Partida Rol por web

Las palabras cesaron mientras la luz del sol caía desde su ocaso… las sombras resplandecían con la tenue luz de aquellas velas que seguían ardiendo mientras derramaban lágrimas de cera sin cesar.

La posición de Dante se enfrentaba a muchos de los presentes, sus palabras anteriores habían sido tomadas en ofensa o en ocultación, pero a pesar de ello, el seguía recto como un buen hijo de Grovehn, sin temer a las guerras ni al dolor.

Saco de sus bolsillo aquellas bolas de acero con los las que jugaba sin cesar.

Destapo su cabeza, corriendo aquella capucha que de alguna manera lo protegía de los demás. Estaba listo pero por dónde empezar…

Sus ojos bailaban de rostro en rostro mientras pensaba cual era la manera de iniciar aquel ritual que no podría parar. Y entonces supo cual sería la presa.

Cogió un shape sphere y con la mano contraria empezó a alzarlo como si de una masa de poca solidez se tratase hasta crear una perfecta aguja esbelta y afilada. Sus manos eran rápidas, y en menos de tres segundos, entre los nudillos de sus manos, se anclaban 8 agujas como esas, las cuales tardó menos de un pestañeo en lanzar…

La víctima elegida para aquel acero era la piel curtida de la pequeña Dama… aquel gamo que lamia sus recodos ajena a lo demás. O al menos así parecía… pues en el momento justo que las agujas debían de atravesar su pelaje, el gamo saltó y correteó por el lugar, mientras sus cascos hacían un sonido sin par… un sonido que no recordaba a miedo, sino a guerra.

Los ojos de Dante buscaban ahora a Gabrielle, pues sabía que la dueña de aquel animal, no tardaría en reaccionar, pero sus ojos se encontraron de frente con aquellos ojos negros bestiales que se extendían en aquel rostro de paz.

La mujer era rápida como  nunca habíais visto algo así, y tras negar con la cabeza, comenzó a negar con la cabeza, mientras arremetía con fiereza sobre el vientre de Dante, a la vez que lo hacía retroceder hasta dejarlo junto a una columna y darle otro golpe más…

Era difícil saber cómo alguien podía dar tantos golpes y todo en el mismo lugar, que poco a poco se hacía un punto doloroso y ardiente, y que en el último golpe, Dante sintió como algo dentro de él se rompía a sangrar…

Las manos de Dante acariciaban su estomagó mientras escogía otras de las bolas para lanzarlas, una vez más, aunque ahora con aquella forma esférica sin más. Pero entonces algo aferró su brazo hacía atrás… un jirón de niebla que se densaba desde las manos de Marion y que jalaban de su extremidad primero forzando entre crujidos… hasta finalmente romper la articulación y dejar el brazo de Dante hacía atrás, mientras un alarido de dolor salía desde su interior.

Aquella bruma blanquecina se disipaba, mientras por el suelo correteaba de forma fugaz un pequeño panda rojo, que con dientes afilados se cernió sobre el pecho de Dante y comenzó dar dentelladas, mientras que el brazo herido caía inerte a un lado, y un gesto de dolor se estremecía en los labios de aquel hombre de honor.

Mientras apretaba su mandíbula y sus ojos dibujaban el gesto del mayor dolor, usaba su otra mano para zafarse de aquel animal, que tras morder uno de sus dedos, corrió de nuevo hasta esconderse con dientes fieros y enjugados en sangre sobre el hombro de Vexy.

El aliento de Dante se recortaba con el dolor, cuando de repente Lylian avanzó hasta él y alzó sus manos cadenas volvieron a surgir para lanzarlos contra el suelo, y una vez allí… a los pies de Lylian, una niebla oscura comenzó a acariciar el cuerpo de Dante que al mero contacto abrasaba y llenaba de un dolor y sufrimiento que jamás pensaba notar. La ropa de su torso se deshacía como mero humo, dejando al aire solo su piel…

Los ojos de Lylian cargados de rabia, se centraban en la víctima, mientras las cadenas se recogían y la niebla desaparecía sin más, solo dejando el recuerdo de un dolor en aquella piel…

Dante estaba malherido… todo su pecho rasgado y dentellado, a la vez que su interior se cernía en un ardiente dolor, su brazo era un lastre de agonía que pendía de su pecho… todo era una mera tortura cuando sintió que alguien lo aferraba del cuello y lo alzaba sin esfuerzo del suelo, apretando su gaznate y oprimiendo su nuez.

