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La Compañía Negra 3: Tierra de Sombras.

El Lago Verde.

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11/11/2019, 17:15
"La Compañía Negra".

EL LAGO VERDE:

Notas de juego

- Escena completamente narrativa.

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25/11/2019, 15:38
EL TIEMPO JUEGA EN TU CONTRA.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

MEDIODÍA.

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01/12/2019, 00:05
"La Compañía Negra".

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

MEDIODÍA.

El Capitán Matagatos golpea una enorme roca con la Lanza de la Pasión, el mítico Estandarte de la Última de las Doce Compañías Libres de Khatovar. Se produce un fenómeno que después llamaréis la Ruptura de la Roca.

El vórtice de magia resultante absorbe en su interior a los treinta y tres supervivientes, treinta y cuatro, pues en algún momento mientras la Compañía escapaba de las garras y tentáculos de sus antiguos Hermanos, Lagrimita ha logrado salvar a su hermana Palomita.

También van con vosotros varios caballos (Hechizado, Dante, Beltza, Orgullo, Jerifalte, y los dos mulas de tiro de Khadesa), y el carro de Khadesa.

En un primer momento, tras una vertiginosa sensación como de caída, emergéis en un lago de agua fría cubierto de nieblas, en el que el agua os llega casi por la cintura.

Hacia lo que podría ser el Oeste os parecen vislumbrar las espiras de lo que podría ser una ciudad importante (al menos para vuestros estándares), protegida por poderosas murallas contra un mal antiguo.

Algunos tenéis una sensación de Destino, de que algo, tal vez una fuerza cósmica universal, os ha traído a un lugar donde la Compañía puede marcar la diferencia, donde el fiel de la balanza todavía no se ha decantado ni hacia la Luz ni hacia la Oscuridad. Donde sois más necesarios que nunca.

Sin embargo, en ese preciso momento otra Fuerza interviene, una decididamente oscura, hambrienta, cruel, malévola y ansiosa. El fondo terroso del lago a vuestros pies desaparece, siendo sustituido por un abismo sin fondo que cae hacia el Plano de las Sombras.

Algo pasa allí, algo confuso y horroroso, que pasa a la vez en un instante, y en una eternidad de tormento.

Sois tentados, amenazados, chantajeados. Una influencia, una fuerza, incluso más poderosa que la que representaba el Señor del Dolor, pero de similar naturaleza, llena de sufrimiento, de malevolencia y de ansias de causar daño y dolor, os atormenta, tratando de moldearos a su antojo.

Resistís, resistís con inusitada fuerza, como habéis hecho siempre. Como hicisteis durante los días finales del Reino Pastel y de Cho’n Delor. Prevalecéis.

Eso frustra a los demonios, o seres equivalentes del Plano de las Sombras, tratan de torturaros, tratan de someteros, de convertiros en esclavos y marionetas.

No lo consiguen.

Su señor, el Dios del Dolor, cuyo nombre ahora sabéis que es Zon-Kuthon, un hermano traicionero, y un hijo cruel y vengativo que torturó y corrompió a su propio padre, el Espíritu de las Tormentas; trata de haceros su juguete, su instrumento.

No lo consigue.

Furioso y frustrado, el Dios del Sufrimiento y la Tortura, Zon-Kuthon, trata de arrancaros el alma, de separar vuestras almas de vuestros cuerpos, para destruirlas, convirtiéndoos así en no muertos sin voluntad.

Comete un error y caéis de sus manos terminadas en garras infinitas que se hunden en abismos sin fondo de pesadilla.

Acabáis cayendo a un nuevo lago, también frío, pero distinto, de aguas verdosas, junto a lo que parece una iglesia en ruinas, abandonada.

Salís como podéis del agua, sintiéndoos afectados en gran medida por la experiencia. Conserváis vuestros recuerdos, pero un tanto amortiguados, como si vuestra ahora restaurada cordura tratara de manteneros a salvo de lo peor del sufrimiento pasado, apartando a un lado oscuro la corrupción y la mácula, o al menos una parte importante de la misma mancha.

Os sentís un poco torpes, casi lentos, como si vuestras habilidades hubieran quedado relegadas temporalmente a un rincón de vuestras mentes.

Lagrimita y Barril cogen a Palomita, quien ya se estaba ahogando, lastrada por el peso de su armadura de placas, y con unos brazos y piernas que ahora no le responden. Es quizá quien parece haber sufrido más de vosotros, pues fue ella quien cargó con el peso de ser la primera en decir no a Zon-Kuthon.

Matagatos acude, se percata de que a Palomita no respira, y comienza a insuflar aire por la boca de la mujer. Estimula la inhalación y exhalación durante casi un minuto manteniendo las vías respiratorias despejadas, logrando que finalmente expulse el agua verdosa de sus pulmones. La última superviviente del desaparecido Pelotón de Caballería queda inconsciente, y al hacerlo su rostro parece sólo ligeramente menos atormentado.

Estáis mojados, ateridos por el frío y la impresión. Conseguís alcanzar una orilla. Tal vez la orilla Oeste del Lago Verde, a juzgar por la posición del Sol, si es que en este mundo eso se rige por las mismas leyes naturales que en el vuestro.

Sin duda no estáis en la Gran Sabana, ni en el Dominio de Cho’n Delor o sus antiguas ciudades vasallas de Dádiz e Idón, ni tampoco en el Reino Pastel. El clima parece húmedo y frío, más frío de lo que estáis acostumbrados.

Cunde el desorden por un momento; los animales, excepto Hechizado, relinchan asustados y, durante unos angustiosos instantes, parece que vayan a encabritarse y cocear a sus amos. El momento pasa y de algún modo los animales se calman un poco.

Ocupáis posiciones en la orilla Oeste del Lago Verde. Numerosos nubarrones oscurecen el cielo haciendo que aunque sea de día, sea un día gris. Algunos sacan sus mantas de abrigo de las mochilas, intentando conseguir algo de calor muy necesario para evitar morir de frío. El peso del agua en vuestras ropas y armaduras se suma al peso de vuestra impedimenta, pues en muchos casos vais sobrecargados de equipo tras la pérdida de los carros de suministro y los mulos de carga que se produjo con anterioridad a la Ruptura de la Roca.

El Cabo Barril llama a gritos a formar a la Infantería, necesita saber que están todos, que no falta nadie, que nadie se ha quedado atrás, en el agua, o incluso más atrás, en el Averno.

Piojillo y el Cabo Ponzoña piensan enseguida que deberían de hacer lo mismo con sus propias Escuadras.

Notas de juego

 

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01/12/2019, 00:17
[Rastrojo] Grajo.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

MEDIODÍA.

Un enorme grajo llega volando, aparentemente de entre los grises nubarrones del cielo, y se posa en un árbol muerto solitario, junto a la orilla.

