Partida Rol por web

Tiro de mi brazo y lo recojo contra mi cuerpo como puedo. Pero el maldito salta cuando quiere. Me centro más en evitarlo que en otra cosa, dejando a Donnie el peso de la situación por más que me pese no poder ayudar.

-¡Eh!- grité, sin saber qué más decir ante la insinuación de mi hermano, y me noté la cara caliente como un pan recién salido del horno. Me enfadé conmigo misma por ese comportamiento, y negué con la cabeza-. Sólo hablábamos, tonto- dije, haciendo una mueca de burla después.

Y callé al instante siguiente para enterarme de las novedades. Apenas daba crédito a lo que Charles decía, y no me podía creer que nuestro padre estuviera metido en el percal. Bueno, sí que me lo podía creer, pero estábamos nosotros pasándolo mal, y él a su libre albedrío, pensando sólo en él, como siempre. Qué divertido. 

Odié un poco más a mi padre, y me preocupé un poco más por mi hermano mayor. No sabía nada de él, y temía que estuviera en Hogwarts teniendo problemas. Luego, me di cuenta de que era un imbécil, y sentí menos pena por su suerte.

No entendía qué era todo lo que estaba pasando. Así, de repente. O, a lo mejor, no había sido de repente, pero yo no me había dado cuenta de todo lo que se estaba cocinando ese tiempo. La verdad es que iba bastante por mi lado, y apenas me daba cuenta de lo que pasaba a mi alrededor. Libros, los que quieras, pero intrigas y movidas políticas, ni idea. Esas cosas se me escapaban, la verdad.

Por lo que me sentía muy tonta escuchando las palabras de mi hermano. Me imaginé que Snape lo captaría todo mucho mejor que yo, porque se le notaba un lumbrera, un chico listo, como de mundo. Aquello me intrigó aún más, y me dio mucha más curiosidad por saber cómo era su familia. Si trabajaban en el Ministerio o viajaban mucho, o a saber qué. 

Sonreí abiertamente ante el ofrecimiento de pizza, y asentí efusivamente.

-Ay, sí, qué rica- dije, juntando las manos.

Por un instante se me olvidó que estábamos como en una especie de guerra, y que, simplemente, estábamos de vacaciones en Londres.

-Te va a encantar, Severus- dije, mirándolo-. Es comida muggle, pero está súper rica.

No caí que, a lo mejor, en el Colegio ya habían servido pizza antes, pero, ciertamente, me daba igual. Por alguna razón, quería que Snape se lo pasara bien, y que supiera que podía confiar en mí, tal y como decía.

-Podemos contar historias de miedo esta noche- dije, entre risitas.

La verdad es que el mundo mágico podía estar atravesando su peor crisis de la historia, y yo sólo me preocupaba de pasar una buena noche en compañía de gente a la que quería mucho.

Aelia suspira, pues en ese momento se da cuenta de que Deborah ya tiene todo hecho, tiene su vida, está alejada del resto, en su burbuja, aunque para la rubia está atada a un chico al que no cree amar y cuyas decisiones son, cuanto menos, cuestionables. “Qué vida más triste”, piensa, aunque entiende la decisión de Debbie. Una vida fácil, alejada de problemas, en la que puedes hacer lo que quieres aunque ello signifique renunciar a prácticamente la totalidad de tu vida a costa de la de otros.

—Entiendo, Deborah. Yo quisiera tres cosas ahora mismo, y no es por pedir —dice, destensando la situación con una sonrisa sincera—. Me gustaría que no hiciesen daño a mis compañeros de clase, pero en vista de la situación —arguye, mirando a su alrededor—, creo que la única manera de salir en su búsqueda y evitar que les hieran pasa por ti y Zane, y tampoco quiero haceros daño —concluye, bajando la mirada y apretando los dientes—, aunque no voy a negar decirte que creo que tu chico se lo merece por las salvajadas que dice. Después —prosigue, con un hilo de voz—, ya sabes lo que quiero. Ya me conoces desde hace años, y sabes que llevo años buscando a una persona en concreto, y a más tiempo que pasa menos veo que pueda encontrarla. Y finalmente… —empieza, no sabiendo muy bien cómo continuar—…un imposible. Quiero a Charlotte, y la echo muchísimo en falta y de menos. Así que ya me ves, en un lugar en el que sólo quiero estar como tú, por interés, y atado a una persona, bueno, en este caso dos, que me darían una vida fácil, aunque no todo lo que quiero.

