Partida Rol por web

La noche era oscura y llena de secretos, vacía pero llena de sombras a la vez, estabas recostada en tu incomoda cama, dando vueltas, dejándote llevar por el tren de las ideas, no sabías a donde ir, no sabías que hacer, las voces habían cesado al menos durante esa noche, lo que te extrañaba en gran manera.

Hacía tiempo que no trabajabas en ningún caso, lo que te incomodaba, sabias que había gente que hablaba a tus espaldas y eso ya no te molestaba, al menos ya no como cuando eras apenas un niño.

- ¿Es ese? – oíste en medio de la oscuridad –

Resoplaste, sabias que era un nuevo episodio de aquellas voces.

- Así es – le respondió una voz más terrenal, te asustaste, miraste al vacío, pudiste observar dos ojos realmente brillantes y eléctricos –

- Buenas noches Steven – los ojos se hicieron figura, la figura se hizo mujer y esta a su vez se sento sobre una silla no muy lejana a ti – perdón por irrumpir de tal manera en tus aposentos, me presento, soy Aasiyah – se saca el velo que le tapaba casi todo el rostro, sonríe, sus dientes blancos junto a sus ojos extrañamente brillantes te hipnotizaron y sentiste rápidamente como esa belleza penetraba en ti hasta despertar tus instintos más básicos -

Estaba pasando un tiempo difícil, sin trabajo y con pocas cosas que hacer. Quizás era tiempo de pensar en otras cosas a parte del trabajo... A lo que me desperté rápidamente al escuchar un ruido.

Es ella pensé. Que alivio.

Buee, buenas noches  mi, mi señora. Dije despertándome, frotándome los ojos con mis manos y bostezando lo cual puse una mano delante para no ser maleducado. No tenéis nada que perdonar, ojalá pudiese levantarme cada noche con vuestra presencia. Le dije sonriendo. Me halagáis, vos sois muy importante. ¿Qué podría hacer un servidor por vos mi señora? 

Pasé unos instantes sin poder dejar de mirarla, pensando...

A mí se me ocurren muchas cosas que podría hacerte...

Con lo que me levanté de la cama, a pesar del frío de la ciudad Eisenheim era un chico con el cuerpo caliente, dormía en calzoncillos aunque con unas cuantas buenas mantas encima... 

Me levanté, encendí la luz y le dije:

-Perdonar mis modales, ¿queréis algo? ¿un poco de té quizás?. Con lo que aproveché para volver a mirarla descaradamente.

- Dios – escuchas bufar en la esquina sin ver a nadie – ¿no había otro? –

- Muchas gracias, me vendría bien un té de menta si cuenta con el o igual un café es más que bienvenido – responde la mujer ante tu cordial propuesta – y no mi querido Steven, no soy tan importante, apenas soy un cabo muy débil ante la cadena que nos rodea, sin embargo, gracias por los halagos – dice mientras busca un lugar para sentarse –

- Ten cuidado, puede haber algunos lugares donde puedas infectarte de patetismo – vuelves a escuchar esa molesta voz de anciana cascarrabias quien hablaba desde la esquina, pero a pesar de tus mayores esfuerzos para toparse con alguna otra figura, no notas a nadie -

"- Dios – escuchas bufar en la esquina sin ver a nadie – ¿no había otro?

Lo que me hizo pensar, ¿qué ocurre? ¿No soy lo suficientemente bueno? ¿Pero para qué?.

Empecé a divagar un poco por mi mente preguntándome cosas que yo no podía responder.

- Porsupuesto, el té de menta es mi favorito.  Le dije sonriendo. Parece que tenemos los mismos gustos.

Empecé a preparar la tetera, y la puse al fuego mientras le dije:

- Por lo que a mí respecta no hay nadie por encima de vos mi señora así que no se menosprecie. Cambiando de tema le dije, ¿queréis azúcar? Poneos cómoda, falta poco para que salga el té.

A lo que volví a escuchar esa voz que no sabía muy bien de quien provenía.

-¿Oís eso? ¿Con quién habláis?

- Buenas noches niño bonito – sale un espectro de entre las sombras, se trataba de una horrida figura que a más de uno asustaría y traumaría por el resto de sus vidas, pero a ti eso era pan de cada día, aunque no era bueno negar que el susto a pesar de leve, se hizo presente y te hizo temblar un poco las piernas – mi nombre es Caitria Aureliana, lo fue en vida, lo es en muerte – sonríe con una mueca infernalmente pavorosa -

- Se más amable Caitria por favor – le recrimina Aasiyah – es el primero y hasta ahora el único que ha sido capaz de verte e incluso hablarte, eso habla muy bien de el – la bella mujer se voltea para mirarte y dice – perdona a Caitria, puede ser muy irritante a veces, pero es una buena compañera –

- Soy tu esclava Aasiyita, recuerda eso, no estoy aquí porque me agrada la idea de pasar lo que te quede de vida tras tu culo – dice la anciana mientras se cruzaba de brazos –

- ¡Suficiente! – replica Aasiyah de manera tajante, dejando sin ganas de hablar a la wraith – solo quiero un cubo de azúcar Steven, ven, siéntate, tenemos cosas de las que hablar y propuestas que negociar – sonríe cambiando la tez seria que había puesto al dirigirse a Caitria -

Tras ver al espectro casi se me cae las dos tazas que traía con el té de menta, para ella con uno de azúcar. No me lo esperaba la verdad. 