El ave se queda mirando fíjamente a Rastrojo a los ojos. A los demás os parece raro, y más porque, inexplicablemente, el grajo os recuerda tremendamente al propio Rastrojo.

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01/12/2019, 00:23
Capitán.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

MEDIODÍA.

Aterido por el frío, empapado y aún intentando procesar todo lo ocurrido, Capitán se esforzó por salir del agua como pudo, tirando de las riendas de Hechizado. Era demasiado que procesar de golpe, demasiadas emociones, cambios, amenazas, intentos de persuasión... Todo un remolino de sensaciones, pero había una más importante que todas ellas, de largo: el frío. Aún sin ser plenamente consciente de lo que hacía, ordenó a voces que todos salieran del agua inmediatamente. Con una voz confusa y quebrada, pero lo hizo. 

Y tras eso, vino el cuerpo lánguido de Palomita, y el temor de que aún perdería otro soldado más antes de que la congelación se llevara a los siguientes. Nada más la llevaron a la orilla, el anteriormente conocido como Matagatos se esforzó a fondo para devolverla al mundo de los vivos, lográndolo finalmente por los pelos. Aún le quedaba un largo camino para estar bien, si es que lo estaba después de lo que ese monstruo le había hecho, o habían pensado que le había hecho, no lo sabía. 

Pero no era el momento de perderse en delirios metafísicos y pensar en la naturaleza de las cosas y en los dioses, si es que tal sombra podía ser un dios. Ahora tocaba actuar para salvar la vida de los presentes, aunque no de garras o lanzas, o al menos no todavía... Sino del frío. Debía ser primavera, pero en aquel lugar, fuera donde fuera, no lo era ni por asomo. 

-¡Todo aquel que tenga un hacha, machete o similar, que empiece inmediatamente a juntar leña! ¡Necesitamos fuego, no quiero ver a nadie holgazaneando!-exclamó, esta vez más recompuesto, mientras miraba a su alrededor. ¿Dónde diablos estaban? 

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01/12/2019, 01:36
Infantería (P): Cabo Barril, Jefe de Infantería.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

MEDIODÍA.



 

La verdad es que si Barril hubiera sido más listo, seguramente se hubiera cagado en los pantalones con todas las visiones de caídas y tentaciones, promesas y torturas, riesgos para el alma y el cuerpo, el acabar en el Plano de las Sombras, los demonios, el lago sin fondo, el tipo del dolor, Zon-comosellamara y todo el puto asunto de en definitiva acabar de la peor manera posible. Una o dos resacas en su vida sí le habían hecho cagarse encima literalmente, así que un paseo por todo eso, sobre todo después de que la mayor parte de su cerebro era un erial gracias a los efectos de años de alcohol, pues al final no había sido tan grave. Por lo menos a primera vista, ya que de alguna manera había conseguido apartar las partes más horribles quedándose de esa manera embotado y vacío, como si tuviera una laguna de las que provocaba el grog. Una tan grande como el lago en el que acababan de aparecer.

Con la ayuda de Preocupado sacó a Lagrimita del fondo, y aunque el Oscuro quedó algo avergonzado en principio ya que el agua no le cubría, el verse sumergido con el peso de su coraza le había pasado una mala pasada a sus nervios. Vio en el límite de su visión que unas burbujas salían un poco más a la derecha, y dando un par de zancadas en el agua helada rebuscó con su manaza hasta buscar el origen: Una medio ahogada Palomita que el corpulento Cabo levantó del fondo prácticamente a pulso con armadura y todo. Lagrimita se le unió raudo y entre los dos sacaron a la chica del lago casi los últimos de toda la Compañía. Barril se apartó para dejar espacio al Capitán cuando se acercó, si algo podía hacerse por salvar la vida de la última superviviente de la Caballería, el joven Oscuro sabría qué hacer y el Cabo sólo serviría para estorbar.

— ¡¡INFANTERÍA, A FORMAR!! —  El vozarrón de Barril hizo dar un respingo a muchos de los que se afanaban en entrar en calor, pero llegó como un certero dardo a los oídos de los infantes, que como un equipo bien entrenado se acercaron en mejor o peor estado.

El Cabo pasó revista en silencio y constató con una invisible sonrisa dentro de su eterno casco que a pesar de su aspecto de perros mojados y apaleados, todos los infantes se habían abierto camino tras la ruptura de la roca hasta llegar hasta aquel lugar olvidado de los dioses. Mientras pasaban los momentos en los que el Capitán devolvía el aliento a Palomita, Barril revistó esta vez el equipo que sus hombres tenían a su disposición y su estado físico. Cabeceaba satisfecho, cuando escuchó las órdenes del Capitán. Por un momento pareció como si mirara en varias direcciones a la vez, mientras tocaba algo que llevaba a su cintura, tras unos segundos se dirigió al anteriormente llamado Matagatos.

— Capitán aquí no podemos quedarnos. Al lado del agua fría somos presa fácil. — El enorme Oscuro señaló la cercana iglesia que parecía algo derruida y aparentemente abandonada. — Podemos refugiarnos ahí por el momento. Paredes de piedra donde podremos entrar mejor en calor, además del parapeto que suponen los muros. Un fuego allí dentro será más amable y la defensa más efectiva mientras nos reagrupamos. —

Barril hizo unos elocuentes gestos hacia Piojillo, dándole la idea de que organizara a su gente y simuló con el canto de su mano el movimiento de talar mientras señalaba las ramas y maleza cercana, señalando luego a la iglesia de nuevo. Lo mejor sería dejar el equipo en el lugar que fueran a ocupar y luego desplegarse para buscar material para hacer el fuego que había marcado el Capitán. La orden de hacer fuego recaía por defecto en los Campamenteros, los cuales a primera vista parecía que quedaban bastantes. No sabía qué trataría de hacer Ponzoña con su escuadra, así que prefirió tomar ciertas tareas y que el K'Hlata ascendido a Cabo recientemente tomara las que considerara. Sacó su maza y su escudo mientras daba instrucciones.

— Todos los Infantes conmigo, abriremos camino hasta la iglesia así que armas a punto. Lagrimita y Preocupado, llevad a Palomita. Dolor tú a mi lado, les cubriremos. El resto por binomios formación hasta el edificio. Matador y Derviche, os quiero juntos. Una vez allí dejamos el equipo nada más entrar a la izquierda de la puerta principal, así nadie irá muy cargado. Luego proteged a los que buscan leña y echadles una mano a traerla. Tened los ojos bien abiertos y dad la alarma si veis algo extraño, no quiero héroes. Capitán, hay que reconocer el edificio por si hay algún peligro, puedo mandar un binomio aunque a lo mejor el Cabo Ponzoña quiere que alguno de sus muchachos de vista más afilada lo haga. Dedos es bastante buena buscando cosas. A Barril le viene a la cabeza el recuerdo de los alijos de armas y suministros la muralla de Galdan que la chica K'Hlata encontró con buen tino tras tomar la Puerta. 

