Kat se dirigió a la armería del lugar, ya sabía dónde estaba así que no tardó demasiado. Además, esperaba tal vez encontrara allí o cerca a Thalber, al fin y al cabo se había dirigido a abastecerse también el cazabrujas.
Una vez en la armería curioseó en un rápido vistazo y pidió a quien estaba al cargo:
- Buenas tardes, soy Katherina Müller. Dudo que él mismo haya tenido tiempo de comentar nada, pero vengo de parte del señor Von Neuman. Yo y mis compañeros hemos de partir inmediatamente hacia Middenheim y me gustaría pertrecharme mejor. Nunca se sabe qué peligros esconden los caminos imperiales hoy en día... - la mujer trataba de sonar amable.- ¿Cree que tendría a bien encontrar un conjunto de armadura de cuero para mi persona?
Al salir al exterior no pude evitar sonreír cuando los rayos del sol bañaron mi rostro. Abajo en las malsanas mazmorras casi había perdido la noción del tiempo y comenzaba agobiarme el hedor de los cuerpos hacinados en las celdas.
Los furrieles de la fortaleza, siguiendo las instrucciones de Von Neumann y las de algunos de mis compañeros, comenzaron a preparar el carro que nos llevaría hasta Middenheim. Me encaminé hasta las cuadras en compañía de uno de los chicos que servía como caballerizo para escoger mi montura, decantándome por corcel castaño oscuro que respondía al nombre de Hochfahren, tal vez por su porte , pues irradiaba cierta nobleza.
Mientras ayudaba al muchacho a ensillarlo, dándole algunos consejos sobre los mejores métodos para tratar a estos nobles brutos Artzmann se dirigió a mí.
—Herr Harish, usted conoce bien las carreteras y caminos de la zona. ¿Cuándo estima que llegaríamos a la casa de postas? ¿Cree seguro viajar durante la noche? No debería ser mucho tiempo y aún estaríamos lo suficientemente cerca de la capital como para que el bandidaje y los maleantes se redujeran al mínimo.
Por supuesto Herr Arztmann, llegaríamos a la más cercana, si no mal recuerdo una situada junto a un molino, cuando el sol ya se haya puesto- comenté a nuestro nuevo superior mientras palmeaba el cuello del espléndido caballo que la Inquisición había tenido a bien cederme- ciertamente por el tamaño de nuestro grupo podremos evitar el ataque de la mayoría de grupos de bandidos que pululan por los parajes cercanos. Como bien decís, las tierras aledañas a Altdorf, debido a la gran cantidad de tropas acantonadas en la zona, son bastante seguras. Pensad que un grupo numeroso de salteadores llamaría demasiado la atención, además, nuestro bien amado Emperador Karl Franz no permitiría que las líneas de abastecimiento de nuestros ejércitos fueran cortadas justo aquí, en la capital.
Arena de otro costal será la que nos encontremos una vez que abandonemos este lander. La reciente campaña de Middenheim, ha requerido gran cantidad de efectivos, por lo que es de suponer la ausencia de muchas de las guarniciones que custodiaban las aldeas y pueblos que jalonan el camino hasta la ciudad del lobo desde la capital Imperial, haciendo muy inseguro el viaje. Y para colmo de males el camino atravesará bosques lo suficientemente espesos como para ocultar un ejercito entero.
Pero de momento, para la primera etapa de nuestro viaje sería recomendable, como ha dicho Ehrlichmann, pernoctar en una casa de postas sería lo más recomendable pues los trabajos de mantenimiento de los caminos están bastante abandonados y deberíamos evitar cualquier percance que pueda dañar al carro.
Bueno, me he tomado alguna libertades a loa hora de describir parte del camino. Espero no haber hecho mal.
Heinrich hizo caso omiso a los comentarios de los mercenarios, esperando la respuesta de su explorador. Cuando la tuvo dijo:
—Gracias, Herr Harish. A mí tampoco me emociona la idea de viajar de noche. Pero las ventajas superan a los riesgos y, tal y como dice, debería ser relativamente seguro llegar hasta la casa de postas. Por suerte sólo sera esta vez. Las siguientes etapas las haremos de día.
Ahora que ya estaba decidido no quedaba sino partir.
—Bien, caballeros y damas —dijo para atraer la atención de los presentes—. Partiremos hoy mismo en cuanto las preparaciones estén listas. Asegúrense de no olvidar nada: no volveremos atrás. —carraspeó preparándose para continuar— En cuanto a las plazas, como ya hemos hablado, nuestros tres colaboradores externos compartirán el techo. En caso de que no tengan sitio, uno de ustedes puede compartir asiento conmigo, que viajaré junto al conductor —Heinrich había decidido que por ahora quería tener a los mercenarios a la vista, al menos hasta que se cansara de estar como una gallina sobre un palo y cambiara su asiento por uno de los del interior—. Herr Harish actuará como avanzadilla explorando el terreno delante nuestra. Los detalles —comentó a Lazár— los dejo a su discreción.