-Buenas noches... Caitria Aureliana. Si hubiese sabido que esta noche tenía visita me hubiese vestido para la ocasión. Mirando mis calzoncillos boxers que llevaba de pijama. Que tras darle el té a ella y dejar el mío encima de la mesa de noche, me puse la bata por encima. 

"Soy tu esclava Aasiyita, recuerda eso, no estoy aquí porque me agrada la idea de pasar lo que te quede de vida tras tu culo"

Respondí a eso pero no sé si era la mejor idea. Aún así, tenía que soltarlo:

-No me importaría a mí ser el esclavo de Aasiyah hasta el resto de mis días. Dije en tono picarón, picándole un ojo a Assiyah.

Vuelvo a coger mi té, me siento cerca de ella intrigado por las propuestas que iba a hacerme mientras doy un par de sorbos al té esperando que se enfríe.

-Dime mi señora, soy todo oídos.

Nota tu piropo, ella sonríe, Caitria gira los ojos molesta.

- Aasi, déjame vagar por lo menos esta noche, no soporto estar así – la maga la mira, y le hace un ademan de afirmación, haciendo que el espíritu abandone el lugar atravesando la pared –

- Perdona de nuevo sus modales, no quiere admitirlo, pero extraña las sensaciones que daba el estar vivo, no la culpo, vivir sin respirar o sin sentir la calidez del tacto no ha de ser un buen modo de seguir en este u otro plano – calla, bebe el té plácidamente y continua – soy enviada por una persona de alta jerarquía de un clan conocido como el Tal´mahe´Ra, digamos que mi misión es la de buscar a personas aptas para una misión de reconocimiento de terreno por así decirlo…se trata de una ciudad, muy al norte de Alaska, donde abundan las criaturas sobrenaturales y escasea la información para los nuestros y eso sencillamente no puede seguir así –  sientes que algo te enciende, algo que realmente no podías explicar, como cuando te masturban y te dejan a medias – ¿sé que harás eso por mí no? –

No te habías dado cuenta hasta entonces, pero sentiste una punción aguda en tu ser que te hizo temblar por completo, no eras ya casi tú el que dominaba, era una parte básica de ti que te impulsaba a aceptar todo lo que te diga aquella mujer, era como un estado de trance perpetuo, como un largo orgasmo que nublaba tus sentidos, no era algo normal, simplemente era una experiencia casi nirvana.

- Excelente Steven, toma – te entrega un sobre con una carta en ella, que contenía solamente la letra F – entrega esto a unos pilotos que te aguardan en un aeropuerto no muy lejos de aquí, ellos te llevaran hasta Erebo donde tu misión será recabar la mayor cantidad de información sobre el lugar para mi maestro y de ser posible, tomar el nodo que ahí se encuentra ya te informare mejor una vez estemos ahí, mientras tanto, prepárate, el tiempo es oro mi querido Steven – se acerca a ti y te besa en los labios, fue el punto final, tus calzoncillos se mancharon de esperma y ella solamente se limitó a mirarte a los ojos para luego salir por la puerta y desaparecer -

Mientras ella hablaba, no podía dejar de mirarle a los ojos, estaba fascinado por esa belleza mientras me preguntaba si le hacía un favor a lo que no pude responderle, solo un leve "seseo" salió de mis labios. 

No dudaba en que si me pidiera que me tirase de un puente por ella, lo haría sin lugar a dudas o incluso ir al fin del mundo, aunque más o menos me estaba pidiendo eso. "Una ciudad muy al norte de Alaska", muy lejos y mucho frío pero no podía pensar en eso ahora, un calor invadía mi cuerpo exageradamente. 

La gota que colmó el vaso fue su beso lo que me hizo llegar al clímax. Esto no puede quedar así. Pensé.

Así que cuando se dio la vuelta la cogí por la cintura apretándola contra mí.

-Esto no puede quedar así, es mi turno. Le dije, todo mi ser ardía de deseo por ella a la vez que mi mano bajaba lentamente intentando entrar bajo su ropa.

Pero ella hizo caso omiso, me quitó la mano rápidamente de su cuerpo y se fue por la puerta. Una sensación extraña me invadió, placer pero a la vez ¿vergüenza? más bien mi orgullo de hombre estaba herido por no poder satisfacerla.

Tras varios minutos pensando en lo ocurrido mientras me terminaba el té, decidí ponerme manos a la obra. Me di una ducha rápida, hice las maletas, cogiendo bastante ropa sobretodo de abrigo a parte de mis trajes, miré que en mi maletín (mi kit de trabajo) estuviese lleno. Hice unas cuantas  llamadas a mis compañeros de la policía, preguntando si podían prestarme un coche en la ciudad a la que iba, a parte de un piso o casa terrera de protección de testigos o que  tuviese alguna casa disponible el gobierno. Salí, saqué dinero para tener algo en efectivo y me dispuse a coger un taxis para que me llevase al aeropuerto.