Subes a tu avión, uno de los cinco que tenías para ti, Martin se cercioro que no haya ni un tipo de polizón u otro tipo de mala sorpresa, cuando no hubo peligro aparente, dejo que abordaras el jet.
Los pilotos te saludan con respeto y la azafata que no era nadie más que una muchacha simple pero bella, te sonríe y te ofrece alguna bebida o comida. Martin acepta ambas y toma el periódico para leer lo último en deportes.
En ese instante te llega un correo electrónico que podías leer con toda la calma del mundo mientras los motores indicaban un despegue limpio.
- ¡Malditos los de Manchester, ahora resulta que quieren al niño inútil y llorón de Neymar! – dijo bastante molesto aquel hombre que por momentos se notaba cierta fineza adoptada de su ambiente, pero al leer algo sobre su equipo favorito, le salía de nuevo su alma de hooligan y fuerte acento de inglés de barrio –
Sabías que sería un viaje completo lleno de quejas sobre equipos de futbol, por lo que tenías posibilidad de ver películas u oír música, aunque la opción de mandarlo a callar también era disponible, sabias que eso le ponía de muy mal humor y un hombre que trabaje en esas condiciones, simplemente no es un hombre concentrado.
***
Llegan al aeropuerto a las 13:57, tres minutos antes de lo agendado por el piloto, ya al salir se encontraba un vehículo todo terreno aguardando por ti, lo que agradeciste ya que el frio era simplemente insoportable.
La luz del sol no era visible, a pesar de apenas ser un poco más del mediodía, habías oído sobre ese curioso efecto, lo llamaban “El sol de la Medianoche”, un fenómeno que hacia esconder al sol durante treinta días completos.
Martin se subió al frente y el chofer los saludo a ambos no sin antes abrir las puertas para cada uno, al cerrarlas, la temperatura se mantuvo mucho más agradable.
- ¿Dónde vamos jefe? – pregunta Martin -
Agradecí a Martin por hacer su trabajo y luego subí, desabroché mi traje antes de sentarme y sonreí a la azafata, pidiéndole un vaso de whisky.
También me puse a leer el diario pero no la parte futbolística, si no la financiera.
Cuándo me llegó el mail lo leí con atención, los trabajadores estaban siendo muy eficientes y mientras se les pagara en tiempo y forma lo seguirían siendo, aún así no podía confiarme de nada.
Hay que seguir adelante
Tras responder el correo me dispuse a escuchar música y descansar, aunque cada tanto sonreía y le decía a Martin que no se enojase tanto, que algún día tal vez comprásemos el equipo.
Una vez que llegamos al aeropuerto, tomé un gran abrigo con peluche dentro para resguardarme del frío y una vez dentro del auto miré a Martin.
-Iremos al Wells Fargo Bank, Kevin ha organizado una reunión para mi-
Frederick va a redactar y hablar en letras normales.
Adramelek en cursiva, lo cuál quiere decir también que va a ser los pensamientos.
5 de enero, 2018; 14:38
Luna nueva
Primera noche del Sol de la Medianoche
- Entendido jefe – dice Martin mientras habla en ruso al conductor –
Ambos hombres al frente parecían conocerse desde hace tiempo, no paraban de reír a carcajadas en todo el camino, hablando en ruso y pegándose ambos al hombro antes de cada nueva risotada.
La vista desde dentro del vehículo era simplemente reconfortante, afuera la nieve caía imparable, los matices blancos mezclados con la oscuridad de una temprana noche y el exceso de árboles que bailoteaban al son de una brisa intermitente eran simplemente en conjunto una pieza única de belleza natural que llenaría el alma de cualquiera.
Llegan hasta el punto acordado, el Banco no era nada del otro mundo, pero era bastante moderno para una pequeña ciudad como lo era Erebo; Martin baja contigo mientras que el chofer busca un lugar donde aparcar.
Al ingresar, el típico cacheo y control de seguridad fue llevado a cabo por jóvenes guardias apenas equipados con armas de ligero calibre y uniformes distinguibles.
Martin en esos casos no bajaba arma alguna, por lo que tranquilamente ingreso detrás de ti.
Ya dentro el clima volvía a cambiar y se oía una pieza de música de M83 conocida como Reunion, sutilmente agradable y movida para mantener activos a cada uno de los trabajadores que poco a poco se iban preparando para marcharse del edificio.
