Partida Rol por web

Inara sonríe. EBAI, un término que solo tenía significado en aquel lugar... pero que podía serlo todo para ellos. Sí, era mejor así, siempre... aunque en el fondo, Inara sabía, o más bien, temía, que alguno de ellos no fuese quien decía ser.

Al menos, mientras no hubiese pruebas, Inara estaba dispuesta a confiar en aquellas personas, porque solo juntas habían podido encontrar los misterios del despacho y también porque todos ellos, se habían arriesgado.

-Todos nos arriesgamos -recordó Inara -. Vamos al gran salón.

-Bueno, el caso es moverse, me causa intriga lo que pueda haber en el patio, pero de cualquier manera, vayamos al salón.

Hablando con el buzo. -Intenta explicarte, no te entiendo...

-Por cierto Señora Backwell, ¿conocía usted a la mujer de la postal? Lo digo porque si quiere esconder la postal, lo mejor sería que la guardara usted misma, en ese cajón, antes o después van a volver a encontrarla. Pero haga lo que quiera. Me provoca cierta curiosidad la bizarra postal del Barón.

No la conocía de nada, pero cuando los asesinos vengan aquí no quiero que sepan lo que hemos averiguado. Que alguien coja el negativo

Sin perder tiempo, Inara coge el negativo y me lo guardo. No le interesa en lo más mínimo, pero lo cierto es que nunca se sabe lo que alguien hará con él.

-Tranquila, yo lo guardo... y luego haremos lo que quiera con él.

El señor buzo creo que nos intenta decir que se llama Cotes, como el nudo. O algo parecido. Y siento no serles de más ayuda, ambos no nos conocíamos de antes y creo que ambos llegamos tras la cena. Nos encontramos aquí, con la extraña situación de que el arpón ya estaba clavado en la silla.

Sopesando lo que comentó Eider, un escalofrío recorre el espinazo de Jorge haciendo que salga su lado más cobarde e individualista a flote.

Um... Es cierto que quizás sea peligroso ir a la sala de cristal... Me parece bien el gran salón.

Aun así, su consciencia le pesaba. Pero aún era un novato en un juego cuyas reglas desconocía. Y eso podía significar su muerte. al menos, esa gente había confiado en él cuando obviamente tenía todas las de perder.

Si encontramos alguien de confianza, es una prueba que podemos usar para convencerle. - Sugiere

Decidido entonces. Vamos al Gran Salón.

-Vamos pues

Voy al gran salón

Y todos fueron juntos al Gran Salón, solo era pasar por la puerta en la que habían entrado, no era gran cosa.

-El Despacho-

Habiendo cruzado el Gran Salón sin fijarse en nadie ni en nada y subiendo las escaleras de caracol para llegar a este pequeño despacho en el ático de uno de los edificios principales uno se podría esperar una mayor ostentación tal y como estaba el Gran Recibidor, pero pese a que este lugar haya sido de uso exclusivo del Barón, su "presencia estética" se redujo al mínimo. La Decoración más llamativa acerca de "animales muertos" era un lobo disecado sobre una repisa al cual le faltaba una pata trasera, al lado del mini-bar. Otros detalles a destacar, sería unos amarres para algo desconocido del tamaño de una persona, los remos, el timón y diversos nudos marinero; al parecer el Barón le gustaba combinar en esta estancia privada y especial la esencia de mar y montaña. Incluso el sofá y los dos sillones de aquella esquina apartada tenían una red de pesca cosida en su parte trasera y posterior.

Centrándonos en la zona del despacho en sí, la mesa de caoba tenía distintos cajones, todos ellos podían abrirse con suma facilidad tirando de los distintos tiradores; todos aunque uno tenía un candado normal y corriente en el bajo él. Sobre la mesa también había una lampara decorada, aunque su estilo era más "Naturalista" por sus motivos florales y su forma redondeada. Sobre la mesa también había un libro grueso abierto por una página en especial, un marco de fotos sin fotos, un tintero, una carpeta y un marca-sellos.

Aunque lo que más destacaba era la silla, no por ella en sí, sino porque tenía clavada un arpón.

Tras aquel escritorio de despacho, había una pequeña librería repleta de libros, artículos y documentos de diversa índole, desde los Mayas, hasta los Bizantinos, pasando por el funcionamiento de un reloj, y la supuesta farsa del Apolo11. Nada realmente de valor para alguien centrado pero fuente de conocimiento de interés para alguien con tiempo libre o un trabajo específico, el Barón era de los primeros. En un hueco que dejaba paso la estantería se usaba de mesa en donde había unas jarras, una grande de 5 litros y una pequeña de tan solo 3 litros, aproximadamente. Sobre estos, había un cuadro.

Por último y a una esquina, en donde había un pequeño lavabo escondido y de uso privado, que contaba tanto como lavamanos como inodoro había una especie de trofeo de metal lleno de agua y teniendo bajo este una mesilla con una almohada en donde parecía que algo había estado ahí antes, pero que ya no estaba.

De todas formas lo que más llamaba la atención era el cadaver que se encontraba boca arriba vestido con un pijama y una bata y que además tenía el pañuelo con las iniciales de Gustavo Montoya y que este se había llevado de la cena. Por desgracia el cadaver había sido despellejado, al menos su rostro. Y bajo su cuello tenía un corte profundo pero fino, como si fuera por una cuchilla o puñal.

