Querelar se seca el sudor de la frente mientras ve partir a la lejanía los últimos kóbolds. Luego la aparición del dragón le deja petrificado, sigue con la mirada como este se pierde en el horizonte, entre las copas de los árboles.
Debe tener mucha prisa, pues no nos ha visto a nosotros y ni siquiera la choza en llamas... Posiblmente no representamos nada que le pueda ser de interés.
Entonces escucha las palabras del extraño mediano, Midespinas, hablando del dragón como si hablara de una raza de perros. ¿Como ha adquirirdo estos conociminetos?
Ante la pregunta de Marpilla, por la que se alegra de poderla ver sana y salva de nuevo, se enoje de hombros a la vez que comenta.
- Ahora mismo no me preocupa, la verdad. Creo que ya es bastante precaria nuestra situación tal y como estamos, sin necesidad de que se crucen dragones por enmedio.- Tras tomar aire prosigue.- Vayamos en post de la caravana, sería bueno alcanzarles para pasar la noche juntos, dudo de que tengan reparo alguno en ampliar el nombre de gente en el campamento, y menos tras que los hayaís atendido antes.
Oh,oh...parece que esto dejó de funcionar...digo en cuanto me percato que el cetro no respondió a mis palabras.Seguid,en seguida os alcanzo,le digo a mis compañeros.AL parecer no he prestado demasiada importancia al dragón:¿Dragón dices...?
Acto seguido sin dejar de soltar el cetro,me concentro en él y pronuncio las palabras arcanas necesarias para intentar detectar magia.
detecto magia en el cetro?
Me alegra un montón ver a Marpilla tan recuperada que es capaz de tenerse en pie por sí sola, cosa que la otra elfa parece no ser capaz de hacer así que me acerco a ayudarla a la vez que examino con cuidado sus heridas si llegar a tocarlas par ver cómo de grave es la cosa. Instintivamente después hago lo mismo con el resto de compañeros, no puedo evitarlo y es algo innato que sale de mí y de mis conocimientos, no sabría explicarlo.
Mientras hablamos con cierta presteza sobre seguir nuestro camino ahora que aún es de día un rugido estremecedor se apodera de mi mente, me aterroriza y tanto yo como el resto levantamos nuestras cabezas, en mi caso temiéndome lo peor, pero el dragón que pasas volando sobre nosotros parece no haberse percatado de nuestra presencia ni de las llamas que suben al cielo desde la cabaña. Noto las pequeñas manos de la gnoma apretarse fuertemente cotra mis piernas y cuando el peligro ha pasado la acaricio la cabeza par tranquilizarla.
- Estoy de acuerdo, deberíamos tratar de alcanzar a esa caravana. Por nada del mundo iría ahora tras un dragón, aprecio mi vida lo suficiente como para no cometer tales locuras. - digo con voz firme.
Lo de ir sanando un poco a la gente... sin hechizos de por medio (pues no me quedan ya) ¿cómo lo haríamos? ¿Mejor esperar a asentarnos en un lugar más tranquilo y a salvo?
Qué hae un dragón por aquí?... extraño y más uno tan grande del que no hemos oído hablar.. al menos no parece ir a por el pueblo...
Entonces si, como parece, estamos todos de acuerdo será mejor que salgamos cuanto antes. Además no vaya a cambiar de idea el dragón y decidir que le apetece un tentenpié antes de dormir.. dicho lo cual comienza a andar, algo renqueante pero sin detenerse, hacia el camino.
nota al canto: aprovechará un momento en el camino mientras no vienen los demás para dejar una pista para Hima (el típico montoncito de piedras no del todo visible señalando una dirección) sobre la que dejará caer unas gotas de la poción que le dió Hima
Máster: ¡Ok!