Entre dolor, los ojos de Dante se entre abrieron y vieron como Nathaniel estaba frente a él, sujetándolo por encima del suelo, como un muñeco sin peso ni voluntad.

Los labios del linchado manchados en sangre soltaron una pequeña risa teñida de dolor, mientras  su mano aún activa moldeaba una de aquellas bolas y estuvo a punto de crear una especie de cuchilla para lastimar a Nathaniel pero sin preverlo aquella cuchilla se volvió contra él y sesgó carne la palma de su mano, haciendo que aquella cuchilla y el resto de bolas cayeran al suelo sin más.

Ahora la sonrisa estaba en los labios de Nathaniel, que pronto se juntaron en confusión cuando en mientras sostenía aquel contrincante, algo lo hacía temblar, y llenar de dolor… Una tortura llegaba desde dentro mientras su cabeza temblaba y lo hacía gritar en apenas en susurró pues no quedaba más  aliento dentro de él.

Los ojos varios encontraron a Brif en una esquina que sin llegar a tocar del todo su violín punteaba sus cuerdas, mientras miraba a Dante desde su posición.

El origen de aquella tortura era aquellos acordes de Brif… La sorpresa en los ojos de Nathaniel se convirtió en aplomo y tras esperar unos segundo a que aquella agonía durara un poco más, y luego desplego la fuerza de una de sus manos contra el cráneo de Dante, callando aquel susurró mientras un crujido seco llegó al lugar.

El cuerpo de Dante cayó sórdido contra el suelo, escurriéndose un poco por las escaleras que descendían al piso inferior.

Parecía que todo estaba acabado para él, su pecho se bamboleaba con cadencia lenta, estaba a punto de espirar cuando las fauces de aquel lobo negro que se mantuvo callado en todo momento se abalanzaron sobre una de las piernas de Dante y empezó a devorar, entre mordiscos y dentelladas, que abrían su muslo con lo harían un cuchillo sobre la piel.

Pero no sería el único en devorar, pues ante la sorpresa de todos con paso lento pero contundente llegó un enorme can, de color negro y brotes marrones en ciertas zonas de su piel.

Un espécimen enorme de la raza Rottweiler, que a diferencia de otros tenía partes de medula y hueso fuera de su piel que sobresalían como espinas y cuchillas óseas.

Ante la atenta mirada de Trevor, el can llegó hasta los pies del derrotado… y tras mirar con aquellos ojos dorados al lobo tomo una posición distante, pero aún así se unió al festín de carne y muerte.

Ambos animales se respetaban y temían, pero compartían aquella sangrienta escena que  delataba el final de Dante, cuyo rostro parecía placido, como el que descansa después de luchar, contra una corriente que no deja de avanzar… 

Marion había pasado el último rato preparándose para el combate. Para algunos eso era sencillo: estaba en su sangre. Sin embargo ella se sentía más cómoda si podía dedicar unos minutos a concentrarse, a medir cada posibilidad conocida y reservar un espacio de su mente para los imprevistos. Así había sobrevivido siempre, y así continuaría haciéndolo.

Fue por eso que ignoró por completo el discurso de Zoar, aunque su cabeza se encargó de guardarlo para pensar en él más tarde. Como guardó también la risa de Gabrielle, la ausencia de respuesta de Dante o las palabras de Katia y Nekhbet. Si se repetía lo sucedido el día anterior no faltaría mucho para que la mujer los abandonase. Pero ahora había una lucha cercana, y Marion estaba decidida a participar en ella.

El combate no duró más de lo previsto. A la Melknhar le sorprendieron algunas de las acusaciones, pero no dijo nada al respecto: ya habría tiempo para eso más tarde. Más le llamó la atención la demostración de fuerza de su hermana, que hacía del Último Legado una maravilla combinando arma y poder.

Una vez todo hubo terminado observó el cuerpo de Dante sobre los escalones que descendían al piso inferior, tentada de seguirlos hasta ver qué había más allá.

- Si descubres algo nuevo, háznoslo saber. - Le pidió a Brif con tono neutro y los músculos aún tensos por la lucha. Antes de decir nada más llevó sus ojos dorados hacia Lylian, mirándola durante un instante antes de hablar. - Y sin embargo aún pienso lo mismo que ayer y anteayer. - Aseguró. Y dicho eso comenzó a caminar con paso decidido hacia uno de los fantasmas que les habían visitado.

