Durante los segundos siguientes a su última intervención Marion se mantuvo al lado de Lylian, alerta como una pantera protegiendo a sus crías. Los ojos de la Melknhar estaban fijos en la anciana, pero no eran amenazantes. No todavía. Sin embargo ella se encontraba lista para saltar a la menor señal de peligro.
Poco a poco los segundos pasaban, y Mimí no parecía tener intención de levantarse de su sofá por el momento, de modo que los músculos de Marion se fueron relajando poco a poco hasta hacer un breve gesto hacia su hermana, una confirmación de que no estaba sola en absoluto.
Al empezar a escuchar el continuo crepitar que acompañó la vuelta de Trevor Marion no tardó en arrugar la nariz buscando ese olor mentolado. Pero no llegó a encontrarlo. De modo que se quedó observando, atenta, hasta que el negro estuvo en pie. Las palabras de unos y otros fueron almacenándose en su cabeza, siendo analizadas de una forma inconsciente, procesadas y clasificadas, pero ninguna produjo en su rostro un rastro de emoción hasta que escuchó hablar a Trevor. Entonces una sonrisa cargada de ironía apareció en su rostro mientras su ceja se elevaba una vez más, formando un perfecto arco de suspicacia.
- Él cayó ayer. - Recordó entonces. - ¿Ha descubierto todo eso él solo en una noche? - Preguntó de manera retórica y escéptica, sin esperar que nadie le diera una respuesta que consideraba evidente. Luego emitió un suspiro, mientras sus ojos se afilaban por la proximidad del combate. Podía sentirlo en sus venas, en su piel y en su sangre. - Dam, Trevor. - Los mencionó antes de posar la vista en Lylian. A ella no hacía falta llamarla. Antes de volver a hablar dibujó una pequeña sonrisa tranquila, como de quien va a realizar una concesión. - Me alegro de que estéis en su lista. Eso para mí sólo os confirma como inocentes.
Lylian pestañeó dos veces cuando la anciana se dio la vuelta murmurando algo sobre su abuela y suspiró, agradeciendo que su mirada inquisitiva se hubiera desviado hacia otro lado. Se giró para mirar a Marion cuando sintió el roce en su brazo y asintió levemente hacia su hermana, dedicándole una pequeña sonrisa. Después permaneció en silencio, escuchando lo que los demás tenían que decir, hasta que el crepitar del cuerpo de Trevor llamó su atención.
Enoch dio un par de pasos acercándose al hombre mientras sus orejas se movían y se enfocaban hacia ese lugar donde el aire parecía condensarse ayudando al hombre a recomponerse.
Los ojos de Lylian del color de la lluvia brillaron cuando lo vio levantarse, intacto, y una sonrisa suave se perfiló en sus labios tras la impresión. Ella no dijo nada, pero el tigre se acercó a él e hizo una pequeña inclinación de cabeza, a modo de bienvenida. Después se apartó un par de pasos para no molestar a los demás que se acercaban a él.
Al escuchar las palabras de Trevor la ceja de Lylian se enarcó con un gesto gemelo al de Marion. - ¿Qué dice... qué? - Preguntó con incredulidad de forma retórica. - Supongo entonces que no nos equivocamos con él. - Añadió, encogiéndose después de hombros.
Las fosas nasales de Enoch se dilataron, podía sentir que el momento del combate se acercaba y Lylian también lo percibía en el aire como él. Aplazó el resto de la conversación y empezó a moverse despacio, manteniéndose cerca de Marion y mirando a todos los presentes, como esperando para ver quién daría el primer paso en esa ocasión.