Partida Rol por web

Llegas al pasillo correspondiente y tras asegurarte que no hay nadie alrededor haces cosquillas a la pera del cuadro. Una manivela se crea y pasas a través del hueco a las cocinas. 

Los elfos están ocupados limpiando los platos sucios de la comida. Hay decenas de ellos pero no te cuesta nada ver a Bongo al fondo, ocupado con una fuente de fruta.

Voy andando hasta llegar al cuadro de la pera, tras asegurarme completamente de que no hay nadie mirando, le hago cosquillas a la pera con un dedo. Es un método muy divertido de abrir una puerta, además, cuando la pera se mueve por las cosquillas es muy mona. Finalmente, muevo la manivela para que se abra la puerta y pueda entrar dentro de las cocinas, donde están todos los elfos domésticos atareados limpiando. 

-¡Hola a todos!-los saludo con una sonrisa. Cuando veo a Bongo al fondo, limpiando, voy dando saltitos hacia a él y espero a que suelte el frutero para darle un abrazo.-¡Hola, Bongo, he venido como prometí ayer! ¿Cómo estás? 

Bongo, al igual que el resto de elfos domésticos, alzan la mirada. El jefe de las cocinas sonríe y se acerca a ti, ahciendote una graciosa reverencia.

- ¡Oh! ¡La señorita ha venido de verdad! ¡Bongo está muy contento, sísí! ¿Viene para aprender a hacer el pastel?

Sonrío cuando me hace esa reverencia, tal vez los elfos domésticos estén acostumbrados a saludar así a los demás. Parecen muy divertidos.

Asiento cuando el elfo me pregunta el motivo por el que he venido, quería aprender a hacer una rica tarta y poder hacerla para mi familia y amigos. Ahora que pensaba en ellos, los echaba mucho de menos... a papá, a Charlie y a Helen incluso un poco... pero sólo por sus pasteles, porque están muy ricos. Pero cuando Bongo me enseñe, ya no hará falta que Helen los haga  porque los haré yo, ya lo verán. 

-¡Sí! Quiero aprender, ¿me enseñas, por favor?-le pregunto amablemente.

- ¡Oh sí, claro! ¿Es el cumpleaños de alguien? Podemos conseguir velas. ¡Lino! - grita a otro Elfo doméstico - Dale a la señorita Mia un delantal y llévala a la encimera de los postres. - al parecer cada lugar en la cocina está especialmente para un tipo de asunto. Son organizados estos Elfos. - Señorita Mia, ahora va Bongo también. No puedo dejar mis platos a medias mientras el resto no termine, Bongo no sería un buen jefe. Lino le ayudará con los ingredientes. ¿Le gustaría algún ingrediente en especial, señorita Mia? Bongo sabe un montón de recetas deliciosas.

-¡Oh, no, no! No es para ningún cumpleaños.-niego con la cabeza y muevo las manos, aunque pensándolo ahora... ¡no sabía el cumpleaños de ninguno! ¡¡Son mis amigos y no sé su cumpleaños!! ¡Cómo es posible algo así!-Pero cuando sepa cuándo son, les haré el pastel que me enseñes, seguro que está muy rico.-sonrío entusiasmada.

Asiento cuando dice que tiene que terminar sus tareas, parece que es un elfo doméstico muy responsable... tal vez todos sean así. Eso está muy bien, papá no deja de decirme que es muy importante ser responsable y terminar lo que se empieza. 

-Pues... me gusta el chocolate.-le respondo a Bongo con una sonrisa amable. Cuando se aleja para seguir trabajando y viene otro elfo lo saludo:-¡Hola, Lino! Me llamo Mia Darcy, encantada de conocerte. Puedes llamarme Mia, ¿vale? Es más bonito y corto.-me río.-Gracias por ayudarme a preparar los ingredientes, seguro que está muy rica la tarta.

- Es un placer, señorita. Y hacer pasteles es divertido... - contesta Lino mientras te da un delantal y empieza a sacar ingredientes: harina, huevos, leche, azúcar, levadura...

Es Bongo el que, tras escuchar tu petición, va a buscar chocolate de repostería y lo deja junto al resto de ingredientes. 

- ¿Le gustan las frambuesas, señorita Mia? El pastel que Bongo va a enseñarle es de chocolate y frambuesas frescas. ¡Una delicia! Del mismo jardín de Hogwarts. Veamos señorita Mia, empezamos con la base. Necesitamos separar las yemas* de las claras, ponemos esto aquí...

El tiempo pasa volando y para cuándo terminais la tarde se te ha ido de las manos en gran medida, pero el resultado es aparentemente delicioso.

Bongo corta un trozo y te lo sirve. El elfo tiene harina y chocolate en la cara, pero lo que más destaca es una sonrisa de satisfacción.

- ¡Pruébelo señorita Mia, pruébelo!

Comienzo a hacer el pastel con Bongo, asintiendo cuando me pregunta si me gustan las frambuesas. Prácticamente se me va toda la tarde haciendo el pastel con Bongo y yo también acabo manchada de harina y chocolate, pero me encanta mancharme mientras cocino. Sólo espero que no se me haya manchado el uniforme, dejé la larga túnica a un lado para que no se manchase. 