- Buenas tardes señor – sonriente una secretaria nota tu presencia y te saluda – ¿le puedo ayudar en algo? -
- Gracias Angelique, yo me encargo – oíste detrás de ti la dulce y delicada voz de otra mujer más madura que la secretaria – por favor señor Frederick, por aquí – se trataba de una hermosa pelirroja de ojos increíblemente verdes, de esos que cambiaban con el clima, con pecas que hacían resonar más una curiosa ternura – permítame presentarme, soy Alana Vondik - te dice mientras te pasa la mano sin dejar de caminar – perdone que lo lleve así, es que cuando inicia el Sol de la Medianoche, los empleados trabajan menos por los posibles ataques de osos y lobos, ya sabe señor, vivir en Alaska es toda una aventura – sonríe levemente, mostrando una hilera de dientes perfectos y níveos –
Llegan hasta un ascensor bastante particular, con hermosos grabados en él y con una ranura electrónica que fue invadida por el deslizar de una tarjeta de la señorita Vondik.
Las puertas se abren dejándose notar un pequeño espacio para no más de seis o cinco personas, una vez dentro, el elevador pasa a activarse bajando automáticamente hasta una oficina sin ventanas visibles y de decoración victoriana, con tapizados escarlatas, tinteros antiquísimos, pluma, biblioteca y una notebook siendo este el único elemento anacrónico en todo ese ambiente antiguo.
- Por favor, tome asiento, ¿le gustaría beber algo? ¿Un café o un té quizá? -
Tirada oculta
Motivo: Ocultar (Especialidad)
Dificultad: 7
Tirada (6 dados): 1, 5, 7, 2, 6, 6
Éxitos: 0 Fallo
Lanza Percepcion + Consciencia
Dif 7
No sabía que Martin hablase ruso...
Al parecer el conductor es un amigo de él por como se llevan, es un empleado más pero quizás podría volverse un seguidor si demuestra ser lo suficientemente hábil y abierto a mi, este lugar es extraño, inunda alguna clase de energía, el Sol de Medianoche exuda un aura de misterio que me trajo hasta aquí.
Me concentré en mirar por las ventanas mientras íbamos viajando, ciertamente el paisaje era encantador, pero al mismo tiempo la oscuridad era tan inmensa que te hacía pensar que se podían esconder todo tipo de cosas en la noche.
Al bajar y ver el banco era tal cuál lo esperaba, tras los cacheos de rutina caminé junto con Martin y comencé a mirar el lugar, quitándome el abrigo y los guantes y buscando algún detalle que me llamara la atención.
No tuve ni que responder a la secretaria cuándo una hermosa voz la descartó de la escena y me llamó por mi nombre, me acerqué y estreché su mano al tiempo que le regalaba una sonrisa. La observé de arriba abajo, el color de sus ojos y cabello, la forma en la que se movía, sus pecas que causaban una inocente ternura y su hermosa sonrisa, era ciertamente muy hermosa.
Demasiado para una humana quizás...
-La noche es oscura y llena de horrores- me salió decirle en cuanto comentó acerca de los ataques de lobos u osos.
Tras ir en el ascensor llegamos a una hermosa sala, note que no había ventanas y que todo estaba magníficamente decorado al estilo antiguo. Me puse a ver los libros que yacían allí.
Me hace acordar un poco a mi morada en Genhinnom...
Ante su pregunta voltee y volví a sonreír.
-Lo mismo que usted tome- dije amablemente.
Motivo: Percepción + Consciencia
Dificultad: 7
Tirada (5 dados): 10, 6, 7, 8, 1
Éxitos: 2
Qué debo tirar si eventualmente quiero seducirla?
Cuando citas esa frase refiriéndote a la noche, ella se limita a sonreír y a acercarse a ti con mirada picara.
Tratas de enfocar tu mirada y tus sentidos para toparte con algo que este fuera de lugar y efectivamente, notas un fuerte aroma a vacío, a una esencia vaga de muerte que venía de todo aquel lugar, una extraña tristeza que provenía de aquella hermosa mujer, pero no una tristeza como estado de ánimo, sino como una característica en sí, o una encarnación.
- Yo no era pelirroja hasta que vi a Melisandre – te guiñé el ojo y continúan hasta el ascensor –
Al pedirle la bebida, se prepara un café tanto para ti como para ella, te sirve suavemente y te acerca el azúcar, la crema e incluso un poco de leche.
