Partida Rol por web

Master, te paso un poco la composición de mi familia

Esposa (Anne):

una bella mujer, inteligente y calculadora, hace sociales entre las damas Londinenses

Guardaespaldas (Alex):

lo protege cuando sale, y hace algunas tareas que es preferible ocultar

Socio (Alan):

cara visible durante el día de su influencia política, es astuto y manipulador

Se había despedido de Ernest y Leroy, el momento de intensidad parecía haber llegado a su fin, sin duda al otro día volverían a aparecer resentimientos, pero aún faltaba tiempo, y si se adelantaba, quizás podía lograr limar esas asperezas sin llegar a que se maten entre sí. 

Aprovechó para colocarse al lado de Morgan y cruzar unas palabras con él, quería que dejara atrás los últimos hechos y volvieran a hablar civilizadamente - Señor Collingwood... me sigue resultando extraño llamarlo con el nombre con el que suelo ser llamado - sonrio - que le parece si caminamos un poco, aún faltan horas para el amanecer y sin duda nos vendrá bien respirar un poco de aire puro en esta hermosa noche- dice con obvia ironía.

El otro sangre azul lo concedió cortésmente con un movimiento de cabeza.

-No tiene por qué hacerlo, entonces. Morgan es el nombre por el que vivo entre los nuestros... el apellido es una conveniencia formal.

Siguió caminando. Una cosa había que recordar: Morgan nunca había dejado de hablar, y comportarse, civilizadamente. Incluso con el anterior fenómeno, que no podía llamarse "arrebato": palabra que indica instinto, y aquello no podía haber sido un movimiento más premeditado. ¿Discutible? Oh, sí, pero no era lo que se estaba cuestionando.

-Espero que no le haya alterado demasiado la situación, mi estimado pariente -elaboró casi al aire, correctamente- El aire puro es refrescante, pero no haría mucho por serenarnos; suerte que no es el caso -dijo con una pequeña, pequeña sonrisa.

Sonrió a la par de su compañero, dejar atrás la situación anterior era un hecho entre los dos, de nada servía profundizar al respecto. Disfrutaba como humano, y como Ventrue aún más, de las buenas maneras, y el trato cordial, y comenzaba a sentirse a gusto nuevamente.

- ciertamente no es el caso, creo que no somos nosotros los tensos esta noche... de todos modos tomarse unos minutos para disfrutar de la suave brisa no nos hará mal -  camina a la par en silencio unos segundos, mientras encuentra las palabras apropiadas.

- Me hubiese encantado conocer al señor William Pitt en el Eliseo, pero creo que los hechos se sucedieron de un modo que de momento lo ha alejado de mi... aunque dudo que olvide mi rostro- sonrió con un dejo de frustración,  mientras recordaba la reprimenda de la reina tras su intervención - Si algo no puede negarse es que usted y yo ganamos notoriedad esta noche, aunque a un precio que no volvería a pagar si se me presentara la misma oportunidad nuevamente-

El ventrue estuvo por un momento a punto de perder la cara. no lo hizo, pero la sutil pausa era bastante para otro que hubiera sido entrenado igual (DURO) en ese sentido como para poder hacerse una idea de que había tocado en algo.

-Oh, no lo crea: no recordará su rostro para mal. No fue el suyo el que está asociado a él -sacudió la cabeza.

No, las cosas no habían ido nada bien aquella noche. Había sido sometido a liderazgo con dos cret- dos disminuidos vampíricos, uno de ellos al parecer imposible de recuperar, y no parecía que nada pudiera resurgir. Ni siquiera SALVARLOS DE LA ESCLAVITUD A RIESGO DE SU VIDA había bastado para satisfacer a esas dos bestias anormales, Mitra era testigo. ¡No podía decir que los resultados estuvieran comparándose a los riesgos!

-Amén a eso -puso un deje triste, casi nostálgico- Pero si fuéramos la clase de personas que llora y se derrumba en lugar de minimizar las pérdidas y torcer el carruaje, ninguno de los dos estaría aquí ahora.

Siguieron caminando tranquilamente, disfrutando de la noche. Tenía razón... no era tan mala noche. Era un pequeño milagro en Londres.

