Partida Rol por web

Contrariado, me acerco al tal Holmes, no sin antes cruzar cerca del caballero cojo, y comentarle de pasada. - ¿A dónde cree que va, James? Nos están esperando. Tenemos trabajo que hacer para la gloria de Nuestra Reina. - Digo, sonriendo y alegre, aunque me sentía profundamente soporífero y apesadumbrado a partes iguales. Un tinte de rabia se entreveía a través de las ventanas de mi alma, pero nadie reparo en los mismos. Eran imperceptibles y escurridizos ante las miradas ajenas. Pobre de mi corazón estropeado y resentido. - A sus órdenes. - Finalizo, con una reverencia severa, al encontrarme frente a Holmes.

Mi Reina (...) No os fallare, os traeré las respuestas de Haversham o en caso de que no colabore lo traeré a vuestra presencia, aunque sea a rastras y estacado.

Escucho lo que ocurre a mi alrededor: Las palabras de La Reina, la decisión y obediencia de Ernest...

Su Majestad reparte varios de los cometidos entre los Vástagos que, voluntariamente o no, la hemos acompañado al Tribunal.

Me da la sensación que la Nuestra es la tarea más complicada y costosa: Encontrar a Haversham, el Primogenio de los míos, y someterlo hasta el punto de forzarlo a contar qué es lo que realmente ocurre con los Nosferatu, porqué no han acudido a la Coronación de Lady Bowesley y qué saben o tienen que ver con la muerte del Neonato Tremere. Difícil misión la Nuestra!

A parte del ya conocido Ernest, me acompañaran el Supervisor Morgan y el jóven con gafas que parece coincidir en el apellido de Morgan, Morgan Collingwood ¿acaso sean família?

Morgan me resulta un tipo curioso, aparentemente algo engreído pero, a tenor de sus últimas acciones, no absolutamente malo: Seguramente sea de gran utilidad en la diligencia que nos ocupa, a pesar de su noble y quizás algo refinado porte, me parece hecho de la madera de los supervivientes: Aquellos que, pase lo que pase, logran salir adelante.

El hombre de las gafas: Una incógnita para mi. No sé qué pueda aportar pero, sin duda, en una tarea como la que nos ocupa, hará falta cualquier virtud que sume a nuestro cometido.

Me sumo a Ernest que, ya erguido, espera al resto para iniciar nuestra difícil singladura.

La Reina observaba como todos se disponían a salir. Cuando el nosferatu iba a girarse, fue el momento propicio.

- Por cierto, antes de que os vayáis, espero que la próxima vez que estéis siendo interrogado, nosferatu, respondáis a todas las preguntas que se os formulen con la mayor precisión posible, independientemente de quién las haga. Si no, puede que consideréis el castigo que habéis recibido hoy como una bendición en comparación con lo que os acaecería. - miró a Ernest y a Morgan - Dejo en manos de tus supervisores la tarea de proporcionaros un correctivo acorde que asegure que habéis aprendido la lección. Buenas noches. - y terminó, dejando en manos de Ernest y Morgan la decisión, para girarse hacia Martha con las manos entrelazadas.

La reina repartía tareas, desde luego aquel trio, ahora convertido en cuarteto se habían llevado posiblemente la peor partes, obviamente a causa del comportamiento de los tres.

No dejaba de escuchar, pero no prestaba atención a lo que le había ordenado al resto, simplemente pensaba en que por fin podría volver a casa y darse un rato de relax, pero al oír su nombre y la petición de quedarse enseguida hizo que todo lo que empezaba a planear en su cabeza se esfumase de un plumazo. Asintió con la cabeza torpemente y se quedó allí mismo sin moverse.

Fue observando como poco a poco la sala se iba vaciando y como Lady Anne posaba su mirada sobre ella.

- ¿En qué puedo serviros Majestad? Por qué ahora mismo ni ella misma estaba muy segura de para que le había pedido que se quedara.

Estaba aún intercambiando unas palabras con Rory Mc Andrew cuando la reina le advierte al Nosferatu sobre su conducta y convoca a la violinista. Los dos extremos de la noche, los dos ejemplos para enseñar a sus subditos, el uno con todo lo que a la reina de disgustaba y el otro para dejar claro en que se deleitaba. Envidió a Martha, no podía comprender como la música podía hacer mas que la fuerza o la política, pero debía admitir que la vampiresa había obrado mejor que todo el resto.

Se despidió del Ventrue y caminó hacia donde el Conde y el Nosferatu se encontraban. Se acercó con suma amabilidad y a ambos les extendió la mano - Caballeros, mi nombre es Andre Collingwood, por orden de nuestra majestad hemos de trabajar juntos en esta misión... será un placer para mi regresar junto a ustedes con lo que nos fue encomendado- Su máscara de formalidad y cortesía era efectiva en casi todas las situaciones, y esperaba que ésta no sea la excepción. Temía que ambos sintieran cierto recelo por "los Collingwood", lo mejor era cortar esa posible confusión de inmediato.