Había explorado cada rincón de Hogwarts, me había colado en la Casa de los gritos, había paseado por el bosque prohibido, ¡incluso me había infiltrado en un barco lleno de mortífagos! ¡Y todo eso sin pillarme! ¡Y ahora que estoy más relajada, me la pego con todo! Desde luego, alguien ahí arriba se estaba riendo de mí y mucho. 

Cuando consigo parar, me sacudo un poco la ropa (seguía con el neopreno de la prueba) y observo mi alrededor, en busca de mi punto de partida. Una vez localizado, asegurándome de que sigo lo suficientemente cerca de Joni, sigo caminando hasta dar con esa mansión. Decido acercarme más, pero sin salir de entre los árboles, conforme más me acerco, intento ir más sigilosa. Cuando estoy a varios metros de la linde del bosque, conjuro en voz baja:

- Caeca temporalis-siendo invisible, me será mucho más fácil poder moverme. 

El homrbe parece ignorar a Brad, de momento, y se cruza de brazos mirando a Donnie. 

- ¿Cómo llegaron la chica peliroja y tu amigo el rarito al barco? - pregunta enarcando una ceja.

Tu hermano asiente, el hecho que no dijeses demasiado sobre lo que acababa de contarte no parecía serle una sorpresa. Severus ha evitado la mirada de tu hermano durante el monólogo. Finalmente, tu hermnao se levanta para ir haca el teléfono. No es que la pizza fuese algo desconocido para los magos, pero las pizzerias con reparto a domicilio parecían ser dominio muggle. 

- Conozco la pizza, London, no vivo debajo de una piedra... - dice severus arrugando el entrecejo.

- Y yo, Sev, pero nunca la he probado. A mí si que me hace ilusión, oye. - te dice Zoe mirando de reojo a Severus. - En Hogwarts no la han puesto nunca hasta ahora, supongo que no entra dentro de la dieta del colegio... Y mis padres, bueno, digamos que hacer uso de servicios muggles no está dentro de su rutina.

Severus pone los ojos en blanco y se aleja, ocupando la esquina del sofá que Zoe había calentado con su siesta.

Zoe se acerca entonces más a ti, para hablarte en susurros.

- ¿Qué tal con Severus a solas? ¿De qué habéis hablado?

Debbie se ríe ante el inicio de tu respuesta, pero te escucha con atención hasta el final antes de hablar. Notas cierta tristeza en su expresión cuando dices lo de Zane, pero rápidamente se desvanece.

- Veamos. - Levanta tres dedos de la mano iquierza y con el índice d ela derecha los va bajadno mientras habla. - A Aldryn, Dippet y el resto no les pasará nada mientras no hagan nada estúpido. Si Mia hubies estado aquí, no te digo que Zane no hubiese encontrado la manera de convencer al resto de que una menos no cambiaba nada. - te dice con mero tono informativo, cómo si realmente aquellas cosas no le provocasen demasiados dolores de cabeza. - No los han traído para torturarlos por diversión, Aelia. Es todo parte de su plan, son material de chantaje.  Es fácil de ver teniendo en cuenta que se han tomado las molestias de esposar en lugar de cortar manos. - baja el tercer dedo, en lugar de él segundo en su mano. - Charlotte... Siempre ha estado un paso por delante con todo. De algún modo se entera de todo lo que ocurre y escoge sus pasos en consecuencia. No sé muchosobre lo que ha pasado o dónde está, lo que sé es que no está en Hogwarts. De hecho, segun Saana, ayer ya no lo estaba. - te contesta. Una respuesta que tal vez no sea lo que esperabas oír. - Y sobre esa persona que buscas... Tal vez podemos hacer algo aquí. Aquí hay registros y transcripciones de juicios, algunos claramente robados, seguramente porque incriminaban a alguien importante. El Señor Tenebroso tiene amigos por todas partes. Pero creo que no es la misma persona la que te envió aquella carta que me comentaste a principio de curso y el culpable. No me cuadra, pero podría equivocarme. - dice la chica encongiendose de hombros. - Aunque si te digo la verdad, de esas tres cosas que queires, dos me decepcionan. Tienes una biblioteca llena de magia prohibida a tu alcance, ¿y te preocupas de unos chavales que nunca se han preocupado por ti? Te has ablandado, Aelia.