-Puede recuperarse, aún. El nosferatu posiblemente no, pero es idiota y fácilmente manipulable por cualquiera que vea como una figura positiva para él: puede aprovecharlo si es necesario para nuestro trabajo -le apuntó.

Comprendía lo que Morgan le decía, si su sire estuviese viéndolo seguramente se sentiría igual, de todos modos había un solo modo de avanzar, y era hacia adelante, mirar hacia atrás no era necesario, ya sabía que no volvería a cometer los errores de esta noche nuevamente.

Asintió ante el ofrecimiento - Coincido con usted, es manipulable, pero su idiotez no nos sirve, habrá que domesticarlo y no creo que el conde sea precisamente la mejor guía para él, déjeme ver que puedo hacer al respecto-  se le ocurría mas de un modo de reencauzar al Nosferatu, y era algo que valía la pena hacer bien, después de todo ese vastago era la clave para la misión que les dio la reina, por mucho que le pesara a ellos.

-Hay sin embargo algo que no se si ha observado, en el accionar del señor Worthingthon, hay un detalle que no debe pasar desapercibido, Ernest no dudó un instante en protegerle... puede que estuviese pensando en mantener la mascarada, yo también me ocupé de eso a mi modo, pero considerando el malestar que expresó hacia usted con anterioridad, solo puedo leer los hechos como que es una persona que respeta la autoridad, es decir, lo respeta a usted, mi querido amigo -

Sobrevivir más que avanzar... pero sí, era el espíritu. No debía sorprenderle que un Ventrue conociera la verdadera naturaleza de las cosas, corriendo la sangre que corría por sus venas, pero después de esa noche cualquier cosa era maravilla para Morgan.

-Puede no serlo, pero es quien Su Majestad ordenó -le recordó- Tendrá que jugar con ello. Por lo demás, confío en su criterio.

Porque era Ventrue y porque era astuto, si es que hacía falta distinguir esas dos características. Que su apellido estuviera posiblemente entroncado con su familia podía o no podía influir... el vástago, había visto, no respondía perfectamente ante presión (mal plan para defender la Mascarada), pero no se ofuscó, que es mucho más de lo que el Noseratu hizo, y realmente no era problema tan grave: lo importante es mantener la calma, y eso lo hizo. Así que, en su libro, todo estaba bien.

-No lo hace, no lo hace. Pero después de todo es su deber -dijo sin darle demasiada importancia- Worthington puede ser necio e ingenuo, pero no acaba de padecer de imbecilidad, y sabía lo que aquello podía costar a ambos. No creo que vea en mí una figura de autoridad, simplemente la pieza que tiene que admitir para poder cumplir sus órdenes y no perder la faz delante de sus superiores.

No... el conde no estaba de su parte. Pero quizá lo estuviera en un futuro, y aquello le valía. También le valía que pudiera haber visto que era el momento de hablar con seriedad a su protègè antes del momento fatal, incluso si había necesitado una acción un tanto drástica.

-Eso también es autoridad, por supuesto, pero parece que aún no puede hacerse a la idea. Me pregunto qué crianza tuvo para tener esos esquemas en la cabeza... Brujah, quizás.

- Tal vez, si ese es el caso será difícil de encauzar, a menos claro que haga uso de esa vocación por mantener el orden y respetar lo que sus superiores le encomendaron. Estoy seguro que encontrará el modo de ponerlo de su lado - Morgan tenía razón, puede que Ernest aún no lo respetara a él aún, pero sí respondía al mandato de la reina, y de momento ella había nombrado supervisor a su compañero, así que si iba a tener éxito, sería aprovechando esa ventaja.

- Mañana tendremos bastante que discutir para coordinar la tarea de abordar al primogénito Nosferatu, sin embargo quizás sea buena idea que nos vayamos poniendo de acuerdo en lo que podemos hacer, no le parece? Será más apropiado que el tema quede resuelto antes, sin tanto debate de parte de estos cainitas, y si surge alguna actitud fuera de lo apropiado, como la de esta noche, podré intervenir para manejar mejor la situación, después de todo estaremos en la intimidad que mi morada les ofrecerá - le parecía que había logrado neutralizar los imprevistos que se pudiesen presentar, sus criados estarían atentos a su señal si fuese necesario - Dígame Morgan, ha pensado en algo al respecto?-

El ventrue no se encogió de hombros, pero esbozó una pequeña mueca que podía llamarse sonrisa mientras cruzaba las manos a la espalda. No estaba muy lejos de eso.

