el único superviviente de seguridad-comento, bastante cansado de todo aquello, y de todas las muertes innecesarias que se han dado. Iba a salir de caza con el resto, cuando el comentario del chaval hace que me pare.
-Quizás era malo, o quizás simplemente tenía miedo de lo que traía. Siendo sincero, creo que un gran sector de la tripulación ha confiado con una facilidad asombrosa en gente que estaba dispuesta a diezmarnos, en teoría, para cazar a los infiltrados. Es lo que siempre intenté decir. Todas esas muertes pueden haber jugado en nuestra contra, y puede que aquellos que más las promovían buscaran justo éso. Pero ya es tarde para arreglarlo.
Al oir la mención de la Reina, empalideció, pero se recompuso en seguida, repitiéndose aquellas palabras que siempre le transmitían seguridad- El Señor es mi pastor, nada me falta...
- Entonces... Es posible que tuviese ese engendro de Satanás en su interior desde que lo encontraron en la Nostromo- dijo, entristecido- Pero William no le deseaba ningún mal a nadie, no al menos mientras estuvo aquí. De una forma u otra, aunque él realmente no lo supiera, se había arrepentido. Estaba redimiéndose, al menos en lo que respecta a ese monstruo.
Suspiró, y tomó a George de la mano- No te separes de nosotros, George.- miró a la doctora Alonso, esperando a que ella comenzase su marcha para seguirla- Señor Paysal, yo más bien pienso que muchos de los miembros de la tripulación perdieron la calma y sucumbieron a la histeria colectiva, escogiendo el camino más rápido para solucionar el problema, el cual no coincidía con el correcto. Nadie debería haber muerto.
- Atacaron a William cuando estuvo en el planetoide, y uno de ellos se metió en su interior. Nosotros lo llevamos de vuelta a la nave, y no es que quisiera llevarlo de vuelta a la tierra, sino que no quería que lo abriésemos y matásemos para acabar con ls criatura de su interior.
-Pero... Claude ha dicho que Julian estaba conectado de alguna manera con aquel ser. Debido a esa conexión bien pudo haberle lanzado contra nosotros en inumerables situaciones. Aún así cuando yo... Bueno, cuando estaba muerto hablé con unos cuantos infiltrados y la actitud de todos ellos era sospechosa. Algunos incluso admitieron serlo. John, Isabella, Sam... Todos ellos lo admitieron así que creo que hicimos bien en fiarnos de Claude.
Intento ser positivo mientras sigo al grupo detrás del cura.-Sea como sea, esto acabará cuando matemos al último de ellos y con la teniente Ripley aquí será pronto. Manos a la obra.
- Yo no me preocuparía de esos dos bastardos ahora. Si lo que dicen es cierto, son traidores, y si los veo de nuevo tengo un lindo machete para cortarles la cabeza a ambos.- Sus palabras eran duras, pero ciertas.- Fuimos unos tontos en confiar tan ciegamente en ambos. Aún le queda algo de gas a esta cosa, así que vamos cuando quieran.-
Abres los ojos... tienes miedo, mucho... Grace... Grace...
Estás en un cubículo, una especie de maquina en la que estás metida... la máquina echa humo, y el cristal que hay encima de ti se abre, permitiéndote la salida.
Te miras... estás bien... te notas de nuevo viva... ¿Ha podido ser todo un mal sueño?
Te das cuenta de que tu ropa está manchada de sangre... así que no... alguien ha sanado tus heridas.
Algo menos desubicada te opens en pie y con sumo cuidado sales al pasillo para acudir al centro de mando, allí deberían estar.
Cuando llegas al puesto de mando, lo haces corriendo, y al llegar a la puerta te topas con una mujer con un lanzallamas que te apunta rápidamente.
Según están hablando de pronto levanto el lanzallamas hacia delante.
-¡¿Quién va?!
Frente a mi hay una chica bastante grande y poco femenina*
*Katarina
Al principio estoy muy confundida... No ha sido un sueño, eso está claro, pero allí estaba otra vez, en la nave. Ya no sentía a ese ser en mi interior y eso me tranquilizó mucho. Al fin y al cabo, todo lo que había ocurrido era para conseguir eso.
Me incorporo despacio y salgo de ese dispositivo, dispuesta a reunirme con el resto de la tripulación. Es en ese momento en el que me doy de bruces con una mujer que no había visto en la vida.
Levanto las manos, al fin y al cabo, no he tenido tiempo de comprobar si voy armada, aunque lo dudo mucho, y no creo que mi pistola pudiera hacer nada contra su lanzallamas. - Soy Katarina Poyry, miembro del equipo de seguridad de la nave Normandía, en misión de investigación sobre el incidente de la nave Nostromo... ¿Y tú quién eres? ¿Dónde está el resto? ¿Y George? ¿Se encuentra bien?