-Bueno, bueno...- dije, encogiéndome de hombros ante la afirmación de Severus.

No quería parecer grosera o descortés, pero, como no tenía ni idea de la vida de Snape, no sabía hasta qué punto confraternizaba con cosas muggles. Y, como no quería ofender, nunca pregunté. No quería parecer que lo sondeaba ni que lo criticaba en silencio o lo juzgaba por tener tal o cual opinión o conocimiento sobre los no magos. Simplemente, quería que se sintiera cómodo comiendo algo que a mí me gustaba mucho, pero lamenté haber sido tan pesada, y me limité a frotarme con el dedo la nariz.

Me alegré mucho que en ese momento entrara Zoe, y pudiera distraerme con ella, hablando de cualquier cosa, y no tener a Severus continuamente incómodo. 

Seguí con la mirada a Snape, y me pregunté si estaba bien, si querría algo, pero no me atreví a preguntárselo. No delante de todo el mundo. No quería molestarlo.

Así que, sonreí a Zoe, y hablé de una pizza que estaba muy rica, y que esperaba siguieran haciéndola igual. 

Dejé de hablar en cuanto Zoe me preguntó aquello, y me encogí de hombros a modo de respuesta.

-De nada importante, la verdad- comenté, sonriendo-. He querido preguntarle un poco por su familia, pero no sabía cómo hacerlo. A lo mejor tú sí lo sabes, como llevas más tiempo que yo y eso, en el colegio- hice una pausa, y la miré-. ¿Sabes si Severus tiene familia cerca? Me ha dicho que no, pero no sé si me engaña. ¿Sabes si tiene problemas con sus padres y eso?- pregunté con algo de preocupación-. Es que a lo mejor querría estar con ellos ahora, pero no lo dice, o no se atreve a decirlo o algo.

Zoe mira a Severus tras tu pregunta, y tras comprobar que el chico no está atento a vuestra conversación, te contesta.

- Severus no habla de su vida fuera de Hogwarts, ni de su familia... Pero llevo 6 años en la misma casa que él y una de las ventajas de ser la chica invisible del curso es que te enteras de muchas cosas. - dice encongiéndose de hombros - A veces por que no se dan cuenta de tu presencia, otras por que a la gente le gusta cotillear o deshacerse de secretos si saben que no se van a propagar. Severus no cae ahí, es demasiado... -parece querer buscar una palabra que no acaba de encontrar, ya que ninguna parece definir exactamente a Snape -  Demasiado él. - acaba diciendo - Pero otras personas no.

Vuelve a mirar a Severus para saber si el terreno está libre. Tu hermano ha terminado de pedir las pizzas y a ido a sentarse a un sillón. severus y él se miran en silencio, cómo haciendo un pulso de miradas. Zoe viendo que no se preocupan de vosotras, te mira y sigue.