- Escuché que su nombre es Leroy, verdad? pues déjeme decirle que me alegro que las cosas hayan salido de este modo para usted, en el Eliseo temí que su existencia terminara esta misma noche, por eso intervine, a costa de... bueno, digamos que no fue un accionar políticamente correcto el que tuve, pero si en algo colaboró para que usted este a salvo, bien valió la pena- le dijo al Nosferatu en tono animado, evidentemente con una perspectiva bastante distinta de la de el.

- Y usted , Conde Worthington... disculpe si me comporté inadecuadamente con usted cuando atravesó a su compañero, se que era su deber y me imagino que ha sido difícil para usted... lo que sucede es que me desagrada la violencia, más cuando considero que puede evitarse. Pero respeto sus actos, después de todo tanto usted como yo fuimos los únicos que hemos hablado en favor de Leroy, aún a costa de la reprimenda de nuestra madre, eso no pasa desapercibido para mi, señor - con el ex alguacil hablaba en un tono mas serio y formal, era una persona importante en la sociedad humana, y él estaba acostumbrado aún a ese mundo.

- Como le dije anteriormente a Morgan, no pierdan la perspectiva, yo no la pierdo. Una mirada rápida a estos hechos parecen una reprimenda, pero se han dado cuenta ustedes a quienes la reina confió la misión mas importante? Porque fallar en esta misión complicará su reinado, y no es a Holmes, su mano derecha, a quien le encomendó esto, sino a nosotros. Piénsenlo, detrás del aparente castigo se esconde la confianza de nuestra soberana. Puede que no todos lo noten, pero es un privilegio que nos considere dignos de esta misión- dijo convencido, parecía que creía en las palabras que pronunciaba.

Morgan tuvo que no-ocuparse de varios asuntos al mismo tiempo tras levantarse: ignorar las posibles reacciones de sus compañeros, ignorar las mamarrachadas de un espontáneo e ignorar el peligroso contexto en general. Como alguien nacido en Inglaterra estaba, no obstante, prodigiosamente dotado para hacer ojos ciegos a aquellas cosas que no le convenían ni le golpeaban directamente. Asintió y se preparó para lo que esencialmente era utilizarles como excusa para ser exterminados y dar una razón para un casus belli. Le molestaba sólo un punto (había planeado estar en casa antes), pero bajar a los infiernos ha hablar con el padre de todos los engendros se hacía al menos una excursión interesante. Lo que se llama un desafío en verdad.

"Hmmmmm"

El vástago Andre era excesivamente lisonjero con aquellos ejemplos de incapacidad para su propio gusto... pero claro, precisamente por el mismo ejemplo con el que estaba tratando no era exactamente improbable el que tuviera más efecto que alguien que hablase con propiedad. No perdía la perspectiva: pero, como con el cuadro, dos personas miran desde ángulos completamente diferentes. Si no corriges al niño en su momento, y en cambio lo mimas y acomodas, se hará muelle y se echará completamente a perder: los lloriqueos y los odios son de niñato que no se merece llevar pantalones. de vampiro es, en cambio, los lloriqueos y los odios pero esconder ambos para trabajar en conjunto por el bien de la sociedad común.

-¿Caballeros? -dijo, acercándose a ellos- Va siendo hora de que salgamos, no les parece...

Recogería el resto de sus ropas de la entrada y saldrían. El hecho de no saber si Andre tenía alguna competencia y que no confiase en que Leroy fuera capaz de encontrarse el abultamiento ulcerado que tuviera por trasero con dos manos y un mapa no le preocupaba demasiado: contra el rival al que iban, si es que deseaba ser rival, ninguno de ellos tenía oportunidad hicieran lo que hiciesen. Hacía las cosas mucho más fáciles en ese sentido.

-Leroy -continuó, ya cuando salían del Eliseo, y podían considerarse fuera- Como supervisor de su comportamiento, agradecería que compartiera en qué estaba pensando esta noche. Sería muy considerado por su parte.

Junto a la faceta amable y preocupada de Andre, Morgan ofrecía una cara un tanto menos distante y, aunque educada y correcta, mucho menos centrada en agasajar y hacer a la gente cómoda, incluso aunque había demostrado que podía. Simplemente no debía estar entre sus atribuciones tenerlo por norma.

Holmes se encontró de frente con Isaac, todo vigor y entusiasmo.

