En las últimas dos semanas los casos de Markus se habían reducido a esos casos en los que no le gustaba trabajar solo para llegar a final de mes, los casos de infidelidad de las parejas, y aunque poco a poco parecía que Sombra se estaba haciendo más patente en Seattle sus casos no iban en aumento. Los que sabían de Sombra cada vez podían ver más seres sobrenaturales, para los que no percibían el mundo como era este sólo seguía con su ritmo, siguiendo sus rutinas y su vista cegada por la venda de lo que no creían que existía y por ello "olvidaban".
Clementine había avisado a Markus de que no iba a volver a casa esa noche, había aprovechado para quedarse con su novio a dormir, bueno ya se sabe que pasa cuando los padres viajan por unos días fuera del hogar y se tiene la casa libre para hacer cualquier cosa, posiblemente hubiera hecho de todo menos dormir. Hoy el café y el desayuno iba a tener que ser en solitario.
El timbre de la casa sonó apenas unos minutos antes de que Markus en su rutina habitual saliera para trabajar, estaba seguro de que no era Clementine, ella tenía llaves, a menos que la hubiera perdido, pero al mirar por la mirilla todos los recuerdos del pasado le golpearon la mente, allí al otro lado estaba Evelyn, con el pelo algo desaliñado, unas hogueras de no haber dormido, y los ojos ligeramente hinchados. Si Evelyn estaba allí es porque algo no debía ir bien, no se habían hablado desde hace más de siete años, lo último que Markus sabía de ella es que se había vuelto a casar, ella había pudo seguir adelante con sus relaciones, sin embargo Markus no tuvo esa fuerza o directamente ya no quiso atarse más para no cometer los mismo errores y las mismos problemas que podía traer una relación estable.
Luego de tocar el timbre se movía inquieta, intentó arreglar un poco su pelo después de apenas dormir en el viaje desde Chicago hasta Seattle, estaba destrozada, sus ojos ligeramente hinchados, incluso ya se decía para su interno que haber llegado hasta allí había sido un error, estaba por irse pero no tenía a otra persona a la que acudir, además de que él debía de saberlo, no le podía ocultar algo así.
La espera le parecía una eternidad, moviéndose en círculos en el espacio que tenía junto a la puerta de Marcus, posiblemente no estaba en casa y debía de buscarlo en el trabajo, aunque no tenía la certeza de que pudiera llegar a su trabajo y armarse de valor para entrar allí como había tocado aquí su timbre.
Durante unos segundos no supe que hacer y simplemente me quede allí, mirando a Evelyn a través de la pequeña mirilla. Después de siete años sin verla, lo último que esperaba era una visita inesperada suya. Pero... algo tenía que haber pasado, algo grave. Eve estaba nerviosa, incapaz de quedarse quieta unos instantes, y sus ojos mostraban que llevaba sin dormir bien varios días, tal vez más. Además la conocía lo suficientemente bien como para saber que, si estaba aquí, es porque no tenía otro lugar al que acudir. No, sin lugar a dudas esta no era una visita de placer.
Inspiré un par de veces para poner en orden mis pensamientos y abrí la puerta. Allí estaba ella, de pie, justo en frente de su puerta. Todos los años que habían pasado desde la última vez que la vi apenas habían causado cambios. Si, habían empezado a aparecer algunas arrugas alrededor de los ojos, y su pelo no era tan frondoso como antes, pero seguía manteniendo casi intacta la belleza de su juventud. Durante unos instante noté una punzada dentro de mi, pero pronto desapareció. Lo mio con Evelyn es cosa del pasado, y cualquier sentimiento que tuviera por ella llevaba apagado ya muchos años. Le miré directamente a los ojos y empecé a hablar.
-Evelyn, cuanto tiempo. No esperaba volver a verte. - Hago un ademán con el brazo, mientras hago sitio para que pueda pasar. - Por favor, pasa. Sea de lo que sea de lo que quieres hablar estaremos mejor en el salón.