- ¿Sabes quién es Lily Evans? Al parecer viven bastante cerca, en el mismo pueblo, y se conocieron antes de empezar Hogwarts. Eran muy buenos amigos, pero el año pasado tuvieron una pelea... Y bueno, este año no se hablan realmente. Lily dice que es un pueblo muggle, y bueno... - se rasca la nariz bajando la mirada un poco avergonzada, tal vez. - Es un pueblo obrero, bastante pobre. - explica sin querer dar mucho detalle, pero a buen entendedor pocas palabras bastan. - A pesar de pasar mucho tiempo juntos en verano, Lily nunca ha ido a su casa o ha conocido a sus padres. Severus nunca quiso presentarselos, y no es por que se avergonzase de Lily, así que... No sé si va a querer hablar mucho de ello, la verdad. ¿Es importante para ti, saber sobre su familia?

Te vas acercando poco a poco y en sigilo, pero de repente notas algo curioso, algo que reconoces ya que tu hermano lo ha utilizado constantemente en casa de tu padre: un hechizo de alarma. Una pequeña y diminuta línea rodea la mansión a varios metros de distancia. Te percatas porque han talado los árboles, seguramente para evitar que en caso de que salte la arlama los instrusos tengan dónde esconderse.

Normalmente estos hechizos de alarma se activan para cualquiera que lo cruce sin estar acompañado de uno de los "habitantes", o a veces tienen la excepción de la puerta principal para no asustar con las visitas. 

El camino que lleva a la entrada de la mansión puedes ver que se pierde en dirección contraria a la que has venido tú, bajando una ladera.

Desde esta distancia puedes apreciar que seguramente todas las personas que había en el barco están en la mansión. Ves siluetas en algunas ventanas, y oyes voces de gente hablando en los jardines. Hablando en sueco, noruego o algo por el estilo, tal y cómo hacían Kristoff y Saana entre ellos en Hogwarts.

Al escuchar las primeras palabras de Zoe, me siento un poco mal. Era horrible que una chica tan aamble y comprensiva como ella sufriera un vacío por parte de los mismos miembros de su propia Casa. Como si su propia familia no la hablase. Debían de haber sido muy duros esos seis años en el Colegio, y apenas compartir nada con los demás. Ninguna anécdota que contar, o participar en alguna broma privada acerca de una profesor.

Diferentes pensamientos me invadían mientras escuchaba las palabras de Zoe, y me alegré aún más de poder decir que era mi amiga. Me gustaba que pudiera compartir cosas conmigo, aunque estuviéramos pasando por un momento difícil y complicado en el mundo mágico. Me gustó poder saber que podía contar conmigo para lo que quisiera.

-Entiendo- dije, asintiendo con la cabeza ante el hermetismo de Snape.

No quería ser indiscreta ni meterme donde no me llamaban, pero me resultaba como mínimo curioso que Severus no dijera nada acerca de su vida más allá del Colegio. Como si no tuviera, o no quisiera parecer que tuviera.

Al escuchar el nombre de esa tal Lily, giré la cabeza a ambos lados, negando con parsimonia. No, no tenía ni idea de quién era. Y, aunque me había parecido escuchar alguna vez el apellido Evans por los pasillos del Colegio, no había prestado atención. Como si decían Skans o Brams. No me preocupé por saber quién era.

Escuché con especial atención a lo que me contaba acerca de la relación que Severus y esa tal Lily habían tenido. Un monstruo dormido se giró en mi interior, rugiendo, al imaginármelos juntos, sontiendo y riendo, preguntándome si yo también sería capaz de ser una buena amigaa para Snape.

Arrugué la nariz ante falaces pensamientos, y negué con la cabeza, de nuevo, ante la pregunta de Zoe.

-No, no es importante- respondí-. Es mera curiosidad. Como nunca habla, y eso...

Dejé la frase morir, porque no sabía qué más añadir. No quería translucir un increíble interés por Severus, pero sí que quería preguntar un poco por su vida privada, aunque no me atreví a hacer más preguntas. No quería crear polémica, ni indagar en algo que, si Severus no quería revelarlo, no iba a ser yo quien hurgara en una herida abierta.

-Gracias, Zoe- dije, por la información.

Me rasqué el puente de la nariz, y no se me ocurrió ningún tema más de conversación. Lo cierto era que me preocupaba un poco lo que pudiera estar ocurriendo en el castillo.