Ya habéis oído, nada de recostaros ni vaguear. Si tengo que llamar la atención a alguien, deseará volver al jodido Averno con el Zon-Putón de los cojones, porque allí estará más seguro. ¡Moverse, coño! —

Barril echó un ojo al personal de la Compañía allí presente. No eran muchos, y tampoco los mejores, pero eran los que quedaban, tendría que bastar. Apenas dedica un vistazo al grajo que llega interesado en los recién llegados. Parece un signo de mal fario, pero después de lo que han pasado apenas le da importancia. Rasgrajo, lo que nos faltaba... Lo cierto era que el ave sí se daba un aire a aquel cabrón medio negruzco de cara aguileña y rapaz. Eso le trajo a la mente la "entrevista" al supuesto chamán que tuvo junto con Analista (antes Lengua Negra), en la que lo único que sacó en claro fue que podía confiar el el mestizo tanto como en el grajo que les observaba desde el árbol. Sacudió la cabeza una última vez mientras se prepararaba para avanzar una vez el Capitán autorizara el plan propuesto.

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01/12/2019, 06:26
Instrucción: Recluta Piojillo.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

MEDIODÍA.

Todo transcurre como una pesadilla. Un lago, un objetivo para la Compañía, ser arrancados de allí, el maldito señor del dolor ese llamándome, tentándome, amenazándome. Mostrando imágenes para intentar dejar claro que no soy mejor que ninguna de sus creaciones.

Pero no consiguió evitar que escapara. Otra vez conseguí escapar, mientras sentía que algo mucho peor que jinetes me perseguía. Pero escapé.

El frío del agua se me mete hasta los huesos. Estamos en un lago. Por suerte no voy muy cargado y puedo nadar bien. Capitán ordena salir del agua, aunque este punto es evidente. Y también saber que, independientemente de donde estemos, tenemos una fuente de agua dulce a mano.

Me dirijo a la orilla y miro alrededor. Capitan parece hacer algo al cuerpo de Palomita, que está como muerta. Hasta que reacciona. Me permito una leve sonrisa, aunque luego recuerdo a la caballería cuando terminó la batalla de Galdán y mi sonrisa se borra en gran medida. No veo a Palomita haciendo cosas así, pero... bueno, es de caballería.

Miro al cabo de infantería y afirmo. Campamenteros, a formar. Ya habéis oído al capitán. Si tenéis hachas o machetes, usadlos para cortar ramas, de preferencia más secas, con la que hacer fuego. Quien no tenga, que busque ramas por los suelos. Permaneced a la vista unos de otros y siempre que alguno vea la iglesia. No sabemos dónde estamos aún, no corrais de momento riesgos innecesarios.

Tras decir eso, me dirijo al bosque. El ejercicio, confío, me ayudará a entrar en calor.

Hecho un último vistazo a Palomita y me adentro en la espesura.

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01/12/2019, 09:05
Hostigadores: Soldado Nuevo Sabandija.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

MEDIODÍA.

Sabandija pataleaba con torpeza en las frías y verdosas aguas del lago. Antes había sido un buen nadador, cuando era niño. Le venían recuerdos de los divertidos baños en el crecido río junto a su hermano, ahora convertido en un temible y vengativo espíritu. Pero entonces las aguas eran cálidas y, cuando se hartaban de horas y horas chapoteando, el ardiente sol enseguida secaba las ropas y  tostaba la piel. Después, la vida había querido que una lanza le atravesara las tripas y otra, con muy mala leche, el brazo, que ahora no era más que un colgajo. El resultado: apenas podía nada como un perro. Afortunadamente, cuando logró calmar los nervios, se dio cuenta de que hacía pie perfectamente. Por un momento sintió enrojecer las mejillas  de la vergüenza, pero nadie le había visto. Todos tenían lo suyo como para prestar atención a Sabandija. Era lo bueno de ser insignificante, que nadie te prestaba atención.

Pero ahora no eres tan insignificante. ¡Tienes una apadrinada!- Eso le hizo erguirse y tratar de parecer que mantenía la calma. Buscó a Plumilla y se tranquilizó al ver que estaba bien.

- Vamos, hay que salir del agua.- Dijo mientras cogía la hermosa y frondosa mata de pelo entre sus manos y la retorcía para escurrir todo el agua posible. El pelo mojado y lleno de abalorios pesaba una barbaridad. Una vez asegurada Plumilla buscó al resto de Campamenteros. Su nuevo líder, Piojillo, empezaba a tomar consciencia de lo sucedido. Sabandija se preocupó por localizar a las pocas personas que estimaba entre sus compañeros, como a Lombriz, y luego, con angustia, buscó a Rastrojo. Aún llevaba la ristra de batatas que el chamán había imbuido con su magia. Estaban medio podridas y algunas ya echaban raicillas que le hacían cosquillas al rozarle la piel desnuda, pero ni de lejos pensaba deshacerse de ellas, al menos no hasta que se hiciera con otras.

En la orilla, el KH'lata comprobó que tenía todas sus cosas y observó los alrededores.

- ¿D-Dónde estamos?- Preguntó al aire. Definitivamente aquello no era la familiar sabana. Los dientes le castañeaban y el cuerpo le temblaba, en parte por el frío, en parte por el miedo a lo desconocido. Como buen KH'lata necesitaba asentar sus pies en un suelo firme e inmutable y ahora se sentía como si estuviera colgado de los pies, la cabeza a punto de estallarle por la acumulación de la sangre. Las ordenes del Capitán y las posteriores de Piojillo le hicieron reaccionar. Sacó el arco y se dispuso a recoger algo de leña, quizás a hacerse con alguna pieza de caza. Al ver que el tembleque de su cuerpo se reproducía, mucho más visible, en el cuerpo del arco, lo pegó a sí mismo, con las esperanza de que nadie se diera cuenta.

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01/12/2019, 09:45
Infantería: Soldado Novato Cielo.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

MEDIODÍA.

- ¿Qué sucedió una eclosión?, ¿por qué?... Cielo emerge del frío lago viendo como la niebla lo rodea mientras que el agua fría le cala por debajo de su cintura. Se maldice y quiere salir de allí... de aquella agua helada. Lleva puesta la armadura de cuero, y lleva en su mano derecha una gran lanza que suele manejar con las dos manos, a su espalda su mochila que contiene lo básico para la supervivencia.

- Por instinto quiere salir de allí pero la niebla le impide ver más allá, por otro lado aislarse de sus hermanos no es su decisión. Espera mientras escucha la respiración de sus hermanos entrecortada sobre todo aquellos que no poseen armadura. Ahora a causa de su armadura, el frío del lago puede no provocarle traumatismos para siempre, - por una vez sabe de que el cabo Barril actuó con astucia al querer que llevase armadura. Aquel cabrón era lo mejor de la infantería y estaba orgulloso de ser infante, tanto que tenía miedo a ser degradado y trasladado a otra escuadra, allí habían creado vínculos, se había creado un lema, y se había ganado la confianza en los miembros que la formaban como en su nombre que significaba una forma de vida entre los que la formaban, una hermandad.

