Ante el cumplido incliné la cabeza como dándole las gracias. -Sobre todo mi hermano Lautrec, algo me dice que dejará en el suelo a varios de los participantes del torneo.- Le dí una palmada en el hombro a este, con una ligera sonrisa cómplice al recordar a la hermosa muchacha Leng de la quedó enamorado. Pero cuando este mencionó la perdida de su mano y esa ira, agregué. -El corazón de un guerrero solo descansa cuando acaba con la vida de su enemigo jurado.- Luego asentí solemne, antes de volver con ese aire más jovial y menos serio de antes. -Ojalá, que pasen un buen día.- Y así ya cuando nos alejamos un poco, volteé hacia mis hermanos.
-¿Que tal lo hice? ¿Creen que dimos una buena impresión?- Pregunté en un tono algo bajo solo para nosotros tres, mostrando una ligera energía nerviosa que tenía guardada desde hace un rato.
Sorry master, se me olvidó responder.
-Hermano te aseguro que has dado una buena impresión. Los grandes señores miran a las casas chicas como algo apenas mejor que a un siervo común. Lo lógico hubiera sido que te de una orden y ni siquiera te diera las gracias. Pero el señor de bastión de tormentas te agradeció e incluso charlo con tigo. Si tuviera una hija hubiera sido bueno cortejarla.- Contesto Lucatiel.
-Bien dicho hermana, y hablando de eso hay que recordar a que vinimos.- Intervino Lautrec. -Tenemos que intentar buscarte una candidata a matrimonio así padre te dejara de molestar y podrás disfrutar de la fiesta en paz. Dime ¿has visto alguna mujer que te gustara?
Te falto hacer la tirada de persepcion + Observación
Suspiré de alivio al escuchar las palabras de Lucatiel, asintiendo despacio antes de girar los ojos al recordar de nuevo nuestra "misión" -Sí sí, ya sé... Pues de momento no sé...- Respondí distraído, ahora sí dedicándome a ver a mi alrededor
Motivo: Percepción
Dificultad: 0
Tirada (4): 3, 2, 6, 1
Guardados (4): 6, 3, 2, 1
Total: 12, Éxito increible
Bastian hizo un paneo visual y vio que en el castillo había algunas chicas bastante bellas que podían servir como potenciales esposas. Algunas parecían no ser del reino de Westeros ya que vestían ropa atípica y hablaban con acento, algunas incluso no hablaban el idioma.
Pero de todas las mujeres presentes una fue la que resalto. En principio no parecía una mujer que deslumbrara belleza, para eso estaban los portadores de sangre Valyria, pero si mucho misticismo. Llevaba un vestido rojo y su rostro parecía propio de una persona de las ciudades libres. Cuando noto la mirada de Bastian se acerco a paso lento para saludarlo.
-Desde la maldición de Valyria no se veían tantos hombres y mujeres de cabello plateado y ojos violeta. Díganme ¿Tienen intenciones de revivir al feudo franco? porque a mí me parece que si.- Dijo la joven con tono amistoso.
-Hah.- Solté una ligera risa, luego de haberla visto de arriba abajo mientras se acercaba y que dijera aquel comentario. -Lamentablemente, siento que el feudo franco a día de hoy es un anhelo y un atisbo de esperanza para los Valyrios que quedan, un hermoso pasado, un sueño que dudo que pueda verlo restaurado en los años de vida que tenga.- Extendí mi mano, esperando que me ofreciera la suya para así besarla e inclinarme ligeramente en un saludo.
-Me llamo Bastian Mallaerys, y ellos son mis queridos hermano y hermana, Lautrec y Lucatiel.- Antes de darles la espalda a mis hermanos e ignorarlos al instante, pensé que lo mejor sería presentarlos, antes de hacer una pequeña señal a ambos con los ojos como para decirles que saluden y luego vayan por ahí, obviamente para seguir hablando con la chica.
-Encantada de conocerlos a todos, mi nombre es Nerea de Braavos y vine en las embarcaciones que partieron de mi región para asistir a esta fiesta.- Dijo la mujer a modo de presentación. -Se que en estas tierras existen los dragones y que la familia Balaerys tiene uno. -¿Saben si hay forma de ver a la bestia o a sus dueño? El fuego me habló y me dijo que este era el lugar al que tenía que venir, no se cual será mi tarea pero tiene que ver con Dragones.- Contó la mujer. -Sin embargo también tengo espacio para conocer a las personas y tal vez hacer algún aliado o amigo. Díganme ¿Son algo de la familia anfitriona?
-¿Braavos? Impresionante. Y nosotros somos una casa vasalla, ofrecería mi ayuda para tal vez convencer a Lady Elaena de que le muestre a su Dragón, pero no somos tan unidos ni tengo la confianza con ella para eso.- Cruce un brazo y con una mano empecé a acariciar mi barbilla, pensando un poco en silencio.