Estar allí a la espera se estaba haciendo una eternidad, definitivamente no estaba en casa, se giró a darle al botón del ascensor cuando la puerta se abrió, por un momento se quedo de espalda quizás sin saber aún la reacción que iba a tener Markus. Se giró para mirarle después de tanto tiempo, en el mismo instante que Markus busco su mirada esta la bajó, sin ojos estaban cansados. - Markus. - Dijo con la voz algo quebrada. - Yo tampoco esperaba tener que venir a Seattle. - Cerró por un instante los ojos para caminar lentamente hacia el interior del piso de Markus. - Gracias... - Respondió con amabilidad y casi en voz baja al pasar por su lado.
Sus ojos iban de un lado a otro de la habitación mirando en donde vivía su ex, el padre de su hija. Se quedo de píe en el salón, frotando sus manos con nerviosismo, sin saber realmente si estaba haciendo o no lo correcto. - Creo que te merecías saberlo. - Pasó la mano por sus ojos limpiando las lágrimas que comenzaban a salir. - No te pido que hagas esto por mí, te pido que lo hagas por Ashley. - No podía levantar la mirada, tenía demasiados sentimientos en su interior, y tampoco quería que la viera de aquella forma aunque bajar la cabeza no iba a hacer que no supiera lo que estaba pasando. - Hace dos noches... Me encontré una nota en su cama al llegar del trabajo por la noche... - Suspiró tratando de calmarse, metiendo la mano en su bolso y buscando lo que terminó siendo una hoja de papel para entregarla a Markus.
El papel estaba arrugado, estaba escrito con letras de recortes de periódicos y revistas, y se podía leer:
Aquella nota se explicaba por si sola, tanto Ashley como el marido de Evelyn habían sido secuestrados, si acudía a la policía los matarían, por eso su visita a la casa de Markus. Si la estaban vigilando seria comprensible que buscara ayuda en el padre biológico de la niña, y tampoco era policía.
Tuve que leer la nota un par de veces, antes de poder aceptar lo que veían mis ojos. La primera sensación que tuve fue la de un enorme nudo en el estómago, una angustia que hacía años que no sentía, pero pronto se convirtió en una furia incontrolada. Hacía años que no sabía nada de Ashley, y Eve solo ha venido a contármelo porque lo ha tenida mas remedio, y porque me necesita. Si simplemente no hubiera pasado nada no habría tenido noticias de Ashley mi hija nunca. Probablemente ni siquiera sepa que yo soy su verdadero padre. Volví a leer la nota, simplemente para darme tiempo para relajarme y controlar mis emociones, lo que solo conseguí a medias. Pero al menos conseguí centrarme: Da igual la razón por la que Eve estuviera aquí, mi hija estaba en peligro. Y solo yo podía salvarla.
Puse la nota cuidadosamente sobre la mesa. Quizas más adelante intente sacar huellas de las mismas, aunque sin acceso a la base de datos de la policía sería difícil obtener algo útil. Saqué una pequeña libreta de mi bolsillo, la abrí por una página en blanco y me preparé para tomar notas. Mi mente en este momento ya estaba despejada, lista para la acción.
- Dime Evelyn, ¿se han puesto los secuestradores de nuevo en contacto contigo? - Tenía muchas preguntas que hacerle, pero lo primero era lo primero. Los secuestradores habían dejado claro que volverían a llamar y sus exigencias podían ser un buen punto de partida.
Terminó por sentarse en uno de los sofá del salón temiendo la posible reacción de Markus, había pasado demasiado tiempo desde la última vez que lo vio, desde que sabia como era exactamente, posiblemente hubiera cambiado o incluso podía ser la misma persona con sólo unos ligeros cambios, pero su mirada seguía queriendo evitar cualquier contacto con él mientras examinaba la nota, no quería ver los sentimientos reflejados en su rostro.