- Nekhbet. - La llamó. - No puedo lamentar tu muerte más que por lo que he oído de ti, pero probablemente mi abuelo sí lo hará. Yannick Létang. - Enunció, antes de dedicar una mirada a Katia. - Si deseas que le de algún mensaje a él o a otra persona, te escucho.

Lylian había pasado el último rato antes del combate tan sólo escuchando a los demás. Pero cuando empezó a sentir que el momento se acercaba, la expectación empezó a crepitar en ella. Sus ojos se afilaron con un brillo acerado al posarse sobre aquel Grovehn y lentamente empezó a sacarse los guantes mientras contemplaba con cierto asombro la velocidad de Gabrielle. Estiró la mano con ambas piezas de suave tela negra colgando y Enoch las cogió directamente entre sus dientes. El lomo gris y azulado del tigre se erizaba con cada paso que daba la mujer acercándose a Dante y los ojos del animal, tampoco se separaban del que sería la presa ese atardecer. 

Cuando llegó frente a él y lo empujó con las cadenas para hacerlo caer, tan sólo pretendía extender sus dedos para tocarlo con ellos y desatar el legado que la sangre de Melkhnar había hecho latir siempre en su interior. Sin embargo, fue la niebla que surgió bajo sus pies la que se extendió hacia el hombre provocándole un dolor lacerante y ardiente. Lylian sintió cómo su estómago se contraía con el mismo dolor que causaba, como siempre había sido, pero sin necesidad de usar las manos y un pequeño jadeo brotó al mismo tiempo en su garganta y en la de Enoch. La sorpresa por la aparición de esa niebla se mezcló con la rabia y el dolor en sus ojos mientras se retiraba, dejando lugar a los que vendrían después. 

No contempló el final del combate, desandó sus pasos hasta llegar junto a Enoch y tomó los guantes de la boca del tigre. Sin embargo, no se los puso todavía, se miró las manos con extrañeza, posando la mirada en las grietas que marcaban su piel. Se sentía confusa al ver que incluso el poder que había tratado de contener con aquellos guantes desde siempre, había cambiado también con el Último Legado.

Fueron las palabras de su hermana al dirigirse a ella, las que sacaron a Lylian de sus pensamientos y tras escucharlas y pensar en ellas, asintió levemente con la cabeza. - Lo cierto es que yo también. - Respondió, encogiéndose de hombros y volviendo a ponerse los guantes por una costumbre aprendida y autoimpuesta que cada vez resultaba menos necesaria.

Miró entonces a Zoar, cuando terminó de ajustarse los guantes en el codo, y frunció el ceño. Había sentido la mirada del hombre acusativa sobre ella antes de que el combate comenzase y no le cabía duda de que se habría enfrentado a ella si otros le hubieran seguido. - Te equivocas conmigo. - Le dijo sencillamente y con voz suave y tranquila. - Igual que te equivocabas al decir que Melina hablaba con los caídos e igual que al parecer también te equivocabas con tus deducciones sobre la muerte de Katia y Trevor. No me sorprende que me votes después de escuchar antes las cosas que tu trastornada mente parece creer. Pero viendo el poco tino que has tenido hasta ahora, yo si fuera tú me replantearía las cosas. 

Después, sin esperar respuesta, empezó a caminar hacia las escaleras y se detuvo junto al cuerpo caído de Dante. Sus ojos grises se posaron en los escalones que descendían. Y tras un par de segundos, se giró hacia Vael para dirigirse a él, haciendo un leve ademán hacia abajo. - Vael, ¿qué hay más abajo? ¿Qué pasaría si intentáramos descender? ¿Podemos hacerlo? Si estamos buscando esa llave que lanzaste, ¿no deberíamos explorar más?

Vael miró a Dante mientras terminaba aquel dibujo, y luego miró a Lylian y mostrando el dibujo dijo primero.-

Celinda... el legado de las nubes.- Ahora miró al sitio donde descansaba el cuerpo, y dejó su cabeza ir un poco más allá con la mirada y dijo: No lo sé... antes de esta noche, este primer piso, era un pequeño recibidor que contenía un pequeño armario donde guardaba algunos libros, y algun que otro detalle encontrado en el exterior, y luego la escalera volvía a bajar siguiendo su sendero espiral...