-Como sea, es el que menos me preocupa de los dos de cara a mañana, ahora que se ha convencido de la calidad de su rémora...

dudaba que fuera una ventaja, pero estaba hecho para luchar: ganaría los parabienes y las recompensas que llevara ganar... incluso los odios de la gente, que eran a su vez otro tipo de recompensa que no desdeñaba del todo. No sabía si André era consciente del completo suicidio que suponía aquello, si evitaba enfrentarse a la idea o si, como él, estaba francamente excitado por empezar la misión. Era un completo suicidio, pero... no imposible del todo. Sólo demencial.

-Poco en realidad. No podemos prever cómo será la conversación: lo único que le puedo recomendar es que lleve un arma, si no lo hace -dijo tranquilamente- Lo más probable es que sea una trampa y seamos el caso perfecto para un casus belli... nadie lloraría demasiado por nosotros ahí abajo. Y no reo que lo llamen inframundo por nada.

No había alterado la voz cuando actuaba con Leroy y no lo hacía en el momento en que hablaba de cómo los trabajos del día siguiente se acercaban más a la idea de un suicidio que otra cosa. De hecho, parecía incluso animado... aunque podía ser simplemente por contraste con el resto de la noche.

-Quizá lleguemos, con todo. En ese caso, tendremos que medir las palabras y comportarnos con la mayor distancia posible para no dar razones. El resto consistirá en que sepamos mantener la calma y no dejarnos llevar por la presión mientras nos cubrimos: una desbandada podría ser fatal.

De ahí la lección de hacía unos momentos: no había sido gratuito, había sido una manera de saber la resistencia a la tensión del señor Leroy. Y la nota no había sido muy alta. Eso, y que el Nosferatu llevaba pidiéndolo desde que entró al lugar.

- Un arma? le parece adecuado? lo pensaré, pero a mi no me gustaría que mis invitados lleguen a mi casa armados, dudo que al primogénito le sea de su agrado, además no las veo muy útiles, si por algún desagradable motivo debiéramos usarlas, que posibilidad tendríamos de salir victoriosos en medio de un nido de Nosferatus? - su mirada se perdía como si pudiese imaginar los detalles de la escena a través de sus lentes - creo que como bien sugiere nuestras mejores armas serán las palabras, la inteligencia con la que hagamos las preguntas y lo diplomáticos que podamos ser, dudo que contemos con otra cosa... aunque sí hay algo mas, nuestro querido amigo Leroy.... me enfocaré en él mañana, de su buen comportamiento depende nuestra misión, quizás si logro que siga nuestras indicaciones podremos llegar al primogénito y salir con vida - sonrió ante la ironía de las última palabra.

No había perdido la perspectiva optimista de la situación, aunque era consciente que no eran muchas las chances de salir victoriosos de algo así. Recordó que había enviado a su guardaespaldas a preparar algunas cosas y prosiguió - Mi esposa ya ha de estar levantada esperándonos, desea acompañarme o prefiere descansar? - sostenía su invitación, aunque dudaba que el Ventrue quisiera seguir platicando esta noche.

El Ventrue se llevó la mano puño por un momento a la boca, tapando.

-Que vayamos armados será lo menos que le importe al primogénito, Andre. Es su reino y estamos profanándolo sin su permiso: todo lo que tenemos con nosotros es que venimos de parte de un poder mayor -explicó- Si eso no le convence... bien, agradecerá tener un arma a mano para facilitar la huida. O para darle una mínima posibilidad de defenderse.

Las palabras eran importantes. Las palabras movían el mundo. Pero ahí abajo, algo para poder descerrajarle un tiro a alguien en la boca era igualmente útil.

-Quizá no haya suficientes palabras ni inteligencia en el mundo para esta situación. Lo ha pensado -y no era una pregunta: no creía que su pariente fuera alguien a quien hubiera que recordarle algo así- Todo dependerá de las cartas que tengamos. Y, Leroy... sí. Convendría, si Worthington no lo ha hecho: mire cómo reacciona ante él y juegue la carta necesaria -asintió.