Todos siguen al inigualable Matagatos que por una opción de cordura encamina a la compañía a una dirección prefijada por sus conocimientos adquiridos. Cielo sigue a sus hermanos por su respiración, sus siluetas, y a pesar de todo lo sufrido Cielo no hace agonía de lo sucedido. - Se lo guarda en su interior como si tuviera una vorágine allí dentro que se tragara todo lo malo, como si esa cosa oscura que anidaba en su interior, en su estómago, viviera del sufrimiento, del miedo, de la incertidumbre, de las pesadillas, y de los malos pensamientos.

Por la zona que elige el Capitán la bruma desaparece dejando ver una orilla en un entorno natural, casi idílico, como el que tiene tatuado en su pecho. - ¿Será aquello su destino?, ¿será su tatuaje un signo de que debía llegar hasta allí?, ¿acaso algo sobrenatural actuaba en su vida haciendo que ya estuviera prefijado su destino?, ¿hubiera podido morir si hubiera querido? Son arrebatos, flash que le vienen a su mente que ya está tan acostumbrada a divagar, a meterse en su yo interior, a preguntarse por los acontecimientos y vuelcos de la vida como si tuviera un significado que le influyera, aún sin tener una espiritualidad marcada.

Más allá ven la silueta de lo que parece una ciudad amurallada... Mira a los demás pero ellos también están mirando hacia la ciudad, la han visto... No es un sueño y espera instrucciones al respecto mientras se están congelando pues todavía no han salido de aquellas aguas. - Siempre las recordaría, en sus sueños, en sus pesadillas, como calaba en sus huesos produciendo una inanarrable cacofonía interior. 

Pero algo sucede... de repente Cielo siente como el fondo del lago desaparece y lo que antes le servía de apoyo, ahora lo hunde hacia un abismo que parece infinito. Allí en la oscuridad más completa, con el sonido de debajo del agua que es un sonido que le produce miedo a Cielo, siente que hay una fuerza oscura allí presente ahora. Su cordura parece empezar a quebrarse en ese momento, y todo le parece ya irreal como una pesadilla de la que nunca saliera. No sabiendo ya lo que era real o irreal, o si estaba perdiendo la cordura Cielo da un fuerte grito de espanto, que parece ser tragado por aquellas aguas, y mira con pánico hacia aquella entidad oscura que intenta arrancarle su alma. Pero no está solo unas sombras lo asisten e intentan entre muchas siluetas fantasmagóricas arrebatarle su don más apreciado, su ser, pero Cielo lucha, una lucha espiritual para no dejar que aquellas sombras penetren en su yo interior, en sus recuerdos, en su mente. Como si ahora aquello fuera el don más apreciado por Cielo y que no quiere despegarse de aquello aunque fuera solo recuerdos de dolor, de amargura, pero también encierra ilusiones, y momentos de alegría, de esperanza y de victoria. Recuerda que es su vida y que quiere seguir viviendo, y lucha mentalmente contra aquellas sombras que quieren arrebatarle su bien más apreciado, su ser.

Pero aquel ser, aquella entidad oscura, en su enfrentamiento espiritual deja ver quién es, nada menos que el señor del Dolor, y consigue arrancarle su verdadero nombre, Zon-Kuthon, y así se debilita, pues sabiendo su nombre Cielo puede implorar a las fuerzas de la naturaleza para que le ayuden contra aquel ente maldito. Y sus súplicas parecen hacer efecto, pues las garras que lo tenían atrapado lo sueltan... dejando que Cielo caiga en un abismo sin fondo hasta que como si de una pesadilla se tratara se ve ahora en un nuevo lago, también igual de frío, pero sus aguas son verdosas, ha desaparecido la bruma y deja ver una iglesia cerca por su apariencia abandonada.

Mira a su alrededor y ve a sus camaradas allí con él, - ¿habrá sido todo una pesadilla?, ¿estará perdiendo la cordura? Pero ve que la mayoría se dirigen a la orilla y él hace lo mismo y una vez alcanzada mira hacia el lago verdoso. Allí ve a Lagrimita y al Cabo Barril coger a Palomita que está desfallecida, - ¿entonces era real?, dice así en su interior viendo que había sufrido un desmayo o quizás la muerte. Pero Matagatos su capitán va en su auxilio y en la orilla le hace con sus técnicas que expulse agua de su boca, parece entonces que recobra el color en sus mejillas, - es magia, una magia que solo poseía el Capitán, mientras pasan todos estos acontecimientos rápidamente sin tiempo a nada más, ni a murmurar. 

Muchos empiezan a sacar cosas de sus mochilas para calentarse, Cielo hace lo mismo, sacando una manta y quitándose la armadura y su vestimenta de cintura para abajo y cubriéndose con su manta para calentarse. Con su mano derecha sostiene la lanza y con la izquierda sujeta su manta a modo de broche mientras mira el pantalón de cuero y su taparrabo ahí tirado en el suelo. Sin más tiempo a preámbulos se escucha el grito del Cabo Barril que los llama a formar, Cielo acuda dejando allí en el suelo su indumentaria mojada, y abrigado con su manta avanza apoyado en su lanza como si fuera un bastón.

Escucha las órdenes del Capitán y la conversación del Cabo Barril con el Capitán, y avanzan hacia la iglesia, - Cielo se contenta otra vez del Cabo Barril, y aunque tiene instrumentos sabe que necesitan leña, pero para eso estaban los campamenteros, ellos serían los que abrirían filas hasta el interior de la iglesia para asegurar la zona. Cielo avanza sin tiempo a nada más, deja a un lado su subconsciente y sigue los pasos de la infantería hacia la iglesia.

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01/12/2019, 10:21
Capitán.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

MEDIODÍA.

Por un momento las palabras de Barril le pillan con el pie cambiado. Durante apenas un segundo, su ceño se frunce, pensando en una posible insubordinación, nada más haber llegado a aquel lugar extraño, recién salidos del infierno en la tierra desatado por la corrupción del Señor del Dolor. Sin embargo, pronto recapacita, y cae en la cercanía de aquel edificio en ruinas. Sí, sin duda el fuego sería más útil allí dentro, y podrían permitirse retrasar algunos minutos su encendido a cambio de mayor seguridad. 

Además, aunque parecía que nadie les acechaba... Bueno, uno nunca estaba lo bastante seguro. 

-Buena idea, cabo-dijo con un asentimiento-¡la infantería marcha al edificio en ruinas! ¡Cabo Ponzoña, que los acompañen Dedos, Rastrojo y Serpiente, con los ojos bien abiertos! Quiero saber dónde nos metemos. El resto, ¡que nadie se quede parado! ¡Si las ruinas son seguras, acamparemos y encenderemos fuego allí!-añadió.