Al llegar me doy cuenta que este grupo como chulos han venido a revisar las cosas del Conde, si había algo de valor se lo han llevado, esto es un caos, ¿qué demonios hago yo aquí?, es decir, ¿tengo acaso alguna posibilidad de encontrar algo de utilidad en este lugar lleno de arpias cuando todo parece un absoluto caos sin sentido?

!Un hombre muerto!, El maldito gordo esta muerto!.... ohhhh por todos los santos....

No entiendo qué hago acá. El conde no quiere recibirme y yo vengo exclusivamente por negocios.  Deja que le roben, deja que  hagan lo que quiera esta gente y yo solo quiero una maldita cita con el señor, no quiero ver  homicidios.

Soy un hombre de negocios, no quiero perder mi tiempo.

Esto no tiene ni pies ni cabeza, ¿porqué demonios me metí en este lugar?

Procedo a llamar a mi jefe.

Señor Stone-  le digo en el movil- buenos dias señor.... no, no he podido hablar con él.... no... no señor....¿qué porqué?, pues porque el Conde no aparece, he estado en varias oportunidades con él, le he pedido cita, he dejado razón, ahora estoy en su despacho y no me hace ni coña de caso... sí se que me aviso que el sujeto esta lo... digo que es excentrico, pero han pasado las cosas más extrañas,   hay gente que esta muriendo...señor no puedo hacer mucho...¿cómo dice?- hago mala cara- entiendo señor... haré lo que pueda,  le llamaré nuevamente... sí... hasta luego.

Cuelgo y musito  entre dientes un Maldita sea... Joder.

Y sí, el señor Stone no estaba feliz, me dijo que debía hablar con el conde sí o sí, o bien podía pensar en cambiar de empleo.... Demonios

Entonces procedo a calmarme, me siento un momento y le dejo una nota  en el despacho.

Con fecha de hoy.

Apreciado Conde, le agradezco la gentiliza de invitarme a su morada y todas sus atenciones, realmente espero que pueda conversar prontamente en privado sobre los asuntos que nos conciernen, estoy seguro que mi propuesta le será ventajosa. Le suplico me de una cita para poder hablar.

Con total  respeto.

Tylor MacRury.

Tras  poner la nota sobre la mesa, ponerle un pisa páginas para que no se vaya con el viento salgo del lugar.

Es raro poner  una nota en una escena de un crimen... pero posible el Conde la vea.

Richi dio un paseo por el Despacho, al parecer habían peinado la zona y seguramente también lo hicieran con el cadáver, pero no perdía nada echándole un vistazo. LA noche se le estaba viniendo encima, pero eso no quita que pudiera verlo gracias a la luz de la propia estancia.

Se arrodillo delante del cadáver y se tapo la nariz, mientras observaba el cadáver, su complexión y posición, ademas de buscar algo útil, procurando tocarlo lo menos posible. Tras la observación, se centraría en el gran libro del despacho y después de mirar con interés la hoja donde estaba abierto en concreto lo cogería para su propia colección. Así como el tintero y la red de pesca. Se paro un segundo u dos en el cuadro, para disfrutar de él y mirar por detrás. Antes de quedarse parado en el despacho por un corto tiempo.

El cuerpo tiene una perforación profunda en el cuello. Además que tiene un pañuelo que pone "G.M.H" referente a Gustavo Montoya Hidalgo, uno de los invitados de la cena (el gordo). La cara del muerto había sido sustraída, como si alguien hubiera arrancado la piel adrede, solo dejando el músculo y el hueso.

Richi miro el cuerpo una vez mas y luego la hora y decidio que ya era momento de volver a descansar a su cuarto.

No era una persona oronda la que se encontraba ahí tumbada, o al menos con sus tripas siendo aplastadas por la grasa que había sobre esta no aparentaba una gordura de tal magnitud como Gustavo en su primer encuentro, o quizás la imagen de Gustavo El Gordo Montoya  que tenía Richi en la cabeza había sido adulcorada para hacerlo parecer más asqueroso de lo que en realidad era.

Por desgracia ni una cosa ni la otra se podría afirmar con total rotundidad, a fin de cuentas ese cadaver era de un hombre de edad inferior a 35 y superior a 25. Por más que buscaba en el cuerpo alguna marca distintiva que recordara de Gustavo, este cadaver no tenía nada que lo pudiera identificar, salvo la ropa que era la misma y el pañuelo que Gustavo había robado en la cena.

Sin hacer mucho caso del cadaver, de momento, Renfri se dirige a la estantería a ver qué libros hay; y concretamente buscando alguno en el que le indique las cantidades exactas para hacer un veneno y posibles antídotos.

Traps Illustrated

Tal y como aparece en su portada, es un libro acerca de "Traps" las cuales han sido debidamente "Illustrated" con el objetivo de mostrar y enseñar al lector sobre tipos y formas en la que las "Traps" pueden ser vistas y así mismo detectadas. ¿Deseas abrir y ver algunos ejemplos?. Quizás pueda ser de utilidad en el futuro, pese a no ser una guía de venenos.

Diana Lister entra por aquella puertecilla y se encuentra a Renfri Dakota con el libro "Traps Illustrated" entre sus manos. Como si aquella simple cocinera quisiera saber más acerca de aquel mundo oculto y misterioso, ¿O acaso no era una cocinera tan simple después de todo y buscaba informarse acerca de eso?. Pensamientos que sin duda correrían por la cabeza de cualquiera que viera la escena, y sin duda han pasado por la mente de Diana.