Aelia, a medida que su amiga Deborah habla va bajando la cabeza poco a poco tras cada una de sus frases, como si le hicieran daño. Tenía parte de razón, sus compañeros no eran sus amigos, pero tampoco sabía Deborah cómo habían evolucionado las relaciones entre los muchachos ese último año… La verdad es que la relación entre Deborah y Zane y Aelia se había roto, posiblemente, cuando más necesitaba Aelia que estuviesen. Así que por esa parte, Aelia tenía claro que no estaba de acuerdo con lo que había dicho la otra muchacha, aunque no decir nada al respecto ante aquella situación la beneficiaba. —Tienes razón, Deborah. Quizá aquellos muchachos no sean mis amigos. En cuanto a Charlotte, no sé qué decir… Coincido contigo en que parece tenerlo todo previsto, pero no sabes la de horas que hemos estado juntas, no sólo con música, sino de muchas otras formas —dice, y se muerde el labio inferior—, y lo cierto es que la echo muchísimo de menos, y tengo muchas ganas de hablar con ellos. Sabes que no me convence mucho la idea de quedarme, no me puedo estar quieta, pero tanto tú como yo sabemos que me voy a quedar por aquí, escondida hasta que descubra lo que quiera o desista de ello, tras lo que me iré. Puede que Zane no lo sepa, pero estoy segura de que tú ya sabes que no es mi causa y no la voy a seguir a ciegas. Me quedaré… Por ahora —dice, sin moverse de su sitio, aunque está claro que su mano busca la de Deborah como pidiendo una confirmación de su movimiento y solicitando que la esconda de toda causa, tal como está ella por ahora.

EPILOGO DE MIA DARCY

Mia consiguió descubrir lo que parecía el cuartel de aquél grupo de mortífagos. Por muy Gryffindor impulsiva que fuese, sin embargo, llegó a la conclusión que no se iba a repetir lo del barco. Aquí había muchísima más gente, y muchísimos más adultos, además de hechizos de alarma y seguramente también defensivos.

Si hubiese ido sola tal vez se hubiese lanzado: un poco de metamorfomagia, un poco de actuacion y tal vez conseguía convencer a algunos de los guardias. Los conjuros de protección eran otro tema. Aún así, decidió no hacerlo.  Sabía que Joni acabaría muerto si ella desaparecía: sus opciones eran ser encontrado por aquellos que lo consideraban un traidor y seguir torturàndole hasta la muerte, o que sus heridas le matasen poco a poco, junto con la innanición. Mordiéndose la lengua para no lanzar una maldición al cielo, Mia Darcy optó por la mejor opción: salir de allí, salvar a Joni y buscar refuerzos. Pero primero necesitaba estabilizarle.

Consiguió algunos champiñones y bayas en el bosque, suficiente para que pudiesen saciar ligeramente su hambre y el cuerpo de Joni tuviese algo que consumir para curar sus heridas. Entre los conocimientos de los dos,  consiguieron establecer más o menos dónde estaban. AL menos lo suficiente para saber en qué dirección huir. Una vez cayese la noche, la oscuridad protegería su huída, y utilizando las estrellas y un par de conjuros simples de exploración, podrían marcar su ruta con mas exactitud. Al parecer las clases de astronomía servían para algo.
Con un nudo en el estómago y un sentimiento de abandono que Mia odiaba, la chica montó en la escoba con Joni bien atado a su espalda y remontó el vuelo..

Joni mantuvo la consciencia a duras penas durante la tarde, pero una vez la noche estuvo entrada, su cuerpo cayó rendido.  De vez en cuando abría los ojos y deliraba por el dolor. Mia podía notar cómo le subía la fiebre a pesar del frío de la noche y el viento en su cara. Joni estaba realmente mal y haberse auedado en la isla habría significado su muerte. Mia solo esperaba que el irse no hubiese significado la muerte del resto. Entendía la lógica que le habia expuesto Joni, eran prisioneros para usar en chantajes, pero eso no quitaba que le preocupase que tal vez no os quisiesen a todos. Definitivamnete tenía que sacarle de allí.