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01/12/2019, 10:43
Cuadro de Magos: Rastrojo, Segundo Mago.

DÍA DE LA FISURA DE LA FOSA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR / 1 DE NEK (NUEVA ERA K'HLATA).

MES: DEL LEÓN / DEL RASTROJO VALIENTE (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

MEDIODÍA.

El espíritu de Rastrojo estaba consagrado al sufrimiento y la penitencia. Su pesimismo natural le hacía inmune a los intentos de Zon-Kuthon para mellar su ánimo. Ninguna tortura sobresalía entre todas las penurias por las que había pasado. Ahora bien, en cuanto le tentó con una montaña de oro, Rastrojo se corrompió por completo haciendo que su nuevo dios (alabado sea), perdiera el interés con él para pasar a atormentar a otro miembro de la Compañía. Pero otros más fuertes que Rastrojo no sucumbieron, rompiendo el hechizo y permitiendo escapar de las garras de Zon-Kuthon. Sin la presencia inmediata de la montaña de oro, Rastrojo volvía a ser el mismo incorruptible pobre de siempre.

Salió del agua tan confuso como cualquiera. En cuanto Capitán dijo que no quería ver a nadie holgazanear, lo primero que hizo Rastrojo fue acercarse al pájaro para ponerse a dar graznidos incomprensibles. No era la primera vez que veían a Rastrojo hablar con los animales, y cualquier K'Hlata apreciaría que el chamán estaba haciendo cosas esotéricas y sagradas, y que por ningún motivo debían de ser interrumpidas so pena de condenación del alma inmortal. Sin embargo, la mayoría de los Oscuros podrían interpretar (equivocadamente, como siempre) que Rastrojo se estaba haciendo el remolón para no trabajar. Había manos de sobra para conseguir leña, así que en el fondo Rastrojo sabía que las intenciones de Capitán no eran de aprovisionamiento, sino que solo trataba de mantenerles ocupados. ¿Para evitar así que sus soldados dejaran de pensar en las atrocidades dispuestas por Zon-Kuthon para ellos? No. Para que dejaran de pensar que todo esto era culpa del Capitán, y que los demás le lapidasen por haber usado la Lanza y haber causado todos esos problemas.

Mientras imitaba el sonido de los graznidos, las miradas de Rastrojo y Sabandija se cruzaron. De inmediato, Rastrojo puso la palma de la mano en su sien como las ojeras de un burro. Disimuló para hacer ver como que no le había visto y siguió graznando. Rastrojo había oído la orden del Capitán, pero el mando directo era el Cabo Ponzoña, así que el chamán iba a aprovechar hasta los últimos minutos de holgazanería hasta que la burocracia militar hiciera que la comunicación llegara hasta él. No tenía muchas ganas de entrar en el edificio de piedra, todavía estaba frío y húmedo. Además, podía ser peligroso. Sería una pérdida enorme para la Compañía perder un activo tan valioso como Rastrojo solo por explorar unas ruinas.

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01/12/2019, 11:13
Analista.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

MEDIODÍA.


Lengua Negra había localizado ya a Dante, que ramoneaba una rama baja de un árbol que no llegó a reconocer. Se acercó hasta él, llevando de las riendas a su otro caballo, Beltza. Podía considerarse afortunado de conservarlos. No era preciso ser especialmente agudo para, mirando en derredor, ser consciente de las pérdidas habidas. En vidas y material Y sería difícil recuperarse de las unas y las otras. Si era que lo conseguían.

Escuchó los primeros gritos y las primeras órdenes y sintió un profundo alivio naciendo de su pecho. Por primera vez en mucho tiempo, tan solo tendría que limitarse a obedecer, sin cargar con la mochilla del mando, sin la necesidad de tratar de cubrir los mil y un frentes que se abrirían sí o sí, tratando de mostrarse fuerte, de alentar el espíritu de sus subordinados, de saber lo que en cada momento debía hacerse.

Dirigió una mirada a Matagatos. El nuevo Capitán. El sucesor de su padre. No le envidiaba. Había comandado a los Hostigadores, pero ahora debía comandar la Compañía. Los frentes se multiplicarían y necesitaría de toda la ayuda que se le pudiera ofrecer.

La voz de Barril se impuso sobre todas las demás y sobre los sonidos de aquel lugar. Incluso los pájaros parecieron enmudecer. Sonrió. Era lo que necesitaba su primo. Alguien con callos y sin miedo a arrimar el hombro, quizá el único con la experiencia necesaria de entre todos los presentes para saber qué debía hacerse desde el primer momento. Más allá distinguió a Piojillo y Ponzoña. Ellos cerraban el círculo.

Se montó en Beltza, ató las riendas de Dante al pomo de la silla, y espoleó suavemente los flancos de su montura, acercándose a Matagatos.

-Capitán -dijo formalmente-. Permiso para acompañarles a la iglesia. No sabemos si en ella habrá alguien, pero de haberlo, quizá sea conveniente hablar antes de cualquier otra acción. Si hay una construcción como esta, tal vez haya una población en las cercanías. Sea como sea, si vamos a acampar en sus inmediaciones, me gustaría estudiar la zona para determinar las áreas del campamento.

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01/12/2019, 11:14
Hostigadores: Cabo Ponzoña.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

MEDIODÍA.


No había tiempo para pensar, ni reflexionar sobre lo ocurrido. Habían huido de la destrucción y habían llegado a otro lugar. Sólo había cambiado el escenario, pero la urgencia seguía siendo la misma. Las dudas no eran aceptables y la quietud era su enemigo. Y su Capitán lo tenía claro impartiendo sus primeras órdenes. Matagatos ha muerto. Por fin ha nacido el Mataleones, pensó.

Pero el Hiena necesitaba saber cuántos de sus guerreros habían sobrevivido y empezar a actuar.

-HOSTIGADORES, ¡EN FORMACIÓN! -gritó, reclamando su atención y obligándoles a moverse.

Pronto comprobó su número y sintió un cierto alivio. La manada está completa.

-Ya habéis oído las órdenes, hostigadores. Dedos, Rastrojo y Serpiente, con el cabo Barril. Dejad aquí cuanto os vaya a estorbar en vuestro avance. Khadesa, acerca a este punto tu carro y tus mulas. Lo vamos a necesitar para guardar equipo y madera. Pelagatos, Campaña, Guepardo, Caracabra, Uro. Nosotros empezaremos a talar y recoger madera. ¡Moveos!

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01/12/2019, 11:32
Hostigadores: Soldado Nuevo Caracabra.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

MEDIODÍA.


Caracabra sintió como los espíritus perversos intentaban desgarrar su espíritu. El pobre deforme pensaba que era como una de esas cosas que le explicaba la bruja y nunca entendió: una profecia autocumplida. Se engañaba creyendo que lo esencial era precisamente que la mente le había avisado que algo iba a ocurrir cuando, en realidad, a lo que se refería la bruja era a lo contrario.

