Partida Rol por web

George se acerca a Katarina con la cabeza gacha, como si tratase de refugiarse en la miembro del equipo de seguridad. Puede que el resto estén también en la sala, pero desde luego no están atentos a las conversaciones que podáis tener.

Miro hacia arriba, a Katarina, que veo aún triste.

- Ey... Kata... - La llamo con cara triste. - ¿Estás bien? Lo que has hecho... no te preocupes. Lo has hecho porque era lo mejor. Todos pensábamos que Manfred era malo. Y los malos deben morir.

Mis ojos se llenan de lágrimas al escuchar las palabras comprensivas del niño y le contesto en susurros. - estoy todo lo bien que puedo estar dadas las circunstancias... Creo que voy a necesitar ayuda en cuanto aterricemos en la tierra... Empiezo a no estar segura de haber hecho lo correcto con Manfred... He acabado con la vida de alguien, no es algo precisamente... Fácil... Pero bueno, me preocupas más tú... Has visto demasiados horrores para tener 12 años... aunque uno no debería vivir esto ni aunque su vida durara 200 años. Sé que quizás esto te suene a palabras vacías, pero te juro dos cosas. Lo primero es que, mientras yo esté viva, ese bicho no te va a tocar, te lo aseguro. Lo segundo es que, aunque no puedo puedo prometerte que ellos no nos sigan haciendo daño, tanto Harper como Bailey van a pagar lo que nos han hecho... De una forma u otra...

- No te preocupes. - Hago amago de tocarla pero me arrepiento a la mitad. - No puedo tocarte... Lo siento... - Me meto las manos en los bolsillos. - No tienes por qué hacer nada que no quieras, Kata. Ya has hecho mucho... Si tú no te atreves, lo haré yo. - Digo, muy seriamente, sin sonreír ni nada. - Si quieres... dame la pistola, y yo lo hago, Kata. 

Le sonrío a George. - Seguramente tú serías mucho mejor usándola que muchos aquí, pero es mejor que las armas sigan en manos de los miembros del equipo de seguridad... Descuida... Si yo no lo hago, los hay que sí están muy dispuestos a ello...

- Bueno... - Le digo. - Pero ya sabes que puedes contar conmigo... - Dudo un momento. - ¿Sabes qué? En ti confío... Voy a darte un abrazo. - La abrazo. - Kata. Todo irá bien, ¿vale? Voy a hablar un rato con Claude. Pero llámame para lo que quieras.

Me quedo sorprendida ante el abrazo del niño y un par de lágrimas vuelven a brotar de mis ojos. Sonrío. - Gracias George... Te juro que moriré antes de dejar que te pase absolutamente nada. Te lo aseguro. Sí, ve con ella... Es una chica muy lista y con muy buenas ideas. Si necesitas cualquier cosa, ya sabes dónde estoy.