El viaje fue probablmente la experiencia más dura que había tenido que pasar Mia en su vida. Estaba exhausta, pero continuaba forzando la escoba para no perder velocidad ni altura y llegar pronto a algun sitio. Necesitaba además concentrarse en las estrellas para no perder el rumbo. Manterse despierta era soblemenete difícil, pero notas como Joni luchaba para mantenerse con vida daba fuerzas a Mia. 

Finalmente, cuándo el Sol empezó a salir, Mia vio tierra en el horizonte. No estaba segura de qué era, pero si de que al menos podía encontrar ayuda. Unos minutos después Mia vio que se trataba de una ciudad muggle, pero la buena noticia era que tendrían hospitales. Mia sólo esperaba que fuese suficiente. Aprovechando que las calles estaban practicamente vacias y los primeros rayos de sol obligaban a los pocos transeúntes a bajar la mirada, Mia fue capaz de aterrizar en un callejón cercano al hospital y cargar con Joni hasta la puerta de urgencias. Dos paramédicos que estaban descansando al lado de las ambulancias no tardaron en verles y ayudar a Mia con Joni. 

Mia utilizó sus mejores artes escénicas, además de su cansancio, para evitar la mayoría de preguntas de los doctores y enfermeros, que obviamente querían saber que había pasado. Lo atribuyeron al shock e ingresaron a Mia en una habitación también para descansar. La gryffindor sabía que su misión no había terminado, pero los calmantes hicieron que cayese rendida. 

Despertó horas más tardes, con la boca seca y dolor por todo el cuerpo. Se habia forzado demasiado y cuándo la adrenalina había desaparecido su cuerpo se había resentido. Por suerte o desgracia, había un agente de policia en la puerta de la habitación, junto con la enfermera que se apresuró en traer agua a Mia. La chica no podía explicarles que un grupo de mortìfagos había secuestrado a un puñado de niños y torturado a Joni, así que Mia optó por jugar la carta de la adolescente asustada. Era menor, tendrían que llamar a su padre. Entre los dos podrían hacer algo, o al menos tendría tiempo de pensar. 
Su padre no tardó en llegar, pero en ese tiempo Mia consiguió al menos saber que Joni estaba estable, pero en mal estado. Tenía varias costillas rotas y sus pulmones estaban al borde de haber sido perforados. Si Mia no le hubiese traido al hospital, posiblemente hubiese muerto. Tenía tambien varias fracturas en los dedos y la cara y varias inflamaciones internas. Sus órganos también habían sufido demasiado. Los médicos sabían que aquello era cosa de una paliza enorme, pero Mia se echaba a llorar si le preguntaban quien habia sido. Era la única manera en la que no le preguntaban más, al menos temporalmente. 
Su padre no apareció solo. Iba acompañado de un hombre que Mia claramente distinguió como un mago, probablemente alguien del ministerio. El padre de Mia la abrazó sin esconder las lágrimas, y cuando les dieron algo de privacidad, se pusieron al corriente. Mia no estaba preparada para oír lo que su padre y el mago del ministerio le contaron.