Pero igualmente se engañaba pensando que algo de lo que él había pensado o temido había tenido cualquier importancia en el rumbo de los acontecimientos. Fuera como fuese, estaban allí, y a pesar del tormento de años ocurridos en un solo segundo, nada más notar el frío del lago desperezando sus miembros sintió una profunda felicidad.

Habían escapado. Nuevamente la Compañía Negra había logrado salir victoriosa. ¿Le preocupaba a Caracabra que tanto se hubieran reducido los efectivos? Lo cierto era que no demasiado. Había conocido a la Compañía Negra siempre así, en el fiel de la balanza, caminando en el filo del cuchillo, y no la imaginaba de otra manera.

Miró, nada más caer, a Khadesa, confirmando que estaba bien. Pero aún antes de poder reaccionar llegaron las primeras órdenes, y se aprestó a cumplirlas. En eso, estaba, saliendo del lago y acercándose a una zona donde poder conseguir leña, cuando de pronto quedó rígido, mirando a un punto en el infinito, y murmuró entre dientes. Pareció ir a ocultarse el hostigador, pero finalmente siguió con la actividad que había iniciado, mientras lanzaba furtivas miradas alrededor, a los mandos, y a las ruinas a donde se dirigía la infantería y algunos de sus compañeros.

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01/12/2019, 11:34
Infantería: Soldado Novato Preocupado.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

MEDIODÍA.

Mientras caía hacia lo desconocido todavía conservaba casi intactos sus recuerdos y se sentía profundamente preocupado por lo que había pasado. Todo había sido dolor, sufrimiento y destrucción, había visto a fieles compañeros convertirse en monstruos y atacarles y finalmente, antes de huir con Plumilla y Rastrojo, había visto transformarse a Caratótem en una de aquellas horribles criaturas, pero el chamán luchaba contra los espíritus malignos y el resto de monstruos que los perseguían dándoles la oportunidad de escapar, sin su intervención lo poco que quedaba de la Compañía Negra hubiera perecido. Ahora, mientras caía sin cesar en una oscuridad absoluta y sufría las torturas de aquella criatura de mal le preocupaba que quizás hubiera sido mejor morir antes. Sin saber como había perdido de vista a Rastrojo y a Plumilla, en algún momento la chica se le había soltado de la mano, solo esperaba que ninguno de los dos tuviera que sufrir lo que él estaba pasando, tampoco el resto de los supervivientes, aunque entre ellos alguno era claramente culpable de todo lo que había pasado. En algún momento fue consciente que no era el único en ser torturado, escuchaba otros gritos mezclados con los suyos, dolor y desesperación, y la preocupación de que los buenos espíritus los hubieran abandonado definitivamente. Luchó con todas sus fuerzas, quizás pudiera liberarse y ayudar a los otros, aunque sentía que necesitaba más ayuda de la que podía proporcionar. Cuando ya se sentía extenuado por el esfuerzo sintió que caía de nuevo pero no tenía fuerza para nada más, así que se dejó caer. Entró en el agua en una zona no demasiado profunda y la inercia lo hizo chocar contra el fondo, golpeó su cabeza en una piedra, aunque no fue consciente del todo de lo que pasaba. Cuando abrió los ojos se asustó al verse rodeado de agua, le dolía la cabeza y eso le preocupaba. Por puro instinto emergió a la superficie y escupió el agua que le había entrado en la boca, después nervioso cogió una gran bocanada de aire, preocupado por poder respirar mientras miraba con temor a su alrededor. No sabía donde estaba, pero no era la Gran Sabana. Se quedó durante unos segundos inspeccionando lo que sucedía a su alrededor con preocupación. Unos ¿Hombres? casi metálicos sacaban del agua a una ¿Mujer? también metálica. Eran pálidos y parecían demonios y había más de ellos, aunque no todos eran de metal. También se vio rodeado por un buen número de K'Hlatas desconocidos, a simple vista ninguno parecía de su tribu y eso le preocupaba. El agua chorreaba por  todo el cuerpo y un pequeño hilo de sangre se mezclaba con ella desde la herida que se había hecho en la cabeza, notó el sabor con preocupación y lo distinguió casi al instante, se llevó la mano a la cabeza y le dolió.

¿Alguno de estos hombres me ha herido?

Desorientado y sin saber que hacer se puso a la defensiva mientras intentaba reorganizar sus pensamientos. Alguno de aquellos hombres hablaba, parecía que intentaban organizarse de alguna manera. Lo último que recordaba con claridad era haber abandonado su tribu, pero de aquello hacía muchos años. ¿Donde había ido y que había pasado en todo ese tiempo? ¿Quienes eran todos aquellos desconocidos? Algunas voces le sonaban familiares, aunque no podía reconocer de qué, tan solo tenía clara una voz dentro de su cabeza y el hombre a la que pertenecía.

- “Esto está mal, pero mal, mal, mal…” -

Caratotem... Ese era su nombre, pero no recordaba más, solo una sensación de respeto hacia él. No había sido el chamán de su tribu así que tenía que ser alguien con quien se había encontrado durante esos años que no era capaz de recordar. En cualquier caso le preocupaba más su futuro inmediato en aquellos momentos. Con el escudo en ristre  y la lanza en una posición defensiva se giró hacia un lado y otro.

-¡Mi nombre es Waliokimbia Nioka, soy guerrero de la tribu de los Caimanes Negros! ¡No quiero haceros daño así que no os acerquéis! -Le preocupaba que aquellos hombres y mujeres le atacaran ¿Otra vez? y no quería hacerles daño, tan solo quería volver a su tribu. Y quizás encontrar a Caratotem y... Había algunos nombres más que estaban escondidos en alguna parte de su mente pero que no era capaz de recordar.- ¿Está aquí Caratotem?

Preguntó por probar suerte, ninguno de ellos le parecía él, pero sentía que era un amigo de confianza y quizás le ayudara a regresar a su casa. Preocupado y vigilante miró a su alrededor para ver que efecto causaban sus palabras, dispuesto a defenderse de cualquier ataque.

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01/12/2019, 11:47
Hostigadores: Soldado Nuevo Chamán Rojo.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

MEDIODÍA.

Escudo a la espalda y a cuatro patas, cual tortuga, Chamán Rojo salió del Lago Verde. Lo primero que hizo fue meterse los dedos para vomitar el exiguo contenido de su estómago. Se quedó mirando el vómito en busca de pozoña. Había visto lo que el líquido viscoso y negro, que salía de los caminantes, había hecho a sus compañeros, ahora muertos, o peor aún, convertidos en muertos andantes.

¿Estoy bien?- Como un idiota se palpó el cuerpo en busca de heridas o miembros amputados.

Se encontraba bien. Dentro de lo que cabe. La cabeza le daba vueltas y recordaba los últimos acontecimientos como envueltos en una espesa bruma que lo difuminaba todo. Sí recordaba a la tortuga. Él era la tortuga, o eso creía. El totem de la tortuga le había visitado en sueños. 