Miro a Lylian y digo.- Pero ahora ni conozco esta zona... ni se que hay más abajo, si decidimos bajar...

El anciano tragó saliva y aunque afectado por aquel ambiente había dejado claro que los acompañaría allá donde fuesen.

La chica miró con ojos abiertos y repitió un poco incrédula: Ya... Yanick.

Negó con la cabeza y dijo: No comprendo como....

Sus palabras se perdieron mientras poco a poco se hacían inaudibles y acto seguido aquella presencia se volatilizaba... dejando a sus pies una flor del infierno.

Andrew sabía que era el momento... y antes de irse sacó de dentro de su sudadera una peonia y se la entrego a Katia y tras una sonrisa dijo antes de marcharse igual que Nekhbet.- Cuídate... Pequeña Alexia... cuidate....

La batalla no duró mucho. Había demasiadas miradas señalando a Dante, el resultaba estaba claro antes de que diera comienzo la sangría. Cuando todo hubo acabado y la tensión se calmó, Brif bajó el violín. El cuerpo de Dante yacía en el suelo, sirviendo de alimento para las bestias.

El joven apartó la mirada de la escena. No por desaprobación, tenían derecho a alimentarse, sino porque no le parecía una escena agradable. En vez de eso se giró hacia Marion, que se dirigía a él. Tras escuchar sus palabras asintió, pero no llegó a decir nada. No al instante.

Escuchó con interés lo que las hermanas se dijeron. Se debía haber perdido algún capítulo, porque no comprendía a que se referían. Tampoco le dio demasiada importancia, suponía que si fuese algo importante lo contarían. Tal vez no les parecía el momento.

El violinista repasó los cuerpos con la mirada, con gesto ausente, como cuando se tiene la mirada clavada en un punto pero la vista mucho más lejos. No la apartó hasta que escuchó la despedida de las dos visitas. Se quedó mirando a Andrew hasta que desapareció, preguntándose la historia entre él y la mujer que él conocía y que tanto respetaba.

Había recibido algunas pistas de las hermanas, pero le habría gustado saber más. Les preguntaría algún día, pero aquel no era el momento. Vamos por el buen camino. Dijo, simplemente, esperando unos segundos para no interrumpir el momento de la despedida de los dos semidemonios.

Miró hacia el lugar de las escaleras, prudente. En tres días no hemos encontrado nada. Pese a sus palabras había duda en su tono. Tal vez deberíamos seguir avanzando.

El combate ya había terminado y Dante yacía en el suelo, en medio de un charco de sangre. Gabrielle se quedó unos segundos contemplándole, absorta en sus propios pensamientos. Había descargado toda la rabia, que se había ido acumulando en su interior, con cada una de las muertes que se habían ido sucediendo al alba. Pero no se sentía bien, deseaba que todo terminara y esclarecer de una vez lo que estaba ocurriendo en aquel lugar. 

Finalmente apartó la mirada del Grovehn y pestañeó, alejando de esa manera su imagen. Miró a Katia y se mordió el labio. Quería preguntarle por qué la había acusado, pero en ese momento no deseaba entrar en una nueva discusión. Se sentía cansada, así que, al menos de momento, prefirió no decirle nada. Imagino se habrá creído las palabras de Dante. Era posible y no la culpaba por ello. 

Los dos extraños desaparecieron de su vista y Vael dibujó una nueva flor, mientras les hablaba de la escalera. Gabrielle miró a las dos hermanas, para después anclar sus pupilas en las escaleras que seguían descendiendo. 

- Sí, Brif tiene razón, no hemos encontrado nada aquí y quizás, para conseguir respuestas, debemos continuar adelante - . Comentó tras las palabras del Melkhnar.

Todo pasa bastante rápido, pero realmente parece que nada tiene que hacer Dante ante la desconfianza de todos, la mía incluida. Aprieto su cuello con saña, tras permitir que su agonía se alargue más de lo necesario y menos de lo que me gustaría, sólo para que la lección se quedase grabada a fuego en su alma.

Y entonces todo termina, y miro mis manos casi incrédulo, pero las palabras de los demás hacen que les mire y asienta lentamente con la cabeza.