Durante la prueba en el lago habían atacado Hogwarts. En aquellos momentos el director y subdirectora seguían retenidos en el ministerio. Al parecer los mortífagos, con ayuda de gente en el interior, habían tomado cómo rehenes a la mayoría de estudiantes y atacar significaría la muerte de los niños. De hecho, ya había varios muertos, y por ello el ministerio aún estaba discutiendo las opciones. El ministerio no tenía noticias sobre sus hermanos, pero Mia vio en los ojos de su padre que el sabía algo más. Algo que no podía decirle aún. Cuándo Mia asimiló toda la información, necesito varios minutos para reponerse. Ella contó entonces todo lo que sabía y el mago del ministerio no tardó en pasar la información. En esos momentos en los que les dejó a solas, el apdre de Mia le explicó que Jack y Charlie estaban a salvo, pero estaban seguros de que habían espías en el ministerio y por eso no habían dado señales de vida aún. Jack le había prometido que protegería a Charlie, pero que tenían un planque mantendrían en secreto para poder salvar al resto de alumnos si el ministerio no conseguía deshacerse de sus topos. Mia se sorprendió de que su padre le contase eso sabiendo como era ella. No se quedaría quieta sabiendo esto. Entonces se dio cuenta. La miarada de su padre le decía que quería protegerla, pero también, sobretodo después de escuchar lo ocurrido, que Mia era fuerte y no se quedaría quieta. Si no iba a poder pararla, al menos prefería que fuese con su hermano, dónde sería útil pero estaría más a salvo.

Unas horas después, el mago del ministerio había conseguido sacar a Joni de allí y trasladarlo a un hospital mágico. Estaría en observación unas semanas, pero saldría de aquello gracias a Mia. Un par de conjuros obliviate hicieron que los medicos, enfermeros y policías olvidasen a Mia y Joni, aunque ambos agradecerían siempre la ayuda prestada.

La guerra había empezado, y Mia sabía a donde ir si quería formar parte de ella y salvar a sus amigos.
 

EPILOGO DE AELIA ARIN

Aelia decidió seguir neutral en aquella encrucijada. No necesitaba escoger un camino u otro, no le gustaba a dónde llevaban. Si se quedaba dónde estaba un poco mas, podría ver algo más y tal vez encontrar un tercer camino que le gustase más.
Mantuvo un perfil bajo junto a Debbie, sin asistir ni tan siquiera intentar espíar ninguna reunion, pero también sin bajar a las mazmorras. Aelia se conformaba con saber que sus compañeros de curso no estaban muertos ni los torturaban. Tal vez si aquello cambiaba le forzarían a moverse en alguna dirección. 

Lo que decidió fue seguir el ejemplo de Debbie y absorber toda la información que podia de todos aquellos libros prohibidos, pero también de los registros. Si algún día debía escoger, necesitaría aquello.

A sus oídos llegaron las noticias de lo que había pasado. Hogwarts había sido capturada, docenas de alumnos y algún profesor muertos o desparecidos. El resto era rehén en el castillo.

El ministerio, con las manos atadas, no podía atacar por miedo a más muertes, pero también por la presión de los padres. Además, al parecer, los mortífagos tenían infiltrados en el ministerio, con lo que siempre estaban un paso por delante.

Algún día, probablemente dentro de poco, Aelia tendría que escoger. Escoger si seguiría el camino de los mortífagos, escoger si escogía el camino que se les oponía, o crear un propio camino acorde a sus deseos.

EPILOGO DE DONNIE Y BRAD 

Donnie jugó al "juego de las preguntas" con el guarda, quien le aflojó los grilletes lo suficiente para que la sangre volviese a circular por sus venas. Las preguntas eran sobre cómo habían subido al barco aquellos que no habían sido capturados, pregunta que era más por curiosidad que táctica asi que Donnie le dio las respuestas que tenía. La otra pregunta era sobre sus afiliaciones y si tenían deseos de unirse al Señor Oscuro, a lo que todos se negaron en unisono.

La idea que Anne había tenido era escabullirse entre los barrotes. Cómo? Anne era animaga, y se convertía en un gato clavado a su mascota Snowy, excepto por los ojos. La voz de la razón hizo actúar a los chicos con cautela, y Anne sólo iría a investigar, y en cuánto oliese peligro, volvería. 

Anne hizo varios viajes durante varios días, recolectando información. Mientras tanto, a los chicos les traían comida, pero nunca  ala misma hora, para confundirles,  y les preguntaban de nuevo si querían unirse. Aparte de eso, no tenian contacto con nadie. De hecho, si no fuese por Anne, ni siquiera sabrían si era de día o de noche. eso les ayudabaa mantener la cordura e idear un plan.

