-Tócate los huevos....¿No son capaces de quedarse quitos dos minutos? Joder. Pues paso de ellos.
Nerly me ha indicado donde tienen una base y sospecho que hacia allí es hacia donde salió disparada Mía...y tal vez haya otros. Quizá han capturado gente...que se yo. También es probable que estén esperando lucha alrededor del lago, gente saliendo y eso pero no es su base...puede que sea menos peligroso allí...en principio.
-Caeca temporalis.
Nado a toda pastilla hacia la salida al río, donde me ha indicado Nerly.
Motivo: caeca
Tirada: 1d20
Dificultad: 19+
Resultado: 12(+21)=33 (Exito)
Sí... iré al castillo, allí sabrán qué hacer y... un momento... ¿Dónde coño...?
Me había perdido, o eso creía. No veía el castillo por ninguna parte... y eso era malo, debíamos estar realmente lejos, el castillo era jodidamente grande y si no se veía...
Escuché como el barco se movía. Qué hacía, qué hacía... Me mordí el labio. No me quedaba otra opción. Una parte de mí estaba asustada y quería irse a casa, meterme en mi cama y hacerme un ovillo en mis sábanas. Pero otra me llamaba, me gritaba que fuese tras ese barco, que ahí estaba la aventura y emoción que siempre había buscado. Sé que no debería pero... ¿acaso me queda otra opción?
Redirijo mi escoba y sigo desde arriba el barco.
Sin hacer caso de la pregunta que Zane me había lanzado, pues era muy curioso el reencuentro y no estaba dispuesta, en un alarde de egoísmo que en otras situaciones hubiera dicho que estaba rozando lo histriónico, a perderlo tan rápido, me levanté lentamente de la silla en la que había estado sentada escuchando su oración, tomando el vaso de agua, al que no había dado un solo trago. No tenía la boca seca, aunque tenía que decir que el trato que estaba dándome Zane podía considerarse de privilegiado. Sin embargo, yo no me sentía tal. Seguía sintiendo la amenaza. Y no había pasado por alto que Zane y Debbie se habían olvidado que tan solo hacía un día que había cumplido años. Claro, sería una de las cosas que no iban a importar una vez dentro. Todavía sosteniendo ése vaso en la mano, noté la picazón en la garganta y la calmé con un sorbo minúsculo por reflejo, como si el agua de ese vaso fuera el recurso más preciado del Universo. Dejé el vaso en la mesa, y noté cómo se me nublaban los sentidos. Más que eso, nublé mis propios sentidos unos instantes. No pensar, durante unos momentos, era más que necesario. Sin pretenderlo, empecé a caminar despacio hacia Debbie, que seguía leyendo, y me quedé a un metro escaso de ella, mirándola a los ojos, como tratando de explicarle, desesperadamente, que las causas y la guerra no iban conmigo, que lo que más deseaba era estar con Debbie leyendo o en cualquier lado en el que no se me obligara a tomar una decisión tan difícil. Todo había cambiado tanto en tan poco tiempo que no era capaz de discernir qué era lo correcto y qué no. —¿Puedes entender cómo me siento, Deborah? —musité. Me daba igual que Zane me escuchara o que no lo hiciera, aunque esas palabras tenían un único destinatario. Me senté de nuevo en la silla, frente a Zane, y me cubrí las sienes con las palmas de mis manos, mirando hacia abajo, realizando un esfuerzo titánico para no llorar desconsolada. Notaba mi mandíbula temblar y mi cuerpo estremecerse, sometido a una presión mayor a la que el estúpido tritón había ejercido sobre mí unos momentos atrás.
Tras esperar unos minutos quieta, alcé la mirada. No había un atisbo de mi sonrisa. —Zane, sé que no estoy en condiciones de pedir muchas cosas, pero te propongo una contraoferta. Te reto a un duelo —sabedora de que para Zane una oportunidad de lucirse difícilmente es desaprovechada, jugué esa baza. Realmente, era cuestión de azar—. Todos los magos merecen un juicio digno. Si me vences limpiamente, sin borrarme la memoria ni dejarme gilipollas ni matarme, accederé a servir en calidad de espía para el Señor Tenebroso, con lo que ello implica, es decir, volver allá arriba en calidad de preso y enviar informes, pero a cambio pediré protección, como es lógico, y tener cerca a Charlotte, como sea. Si te venzo, quiero poder desentenderme de la guerra y que ella se desentienda de mí. Yo no interferiré en los planes del Señor Tenebroso, y el Señor Tenebroso no me considerará su enemigo, porque en realidad no tengo nada en contra ni a favor de la guerra. ¿Aceptas? —Dije, abriendo un poco las comisuras de los labios en una sonrisa y extendiendo la mano hacia él.
