Partida Rol por web

Lady Elaena abrazo con fuerza a su hija, le alegraba el haber despertado esa chispa Targaryen que había en su hija. No todos querían ser jinetes de dragón y el único que había demostrado serio interés era Maegor hasta el momento.

-Claro que te llamaré y podrás montarlo todo lo que quieras.- Dijo la señora de la casa. -Pero recuerda que esta es herencia de tu hermano y cuando él sea jinete tal vez no te deje montarlo con tanta frecuencia.- aclaró. -De todos modos para eso falta aún mucho tiempo.-

Esta vez cuando Daenyra volvió a tocar temas complicados la señora de la casa le resto importancia a lo que sentía ya que no quería arruinar la experiencia que había tenido. -Solo ten cuidado donde te metes o que es lo que haces, si tienes razón en lo que dices habrá gente que no le importara nada con el objetivo de silenciarte. Tanto el tema de Pricilla como el de Dhalia son riesgoso, pero no le pondré cadenas a tu empeño por saber qué es lo que sucede.

- Pues mi hermano creo que se quedará sin dragón, porque vos no nos dejaréis nunca ¿verdad? - Miró a su madre con adoración y con esa idea que tienen todos los chiquillos de que sus progenitores son inmortales y nunca les faltarán.

- Yo me buscaré uno en las cuevas, estoy segura de que pronto Arrkax se animará a dejarnos algún regalo, ya veréis.-

La verdad es que estaba muy contenta con aquel día, y como quería que se repitiera decidió que era buen momento para marcharse y contarle a Peyton y a todo aquel que se cruzase en su camino que había volado en dragón.

Daenyra besó a su madre en la mejilla y salió corriendo por el pasillo, como solía hacer demasiado a menudo.