La información que obtuvieron con mayor facilidad fue que había ocurido durante la prueba. Al parecer, Saana y Kristoff, habían estado reclutando alumnos a la causa. Por otro lado, las sirenas negras habían sido las encargadas de infiltrar mortifagos en la escuela. A su vez, el director y subdirectora estarian en el ministerio, donde parecían tener contactos. Todo había sido ideado para poder tomar Hogwarts. Docenas de alumnos y algunos profesores habían muerto o estaban desaparecidos. El resto, estaba dentro del castillo, como rehén, para evitar interrumpciones por parte de Dumbledore o el ministerio. Cada vez que intentaban algo, o bien los mortífagos estaban un paso por delante, obien algun alumno perdería su vida. 

Ellos era el plan B. Rehenes extra, aunque no sabían muy bien para qué. Era complicado para Anne recolectar información sin entrar en situaciones peligrosas.

Por otra parte, estaban en algun tipo de mansión en una isla. Estaba extremadamente protegida, con lo que no sería fácil entrar o salir. Zane, aquél excompañero al que tanto odiaban, estaba alli, jutno con Debbie. Al parecer Debbie pasaba todas sus horas diurnas con Aelia en la biblioteca. Los chicos no estaban seguros, pero parecía que Aelia había escogido un bando distinto al suyo. 

Los días y la tensión pasaba, pero los chicos no decaían. Saldrían de allí, sólo necesitaban el momento perfecto. 

EPILOGO DE IRINA Y DIANE

Los días pasaban, pero eran duros. Los alumnos más mayores que habían decidido quedarse y luchar, apenas tenían tiempo de comer y dormir. El resto de sus días eran entrenamientos rigurosos de la profesora Elina. Sabían que, en cuanto fuese el momento adecuado, tendrían que actuar para salvar a sus compañeros. Había grandes riesgos, pero todos estaban determinados a ayudar.

Era por esto que tenían que mejorar muchísimo sus habilidades en un corto tiempo. No podían dejar nada al azar. Durante aquellos días algunas personas extra, estudiantes algunos, se añadieron a sus filas de la resistencia. Era secreto, er difícil, pero habiendo espías en el ministerio eran tam vez la única posibilidad para salvar a los estudiantes. Por ello no tenían contacto con el mundo exterior. Sus familias no sabían nada sobre ellos, pero mantenerse ocultos era su mejor baza. 

Por suerte o desgracia para aquellos adolescentes, habían tenido que madurar de golpe. 

EPILOGO DE LONDON

London ya sabía muchísimo más que otros sobre lo que estaba pasando, gracias a Severus. El chico había decidido cambiar el camino que había escogido gracias a London y Zoe, quien le habían enseñado una luz cuando todo lo que veía era oscuridad. 

Los mortífagos habían tomado el control de Hogwarts y el ministerio y el director tenían las manos atadas. Era una guerra de paciencia y desgaste, esperando a que alguien cometiese un error. London, Severus y Zoe habían decidido mantener un perfil bajo hasta que se aclarasen un poco las cosas. Era peligroso anunciar que estaban vivos y a salvo, sobretodo dada la relación de Severus con los hechos. Los chicos habían decidido concentrarse en aprender oclumancia para no tener que pensar, aunque sabían que en algun momento tendrían que tomar una decisión. 

¿Sería su decisión apartarse de la batalla, y mantenerse escondidos hasta que terminase?

¿Decidirían irse con sus familias y vivir como el resto de en aquellos tiempos turbulentos? 

¿O tal vez decidirían ayudar a algun bando? ¿Salvar a sus compañeros de colegio y defender al mundo mágico de los mortífagos, o tal vez volver a girarse hacia la oscuridad e unirse al bando del Señor Oscuro? 

La decisión tendrían que tal vez tomarla antes de lo que esperaban, pero hasta ese momento, disfrutarían de aquél pequeño oasis de paz donde los tres se tenían los unos a los otros.