"En verdad estaba pensando en eso, se supone que aquí está el sepulcro de Joselinne, tal cual ha confirmado Nekhbet, pero sólo es un salón. Deberíamos ponernos en movimiento, pero las escaleras son muchas ¿tal vez separarnos en grupos para explorar y comunicarnos cuando encontremos algo? ¿O avanzar todos juntos?"

Pregunto, más al aire que a nadie en concreto. Me limpio las manos y entonces me fijo en Gabrielle.

"Ahora sí que agradecería una pieza de fruta de aquellas que ofreciste, o me abalanzaré en busca de la sangre del caído, empiezo a tener hambre."

Y mientras dejo que responda a mi petición paseo mi mirada entre todos los demás.

"He pensado varias cosas, la primera se basa en hechos: hoy nadie ha vuelto a la vida. Decían que alguien podía traer a los vueltos a la vida, así que tenemos tres opciones: o no quiere devolver a ninguno de los muertos, o ha agotado su poder por ahora, o está muerto. Si estuviese muerto, y entendiendo que Mariam era quien hablaba con los muertos, por descarte sólo restarían Nessa o Melina. ¿Alguien puede arrojar un poco de luz sobre esto?"

Entonces mi mirada se desvía hacia Dam.

"Antes de que durmamos responderé a tu pregunta de antes."

Vexy no permaneció espectante esta vez y entró a la batalla. Nimah destajó su torso y con su boca llena de sangre, comenzó a saborear lo que quedaba entre sus dientes, algo de tejido aún restaba y la sangre aún se sentía fresca.

El pequeño panda había por fin notado que sentía hambre y disfrutó lo que más pudo ese manjar sanguinoliento que quedaba en su boca, de la misma manera que hizo la joven a través de él. Por un momento, permanecieron en silencio, alimentando su ser con la esencia del caído, mientras las conversaciones se desarrollaban, pero el comentario de Nathaniel le llamó la atención y esperó a que Nimah terminara su comida para decir en voz alta.

- Creo recordar que cuando cayó Nessa, hubo alguien que regresó a la vida, pero ahora que ha caído Melina, no ha regresado nadie, aunque la única persona que puede despejar esas dudas es Brif - lo mira con un gesto amable y se la acerca para decir - Dijiste que Nessa era una pieza importante para derrotar a los que han entregado su alma a la Dama Oscura, así que creo que solo tú puedes despejar esa duda - luego, miró a los demás.

- Aunque también hay que considerar la posibilidad de aquellos que han guardado un largo silencio, haciendo que los candidatos aumenten y puede que no hayan querido intervenir. Aunque, si me preguntan, apostaría por Melina - guarda silencio una vez más y se acerca a Gabrielle con una sonrisa - Creo que Dante debe estar reevaluando tu supuesta fragilidad, ¿No crees? - ríe simpática y permanece al lado de la pelirroja.

Observé el combate que significó la caída de Dante sin apartar la mirada. La capacidades de algunos eran asombrosas, el hombre no tuvo ninguna oportunidad y fue rápido, muy rápido.

Justo después del combate llegó el momento de que los dos invitados desaparecieran, igual que lo hizo la mujer antes que ellos. Aunque no conocía a Andrew, su despedida me produjo cierta tristeza. Había podido volver por poco tiempo y volvía a desaparecer, pero aun así solo tenía buenos deseos para Alexia. Me entregó una peonía y simplemente se esfumó.

Lylian propuso seguir investigando, más abajo y más cerca de donde yacía la Dama Oscura. Algunos estaban de acuerdo, otros no se pronunciaban y otros planteaban si era mejor ir todos juntos o hacer grupos. Mientras escuchaba las opiniones vi que Gabrielle me miraba, me imaginé que era por mi voto. Como ella no dijo nada yo tampoco lo hice, no quería tener que dar explicaciones cada vez que tuviéramos que votar.

Ese detalle se me olvido a causa de las palabras de Vexy y Nathaniel. La verdad era que con la aparición de los espíritus y todo lo demás no me había dado cuenta de que no había vuelto nadie. Marian quedaba descartada, por tanto la duda estaba entre Melina y Nessa, una de las dos debía de ser quién tenía la capacidad de traernos de regreso. Eso o el que tuviera dicha capacidad se había dormido en los laureles. Igual que Vexy, yo apostaba por Melina, pero no podíamos estar seguros.- Si eso es cierto, nadie más volverá y eso complica aún más las cosas. Si, por el contrario, lo que pasado es simplemente que quién tiene la posibilidad de traer a alguien, no lo ha hecho en esta ocasión, estaría bien que usara su don. Más que nada por aclarar las dudas.

