Parecía ser que Dharma se conocía el castillo al dedillo. Casi sin darme cuenta, nos topamos con el aula de historia de la magia. Me la miré un instante con incredulidad, pensando cómo lo hacía y si yo sería capaz e llegar a hacer eso alguna vez en mi vida. Después de un momento casi tenso en el que no fui capaz de articular palabra, muy asombrada por su capacidad para orientarse, me dirigí hacia ella con un hilo de voz. –Si, el conjuro. O quizá, mejor repasemos lo de historia un rato, yo ya me lo he leído esta mañana y creo que no dirá nada que no esté en el libro.. No me gustaría liarla el primer día de clase, aunque el profesor Binns tardará en venir un rato.- Dije, dulcemente, subiéndome las mangas de la túnica con cautela. –Tú decides, despues de todo.- Al fin y al cabo, yo había practicado ambas cosas.
-Pues mejor nos leemos la lección, que yo no he repasado y tienes razón en eso de no liarla el primer día de clase.- dije mirando a la niña con una sonrisa. Rebusqué entre las cosas y cogí el libro de Historia de la Magia. Busqué entre sus páginas la primera lección.- Yo leo un párrafo y tú otro, ¿vale? - Y comencé a leer en voz alta y clara.
Por suerte para mí esta vez me había traído el libro de historia y no iba a tener que volver a la sala común a por él, cosa que me aportaba mucha más tranquilidad que el día anterior, en el que tuve que ir a por mis utensilios de pociones y tuve que acabar preguntando para saber dónde demonios estaba. Sonreí un poco, algo contenta de ver que Dharma había comenzado a leer en voz alta y resté en silencio, con una media sonrisa en mi rostro, esperando a que ella acabara de leer para leer yo. Aunque ya me lo había leído, me iba a resultar más sencillo aún recordar los sucesos que el libro explicaba si me lo releía. Al fin y al cabo, tendríamos tiempo más adelante de practicar para la siguiente clase, puesto que el lapso de tiempo, incluyendo comida, era bastante. Pronto ella acabó con el primer párrafo e inmediatamente la seguí con el segundo. No era muy dada a repasar en voz alta, y mucho menos era dada a hacer ruido mientras estudiaba, pero ahora que estábamos las dos solas realmente no importaba demasiado el ruido que hiciéramos hasta que se nos presentara el profesor o más alumnos.
Escuchó con atención lo que estaba leyendo Aelia. Me gustaba cómo resonaba su voz en la sala vacía. Cuando ella terminó su párrafo comencé a leer el que me tocaba, con la misma voz alta de antes, pronunciando cada palabra claramente.
Estaba sumida en la lectura y casi no me di cuenta de que era hora de parar cuando se acabó el párrafo. Pronuncié las primeras palabras cuando levanté la cabeza y me sonrojé. -Perdón, me he colado. - Cerré la boca y dejé que Aelia leyese su parte.
El resto de vuestros compañeros de Ravenclaw van llegando y ocupando sus puestos. Cuándo es la hora de que empieza la clase, mientras todos están atentos a la puerta para ver entrar al profesor, un gemido de sorpresa escapa de casi todos.
Un fantasma atraviesa la pizarra y se sienta con naturalidad en la mesa del profesor.
- Bien, abran su libro por la pagina 13. - dice sin más explicaciones. Espera unos segundos, suficientes para encontrar la página marcada aunque muchos están demasiado estupefactos para hacerlo y empieza a narrar lo que se explica - - La historia de la magia se remonta al inicio de los tiempos. No hay pruebas escritas hasta que se inventó la escritura, por supuesto, pero eso no quiere decir que la magia no estuviese ahí. Las primeras pruebas escritas que tenemos se encuentran en Egipto. Los antiguos egipcios eran maestros en maldiciones, cómo se puede comprobar en las pirámides, pero no es por el poder de los Dioses a los a que adoraban. Los antiguos magos egipcios aprovechaban sus dones para convertirse en Sacerdotes, pudiendo usar así su magia sin reparos y conseguir además fieles seguidores que les protegiesen. - el profesor continúa hablando sin descanso, con una voz monótona y grave, sin emociones. Es cómo si fuese un libro con voz, pero leído sin ganas.