Te fijas que tras la mujer está el puesto de mando, y en él está todo el resto de la tripulación.
-Katarina! Tranquila, está aquí!
Digo asomando por detrás de Ellen.-Me alegra volver a verte. Tranquila teniente Ripley, es de confianza. Tuvo una cosa de esas dentro de ella y acabó con su propia vida.
No estaba volver a ver a Katarina, pero está bien tener de vuelta a alguien en quien confías ciegamente... Incluso Katarina, con sus pobres modales.-Estamos de caza. vamos tras el último ser que queda en la nave y después podremos irnos a casa. Esta es la teniente Ripley, de la Nostromo. Conocía a William y ha matado a uno de esos bichos ella sola.
- ¿Katarina? - Pregunto. - ¿Eres tú? - Me asomo entre la doctora Alonso y Fran. - ¡¡KATARINA!! ¡¡Has vuelto!! ¿Pero cómo? ¿Cómo has vuelto? Tu cuerpo... a estas alturas... ya tendría que estar inutilizable. - Me fijo en su ropa para ver si está intacta como había ocurrido con Fran.
¿Ha sido Dios?
Me adelanto para saludar a Katarina y aclarar la situación.
- No ha sido Dios, esta vez no, George. La he traído de vuelta como a tantos otros, pero al haber pasado más tiempo forcé la Edén y ha dejado de funcionar. Ya no podré resucitar a nadie más con ella, lo siento. Así que haced el favor de no moriros.
Al ver a Akira, un sentimiento de alegría me inunda completamente. -¡Akira! ¡Qué bien volver a verte! ¡No sabes lo mucho que me alegré cuando vi que lograron rescatarte de allí! Así que de cacería, ¿eh? ¡Eso me gusta! ¡Contad conmigo para acabar con esos putos bichos asquerosos! ¡Les debo una al hacer que me suicidara para evitar tener que matar inocentes!
Entonces una voz, una voz que estaba deseando escuchar desde que me marché, aparece de detrás de la mujer del lanzallamas. Veo a George, mirándome. ¡Está bien! Menos mal... No podría haberme perdonado si hubiera salido herido después de lo que hice. - ¡George! Dios... Menos mal que estás bien, pequeño.- Le doy un pequeño abrazo (si se deja) y mis ojos se llenan de lágrimas. - No sé cómo he vuelto, pero lo he hecho, y te juro que esta vez no pienso dejarte solo de nuevo. Perdóname por hacerlo antes, pero no podía soportar la idea de tener que ayudar a esos cabrones a mataros a todos...
Me pongo de pie y escucho a la doctora Alonso decir lo que ha hecho. - Doctora... No sabe cuánto se lo agradezco... - Hago intención de tenderle la mano, pero me lo pienso en un momento y le doy directamente un abrazo. - Había gente que intentaba hacerme sospechar de usted, pero nunca llegué a creerles. Me alegro de no haberme equivocado esta vez...
Por último, miro a la mujer del lanzallamas. - Así que, usted es la teniente Ripley. Mucho gusto. ¿Qué? ¿Vamos a patear en el culo a ese hijo de puta? Aunque imagino que no habrá muchas más armas, pero ayudaré en todo lo que sea posible.
Tengo la ropa rota y manchada de sangre, en respuesta a lo de George
Espero a que Katarina se acerque, haciendo caso a lo que ha dicho la doctora de que no me separe de ellos y más aún tras oír que si morimos no podrá devolvernos a nuestro cuerpo, y en cuanto está a un par de palmos me escurro entre el cura y la médica y me abrazo a Kata.
- ¡Me alegro tanto de verte! Pensaba que no podría verte nunca... a ratos pensaba que esta nave iba a destruirse entera. Los malos parecían estar a punto de ganar siempre, hiciéramos lo que hiciéramos. ¡Pero ahora estás tú! ¡Y Fran! Faltan muchos... pero... al menos... esto es una alegría.
Miro a la doctora y a Fran.
- Gracias por traerla de vuelta, doctora. Ya sabía yo que detrás de su aspecto duro era usted muy buena persona, y además una gran capitana. Insisto. A partir de ahora la llamaré Doctora Capitana.
-¿Katarina?-pregunto, francamente sorprendido de verla de vuelta. Pero pronto una leve sonrisa asoma a mi rostro. Ella sin duda nos ayudará en la caza, y es alguien que ha demostrado ser profesional y eficiente, así que me alegra tenerla de vuelta.
-Me alegro de verte. ¿Por qué demonios no me dijiste que tenías uno de esos bichos dentro? Podríamos haber intentado... No sé, algo. Todo se volvió aún más caótico desde que hiciste aquello. ¿Vas armada?-pregunto, sacando mi arma y tendiéndosela. Soy consciente de que ella lleva más tiempo en esto, y tiene mejor puntería que yo, así que es lo más sensato.