- Brat! - escuchas que Nerly te llama y envía un carro de Grindyllows hacia ti. - Con esto al menos tienes una posibilidad de seguirles el rastro, pero será difícil que los alcances. Suerte. - Te dice haciendo un gesto con la mano que no conoces, pero supones que es la manera en la que se desean suerte entre ellos.
Digamos que te los envia antes de que te desaparezcas, proque si no ya te e dicho que no los alcanzarás en la vida xD
Debbie te mira sin decir nada. No sonríe tampoco. Finalmente cuándo te das la vuela y empiezas a habalr, Zane se recuesta pensando en que ya sabe tu respuesta. Sin embargo frunce ligeramente el ceño mientras habla. No quería esa respuesta, eso es obvio, y la sonrisa que empieza a dibujarse en su cara no augura nada bueno.
- Aelia, Aelia, Aelia... - dice con tono condescendiente mientras niega con la cabeza. Se levanta y te apunta con la varita. - Creo que no has entendido nada. Si te estaba dando esta oportunidad de oro es porque éramos amigos. Ninguno de los palurdos ahí arriba tendrá esta elección. Pero no hay nada negociable aquí. Es que acaso crees que esto es todo cosa mía? Admito que tengo ciertos privilegios, - dice con arrogancia - pero las órdenes del Señor Tenebroso son inquebrantables.
Te rodea sin dejar de apuntarte y con la mano libre le da tu varita a Debbie.
- Sólo hay dos maneras de servir al Señor Tenebroso: voluntariamente, demostrando lealtad; o siendo utilizado bajo amenaza o imperius si eres lo suficientemente idiota como para plantar cara. Si no está con él, estás contra él. Servirle por perder un duelo y encima pedir condiciones? JA! - se ríe de manera desagradable, tratándote de idiota tal vez. - En qué mundo vives, Aelia? Desde cuando un perdedor puede poner condiciones a su castigo? Y ya te he dicho que te ofrecá esta oportunidad porque eras amiga mía, pero el Señor Tenebroso no te necesita. Si no quieres unirte, acabarás cómo el resto. No hay nada que negociar.
Te lanza entonces un conjuro que te ata las manos de nuevo a la espalda.
- Qué decepción. Creíamos que verías esta oportunidad por lo que es, el premio gordo: Descubrirías lo que querías descubrir de tu pasado y estarías en el lado vencedor. Has pasado demasiado tiempo con esos sangre sucias desde que nos fuimos. Te han estropeado. - finaliza el discurso antes de señalarte que salgáis. Seguramente va a llevarte con el resto.
-¡Gracias Nerly!
Le respondo alzando un pulgar.
Sí, pero en ningún momento he dicho yo que pretendiese alcanzarlos -pues ya sabía que no podría, lo dijiste- sino llegar al sitio que me indicó Nerly.
Pero se entiende la confusión xD
Se acercaba el momento. Era decisivo. Tomar decisiones era lo que hacía crecer a las personas, y no la edad. Cada vez que se tomaba una decisión era cuestión de tiempo que ésta se volviera en contra haciendo preguntar a la persona qué habría pasado si se hubiera escogido la otra opción.
El arrepentimiento formaba parte de mí, igual que mi forma de pensar o actuar, pero aquel día bajo el lago, al ver tanto a Zoe como a Severus sentí que formábamos un grupo de verdad, un equipo compenetrado y luchador. Tanto de unos como de otros habían pasado los demás. Bien, pues era hora de hacer cada uno su destino.
Como una energía rara y extraña, pero repentina y fuerte me traspasó entera al sentir el contacto de la mano de Severus. Había varias cosas que no soportaba, entre ellas el contacto físico, y fue por ello que, después de tanto tiempo sin sentir una mano cogiendo la mía, no pude evitar mirar a los ojos a Snape con una mirada brillante, sonriendo.
Cuando me quise dar cuenta de lo que significaba aquello, nadaba junto a él y Zoe a lo largo del lago, separándonos de la zona de las sirenas y Brad.
-Claro que sabemos Ascendio- aseguré, asintiendo con la cabeza, sonriente-. ¿Por qué? ¿Es hora de practicarlo?
Sorry, master, por la tardanza D:
Veo aterrorizado como empezamos a alejarnos de Hogwarts. Tras las palabras de Joni lo único que consigo decir es:
¿Al norte? ¿Qué puede haber allí como para que les interesemos como rehenes?