La verdad es que el profesor Binns leía con tanta parsimonia que si no me espabilaba me amuermaría enseguida. Cerré mis ojos por un instante, escuchando lo que decía. Y no decía más que lo que el libro explicaba, como si él mismo hubiera mecanografiado cada carácter que estaba plasmado en tinta. Me encogí de hombros y decidí hacer caso a la clase, apuntando en uno de los márgenes del libro que los egipcios eran expertos en maldiciones y que solían convertirse en sacerdotes para usar su magia cuanto quisieran. Casi sin darme cuenta, me había encontrado con el profesor más monótono del mundo. Era como comerse mil hojas de lechuga, la sequedad de la clase era insoportable. Miré a ambos lados. ¿Acaso alguien tenía cara de estar disfrutando de la clase? Realmente, los de Gryffindor, que me habían comentado que la clase iba a ser aburrida, tenían razón. Bueno, no importaba. Una hora y media a la semana significaba acompañar a mi padre al local de Jazz cuando actuaba un grupo amateur que no lo hacía del todo bien, así que me aguantaría.
Pronto la clase se fue llenando y llegó el profesor. Me sorprendí ante su espectacular entrada, aunque a él no le importaba que muchos de nosotros no estuviésemos habituados con los fantasmas, el entorno mágico y las demás cosas que habitaban el castillo (a saber qué me iba a encontrar a la vuelta de la esquina).
Su voz era tremendamente monótona. ¿Acaso no le gustaba dar su clase? Normalmente los profesores de historia (al menos, así me los imaginaba yo, y así lo hacía mi querido abuelo) contaban los hechos apasionadamente, porque les encantaba su profesión. Pensé que aquí, en la escuela de magia, incluso sería más entusiasta el profesor de historia, pero por lo visto me equivocaba con creces. Si algún día me planteaba ser profesora de mayor, desde luego que así no lo haría.
Escuché la clase en silencio, reconociendo las palabras que iba diciendo el profesor al haberlas leído antes en el libro. Subrayaba con el lápiz las palabras que me parecían clave, tal como fechas, nombres... y apuntaba en los márgenes los datos que aportaba el profesor y no estaban en el libro.
Cada tanto echaba un ojo a Aelia, y le sonreía cuando ella me devolvía la mirada. Los datos se me estaban grabando en el cerebro con bastante facilidad y sólo esperaba que con un poco de repaso se quedasen ahí hasta los días de los exámenes. Si es que los había...
La clase es sin duda soporífera, aunque pudiese ser interesante. Los egipcios usando la religión como tapadera, los alquimistas, las inscripciones de magia en las pirámides, las maldiciones... Es tan soporífera que, increíblmente, el profesor se duerme.
La mayoría de alumnos estaban en la misma situación y algunos agradecen que la voz del profesor termine para poder estudiar ellos por su cuenta. Cuándo son las once una campanita suena en el aula y el profesor se despierta siguiendo dónde lo dejó. Tras unos segundos se da cuenta de que es la hora, se levanta, se despide y atraviesa la pared por dónde vino.
- Vaya... Menuda clase. Los de Gryffindor tenían razón. Bueno, voy a pasar un rato con mi perro antes de comer. ¡Hasta luego!
Edit: He avanzado media horita, que sería lo que necesitáis para salir de clase, recoger,ir al baño o ir a dejar los libros y demás. Podéis postear en el comedor si queréis, o en cualquier otro sitio si no vais a comer.
Voy a Gran comedor con Dharma, supongo.
Puedes postear ahí directamente si quieres, cómo so he puesto arriba. Si quieres hablar con Dharma que ponéis, cómo veas.
¿De verdad el profesor se había quedado dormido? Miré para un lado y para otro, sin saber qué hacer. Como ví que nadie hacía nada esperé a que se despertase. Pero no se despertó hasta que sonó el timbre. La clase se me había hecho muy pesada y estaba deseando salir de ahí.
