Partida Rol por web

El guardia se alejó de la elfa en su errático paseo de patrulla.

Me acerco sigilosa a mi presa, agazapándome sobre el tronco para llegar antes. Por desgracia el improvisado asiento está desequilibrado y pierdo la posición, provocando ruido en el peor instante. Sin pensarlo y darle tiempo a mi enemigo corro hacia él, dispuesta a cortarle el cuello, el pecho o cualquier parte de su cuerpo.

La sombra oscura se abalanzó sobre el desprevenido guardia.

Me abalanzo sobre el guardia, que aún está mirando en dirección contraria, y le propino un golpe con mi espada utilizando el impulso de mi carrera para potenciar el ataque. La hoja pinta un dibujo en el aire y sobre la piel de mi enemigo, volviendo agilmente sobre si misma para dar un segundo tajo sobre mi presa.

No hubo piedad. La primera puñalada iba destinada al corazón de la víctima, en el último momento el guardia se giró y el puñal no alcanzó el corazón, pero dejó una herida tan profunda en el hombro que amenazó con haber cortado el brazo de un solo golpe. El guardia solo tuvo tiempo de poner cara de espanto antes de que el puñal de Farmiekh se clavara con rapidez hasta en siete ocasiones en su echo, arrancando su vida sin que le diera tiempo a gritar o pedir ayuda.

La sangre del guardia cubrió a la elfa oscura, para gloria de Khaine.

Relamo mis labios cubiertos con la sangre del muerto y me detengo un par de segundos a disfrutar de la vida arrebatada para la gloria de Khaine. La idea de seguir ofreciéndole sacrificios llena mi mente pero los desecho ante lo comprometido de la situación. Cojo la llave del cadáver y, tirando de una pierna, oculto el cadáver dentro del edificio, dejándolo tirado en la entrada. 

Si llegan hasta aquí verán la sangre y la ausencia del humano así que no voy a perder el tiempo en ocultar mi sacrificio.

Me acerco a la celda del humano y le abro sin más dilación -Ya me he aburrido de este lugar ¿nos vamos o quieres seguir dando charlas a ese público tan fanático que has congregado?

Maximillian sonrió: al fin la suerte se ponía de su parte. La elfa había venido a rescatarle, jugándose el tipo por él.

El joven noble salió de la celda y contestó a la irónica elfa:

- Querida, nos marchamos de aquí con la velocidad del rayo. No olvidaré lo que has hecho por mí, serás debidamente recompensada, no te quepa duda.-

le dijo. Acto seguido, se acercó al difunto guardia y le arrebató la lanza, el casco y todo los objetos de valor que pudiera llevar *. Tenían que marcharse cuanto antes. El tiempo apremiaba.

Se acercó a Farmiekh y comentó

- Hay que salir de aquí y ponerse en dirección a Altdorf. Nos conviene alejarnos del pueblo y escondernos, luego daremos un rodeo y viajaremos a nuestro destino. Vámonos-

No puedo más que sonreir ante la promesa del humano, demasiado soberbio como para entender que nada de lo que me pueda ofrecer puedo conseguirlo por mi misma. Pese a ello es mi humano y, si debe morir, será mi hoja la que beba su sangre.

Estarán entretenidos por el fuego pero la distracción no durará para siempre. Partamos pues teniendo en cuenta también que no debemos tomar una ruta fácil en la que los caballos puedan transitar. Tal vez escondernos un tiempo en el bosque sea buena idea -propongo mientras el humano saquea el cadáver del sacrificio a Khaine.

- Excelente idea Farmiekh- dijo Maximillian cuando terminó rapiñar todo lo que el difunto guardia llevaba - Marchémonos cuanto antes- le sugirió.

Apenas llevaba nada de valor encima, pero aún conservaba su vida. Maximilian huyó, escoltado y guiado por Farmiekh de aquel miserable pueblo que estaba ocupado tratando de salvar su alimento para el invierno. Huyeron a través de la fría noche, abandonando todo rastro de caminos e internándose en los bosques, donde quizá estuvieran a salvo de los humanos; pero no de las bestias que los poblaban.