-Pero, ahora también me picó la curiosidad: ¿A qué te refieres con que el fuego te habló? Si es que no le molesta hablarme de eso, por su puesto.- Y entonces con mi mano hice una señal como para invitarla a caminar juntos, tal vez para hablar y conocerla mejor. Había pensando en serio en tal vez ayudarla a hablar con Lady Elaena, pero alguien así de misteriosa, y con intenciones tan vagas... Dudo que una sola mujer pueda hacerle daño a Lady Elaena o a su imponente dragón, pero si algo malo sucedía, la culpa la tendría yo y toda mi Casa solo por confiar ciegamente en una cara bonita.
Pertenezco a una orden que sigue al único y verdadero dios. La fe de R'hllorr.- Contestó la mujer. Me mostro esta isla y a un dragón que habita en ella. Uno pequeño, no más grande que un burro. Sé que tengo algo que ver con ese dragón pero no se qué.- Conto la mujer. -También me mostro que me vería con una mujer de cabello plateado y ojos violeta pero al llegar a esta isla encontré que había muchos así.- Agregó echando un vistazo a Lucatiel. -No, no es ella pero debe tener su misma edad.- Comentó esperanzada en que su nuevo acompañante pudiera ayudarla con su cometido. -Pero eso no responde tu pregunta. Temo que mi tarea se antepuso a mis modales. Cuando dije que el fuego me hablo quise decir que me envió hasta aquí. Algunas sacerdotisas de mi orden tenemos el don de recibir las palabras de nuestro santísimo dios y lo hace a través del fuego.- Contó
Escuché atentamente a sus palabras, de verdad me encontraba interesado, era ese lado más académico y curioso de escuchar más sobre dicha religión y ese aparente Don que tenía tan hermosa mujer. Con mi mano en la barbilla, iba asintiendo con la cabeza, y aunque tenía en mente alguien que podría tal vez tener esa descripción que dijo Nerea, decidí no comentar nada de momento.
-Eso suena muy fascinante, la verdad...- Asentí una vez más, y de nuevo levanté mis ojos para verla. -Bueno, si no estás tan ocupada, ¿Que te parece la idea de que te acompañe y me hablas más de tu religión? En definitiva me ha picado la curiosidad.- Sonriendo de manera amable y honesta, le ofrecí mi brazo, esperando a que aceptase.
Nerea sonrió ante la propuesta de Bastian y tomo su brazo. -Me encantara que me hagas compañía si puedo alumbrar el corazón de alguien con mis conocimientos sobre R'hllor pero debo preguntarte si tu curiosidad es meramente informativa o tienes intereses reales en nuestra fe? ya que según sea la respuesta es aquello que puedo compartir con tigo. Sin embargo créeme que si compartes un tiempo con migo te aseguro que veras cosas que te harán devoto al único señor.- Contó la mujer con su sensual voz
-De todos modos comenzare diciéndote que es la única fe que se enfrentara al gran otro. Y será nuestro campeón Azor Ahai, esgrima la dueña de la luz y levante a los dragones de la piedra.
-Pues más que todo informativa.- Respondí con honestidad mientras empezábamos a caminar, asintiendo de vez en cuando a sus palabras como para indicarle que siguiera explicando, hasta que mencionó a esas otras figuras en su religión. -Yo en lo personal, creo en los Dioses Valyrios, aunque no soy del todo religioso. De ves en cuando rezo y doy ofrendas, pero no tengo esa devoción que a veces otros creyentes en todos los reinos tienen, pero siempre me interesa saber más sobre las otras religiones que existen.-
-Así que, dime, ¿Como son estos dragones de piedra? ¿Que se dice de ellos en tu religión?-
-Ya había oído que los Valyrios creen en muchos dioses pero no temen a ninguno.- Intervino la mujer. -Eso es algo bueno ya que una vez que conozcas la fe de R hllor todo lo que tendrás será amor hacia él. El no necesita tu temor, tan solo tu absoluta devoción y si la tiene entonces te dará sus bendiciones.- Agregó con un tono que demostraba verdadera fe.
-Los dragones de piedra están en la profecía y muchos creen que se tratan de los dragones de Valyria.- respondió la mujer. -¿Has visto lo que hacen las montañas de fuego cuando emiten esa roca fundida que sale de su interior? Bien, nuestros eruditos piensan que los dragones Valyrios están atrapados dentro de esa roca fundida que se enfrió y que Azor Azai será quien los libere de esa prisión para que lo sigan en su lucha contra el rey de la oscuridad.- Explicó
Una semana completa sin respuesta tuya en esta escena.
No tiene sentido seguirla así.