A ver si iba a resultar ahora que no era un farsante. Bueno, como aún no podía saberlo, mejor seguir aparentando tenr esencia mística. Miró alrededor y vio que, aunque habían caído muchos, todavía el grueso de la Compañía se mantenía en pie. Eso significaba que seguía ostentando su puesto de mierda dentro de la misma. Mejor obedecer que exponerse a ser fustigado. Piojillo no era Lengua Negra, eso desde luego, pero aún debía ver cómo le sentaba el cargo. Podía subírsele a la cabeza. Se pasó la mano por la cara y se asustó al verlas teñidas de sangre.

- ¡Me cago en la pu..- Por un momento se asustó, aunque no tardó en caer en la cuenta de que no era más que sus tinturas tribales que el agua estaba desprendiendo de su rostro. Sería mejor que hiciera algo, pero ahora no era el momento. Tomó de entre sus pertenencias la máscara de cráneo de carnero y se la puso para que no le vieran así la cara. Las tradiciones eran importantes, incluso en momentos como aquel. Además, así, muchos lo recordarían saliendo del agua con su apariencia de chamán.

Las órdenes iban llegado y los hombres gustaban de aferrarse a un clavo ardiendo. Cualquier cosa mejor que el caos que habían sufrido. Chamán Rojo era lo suficientemente frío y calculador como para saber que él también podía explotar aquella debilidad de sus propios compañeros. Buscó a Keropis y se acercó al Guardián de lo Muertos para envolverse con su aura.

- Vamos compañeros. Como la tortuga, paso a paso.- A los KH'latas le gustaba la sencillez de los espíritus totémicos. Eran familiares, comprensibles. La fiereza del león, la velocidad del guepardo, la seguridad de la tortuga. Lenta, sí, pero segura.- Nos sentiremos mejor ante las rojas llamas del fuego de una hoguera.- Su voz sonaba distorsionada por la máscara. También le permitía ver sin ser visto. Sus ojos se desviaron a la pantomima de Rastrojo que, como él, aprovechaba cualquier cosa para hacerse notar. El graznido de un oportuno cuervo le tenía "absorto.- ¡Piojillo!- Gritó haciendo aspavientos hacia el líder de los Campamenteros con la esperanza de desviar la atención de sus compañeros hacia él y no hacia Rastrojo.- ¡Aquí, Chaman Rojo!-  Sacó su cuchillo tribal, por si las moscas, dispuesto a ir a por leña. Quizá hasta tuviera oportunidad de hacer una de sus Hogueras Rojas. Palpó su zurrón que estaba empapado. Menuda jodienda. Si el polvo no estaba seco no iba a poder teñir las llamas de la hoguera.

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01/12/2019, 12:37
Instrucción: Recluta Reyezuelo.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

MEDIODÍA.

Un terror para el que no conocía nombre se había adueñado de los corazones de la compañía. Una caída infinita en la que apenas recordaba los rastrojos de una visión demoledora que su mente aturullada no se sentía capaz de procesar.

Demasiado que masticar. Demasiado que asumir. De tener algo en el estómago, sin duda éste se habría vaciado sin pudor sobre aquel agua pútrida y verdosa que por poco no se cobra una última vida tras aquella escapada. 

Nunca, jamás, ni en sus más megalómanos sueños se había imaginado que llegaría a una situación en la que ya no solo demonios tentadores sino los mismos dioses lo mirasen de frente y aun así fuese capaz de salir con vida. 

Para cuando la oscura estaba siendo atendida, Reyezuelo había logrado salir de las aguas ayudándose de las manos. Los dientes le castañeaban, pero no estaba seguro de si se debía al frío o al terrible vacío de las ausencias que le taladraban el alma y los recuerdos. Como si el vacío que se abrió bajo sus pies y los tragó por un tiempo que parecía infinito se hubiese alojado en el espacio justo detrás de sus ojos y hubiese estado devorando partes de lo que él era. El vacío está hambriento. Tan solo pensar en aquellas cosas hizo que el corazón se le encogiese, angustiado. Él no era un chamán preparado para encontrar sentido a aquellas visiones, y mucho menos protegerse de ello. 

Cuando el capitán empezó a dar órdenes, sus ojos empezaban a enfocarse en su entorno. Rostros. Rostros que conocía, la mayoría, pero para muchos de ellos necesitó algo más de un largo instante para recordar sus nombres. ¿Cuánto más se había llevado de él aquel vacío? 

Órdenes. Él no tenía hacha, de modo que... pero a mitad del gesto de buscar entre su equipo para comprobar si tenía una manta, una segunda voz se alzó para contradecir a la primera. Algo no funcionaba con aquella segunda orden, y acabó quedándose mirando al Cabo Barril durante varios segundos mientras intentaba que aquel paralizado engranaje en su mente volviese a moverse. 

Instintivamente, sus ojos se dirigieron a Lengua Negra por si él era capaz de... no... ya no era Lengua Negra. Era Analista.

La voz de Piojillo le terminó de arrancar cualquier duda que pudiese seguir albergando. Tenía que moverse. 

Mientras se alejaba, escuchó la tranquilizadora voz del chamán rastrojo comunicándose en un rito de los que sólo ellos entendían, y parte de la congoja que lo aprisionaba se despejó. Sea lo que sea que estuviera haciendo, quizás fuera capaz de alejar el mal yuyu que caía sobre la compañía, por lo que en silencio se sintió agradecido al K'Hlata mestizo, y entonces miró al chamán rojo, compañero de escuadra y hombre a tener en cuenta, asintiendo a sus palabras.

- Como la tortuga - Repitió, como si reafirmar lo dicho por él pudiese servir de escudo y amuleto contra los malos espíritus al mismo tiempo. 

Reprime un escalofrío cuando un pensamiento recurrente en sus visiones se repite - Si estás solo, estás muerto. - Aprieta su lanza pequeña, esperando que pudiese ser tan útil para conseguir madera como un machete.

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01/12/2019, 12:56
Infantería: Soldado Nueva Derviche.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

MEDIODÍA.


Había abierto los ojos incrédula de lo que había visto y sentido mientras los mantuvo cerrados. No podía describirlo con palabras, eran sensaciones y sentimientos tan agudos, tan hirientes, que la habían dejado descompuesta, horrorizada, además de exhausta.

No supo si aquella... ¿visión...? se había prolongado durante vidas o si había ocupado el espacio entre un latido y el siguiente de su corazón. 

Pero era Derviche, sierva del Dios Jaguar, debía estar preparada para eso, para mucho más. Para todo. Así que se levantó del agua helada tiritando pero con el mentón alto, desafiante. Y avanzó hacia la orilla entre pequeñas olas verdosas, mirando a su alrededor, comprobando que aquellos que había visto en su pesadilla, sobreviviendo, estaban realmente vivos ahora.