Cuando Marion había hablado a su hermana no se le había pasado por alto el estado en que ella se encontraba, más reflexiva que de costumbre. Tampoco había pasado desapercibido lo sucedido en el combate, con esa expresión en su rostro en medio de la lucha. Habría sido extraño que Dante hubiera llegado a herirla de alguna forma que hubiera pasado inadvertida, pero también era cierto que, una vez visto en acción, su forma de combate parecía tener más de Melknhar que de Grovhen. Si había llegado a hacerle algo, quería saberlo.

Sin embargo otra cosa estaba sucediendo, más apremiante y urgente. Nekhbet estaba comenzando a desaparecer y los ojos de Marion fueron directamente a sus labios: sus palabras podían ser inaudibles, pero necesitaba saber lo que decía. Quizá el fin de esa frase les diese algo, alguna pista sobre qué hacer o sobre el propio lugar. Sin embargo no llegó a comprender sus palabras y la Melknhar se quedó mirando el vacío. Más abajo, en el suelo, una flor del infierno aguardaba para ser recogida. Sin tardar más de un segundo Marion se agachó para tomarla entre sus dedos y examinarla, mientras a su mente volvían todas las palabras dichas sobre esa flor. La manera en la que Michelle Braxton había forzado a su hermana a hablar, poniéndola en una situación comprometida, y cómo Dante había intentado lucirse mostrando unos conocimientos que ni siquiera eran certeros.

Tras unos momentos examinando la flor Marion se encaminó hacia Trevor. No sabía si él había visto el dibujo, pero aún así esa flor le pertenecía en algún sentido. - Creo que esto es tuyo. - Le dijo una vez estuvo cerca, tendiéndosela. Luego llevó sus ojos dorados hacia el perro que ahora le acompañaba. - ¿Cómo se llama?

Mientras tanto, a su alrededor, la conversación giraba ahora sobre dos cosas: quién devolvía a los demás a la vida y los posibles pisos inferiores. Sin intervenir, atenta a las palabras de los demás y esperando la respuesta de Brif, Marion se acercó adonde estaban sus cosas para empezar a recogerlas: no iba a dejar nada atrás. A estas alturas era consciente de que no iba a necesitar muchas de las cosas que traía, pero mientras pudiera cargarlas consigo lo haría. De modo que volvió a meter esterilla y saco en la mochila, se la cargó a la espalda con un mudo suspiro, y enganchó su abrigo en una de las correas del macuto. Estaba lista.

- No creo que debamos separarnos. - Dijo a los demás. - No creo que ellos tengan problemas para encontrarnos por las noches, y si nos dividimos podemos darles oportunidades que ahora no tienen. O incluso que amanezca y ni siquiera saber quién ha muerto. - Afirmó mientras se dirigía a las escaleras. En otras condiciones estaría dispuesta a no esperar a nadie, pero ahora había algo distinto. Miró hacia atrás, buscando a Lylian, y aguardó a que se uniese a ella.

- ¿Estás bien? - Le preguntó una vez estuvieron cerca. Había guardado su preocupación hasta el momento, pero ahora parecía un momento mejor que cualquier otro para preguntar

No pude más que reír ante las palabras de Lyliam. -Poco tino dices. Lo único que se está  haciendo es matar gente inocente con vuestras acusaciones... unos porque son los asesinos y aprovechan la situación para poder matar y otros lo único que buscan es escudarse en inocentes para salvar sus vidas... observo el cadáver de Dante Aquí tenéis la prueba. La muerte de un inocente. Aplaudo -¡Enhorabuena! habéis salvado vuestras vidas un día mas pero tarde o temprano se fijaran en vosotros. Ya no quedamos tantos y si esto sigue así en un par de días estaremos todos sentenciados.

Lylian estaba preparada para continuar descendiendo en cuanto los demás lo hicieran y escuchaba frunciendo levemente el ceño las hipótesis sobre Melina. - Si realmente era ella la que nos traía de vuelta, estamos bastante jodidos. - Dijo finalmente. - Porque aunque alguno de nosotros pudiéramos traerla a ella de algún modo, los asesinos ya sabrían a quién tienen que volver a matar por la noche. 