Mientras lo elaboramos, no dejo de hablarle sobre mi familia: 

-¿Tú tienes hermanos? Yo sí, tengo dos hermanos: Jack y Charlie. Jack está estudiando aquí, es de quinto curso, ¿lo conoces? es de Ravenclaw y es muy, muy, listo, aunque un poco soso y serio, pero yo le quiero mucho y me defiende siempre que estoy en problemas, ¿sabes? Es muy bueno conmigo aunque le guste chincharme demasiado. Charlie es mi hermano pequeño, pero no puede venir a Hogwarts hasta dentro de dos años, es un niño muy inteligente también, pero es más divertido que Jack y le gusta mucho que cambie mi pelo de color así-en ese momento cambio de color mi pelo a un marrón del mismo color del chocolate que estamos cocinando. Me río y sigo hablando.-Nuestro juego favorito es uno en el que él piensa un color y yo tengo que adivinarlo con mi pelo. A veces hace trampas y miente cambiando de color en el último momento, lo sé.-le cuento como si fuera una confidencia.-También vivo con mi papá, mi papá no es mago, pero es cirujano. Él cura a la gente que está enferma y la gente siempre se lo agradece, por eso lo admiro mucho... Es el mejor papá del mundo y me lleva al lago para montar en los botes del lago y remar. Tengo una madrastra que se llama Helen, a mí no me cae muy bien porque... porque... no sé, es muy pesada y no me gusta para papá. Aunque hace unos pasteles ricos, pero cuando vuelva a casa y le enseñe lo que he aprendido contigo, ¡ni para eso hará falta! Mamá era mejor que ella...-me pongo un poco triste cuando me acuerdo de mamá y suspiro. Pero sacudo la cabeza y sonrío de nuevo:-Mi mamá era la mejor del mundo... pero falleció cuando era pequeña... Pero aún así la sigo queriendo mucho y cuando duermo, sueño con ella y hablamos, así es como si nunca se hubiese ido ¿sabes?

Finalmente, el tiempo pasa y el pastel ya está listo cuando he terminado de hablarle sobre mi familia. Aunque me he puesto algo triste, se me pasa enseguida cuando Bongo me tiende un trozo de pastel. Lo pruebo respondiéndole con una sonrisa de oreja a oreja. ¡Está riquísimo! ¡Se nota que es él el jefe de las cocinas! Aunque tal vez me sepa aún mejor porque lo he hecho yo también. Papá dice que las cosas hechas por uno mismo siempre saben mejor. 

-¡Está riquísimo, Bongo!-le felicito muy alegre.-Prueba un poco tú también, seguro que te gusta. Podemos compartirlo con los otros elfos, ¿no?-le propongo con la misma alegría. 

Después dejo el pastel a un lado y le doy un abrazo y un beso en la mejilla. Me siento muy feliz de estar ahí en ese momento y Bongo es un amigo genial. 

Bongo parecía disfrutar de tu historia, pareciéndole todo increíblemente interesante o divertido. Lino, el elfo ayudante, también parecía absorto en todo lo que decías. De hecho te fijas que hay otros elfos que una vez han terminado sus tareas agudizan la oreja. Cuándo finalmente acabáis y aceptas el trozo de pastel, la sonrisa de Bongo le llega de oreja a oreja cuándo le dices que te ha gustado, para inmediatamente cambiar a sorpresa cuándo ofreces compartir el resto.

- ¿La señorita Mia quiere compartir su pastel? Pero es suyo... ¿Está segura señorita Mia?

Sin embargo, tu abrazo lo hace quedar mudo y tieso, y ves que empieza a coger color en las mejillas mientras el resto de elfos se ríe bajito del jefe de las cocinas.

Cuando me separo de él lo miro con la misma sonrisa. Entonces asiento con energía, ¡claro que quería compartir mi pastel! Es una tarta bien grande, seguro que da para que podamos merendar todos. 

-¡Claro que sí, Bongo! De todas formas, yo sola no iba a poder con todo ese pastel.-le digo riendo. Entonces comienzo a contar a todos los elfos domésticos de las cocinas para saber cuántos trozos de pastel debo cortar.-¡Venid todos! Vamos a comer pastel, está muy rico, ya veréis. 

Los llamo a todos para que vengan y podamos comer tarta. 

La verdad es que probablemente hay más elfos de lo que el pastel puede permitir, pero con trocitos pequeñitos tal vez hay suficiente para todos.

La mayoría se acerca con una mezcla de emoción y gratitud, algunos más sorprendidos que otros. Unos pocos con muchas dudas y la cabeza baja. Sin embargo, al final, todos consiguen un trocito y se relamen agradecidos. 

Teniendo en cuenta lo bien que cocinan probablemente no pasen hambre y coman pasteles incluso, pero parece que la diferencia es que esta vez una humana lo ha hecho para ellos, no al revés.

- Es usted tan generosa, señorita Mia... - dice Lino al terminar su trocito.

El resto de elfos le hace coro entonces y puedes escuchar "¡Sí,sí!", "¡La señorita Mia es muy buena!", "La señorita es todo generosidad", "¡Qué simpática!" y toda una mezcla de halagos y gracias.