- Si, bien. Aunque me encantaría terminar nuestra encomienda cuanto antes, quedan pocas horas para el amanecer. Mañana empezaremos con las labores de verdad. Y a todo esto, tú eres... ¿? - preguntó, sin animo real de ofender.

Con distinguida caballerosidad y una sonrisa amable, respondo tranquilamente. - Mi nombre es Isaac Johnson, chiquillo de Edward Baskerville. Probablemente lo conozca, señor Holmes. - Mostrándome sereno, continuo hablando mientras dirijo la mirada al tercer hombres de nuestro grupo, James. - Cuando ese caballero se nos una, podremos dejar los preámbulos atrás y actuar según los deseos de Nuestra Reina -

Escuché que su nombre es Leroy, verdad? pues déjeme decirle que me alegro que las cosas hayan salido de este modo para usted, en el Eliseo temí que su existencia terminara esta misma noche, por eso intervine, a costa de... bueno, digamos que no fue un accionar políticamente correcto el que tuve, pero si en algo colaboró para que usted este a salvo, bien valió la pena

Con la mirada, agradezco las amables palabras del tal André, a la vez que me hundo en profundos pensamientos acerca de la Misión: Qué posibilidades de éxito tenemos? Cuantas de regresar con vida? Tengo alguna probabilidad de no ser considerado, entre los míos, un paria por toda la eternidad?

No, no puedo estar de acuerdo con André: Realmente no creo que Su Majestad nos mande a las cloacas porque confíe en nosotros, por lo que a mi respecta nos está mandando al matadero!

Leroy (...) Como supervisor de su comportamiento, agradecería que compartiera en qué estaba pensando esta noche. Sería muy considerado por su parte.

Morgan me saca de mi ensimismamiento: Tiene la asombrosa capacidad de alternar actos que le honran con otros de pasmosa absurdidad:

- Que te diga qué he pensado esta noche... - Repito, con lentitud, sin poder evitar una sonrisa condescendiente - ...sinceramente, Morgan, he pensado demasiadas cosas como para escoger una sola... - mis facciones se endurecen - ...podríamos pasar la eternidad discutiendo pretéritos pensamientos pero, en verdad y con todos mis respetos, opino que le haremos un mejor servicio a La Reina centrándonos en la Misión que nos ha encomendado que, dicho sea de paso, no se me antoja fácil y, por lo tanto, ahora mismo es lo que monopoliza mi raciocinio.

Dicho esto, le doy la espalda, dirigiéndome a la salida. 

Escuche a ese tal Isaac. Oh si un honor mi señor ya estoy listo siento mi tardanza. Comente con tono educado, pero si ese vástago pensaba que obedecería sus órdenes estaba equivocado, le bailaría el agua y luego vería si me interesaba o no, siempre había tiempo para decidir qué hacer, pero claro estaba que no lo haría a la cara, para que tener un problema si podía hacerlo a mi manera.

Holmes entornó los ojos, como si aquél Toreador no hubiera entendido el significado de "mañana". Y después se les unió el otro aprendiz de detective.

- Bien, encantado, me llamo Mycroft Holmes. Baskerville, ¿eh? Un pariente trabajó con ellos, creo recordar. Una familia encantadora. - se rascó la cabeza un momento - Y ahora, si me disculpan, tengo asuntos que atender. Debo extender un informe al Sheriff antes de que amanezca, así que mañana a primera hora de la noche les espero en las puertas del Eliseo. Buenas noches. - Y se volvió, para salir del edificio.

Ernest observó al tal André, y era incluso agradable aunque un poco demasiado zalamero para su gusto. La verdad es que era comprensible que se mostrase así, dada la mala sangre que se había creado entre ellos y el apellido Collingwood, cualquier cosa que se pudiese hacer para calmar los ánimos era poca. 

   - Por supuesto caballero.- Respondió asintiendo mientras mostraba una ligera sonrisa.- Le agradezco que comprenda que con mi situación y la posición precaria de Leroy, estacarle era la única solución para que nadie sufriera daños mayores...-

Vio como de mientras tanto, mientras ya salían de la sala para dejar a la Reina a solas con Martha, Morgan contraatacaba con pose menos confrontadora de lo habitual a la par de educada, lo que entrañaba un cambio notable en el comportamiento despectivo y prepotente que había llevado a cabo durante toda la velada. Tal vez fuese por el hecho de que tenían que trabajar juntos si pretendían sobrevivir a su viaje a las profundidades, pero estaba claro que por sus formas, pese a ser distantes, pretendía limar asperezas.

Sin embargo, no entendió a que demonios venía la pregunta sobre en que había estado pensado Leroy aquella noche. Supuso que el Ventrue se refería al momento de la intervención del nosferatu ante la Reina, que había desembocado en su caída en desgracia, pero la pregunta era tan ambigua y amplia que no permitía precisar sus intenciones ni su objetivo...