Vio a Marion preparándose también para bajar y se acercó a ella junto a Enoch, que caminaba a su lado con paso acompasado. Ante su pregunta, suspiró y volvió a clavar sus ojos del color de la lluvia en sus manos, cubiertas de nuevo por los guantes. Finalmente se encogió de hombros. - Estoy bien. Es sólo que no termino de acostumbrarme al cambio. Antes... Mi legado era distinto. Será cuestión de tiempo, supongo. - Terminó, sacudiendo levemente la cabeza. Parecía a punto de añadir algo más, explicarle a su hermana cómo habían sido las cosas antes, cuando una risa resonó en el lugar.

Sin embargo, fue algo de lo que dijo Zoar lo que atrajo su atención repentinamente. - Espera, espera, espera. - Dijo, centrándose sólo en lo que había llamado su atención e ignorando el resto de sus palabras. - ¿Dices que Dante era inocente? ¿Puedes afirmar eso con seguridad? ¿O es otra de tus extrañas teorías? - Preguntó, sorprendida. - Porque él... -dijo, haciendo un pequeño ademán hacia Brif- acaba de decir hace un momento que vamos por el buen camino, como indicando que habíamos acertado con Dante. Así que si él dice que era culpable y tú aseguras que no... Algo no cuadra. - Terminó, alternando su mirada entre Zoar y Brif.

- Brif no tiene que ver en nada con esto... Si tengo algo que reprocharle es que no tiene las narices de hablar y acusarte. Y si hago esto es para que empiece a hablar de una maldita vez pues cada vez somos menos. Aunque puedo entenderle pues todos los que han tenido el valor de encararse contigo de alguna forma u otra han acabado en el cadalso.

-Tú eres la víbora a los que todos siguen sin discutir y rechistar. Al igual que todos aquellos que te han criticado o te han estorbado en tus planes. Ladeo la cabeza con incredulidad mientras me quito el sombrero y señalo a todos los presentes. Acaso estáis ciegos y no sois conscientes de que danzáis a su voluntad. Esta víbora es de lo mas lista. Si matan a Brif por la noche se delatara y si le acusa en votación también. Solo he tenido que crear el escenario perfecto y ella ha tardado poco en maquinar la solución perfecta. Tan sencillo como empezar a preparar el escenario de la siguiente votación. El enfrentamiento entre Brif y mi persona. Una carcajada escapa de Zoar. No, no, no... pequeña. No te va a ser tan fácil. La señalo -Tú eres la cabeza pensante de los asesinos y si tú caes ellos caerán.

-Llámame loco, llámame temerario, llámame lo que quieras... pero a mí no me engañas. Ya sabéis porque os he votado y sabéis que estoy en lo cierto.

Lylian escuchó la perorata de Zoar enarcando una ceja con incredulidad. - Vamos, resumiendo. Que has vuelto a hablar asegurando que Dante era inocente sin tener ni idea de lo que decías. Y ahora quieres venderlo como que era una trampa para mí... ¿Exactamente por qué? ¿Por darme cuenta de que te estabas contradiciendo con Brif? ¿Realmente no te das cuenta de que lo que dices no tiene ningún sentido?

La joven alzó las manos con molestia. El tipo estaba resultando ya bastante cargante.  - Llevas desde ayer intentando echarme a mí la mierda. Decías que las votaciones contra Nessa habían sido extrañas porque la había votado una multitud. La votaron cinco personas. Cinco. Tú te llevaste cuatro votos el primer día. Ella sólo tuvo uno más que tú. Lo que has visto antes con Dante era una multitud, no lo de ella. - Hizo una pequeña pausa antes de seguir.

- Dices que los que se enfrentan a mí mueren... ¿De quién hablas exactamente? ¿Cuándo se enfrentó Ithan a mí? ¿O Nessa? ¿O Trevor? ¿O Katia? ¿O Melina? ¿O Dante? Dante ha estado discutiendo con Gabrielle, no conmigo. Así que deja de tergiversar los hechos para amoldarlos a tus teorías extrañas. Te lo dije antes. Te estás equivocando conmigo. Te equivocaste con Melina, te equivocaste con Trevor y Katia. Y también te equivocas conmigo, lo cual no resulta sorprendente visto lo visto. Sinceramente, si yo pudiera matar a alguien, no me habría colgado a mí misma de unas cadenas. Te habría matado a ti desde el primer día para no tener que aguantarte. - El pelaje de Enoch había vuelto a erizarse y de su garganta salía un leve gruñido mientras sus ojos no se apartaban de Zoar.