Sacudió la cabeza levemente ante el ofrecimiento, no pudiendo dejar de observar el detalle de la esposa. Extraño.

-Oh, no, muy agradecido, pero no querría molestar a su legítima ni alterar su placidez habitual -contestó- Pase usted una buena noche, señor Collingwood. Y saludos a su estimada esposa.

- De acuerdo, señor Collingwood, será hasta mañana, le haré llegar sus saludos a mi amada esposa. Por cierto, ha sido un placer haberlo conocido, espero esta amistad perdure hasta el fin de nuestros días - no podía asegurar que ese día llegara pronto o en un milenio, aunque prefería lo segundo.

Se separó del Ventrue y caminó hacia su casa, mientras meditaba en las acciones a tomar al día siguiente. Dudaba realmente que Morgan acertara al pensar que debía hablar de una autoridad mayor ante el primogénito, no habían sido enviados como emisarios ni como advertencia, sino mas bien para investigar lo que sucedía, y a su entender hablar de la autoridad de la reina no lo acercaría ni un ápice a ese fin. Después de todo nadie tenía porque saber lo que hicieran, los ojos de su majestad no llegaban tan lejos, sino no los habrían enviado allí.

La puerta de entrada a su hogar estaba entreabierta, Alex lo esperaba, como él le había solicitado.

La intensidad de la noche lo mantenía lucido y sumamente atento, como si el haber exigido lo máximo de él, lejos de haberlo agotado, lo hubiese acelerado hacia un estadio de mayor potencial. Leroy, Ernest, Morgan, eran solo tres de todos los nombres que se le cruzaban por la cabeza. 

Sabía que su mujer lo esperaba, y no deseaba molestarla, debía pensar en algo para justificar haberla despertado en vano, ese tipo de cosas no ayudaba a la relación, y él siempre cuidaba esos detalles. Mientras veía como resolvía eso se dirigió a su guardaespaldas - Mañana tendremos visitas apenas caiga el sol, quiero que estés disponible para salir en cuanto te de la señal, procura estar bien equipado porque no será una noche tranquila. Por cierto, recuerdas a nuestro amigo el cuervo? quiero que le pases esta dirección, dile que huele a competencia por allí, y hazlo bien temprano. Eso es todo por hoy, gracias Alex -

Escuchó ruidos en el dormitorio, seguramente se estaba terminando de preparar, siempre lucía elegante cuando tenían visitas, le gustaba verla así, pero a ella no le gustará verlo solo. Aprovechó el tiempo que le quedaba hasta verla para ir al despacho y dejar una nota para su socio, que a primera hora pasaría por allí - Alan, tengo algunas tareas importantes en las que necesito que me ayudes. Por empezar, he conocido a la Vara Negra , es un importante Lore del partido, por favor, contacta a nuestro benefactor el Lore Adam Glass , dile que se ha portado bien con nosotros y que queremos corresponderle, me interesa saber que le gusta, de que disfruta, que presente vería con buenos ojos. Por otro lado he pensado en arreglar una cena con un empresario en el local de la dirección que te adjunto, así que dime que te parece, si es de buena calidad, si es apropiado, su dueño es James Russell, pero quiero que averigues todo lo posible, no quiero encontrarme con sorpresas allí. Por favor déjame esta información disponible para esta tarde, que debo tomar algunas decisones importantes. Andre." 

Bajó las escaleras con delicadeza, su paso era seguro y sensual, los años habían sido generosos con ella, más aún desde que había probado su vitae. La besó en la mejilla apenas llegó a su lado - Eres hermosa, te lo he dicho antes?- volvió a besarla, pero eso no alcanzaría - Mañana tenemos visitas, pero no te veas tan bella porque sino se distraeran contigo - le dijo sonriendo, evadiendo lo mejor posible el tema de interrumpir su descanso sin razón - tengo una sorpresa para ti esta noche, nos queda poco hasta el amanecer, pero podemos ir si lo deseas a esa exposición de arte que mencionaron tus amigas en la cena, he leído buenos comentarios en la gaceta - le toma la mano y la acerca hacia él - no digas nada, ven conmigo, lo disfrutarás - y tras besarla la lleva hacia la entrada rumbo a la exposición.