Partida Rol por web

- Pondría la mano en el fuego que es en el lago. Hasta ahora los títulos de las pruebas han sido bastante claros. así que supongo que nos va a tocar meternos en el agua. Sabéis nadar? Y creo que nos tocará buscar una manera de respirar bajo el agua.

-Si, yo también pienso que será en el lago. Podríamos ir preparando branquialgas o algo parecido... - Digo pensativa con tal de recordar algún hechizo que nos pueda servir para la prueba del lago. ¿Y si al final resulta que la prueba no es del lago? Me quedo más pensativa aún.

Así que, agua. Estaba claro que el Lago podía guardar las peores criaturas a las que nos podíamos enfrentar, y temí por ello. Perder el liderazgo en los juegos me ponía nerviosa, y era algo que me impedía disfrutar plenamente de los juegos. En lugar de jugar para divertirme, jugaba para ganar. Y aunque eso le hubiera encantado a mi padre, no era algo que me había enseñado mi hermano mayor.

Suspiré, poniendo en el pergamino la palabra agua, y Lago en grandes, como si fueran nuestro enemigo a abatir.

-Hechizos para el agua- dije en voz alta, aunque casi parecía más un pensamiento-. Hechizos para respirar, claro. No creo que sea ir, hacer "chip, chap" en la orilla del Lago, y volver- bromeé-, y miréa Severus-. ¿Alguna idea? ¿Hechizos para ver claramente en el agua, y sobrevivir sin tener que aguantar la respiración?

Pensé en el casco-burbuja, pero recordaba que era complicado y para cursos mayores. No era muy ducha en pociones, por lo que pensé en Snape de manera inmediata: quizá había alguna poción que nos pudiera ayudar.

Miré también a Zoe, sonriente.

-¿Alguna idea, Zoe?

Cuando dijo aquello de las branquial gas, ladeé la cabeza e hice un gesto con la boca. No me sonaban para nada.

- ​Ya me dirás tú de donde sacas una planta tan extraña... No crecen en los libros que lees, Zoe. - dice Severus pasándose ligeramente de la raya. Ultimamente está más irascible de lo normal. -  Ahora no se me ocurre ninguna, pero buscaré. Algo tiene que haber. Vosotras podéis buscar conjuros o hechizos útiles. Hay muchas posibilidades, ya escogeremos la más efectiva.*

- ¿Y estrategia?

Debía reconocerlo: a mí el agua no me gustaba, y si podía evitarlo, mejor. Cuando miraba de vez en cuando el Lago, y su superficie acerada, oscura, como una gran boca, me devolvía la miraba, sentía que me engullía.

Tragué saliva con dificultad. Iba a ser una prueba dura. Y claustrofóbica, más para romper la fortaleza de la mente que la física.

—¿Es muy rara, entonces?— pregunté ante el comentario que dijo Severus a Zoe acerca de las branquialgas. A mí no me sonaban para nada, pues mi fuerte no era la Herbología, y en mi antiguo Colegio apenas le daban mucha importancia, por lo que algo que me parecía posible (conseguir una planta no debía de ser difícil, para eso teníamos los invernaderos), vi que sí que era un problema—. Vaya…— me desinflé un poco, y miré el pergamino de apuntes que aún seguía prácticamente en blanco.

Cuando Snape habló de los conjuros, se me iluminó la cara. Sí, aquel debía de ser nuestro punto fuerte.

—Algo para respirar bajo el agua, eso está fácil— dije, dando una palmada, animada—. Hay encantamientos que crean una burbuja de aire alrededor de la boca y la nariz, seguro que eso es suficiente.

En cuanto a cómo nos enfrentaríamos al Lago, no ya al respirar bajo el agua, sino a sus criaturas submarinas, era algo que me ponía nerviosa. Nunca se me había ocurrido que toda una cantidad ingente de criaturas vivían bajo el agua, y ahora me arrepentía de no haber sido más despierta y curiosa, y haber estudiado acerca de ello.

—Nuestras varitas no pueden faltar— dije, señalando la mía que descansaba en una mesa cercana—. Podríamos tratar de conseguir algo afilado, algún cuchillo o navaja muggle— indiqué—. Podríamos tomar un cuchillo de la Mesa cuando vayamos a comer— sugerí—. O…— no estaba segura de que un cuchillo nos fuera a ayudar, y mucho menos cuando teníamos las varita que ya eran de por sí amenazantes—. No, de momento, no se me ocurre nada más— terminé encogiéndome de hombros, sonriente. 

- No creo que un cuchillo para comer sirva de nada. Mejor usar las varitas. Entonces, ¿el casco brubuja*? deberíamos decidir sobre la estrategia. ¿Separados, juntos? No podemos usar el pergamino de la otra vez debajo del agua así que si nos separamos necesitaríamos otro tipo de "comunicador".

Me sentí como una estúpida. Severus tenía razón. Un maldito cuchillo para comer la carne de la comida no podía hacer nada frente a nuestras varitas. Bajé la cabeza, algo humillada, y me desinflé un poco, pues no se me ocurría nada que pensar y aportar.

Dejé que Severus preguntara algo más, y me rasqué la nuca, pensando.

—¿Y si en el caso de que nos separáramos usáramos haces de luz?— sugerí, encogiéndome de hombros—. Chispas, por ejemplo, de diferentes colores para indicar nuestro estado. Rojo de peligro, por ejemplo. Doradas en el caso de que encontremos un objeto o lo que nos pidan en la prueba. Verde de que estamos a salvo…— fui diciendo, esperando que fuera algo más útil—. Me gustaría permanecer todo el tiempo juntos, sobre todo en un sitio tan hostil, pero si tenemos que separarnos, podemos usar el código de colores.

Pensé, después, en el hechizo del caso burbuja, y no se me ocurría nada mejor. Sabía que era un hechizo difícil, pues a mis hermanos mayores se lo había escuchado, pero me llenaba algo de arrogancia, por lo que lo subestimé hasta el punto de que me creía que podía salirnos perfectamente a nosotros.   

- Me parece bien, per el lago es muy oscuro. Deberíamos intentar no alejarnos mucho... Por cierto, si no teneis una idea mejor, con el frío que va a hacer, prepararé alguna pocióm que evite una hhipotermia.

-Si, en eso es en lo que estaba pensando, en el frío. Y a mi también me parece bien London. Y sí, estaría bisn que prepares una poción, es una suerte tenerte aquí - dije sonriendo.

Miré de manera alternativa tanto a Zoe como a Severus, y di una palmada de puro entusiasmo. Lo teníamos todo más o menos decidido, y me gustaba pensar que mi idea de las chispas de colores podía ayudarnos en algún momento de la prueba. Aunque deseé que las chispas rojas no las usáramos jamás.

—Entonces, genial— dije, cuando Severus indicó que haría una poción, y miré a Zoe, con la mirada brillante—. La verdad es que sí, que es toda una suerte.

Hacíamos buen equipo, y me gustaba. Éramos algo raros, cohibidos, y muy metidos en nuestro propio mundo, pero me encantaba poder demostrar al resto del mundo que podíamos ganar lo que nos diera la gana… al menos de momento.

—Bueno, pues creo que ya está todo— dije, mirando a los demás por si tenían algo más que decir.