PD: Cuando salisteis a la superficie Hogwarts ya no se veía. Creo que os puse que estabais básicamente en medio de la nada. ^^
Tras dar dos pasos, con las manos atadas, me detuve. —Espera, Zane —dije, girándome lentamente. “Tengo que hacerlo. Por Charlotte...” pensé. —Acepto. Pero me gustaría ser llevada con ellos, para no levantar sospechas. Y sí quiero pedirte una cosa, Zane. Bueno, la verdad es que quiero pedirte tres cosas. Llámalo privilegios por ser uno de los vuestros, o llámalo como quieras. La primera —empecé, moviendo el cuello un poco para destensarlo —es que me acerques a Charlotte, dentro de tus posibilidades. Se ha convertido en alguien importante para mí. La segunda es que me ayudes a encontrar a la persona que mató a mis padres y me privó de una infancia con ellos. Y la última es que, en algún momento, volvamos a tener un duelo —resté expectante, esperando a ver qué decía Zane. Si le parecía mal, peor para él.
Znae se detiene y te hace dar la vuelta, con bastante delicadeza, para escuchar lo que estabas diciendo. sonríe de medio lado.
- Veo que has entrado en razón. - Zane entendía que Aelia hubiese intentado negociar. No hubiese esperado otra cosa de la chica, de hecho. Aceptar con los ojos cerrados habría sido algo decepcionante. Escuchó atentamente la propusta. Era lo que él tenía en mente, excepto por lo de Charlotte y el duelo. No sabía por qué Aelia tenía tantas ganas de batirse en duelo con él. - Es lo que te iba a proponer, que mantuvieses las formas de momento e hicieses ver que no pasaba nada. Y ya te he dicho que el Señor Tenebroso puede ayudarte con esa pregunta tuya. Sobre Charlotte, no te preocupes. Le podrás escribir sin problemas. Está en la mansión de su familia. - sonríe entonces - Y el duelo lo podemos tener cuándo quieras, una vez lleguemos a tierra y prometas tu lealtad al Señor Tenebroso para esta guerra.
Aliviadísima acelero el paso para alcanzarles. Mi mirada busca desesperadamente a Remus, en la vida había tenido tantas ganas de verle. Pongo las manos en alto cuando me acerco a ellos, para que sepan que voy en son de paz. Se me olvida de nuevo que soy invisible así que, alzando el tono un poco -teniendo en cuenta de que antes solo susurraba- les hablo.
- Somos Irina Arkho y Diane Wolf. Os estábamos buscando. Somos invisibles ¿Qué ha pasado? - Digo notando mi voz temblorosa a la par que aliviada de verles y sentirme protegida.
Asentí con cuidado, con una pequeña sonrisa en mi rostro. Ésta no presagiaba grandes cosas, pero sin embargo mis manos se tensaron un poco. —Necesito que hagas algo ahora mismo, Zane. Para darle más veracidad a esta situación lo óptimo será que me dejes alguna marca visible que dé la impresión de que me habéis estado interrogando. Obviamente no quiero nada que sea permanente, aunque soportaré unas marcas durante algunas horas. Quiero que dé la impresión de que he sido torturada. Será la mejor forma de explicar este lapso de tiempo. —Estaba preparada para recibir algún hechizo hiriente o malintencionado, aunque esta vez no iba a poderlo evitar sino que me preparaba fisiológicamente para recibirlo.
Las chicas ven cómo la barrera protecrora desaparece y tras ella están sus amigos y compañeros. Están ambos hermanos de Mia (tanto Jack, el mayor, como Charlie el pequeño), Lily Evans, James Potter, Sirius Black, Remus Lupin, la herman de Diane Sofia, así cómo sus primas Agnés y Evelyn, Ellen Anderson, la sobrina de Irazzi Inuix. También están Sean y Marcus Franklin, Annie Dippet (la hermana de Dean), las hermanas Pierce de Gryffindor y un par de niños y niñas más jóvenes. En total son 25.
Zane frunce un poco el ceño y tuerce el gesto.
- No sabía que te iban estas cosas, Aelia...- dice bromeando un poco. - ¿Y de qué se supone que te he interrogado, y a ellos no? Dile la verdad: que te he preguntado si queríais unirte a la causa. Y continúa con una mentira: que te has negado rotundamente y que te he prometido que esa estupidez te traerá sóo desgracia. Mételes miedo. Disfruta el poder de engañarles y mover sus hilos a tu antojo. Verás que es de lo más divertido.
Tu aun puedes contestar, pero abro ya nueva escena. Intentaré dejarla un poco ambigua para que puedas contar al resto lo que auieras.
Escena cerrada. Empieza nueva escena.
Si alguno quiere comentar aún algo, puede.
Snape nos lleva hacia la dirección contraria a Brad y yo le sigo, aunque no me hace falta porque tira de mí. Cuando llegamos a cierto punto nos pregunta por el hechizo "ascendio"- Sí. ¿Lo usamos ya? ¿Aquí? Estoy dispuesta a hacerlo. Como tu digas Snape.