Cuando el profesor se despidió me levanté de mi pupitre pero me di cuenta de que Aelia ya se había ido. Me extrañé un poco, pero recogí mis cosas y me dirigí hacia la Torre de Ravenclaw. Tenía que ir a dejar los materiales de la clase de Historia y coger los de la clase de Transformaciones de después.
Dharma: Si ves el tiempo hace una hora y media que ha acabado la clase. Deberías adaptar tu psot ya que ya no tiene sentido... Sin ir más lejos Aelia hace rato que ha terminado de comer.
:S No me sale el tiempo en la escena del mismo o.o Debe de ser un error de la web. ¿Puedes editarlo y volver a marcarme, a ver si me sale? Que no sé qué hora es y qué tengo que hacer entonces :S
Van llegando más alumnos y uno de ellos prueba la puerta la que descubrís que está abierta.
Es un aula inusualmente grande para la cantidad de alumnos que sois. Los pupitres son individuales, pero es posible hablar con el compañero de al lado sin necesidad de levantar la voz. Al fondo de la clase hay una pizarra y unas estanterías con libros tan viejos que si los tocáis tal vez se desmoronen (o esa es la sensación que da).
Lion también está,pero ahora es pnj.
Cuándo es la hora de que empieza la clase, mientras la mayoría están sentados y atentos a la puerta para ver entrar al profesor, un gemido de sorpresa escapa de casi todos.
Un fantasma atraviesa la pizarra y se sienta con naturalidad en la mesa del profesor.
- Bien, abran su libro por la pagina 13. - dice sin más explicaciones. Espera unos segundos, suficientes para encontrar la página marcada aunque muchos están demasiado estupefactos para hacerlo y empieza a narrar lo que se explica - La historia de la magia se remonta al inicio de los tiempos. No hay pruebas escritas hasta que se inventó la escritura, por supuesto, pero eso no quiere decir que la magia no estuviese ahí. Las primeras pruebas escritas que tenemos se encuentran en Egipto. Los antiguos egipcios eran maestros en maldiciones, cómo se puede comprobar en las pirámides, pero no es por el poder de los Dioses a los a que adoraban. Los antiguos magos egipcios aprovechaban sus dones para convertirse en Sacerdotes, pudiendo usar así su magia sin reparos y conseguir además fieles seguidores que les protegiesen. - el profesor continúa hablando sin descanso, con una voz monótona y grave, sin emociones. Es cómo si fuese un libro con voz, pero leído sin ganas.
Os actualizo ya porque la clase es un tostón, así que podéis aprovechar el rato en hacer toras cosas hasta la hora de la comida xD
Al entrar en clase, busqué el mejor de los sitios, pero esta vez no para atender, si no para quedarme un poco separada del resto, evitando de esa forma ser "vista". Cuando el profesor apareció, la cara de sorpresa que puse fue todo un poema, creo que incluso solté un "Aibá, la leche" ¡Era un fantasma! ¡Un fantasma! Creo que nunca estuve tan ilusionada, pero era el primero.- Santa sarna, cómo mola... Es guachichupi...-Exclamé mientras movía hojas, hasta llegar a la que él había indicado. Cuando empecé a leer, fruncí levemente los labios ¿Qué era eso? ¡Parecía super aburrido! Y tanto que lo era, porque cuando él empezó a hablar mi cara fue la de "¿En serio?" Cómo podía tener esa voz tan calmada... ¡Es que me daba sueño". Apoyé mi cabeza sobre mi mano, mientras jugaba con mi dedo sobre las hojas, escuchando la voz de fondo del profesor.
Madre mía... Cómo no digan algo podemos morir... xD
Ellen bosteza de manera poco disimulada, pero el profesor no parece darse cuenta. De hecho, al cabo de un rato, la mitad de la clase está a medio camino entre el sueño y la realidad e incluso el profesor... ¡parece haberse dormido durante su propio discurso!