- Si tan listo eres, ¿por qué te dejan con vida? No sé ni por qué me he molestado en escucharte. Durante un instante pensé que habías descubierto algo útil, pero ya veo que eso es imposible. No, no te voy a llamar ni loco ni temerario, te voy a llamar lo que eres: sencillamente idiota. - Terminó, arqueando las cejas y dándose la vuelta.

Tras la lucha, Trevor se mantuvo en silencio, como de costumbre. Pero en aquella ocasión no podía disimular su sorpresa al ver cómo el enorme cánido que había hecho su aparición en medio del combate acudía a sus pies, en una clara seña de que compartía con él la lealtad y quizá incluso parte del alma. 

El Grovehn esbozó una sonrisa franca, y acarició la cabeza del animal, deslizándola a lo largo de su lomo, y utilizando sus nuevas facultades, semejantes a las de los Melknhar, para estilizar los huesos que protuían de su columna y proteger los fragmentos de médula que protuían de entre el tejido óseo, recubriéndolos.

Escuchó entonces a Marion, y le dedicó una mirada amable, recogiendo la flor que le brindaba y colocándola en el bolsillo delantero de su gabardina antes de volver a posar su vista sobre su nuevo compañero- ¿Mio? - preguntó, con curiosidad, antes de responder a su segunda pregunta- Su nombre es Rómulo- el can aceptó aquel apodo con un ladrido de aprobación que sonó ronco y fiero y retumbó entre las columnas- Sí, Rómulo. Nos gusta. 

Volvió a mirar a la Melknhar entonces, llevándose una mano al mentón, dubitativo- Mientras estuve en el más allá, ¿dibujó Vael alguna flor en mi nombre?- preguntó, antes de escuchar hablar a Zoar y arrugar el entrecejo- Ya está volviendo a delirar. - se limitó a decir, hastiado, suspirando- Creo que lo mejor va a ser ignorarle. Si lo escuchamos y le respondemos acabaremos confusos y perderemos el tiempo. - concluyó, mientras Rómulo miraba ansioso a Lylian y emitia un leve quejido. 

Esperé pacientemente que Amarok saciara su sed, apesadumbrado en parte por la decisión de tomar parte en pa muerte de Dante, del cual solo tenía sospechas pero ninguna certeza de su culpabilidad.
Amarok se acercó lentamente y se acostó a mi lado, mientras le acaricié su cabeza; en eso estaba cuando escucho las palabfas de las hermanas Letang y especialmente las de Zoar acusando directamente a Lylian; luego Trevor apoyó nuevamnete a la chica Letang, pero sus argumentos era mas de alguien que le tiene alguna estima personal mas de alguien que tiene argumentos verdaderos para defenderla.
-oye Trevor, puedo preguntarte algo?- le mire a los ojos y le dije- porque estas tan seguro que Zoar esta equivocado? Que es lo que te lleva a confiar no solo en ella, sino que también en su hermana, pues siempre has estado alineado con ellas sin escrimir ningun argumento, solo las has seguido, hay algo que deberíamos saber los demás?, porque no compartes esa información y nos ayudas a saber si debemos confiar ciegamente en ellas como tu lo haces- cuando dije esto último miré a las hermanas para ver si ellas tenían algo que decir también.

- No confío ciegamente en nadie más que en mi mismo, y realmente cualquiera haría bien en cuestionar cualquier cosa en esta circunstancia. Pero Zoar se ha equivocado muchas veces. Con Melina, conmigo y con Katia, sin ir más lejos, así que no puedo mostrarme a su favor.- dijo, con tranquilidad- Además, si he de decantarme por unos apoyos o por otros, prefiero rodearme de gente coherente e inteligente que abogar por esperar una solución de manos de quienes a penas intervienen y sólo abren la boca para decir estupideces delirantes o meter cizaña de manera oportuna.- se encogió de hombros, mientras Rómulo bostezaba y se echaba junto a él- Puedo estar equivocado o no. Eso sólo lo sabré cuando todo esto termine. Pero si debo apostar por alguien, al menos quiero unas mínimas garantías. Y apostar por quien no da muestras de poseer un mínimo de lógica y no se plantea sus palabras antes de sucumbir a la verborrea, es perder de antemano.