Naerys al igual que resto de las damas se quedo en la fortaleza esperando a que los hombres volvieran de la cacería. Sin embargo eso no estaba del todo mal ya que no había necesidad de levantarse temprano y la joven podía descansar un poco más. Para cuando estuvo casi lista para levantarse Lady Elaena irrumpió en la habitación con esa ímpetu y falta de respeto por la privacidad de sus hijo como solo una madre puede tener.
-Naerys querida, necesito que te levantes.- Dijo la mujer que ya estaba vestida de manera muy formal. -Haré que te traigan el desayuno a la habitación, trata de comer rápido que tengo una sorpresa para ti.- Agregó la mujer destrabando las ventanas para que entrara la luz del sol.
Naerys se despertó sin ganas, quería dormir un poco más, pero el entusiasmo de su madre era algo que no podía evadir aunque quisiera ya que no había privacidad para ella si su madre era quien venía.
¿Hay tiempo para decirme lo que es?
Preguntó aun somnolienta y con ganas de volver a dejar la cara en la almohada, pero con esfuerzo se acabó levantando apartando sabanas y mantas de la cama y mostrando el camisón con el que había dormido.
Aún se restregaba los ojos por el sueño, aunque veía que ya había amanecido por lo que al menos su madre había tenido la consideración de haberle dejado dormir un poco más de lo habitual. Un sutil bostezo salió de la chica que tapó con la delicadeza que había adquirido como dama, pero el desanimo de levantarse temprano era algo palpable cuando dejó caer la mano como peso muerto tras tapar aquel bostezo y comenzar a levantarse para iniciar el ritual matutino de ablución.
-Si te lo digo no es una sorpresa.- Dijo la señora de la casa mientras seleccionaba para su hija la vestimenta para su hija.
Contrario a lo que Naerys podía imaginar su madre seleccionó ropa de cuero más apropiada para cabalgar o para hacer alguna actividad física y botas del mismo material en vez de algún lindo vestido mas propio para una mujer de su alcurnia. Sin casi demorarse una de la criadas trajo el desayuno que consistía en un tazón de gachas con miel.
-Trata de no atiborrarte de comida porque vomitaras, luego cuando termines podrás comer todo lo que quieras.-
Naerys hizo caso a su madre en la elección de ropa y sobre el asunto de la comida, aunque se quedó con ganas de comerse el pastelillo de limón, reservó este para comerlo luego en su habitación a la vuelta. Suponía que cabalgarían, tenía poca confianza en que le diera una vuelta en dragón, aunque una mínima había dado lo dicho de la comida, pero pensaba que era más una engañifa que otra cosa.
Ya despierta, aseada, vestida adecuadamente y saciada lo justo, salió de sus aposentos en búsqueda de su madre* en afán de saber que era la sorpresa que le tenía reservada. Tenían en mente un caballo negro, que, aunque era más lento, era veterano y dócil y el cual gustada de montar cuando tenía la ocasión; momento en el que recordó una caída de un caballo más bravo siendo una chiquilla, que por suerte no fue nada más que unos pequeños moratones que el maestre cuidó hasta su recuperación.
Pensaba que si en aquella ocasión se hubiera agarrado mejor al caballo su padre no habría insistido tanto en quitarle la idea de ser un caballero...aunque lo habría hecho igual, podría haber tenido una mejor oportunidad de aprender a montar mejor y usar la espada como cualquier hombre, ya que alguna vez si había tenido la oportunidad de practicar con su hermano cuando eran niños y no lo hacía nada mal.
*= en caso de que la hubiera dejado sola, sino simplemente la seguirá.
Naerys vio que no la llevaban al patio de la fortaleza sino que su destino era una de las grandes habitaciones de la residencia. Esa era un particularmente grande que se usaba de depósito en alguna oportunidades pero cuando abrió la puerta vio el lugar casi vacío a excepción de una mesa de madera que tenía una lona arriba. A poco menos de dos metros de la mesa había un hombre que vestía ropa de cuero y no parecía ser alguien del reino
-Hija el Maestre dio indicaciones para que te trajeran un profesor de baile desde Braavos y yo accedí con mucho gusto a que viniera y se instalara en la fortaleza para enseñarte. Hice vaciar esta habitación para ti y di ordenes a todo el castillo de que no puedes ser molestada durante las prácticas. Arriba de la mesa están las herramientas que esta danza necesita así que voy a irme para que puedan practicar tranquilos.- Dijo la mujer guiñándole un ojo a su hija. -Lucio espero que trate bien a mi hija.- Dijo finalmente y se marcho de la habitación
-Así que tu eres la hija que quiere aprender la danza tan particular de mis tierras.- Dijo el Hombre acercándose a la mesa y tirando con fuerza de la tela que cubría aquello que su madre no había querido ver pero que sabía lo que era. La tela cayó al suelo y dejo al descubierto dos espadas de hoja larga y fina con una guarda para la mano de lo más hermosa. -Estas son la herramientas con las que danzaremos, estas lista para esto o prefieres ir a tomar té con tus amigas?