Volvió a rebuscar en su bolso su cartera, para sacar una foto de Ashley, y colocarla sobre la mesa que tenía justo delante. - No, no se han puesto en contacto, llevo dos días despierta con miedo a que suene el teléfono y no lo llegue a cogerlo. - Respondió con notable preocupación en su voz, terminando por suspirar. - Sé que después de tantos años no tiene ningún valor pero... - Se humedeció los labios nerviosas. - ...tenías la razón con respecto a lo que investigabas antes de divorciarnos. - No esperaba arreglar nada, pero necesitaba decirlo, sacar aquella espina que tenía dentro. - Ashley empezó a dibujar cosas extrañas a los cuatro años, le hacía las orejas picudas a los dibujos de su profesora, e incluso a uno de ellos lo pintó de rojo... Yo pensaba que era imaginación de una niña de su edad, pero... Markus... la encontré un día rodeada con sus lapices levitando a su alrededor. - Levantó ligeramente la mirada lo justo para alcanzar a ver la cara de Markus. - Nunca ha sido una niña normal, aunque he intentando que lo fuera, advertirle de que aquella cosas que podía hacer no eran normales.
Le hecho un vistazo a la foto de Ashley, y rechazo un profundo impulso para recogerla. Mis últimos recuerdos de ella eran los de una niña que daba sus primeros pasos tambaleantes, con una mirada de curiosidad inmensa. Ha crecido bien. con un profundo esfuerzo retiro mi vista de la foto y la concentro en los ojos de mi ex. Poco a poco, mientras Evelyn me explicaba los cambios que sufrió mi hija mi mirada se va volviendo mas fría, llena de cólera
-Evelyn, tenías que haberme avisado antes. Si me hubieras contado lo que le pasaba a Ashley seguramente no la habrían secuestrado. - Me levanto, mientras doy unos golpecitos con el lápiz en la libreta. - El hecho de que no hayan contactado todavía contigo es extraño. En la mayoría de los secuestros habituales los secuestradores hacen sus exigencias antes de 24 horas, lo que me hace pensar que realmente no buscan nada de ti, al menos nada material. Lo mas probable es que la nota fuera una pista falsa, una forma de alejarte de la policía mientras utilizan la habilidad de Ashley. Aunque tampoco podemos descartar que la hayan secuestrado con el objetivo de hacerte sufrir o para alejarte de ella. Hábilmente me callo la tercera opción, que es que el foco del secuestro no fuera ella si no yo, y que han esperado a contestar hasta que se pusiera en contacto conmigo.
Vuelvo a golpear la libreta con la punta de mi lápiz. - Necesito que me contestas una serie de preguntas con toda sinceridad... ¿Aparta de ti había alguien más que conociera el poder de Ashley? ¿Alguna vez comentó Ashley algo extraño sobre tu esposo? ¿El comportamiento de alguno de los dos cambió en los dias anteriores al secuestro? ¿Tienes algún tipo de sospecha sobre la fidelidad de tu marido? Entre pregunta y pregunta dejo suficiente tiempo para que Evelyn responda, y escribo en mi libreta los puntos más interesantes de sus respuestas.
Aquella mirada de Markus no decía nada bueno de sus emociones, ahora mismo sus ojos estaban llenos de cólera provocada por la escasa información que tuvo de su hija durante los años de su ausencia. - ¿Que hubieran hecho tú aquí en Seattle para protegerla? - Preguntó con cierto resentimiento. Después del divorcio desapareció, dejando de ver a Ashley al igual que ella. - ¿Cuantos cumpleaños te has perdido? - Esta vez fue algo más calmada. - Es todavía una niña. ¿Que habilidades va a tener? - Negó con la cabeza sólo de pensar a su hija siendo utilizada como un objeto por quién la había raptado.
Hizo un gesto con la mano para confirmar la petición de las preguntas a Markus. - Que yo sepa, Benjamin y yo. - Contestó a su primera pregunta. - No, nada. - No entendía muy bien el porqué de aquella pregunta. - Estuve de viaje los días anteriores, así que no sabría decirte. - Pero aquella última pregunta hizo que levantar la ceja. - ¿Estás insinuando que Benjamin me es infiel y se ha llevado a mi hija? - Aquella pregunta la sacó de sus casillas. - Benjamin es un hombre cariñoso con Ashley y conmigo, nunca haría algo así.... - Terminó por cruzarse de brazos después de terminar de hablar.