Con suerte, si nos atacan, empezarán por él y nos servirá de aviso.
—El resto puede ir en el interior de la diligencia —terminó de decir.
Bueno, por mi cuando estéis listos salimos.
El hombre al otro lado de la mesa del almacén la miró de arriba a abajo antes de responder:
-Sí, por supuesto. Llevamos un buen rato organizando todo lo pertinente al viaje que van a hacer por mandato del señor Neuman, y sabemos los riesgos que podrán correr en el mismo. Los hombres y mujeres de Sigmar -el hombre caminó hacia la sección en donde arcones, y percheros guradaban en escrupuloso orden las armaduras dispuestas en el lugar- deben asegurarse de ir bien protegidos contra la amenaza del caos.
Un rato depues. Katherina volvía al patio embutida en una armadura de cuero completa mas apta para el viaje por los peligrosos caminos del Imperio.
Añádete una armadura de cuero completa. 1 de protección a todo.
La diligencia estaba casi preparada. Los caballos anclados a la misma coceaban el suelo con la impaciencia de verse de nuevo en camino treas una larga estancia en los establos, pero estaban lejos de estar nerviosos, y la emoción de los animales por volver a ejercitar sus musculosas patas, se entremezclaba con la incertidumbre reinante en el extraño grupo que compartiría el viaje.
Y en el cielo, un ave de presa proyectaba su sombra sobre el adoquinado suelo del patio. Volando en círculos, el ave fue bajando poco a poco hasta posarse en el alfeizar de una ventana del templo, observando con atención los movimientos de abajo, preparado para alzar de nuevo el vuelo ante la señal de su amo.
Ok, si nadie tiene nada más para decir, en cuanto tenga tiempo pasamos de escena. Aviso de que tal vez tarde en preparárosla, que ando muy justo de tiempo.
Tranquilo por las libertades Esbirro, lo has bordado :D
Por mi cuando quieras, que el pobre MAul ahora aparte de mirar con cara de buey desnucado poco tiene que hacer..XDD
Cuadno quieras partimos.
Katherina regresa de dentro del edificio vistiendo una impoluta armadura de cuero de cuerpo entero pero sin Thalber.
Se fija en los sanos y limpios caballos que tirarán de la diligencia y después se queda al margen asegurándose de que lleva todo lo que necesita para el viaje. La estancia en las postas e incluso en Middenheim estarán al cargo de la Orden Sigmarita, lo cual la alegra sobremanera porque no es que haya tenido un gran sueldo desde que pisó Altdorf meses atrás.
- Cuando usted diga, Herr Arztmann. - fue lo único que dijo la mujer a la espera de poder subirse al interior de la diligencia.
Viendo que aqui esta todo vendido y sin ganas de nada mas, me subo a la carreta y me acomodo como puedo sobre ella. Intento meter una cabezada, que pronto se transforma en un profundo sueño, ahora mismo me da igual que el mundo se parta por la mitad, y con lo lento que van por aqui espero poder dormir un rato largo antes de despertarme por hipnotizante traqueteo de los caballos. Miro a mis compañeros con ojos cargados de sueño, con intención de decir algo, pero el sueño me puede y duermo arrejuntado en mi capa. Que mil veces me ha salvado de dormir al raso, y me ha permitido estar a resguardo de ratas y lluvia.
Sobando, pero dispuesto.
Los que se habían marchado a terminar de zanjar algunas cuestiones para el camino, no tardaron en volver, y tras algunos comentarios y los preparativos de rigor, la diligencia estuvo presta para el viaje.
Todos montaron en la misma y ocuparon sus respectivos asientos con una inquietud oprimiéndoles el pecho. ¿Qué les deparaban los caminos y carreteras del Imperio? El futuro se veía incierto, oscurecido por la corrupta mano del caos que parecía haber comenzado a cerrarse en torno a las tierras de los hombres y mujeres del Imperio.
El día había sido de lo más ajetreado y cansado para todo el mundo, y aún estaban lejos de poder quitarse de encima la tensión que habían vivido en el interior de las mazmorras de la inquisición, pero más tarde, o más pronto, el cansancio terminaría haciendo mella hasta en el más duro de los ocupantes del vehículo, eso lo sabían bien.
Lazár montó a su caballo asignado, y tras una breve despedida con la cabeza se adelantó a la diligencia con un ligero trote, rumbo a las puertas de la ciudad. El vehículo no espero a verlo desaparecer del patio de los templarios, y también se puso en movimiento.
Las calles de la ciudad pasaron en torno a ellos a medida que se movían a través de ella, y finálmente, abandonaron la relativa seguridad de sus muros, para tomar uno de los caminos principales mientras el sol, en el horizonte, comenzaba a ofrecer sus últimos rayos de luz.
Fín de la escena. Cierro y abro la siguiente en breves.