Si hubiera sabido de las ideas que rondaban por la cabeza de su compañero, se le hubiera escapado alguna sonrisilla... algo que hubiera demostrado ser fatal; la naturaleza es sabia al no darnos dones que no estamos preparados para soportar. Por supuesto que la Reina no era considerada por sus siervos, y por supuesto que Mary había tenido razones de sobra para preocuparse; ¿que tenía, cinco años? La existencia y condición de un vampiro es dura y miserable, criaturas que se oponen unas a otras rivalizando por la sangre y el territorio: sólo trascendiendo la mentalidad vulgar hasta un noble fin podemos encontrar el fin al ciclo de bestias.
-Su Majestad es sumamente generosa -dijo, inclinándose él también- A los pies de S.M.
Tomaron los papeles como concesión graciosa y se retiraron de allí una vez el humor fue el mejor que se pudo soportar. Guardándolos, asintió a la mirada del conde Worthington y le siguió. No tenían mucho tiempo, ni posiblemente ganas, pero se compensaba con el hecho de que no tenían opción ninguna y estaban en el punto de vista de tanta gente que cualquier movimiento distinto sería un suicidio político y físico.
Salís de la corte de Justicia con una sensación extraña. Preguntas y más preguntas os comienzan a asaltar la mente mientras bajais por las escaleras de marmol. ¿Hasta qué punto eráis necesarios en el recorrido de la ecuación? ¿Hasta qué punto Haversham estaba dispuesto a forzar una guerra? ¿Acaso era tan poderosa la influencia de su Sire, en caso de estar detrás de todo ello, como para forzarle al casi suicidio para forzar la situación que habíais evitado?
Por otra parte, estaban los cazadores, ¿qué querían? ¿Por qué estaban tras la pista de los Tremere? ¿Bainbridge había llevado demasiado lejos alguna caza? ¿O era la propia Inquisición la que, aprovechando la ausencia de Mithras, había decidido retomar la ciudad para los humanos, y los Tremere habían sido la primera de sus víctimas?
Y por último, estaba Leroy. La rata que había decidido traicionaros, traicionar a su Sire, y conseguir que lo asesinaran. ¿Estaba todo ello planeado? ¿O es que su Sire había disgustado sobremanera a la Reina? ¿Y qué posibilidades había de que corrierais su misma suerte en las próximas noches? Si es que los cazadores no cumplían con ese destino antes...
Sin embargo, hay una nota de luz en todo ello. La Reina os reconoce, y ya no sois vástagos cualquiera a sus ojos, para bien o para mal. Si salís airosos de todo esto, es posible que hayáis adelantado décadas en vuestra carrera hacia el reconocimiento dentro de la Secta.
___________________________________ FIN DEL CAPITULO 1 ___________________________________