Leroy por supuesto tampoco se mojó mucho, pues de todas formas en aquellos momentos tenían cosas mas importantes de las que pensar, algo que era completamente comprensible dada la situación en la que se encontraba.

Mientras salían del recinto y el frío de la noche acariciaba su piel, se dejó llevar por sus elucubraciones.

¿Quien se lo iba a decir al inicio de aquella noche que le ocurrirían aquel cumulo de desgracias? Había perdido el favor de su reina y su posición, viendo unido su destino al de unos completos desconocidos, alguno de los cuales no le caía precisamente bien, unidos por un propósito, una misión que tenía muchos visos de acabar con todos ellos muertos.

Por supuesto, compartía el objetivo por el que Lady Anne les había encomendado la misión de ir a descubrir la verdad por parte del primogénito nosferatu, sin embargo, no estaba del todo convencido en que aquel grupo fuese el adecuado para tan peligrosa misión.

Aun así no defraudaría a su reina...

Curioso como era, Morgan no había cambiado en absoluto: como mucho, había podido cambiar cómo querían verlo. Como ventrue, esto es algo que entendía, y hasta apreciaba, pero como ventrue los cabos sueltos no eran santo de su devoción, y Leroy seguía siendo una ruina del cabotaje. Wortington podía ser todo lo amable y detallista que quisiera, mimando al vampirito para que no fuera consciente de que podían pasarle cosas malas, pero ese no era su comportamiento: y, sinceramente, no estaba dispuesto a permitir que cayeran todos por un eslabón débil. Tendría que aclarárselo un ápice aunque generase el odio de la mitad del grupo. Así que esperó a que estuvieran ya fuera, mientras se iba calando el sobrero y ajustándose el chaqué.

-...

No podía creer que el Nosferatu hubiera pensado que aquello colaría. Y el Nosferatu no podía creerse que Morgan siguiera en su chepa. No eran un mal equipo de descreídos.

-No, Leroy. 

Y Leroy se giró. O bueno, si no lo hacía... más le valía girarse. Sus ánimos ya estaban lo bastante caldeados tratando con un imbécil que convertía todas sus oportunidades en tremendos desperdicios como para tener que tolerarle unos desplantes más propios de un niño: igual que su patrón. ¿Pero sabes qué? Ernest había reconocido lo pueril de su actitud cuando el momento había pasado, cosa que medio le honraba, pero el Nosferatu parecía querer llevarlo como gala. Y unas galas que los iban a matar a todos allí abajo... no en su guardia.

-No más ingeniosos desplantes. Hemos tenido bastante de eso hoy, por si no recuerdas la escena que ha pasado hace, oh, apenas hace unos minutos -dijo con el mismo tono calmo anteriormente, como si estuviera por encima de todo aquello. La educación era prepotencia, después de todo, según el ojo del interpelado- Y si no eres capaz de responder a una simple pregunta, no me hables de raciocinio: eres una liabilidad para el grupo.

Palabras calmas, correctas, sin levantar la voz: después de todo, los vampiros eran criaturas violentas que respondían mal a esa clase de matices, y aquello podía entrar dentro de "presionar" sin demasiadas discusiones. Pero era algo que tenía que ser dicho.

-Nada de discutir. Tú contestas, yo me tranquilizo, nuestro viaje es amenísimo -sentenció- Explícate sobre lo que pregunté: nada de estúpidas sonrisitas ni visajes de cara. No es una demostración de que puedes desenvolverte en ese campo, es tú respondiéndome a mí una pregunta con total seriedad. Seriedad que espero que se responda. Caballero.

Estás caminando por un hielo frágil, Leroy. Eres parte de un grupo ahora, y no pienso dejar que te sigas comportando como la maraña de fracasos que has sido hasta ahora: vamos a meter una pizca de razón en ese ego sobreinflado tuyo sin justificación alguna, incluso si es por medio del odio. Puedo vivir con eso.

Asentí ante las palabras del señor Holmes, al parecer mañana tendría tarea por lo visto. Así que con educación me despedí de los presentes, para poder regresar a mis cosas. La noche siguiente sería otro tema debería asistir al Eliseo y ver qué pasaba luego. La noche había sido una sucesión de cosas cada una más extraña que la otra, el tipo del Sabbat, luego el ghoul que apareció, la marcha del primogénito Tremere, como no lo ocurrido con Leroy y el señor Ernest aparte del tal Morgan y más cosas que me dejaba.

Pero por fin todo se había calmado y podía volver a mi rutina la cual en parte extrañaba. Mi reina, caballeros si no se disponen más de mí, mañana nos veremos en el Eliseo. Dije esperando que nadie dijera nada para encaminarme hacia la salida de aquel frio lugar.