Sí, ahí estaban, todos ellos.

Pero mientras ella se recuperaba, otros lo habían hecho ya. El Capitán daba órdenes, justo después de... lo de Palomita. A ella no la había visto en la negrura de la caída, pero allí estaba. Se alegró por ella, y se preguntó si tendría algún significado oculto.

No hubo tiempo de cábalas, Barril tomó la iniciativa también, y fue claro. En parejas, hacia las ruinas. Matador y ella, bien.

-Sí, Cabo. Vamos.

Chorreaba y jadeaba, tiritaba, pero estaba entera. Y tenían un propósito, estaban allí juntos, como si una mano extraña teñida de Destino les hubiera indicado una dirección.

-Tranquilo Preocupado, ha sido una horrible pesadilla. Creo...

Echó su Capa de Juramentada hacia atrás en los hombros, despejando sus brazos para poder moverse con más facilidad, estaba empapada y se le pegaría al cuerpo si no. Desenvainó una de sus cimitarras y embrazó el escudo. 

Hizo una seña con la cabeza a Matador, estaba preparada, y tenía ganas de empezar. Empezar lo que fuera que iba a ser su vida ahora...

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01/12/2019, 12:59
Infantería (P): Cabo Barril, Jefe de Infantería.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

MEDIODÍA.



 

  ¡A la orden, Capitán! Barril asintió en dirección al líder de la Compañía, y tras contar con su aprobación sobre el asunto de tomar refugio en la iglesia terminó de impartir las órdenes y se acercó a Cielo al que dio unas indicaciones.

—  Será mejor que recojas tus cosas Cielo, necesitarás tus pantalones para calentar tus huevos en la hoguera más tarde. Ya podrás dejar las cosas mojadas que pesan en la iglesia en cuanto lleguemos allí. —  El maltrato y abandono de material era una falta que oscilaba de leve a grave según la cuantía de los materiales en cuestión, pero por esta vez Barril lo dejó pasar. Acababan de darles duro y a la cabeza, y era normal que algunos estuvieran aturdidos.

Hizo un gesto a los infantes para esperar a los marcados por el Capitán de entre los Hostigadores y cuando aquellos se acoplaran a el orden de marcha avanzarían hacia el edificio. Dedos era una muy buena elección, Serpiente no era su preferido después del fiasco de las Guerras Pastel, más era necesario en cuanto a asuntos arcanos, necesario y único en estos momentos se recordó Barril y en cuanto a Rastrojo... Mejor no opinar. Pero Barril trabajaría con lo que tenía.

— Salimos en cuanto se acoplen los muchachos de Hostigadores. La idea es dejar el equipo no imprescindible que nos estorba nada más entrar a la izquierda del edificio. Luego dejamos que Dedos, Serpiente y Rastrojo exploren la iglesia para ver si es seguro. Dolor se queda conmigo y Palomita en la puerta. El resto de los binomios a echar una mano acarreando la leña y los ojos abiertos. Vigilancia, ayuda en el acarreo y protección a los recolectores de combustible, esas son las órdenes. Manteneos en movimiento o se os congelará el culo, mendrugos. —

El enorme Oscuro palmea el hombro de Cielo para darle ánimos, calor y un buen golpe en el mismo, para acto seguido alejarse un par de pasos tratando de localizar a Piojillo. Una vez le alcanza, habla en voz baja con él durante unos momentos, señalando en el transcurso de la conversación a Plumilla.

Y cuando volvía con sus hombres, esperando ponerse en marcha en breve, pasó el asunto de Preocupado. El muchacho siempre tenía la cabeza en otra parte, y esta vez parecía que estaba en otra parte efectivamente o más bien en otro tiempo. Barril cerró y abrió las manos enguantadas en acero un par de veces, sopesando si un buen sopapo arreglaría la situación, pero observó el porte peligroso del K'Hlata y su afilada lanza en actitud ofensiva y desechó la idea. Trató de hablarle y apelar a su entrenamiento de horas y horas. Esperaba que su voz le hiciera salir del trance en el que estaba, y le devolviera al lugar que ahora ocupaban

— ¡SOLDADO PREOCUPADO! ¡Te fuiste de los Caimanes Negros hace tiempo, eres un Infante de la Compañía Negra, déjate de gilipolleces y a formar! Tu Hermano Lagrimita te está esperando con una herido, preocúpate de eso ahora. —

Esperaba que la mención de Lagrimita, uno de sus inseparables de la Infantería, y que la proximidad su novieta Plumilla, le hicieran recuperar cierta claridad en sus pensamientos.

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01/12/2019, 14:04
Hostigadores: Soldado Nuevo Pelagatos.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

MEDIODÍA.

El último día aparecía borroso ante él, aunque recordaba cosas. Recordaba el final de sus compañeros, la huida precipitada siguiendo a Matagatos, al Capitán. Recordaba ir a buscar a la niña y montarla en Marrón para que ella pudiera sobrevivir. Recordaba su mirada cuando alcanzaron al caballo de carga y sus antiguos hermanos convertidos en bestias inenarrables la devoraron. No la escuchó gritar, no la escuchó decir nada pero recordaba su mirada perdida. Una de las muchas que el hostigador comenzaba a almacenar en su memoria.

El resto era difícil de describir, sus ojos no eran capaces de dar forma a todo lo que apreció ante ellos tras la ruptura de la roca. Aturdido se levantó en mitad de un lago, su cabeza daba vueltas y él miraba de izquierda a derecha tratando de entender todo los sucesos recientes. No tuvo mucha suerte en esa tarea, así que casi por impulso trató de ponerse en marcha. 

Movió su cabeza haciendo que su melena ondeara un poco y ayudado de sus brazos consiguió incorporarse. Apretó los dientes cuando la cadera le avisó que ella también había viajado al otro lado con él. Con algo de dificultad se puso en pie y palpó su cuerpo encontrando sus posesiones con él. Su siguiente preocupación fueron sus caballos, identificó con rapidez a Orgullo que estaba a su lado y se estaba levantando y a Jerifalte algo más alejado pero ya puesto en pie, tan impresionante como de costumbre. Agradeció a la diosa que ambos animales siguieran allí y fue a acariciarlos para tranquilizarlos. Mientras hacía eso escuchó las órdenes de Capitán y asintió. Eso necesitaba recibir órdenes para reactivarse, no quería pensar demasiado en aquel momento.

La fuerte voz de Ponzoña llegó a sus oídos, no miró a la cara al hiena pues estaba comprobando que miembros de la Compañía Negra seguían allí con ellos. Suspiró al ver que eran unos cuantos, quizás no estaba todo perdido. Tras aquel vistazo se preocupó de responder a las órdenes.

Llevaré mis caballos para ayudar a transportar la leña cabo —dijo mientras se preparaba para ir a buscar madera junto a buena parte de su pelotón.