Naerys se quedó confundida cuando vio a aquel hombre de más allá del mar angosto, y de que se trataban de clases de baile, no entendía bien a que se refería, pero no iba a contradecir a su madre, y menos si era el último regalo del maestre.
Tras despedirse de su madre, aquel hombre reveló el instrumento de "baile", el cual al verlo comprendió algo mejor sobre que se trataba. Tal vez no pudiera ser un caballero, pero estaba lejos de ser una damisela indefensa pues también tenía fuego de dragón en sus venas y le ardía en ocasiones con una fuerza que podría derretir el metal.
Seguidamente a la pregunta de aquel hombre, el cual conoció su nombre por su madre al despedirse, se acercó a la mesa envalentonada, pero aún dudosa.
¿Puedo?
Dijo mirándolo y casi sin esperar respuesta estiró el brazo para coger la espada; era más ligera que las que había tenido la oportunidad de tomar, no muy diferente en cuanto a la de madera que se había acostumbrado a usar en las ocasiones que había practicado con su hermano, pero a la vez la veía más grácil, manejable, y casi diría que la sentía natural para ella.
En su rostro se fijó una sonrisa, la cual dedicó al hombre antes de hablarle.
Estaré a su cuidado. Deseo aprender a bailar.
Claro que quieres aprender a bailar. Nadie en este mundo se negaría a aprender la danza que te voy a enseñar.- Contestó Lucio con seguridad.
-Se que las espadas son lindas pero tendrás que aprender lo básico antes de que puedas empuñarla. Estos estoques no son como las burdas espadas que aquí usa para aporrearse entre ustedes. Estas son herramientas de precisión que buscan el hueco invisible de la defensa mas férrea y hace caer al caballero mas pertrechado antes de que se de cuenta que fue lo que le sucedió.- Explico el Braavosi. -Por eso esta danza requiere de precisión y agilidad, aquí de poco servirá tener un brazo del tamaño de una columna, la piel es igual en todos y si la pinchas sangrará. Nuestra tarea es aprender a pinchar de manera tan precisa que con una sola estocada podamos atravesar un órgano vital para acabar la pelea de inmediato.- Siguió
-Ahora bien para todo esto nuestra habilidad a mejorar será la agilidad y para entrenarla hoy usaremos algo básico, como es el primer día no seré duro contigo pero para mañana tengo lista una gallina a la que tendrás que atrapar y déjame decirte que antes de que puedas atraparla terminaras con varios moretones y cortes así que metete en la cabeza que esto no es para niñas delicadas.- Lucio saco de sus bolsillos 2 pelotas hechas de algún materias flexible que las hacia rebotar, aun así tenían una circunferencia perfecta lo que las hacia un raro juguete.
-Pondrás las manos atrás mientras yo extiendo mis manos con una pelota en cada una de ellas. Soltare una de las pelotas en el momento en que yo quiera y tu deberás atraparla. Quiero ver que tal están tus reflejos.-
Para resolver esta actividad tira agilidad + Rapidez a dificultad 12
Podes tirar varias veces ya que es una actividad que harán durante un rato
Naerys estaba preparada, seguiría las instrucciones del extranjero, aunque aún no entendía del todo como esos juegos de niños le ayudaría a mejorar su agilidad para empuñar un arma, pero poco importaba, estaba seguro que con el tiempo iría aprendiendo el cómo y el porqué de las cosas mientras seguía los entrenamientos. Dudaba mucho que su madre se dejara engañar por un charlatán, y además el hombre hablaba con una gran seguridad de saber lo que hacía, por lo que no había dudas en la chica de seguir esos juegos.
Inicialmente le resultó difícil, hacía muchos años de que había probado algo así, pero poco a poco fue mejorando, su cuerpo recordaba la practica de cuando era una niña y los trucos que hacía para ganarle en velocidad a su hermano.
Motivo: Agilidad
Dificultad: 12
Tirada (3): 2, 4, 1
Guardados (3): 4, 2, 1
Total: 7, Fallo crítico
Motivo: Agilidad
Dificultad: 12
Tirada (3): 4, 4, 4
Guardados (3): 4, 4, 4
Total: 12, Éxito insignificante
Motivo: Agilidad
Dificultad: 12
Tirada (3): 6, 3, 3
Guardados (3): 6, 3, 3
Total: 12, Éxito insignificante
Hago 3 tiradas por ahora.
Al iniciar la actividad Naerys se encontró con dificultad para responder a la velocidad de caída de la pelota. Lucios negó con la cabeza al ver lo lenta que era la chica, resignado por tener que enseñarle a alguien tan atrasado. Pero luego la memoria muscular de la chica se despertó y con gran agilidad respondió a cada movimiento atrapando la pelota en todas las oportunidades en las que el Braavosi las soltó. -Bravo bravo.- Dijo celebrando. -En un primer momento pensé que estaba frente a una negada en este arte pero luego te luciste con los reflejos que demostraste.- Agregó. -Ya vi que tipo de reflejos tienes y puedo ir armando las próximas clases. tal vez ya podamos practicar aunque sea con espadas de madera. Pero creo que por hoy es suficiente.- Dijo finalmente dando por terminada la clase.