Siempre podéis preguntar cosas, hubo gente que lo hizo. xD Sin embargo en cuándo me contesten en otra escena puedo termianr esta clase de m****.
Por un momento mis ojos se cerraron completamente, provocando que mi cabeza cayese hacia adelante, golpeándose de lleno con la madera de la mesa, en ese instante abrí los ojos dando un brinco, miré primero a un lado, después al otro. ¿Me había visto alguien? Sacudí la cabeza y me froté poco después, buscando el alivio a mi extraño dolor. Que bueno, tampoco era tan extraño si mirábamos que acababa dejarme la frente contra la maldita mesa. Después de mi rato de ausencia en el mundo mágico, para irme a los reinos de Chupilandia, descubrí que el profesor seguía hablando de lo mismo, fue entonces que quise hacer "Pluf" y desaparecer, pero veía eso más bien imposible. Aunque tras un rato intentando no dormirme de nuevo, descubrí que todos los allí presentes sufrían los mismos efectos que yo.-Caramba... ¡Si hasta el profesor!.-Exclamé. No sé si sería correcto, pero estaba claro que cómo no cambiase el tema, yo moriría del asco. Y eso era un hecho total y rotundo.- Profesor, Binns, Profesor ~-Alcé la mano mientras daba pequeños saltitos en mi silla, buscando llamar la atención de él.- Usted parece ancestral... ¿Vivió algún hecho importante o realmente emocionante? Por que, seamos realistas esto que estamos dando es un poco Fiiium, no quiero decir que no me guste ¡Me parece interesante! Pero creo que si nos explicases con cosas más fáciles o interesantes, podrías llamar nuestra atención. Por que ahora mismo, incluso el crecimiento del musgo me parece más interesante, creo que hasta Morpheo se siente tan atraído que me hace bostezar.-Asentí un par de veces con la cabeza mientra volvía a esconder la mano.
Que me gano una expulsión o una bronca, es un hecho xD
El profesor despierta de su sopor y empieza a habar siguiendo el hilo por dónde lo había dejado, cómo si nada hubiese pasado... Hasta que escucha a Diane y su propuesta. Si los fantasmas tuviesen color, el del profesor sería morado al final de la propuesta. La primera parte parecía agradarle: hablar de sus vivencias, pero la segunda sin duda ha sido demasiado.
- ¿Cuál es su nombre, señorita? - pregunta con una seriedad sepulcral que deja helado a más de uno. Cuándo Diane contesta, prosigue - Es usted una niña tremendamente insolente y maleducada. No sólo juzga la clase de un profesor, sino que afirma su inutilidad y aburrimiento. Podéis agradecer a la señorita Wolf la pérdida de 10 puntos. Y tiene usted suerte, señorita, de que no sea más.
Casi al instante suena una campanita que anuncia el final de clase y el profesor se aleja por dónde vino: a través de la pizarra.
Suerte que Donnie está ausente, que si no te mata xD
-Pero... ¡No es justo! ¡Ni un poco! Por qué me resta puntos cuando lo único que dije fue una verdad... ¡Mamá dice que debemos decir siempre la verdad!.-Mis ojos se llenaron de lágrimas por la molestia y el disgusto.- No pretendía que nos restasen puntos ¡Pero es que hasta el profesor se había dormido! .-Llevé la manga de mi túnica a las mejillas, limpiando las lágrimas que caían por las mismas. Bajé la mirada casi al instante, apenada y sobre todo avergonzada.- No me gusta este lugar, ni la gente, ni nada... ¡Quiero volver a mi casa!.-Cómo era de ver, estaba apunto de romper en llanto o en pataleta, solía pasarme cuando la situación me parecía injusta o me superaba.- El profesor... -Me quedé callada unos instantes, aguantando las lágrimas y con ello mi voz.- Lo siento, los recuperaré...-No esperé a Elle, cogí mis cosas de la mesa y salí del aula, en dirección a los pasillos.
Agradezco que Donnie esté muerto (?)