La idea era que esto fuera un inicio más largo de una escena importante pero como venís con ritmo bajo tuve que acortarla para ir a lo que importa de la escena, ya que es importante para la trama.
Algo sonrojada por los elogios, se acarició los brazos algo adoloridos por forzarlos como no había hecho en mucho tiempo. Tal vez era momento de volver a ser tan activa como cuando era una niña y jugaba con su hermano.
Entonces ¿todas las mañanas a esta hora aquí continuaremos con este entrenamiento y los siguientes, por por contra usaremos otras partes de la fortaleza para otros diferentes?
Le preguntó al bravoosi curiosa por saber cuando y donde proseguiría su entrenamiento...sin duda volvería a levantarse con ganas como hacía ya un tiempo que no se levantaba. Se notaba en su sonrisa lo cómoda que se sentía con esta libertad que no tenía cuando tenía que ser una honorable dama de la familia, siendo respetada y bien vista constantemente, le hacía sentirse más jovial, incluso más joven que su hermana, y más divertida, sin preocupaciones, más centrada. Pero aún así sabía que debía ejercitarse, por lo que tal vez hiciera algún pequeño añadido a parte de lo que le exigiera su instructor de danza.
-De momento este será nuestro lugar de entrenamiento. El lugar es amplio y tenemos la privacidad que nos concedió su buena madre pero de ser necesario podríamos trasladarnos a algún otro lugar de la fortaleza. Pero cuando eso suceda hablare primero con Lady Elaena para que nos autorice el uso del lugar y nos lo despeje. Esta danza no es apta para curiosos.- Dijo el Bravosi antes de prepararle una rutina de entrenamiento para mantenerse y fortalecerse. Con el tiempo le comento que también la pasaría una dieta a seguir para tonificar mejor el cuerpo.
Una vez que Naerys termino su clase, se dirigió por los pasillos hacia su habitación en la que podría pedir a alguien que le preparara el baño si así lo deseaba. Sin embargo varios metros antes de llegar al lugar comenzó a oír una discusión a gritos entre dos mujeres. Mientras se acercaba mas y mas al lugar las voces se iban aclarando un poco y pudo reconocer la de Lady Pricilla Celtigar que peleaba con una chica más joven pero de evidente linaje Valyrio la cual debía ser su hermana.
... ¡Y ya estoy harta de que me mandes como si fuera una sirvienta! No haces otra cosa que mandonear y ni siquiera lo pides de manera amable. Siempre ordenes, ordenes y ordenes, No eres mamá así que no tengo por qué obedecer.- Dijo la joven Ariadna.
Pero en vez de escucharse la réplica de su hermana lo que so oyó fue un sonoro sopapo propinado por Lady Pricilla a su hermana.
Aquel golpe desato la furia de la más joven de los celtigar que comenzó a gritar completamente fuera de sí. -¡NO ME TOQUES MALDITA PUTA! LES VOY A CONTAR A TODOS, LES VOY A DECIR A TODOS TU SECRETITO CERDA MISERABLE!
Sentencio con Inquino a lo que recibió un nuevo golpe aun más fuerte que el anterior.
Para esa altura las siervas de la fortaleza ya estaban sobre las jóvenes para separarlas. De no haber sido por eso la más pequeña hubiera arremetido con ciego rencor sobre su hermana pudiendo herirla de gravedad
Naerys cedió a su curiosidad y observó la escena de la pelea entre hermanas, podía reconocer que eran de sangre Valyria y el emblema de la casa Celtigar, una claramente era Pricilla Celtigar. No le dio tiempo a actuar cuando las sirvientas ya estaban ahí para separarlas, aguardó unos momentos y de la manera más disimulada posible observó hacia donde se llevaban las sirvientas a cada una de las chicas.
Ya hablaría más tarde con Pricilla Celtigar, pero ahora le interesaba ese secreto, que por ahora pensaba que sería solo que la chica tendría algún amante. Por tanto, con sumo cuidado y evitando miradas curiosas, se acercó al lugar donde se había llevado a la chica más joven que parecía ser su hermana por la discusión que tenían.
"Si puedo sonsacar algo de utilidad sería bueno para futuras negociaciones o para mi hermano según se vea, pero he de ir con tacto".
Pensó para mi misma la mayor de las Baelralys pensando que tajada podría sacar entre la pelea de hermanas.
Ariadna habia sido llevada a su habitación. Aun se mostraba enojada y discutio con algunas de las criadas de la casa Baelralys pero no paso mucho tiempo antes de que hombres y mujeres vestidos con el emblema de la casa Celtigar acudieran a esa misma habitación y cerraran la puerta. En la puerta habia un guardia de la casa Celtiga y dentro dos criadas que atendian a la joven
"Mierda, con guardias en la puerta no puedo entrar a hablar con ella. Esta podría haber sido una buena oportunidad y no he sabido aprovecharla".
Pensó algo frustrada por no haber interferido, pero igualmente no quería que por esas cosas se armara un asunto más grave y se cancelara la boda y se dejara mal a la familia. Estaba segura de que podría hallar otra oportunidad de hablar a sola con ella.