- No sé cómo gusta beber su café, yo lo prefiero amargo y negro, pero ya somos pocos los que lo preferimos así… – se sienta cruzando las piernas del otro lado de su escritorio indicándote con una ademan amable para que hagas lo mismo, pero frente a ella, sirviendo aquel mobiliario como una leve frontera entre ambos - …me ha comunicado el señor Abaco sus altas ganas de invertir en los negocios locales señor Knox, o ¿puedo llamarle Fred? – sonríe y bebe un poco del café – o ¿cuál es tu verdadero nombre demonio? –
Sus ojos cambiaron, ya no contaban con ese color verdoso y vivo, ahora se tornaron verticales, contraídos y azules. Su piel radiante y sus pecas desaparecieron por completo, dejando lugar a una piel azulada y pálida, a pesar de que sus labios se mantenían carnosos y rojos, los colmillos se afilaron aún más y los dientes que de por sí ya eran blancos, ahora parecían brillar ante semejante matiz de criatura infernal.
Tirada oculta
Motivo: Resistir Encantos (Especialidad)
Dificultad: 7
Tirada (9 dados): 4, 1, 7, 9, 3, 2, 7, 5, 8
Éxitos: 3
Si era una mortal mas, seria Carisma + Apariencia, pero como es otra cosa: Manipulacion + Apariencia; dificultad 6
Tirada enfrentada seria en este caso.
-Tomaré dos terrones de azúcar y algo de crema, creo que para amarga y negra ya está la vida, aunque eso depende mucho de los recursos de uno y la compañía- comenté mirándola a los ojos, sintiendo como esa mujer claramente no era humana, podía sentir su tristeza y melancolía y en cierta forma una cáscara vacía, no le dí demasiadas vueltas al asunto era un ente sobrenatural eso estaba claro y eso me bastaba, sobretodo cuándo preguntó mi nombre real.
Buen intento, pero no lo suficiente...
-Frederick está bien, Alana...- en ese momento reparé en como sus rasgos iban cambiando, quizás para mostrar a su verdadero ser o quizás para intimidarme, esos colmillos fueron todo lo que necesitaba ver - la prole de Caín según veo...interesante, ahora entiendo la tristeza que te carcome por dentro, es esta tu verdadera forma o estamos compitiendo en encanto? La ternura de tus pecas y ojos verdes era bastante sugerente- me crucé de piernas y recosté sobre la silla, observándola durante un instante sin decir nada, solo sonriendo- creo que tu y yo podríamos tener una relación de lo más provechosa, y no solo estoy hablando de negocios...-
Motivo: Manipulación + Apariencia
Dificultad: 3
Tirada (9 dados): 5, 6, 8, 4, 1, 6, 6, 2, 10
Éxitos: 6
La cainita sonríe dejando entrever una pequeña obra de arte en forma de rostro, era realmente hermosa, quizá igual o más que los ángeles contra los que alguna vez luchas e incluso compartiste hace eones.
- No me atrevería a compartir encantos con alguien como tu Fred… - evoca cierto atrevimiento sobre el apocope de tu nombre - …pero trato de hacer lo posible para pasar por debajo de las sombras cada vez que lo necesite, mi anterior fachada no era nada más que una máscara que me cuesta bastante mantener y viendo lo que veo en tu aura, pues…es innecesario el gasto de vitae frente a alguien que ya sabe sobre mi naturaleza –
Tal vez era la admiración o la envidia, pero había algo en ti que llamaba demasiado la atención de la cainita, sus ojos parecían brillar con vida de nuevo.
- Así que dime Fred, ¿Qué tipo de relación estas interesado en llevar conmigo? – sonríe de manera atrevida, sabia los juegos a los que estaba jugando y al parecer, era una buena jugadora.
-Tu tienes poder en este lugar, de lo contrario mis asesores no te hubieran elegido para que hablases conmigo, yo necesito una posición cómoda mientras esté aquí, por lo que negociar contigo era algo obvio y estoy seguro de que tu también tienes intereses aquí, cosas que deseas- sonriendo levemente clavé mis ojos en ella - cosas que yo puedo cumplir con suma facilidad...-
Me levanté y caminé nuevamente hacía los libros.
-Eres una mujer versada en saberes antiguos por lo que veo, por lo que creo que no debo decir nada más, yo te doy algo que quieres y tu haces que mi estancia sea más placentera en Erebo- voltee y me acerqué a ella, rodeando el escritorio para apoyarme levemente sobre el mismo mirándola desde arriba- mi compañía y el placer que esta te aporte es completamente gratis...-
Te mira pensativa, se levanta con su taza de café en mano y lo bebe muy tranquilamente, al parecer, podía ingerir alimentos mortales sin que estos la afecten.
- Entiendo su punto Frederick…pero me gustaría mantener mi alma, al menos, lo que queda de ella…la inmortalidad es una maldición tristemente ansiada, pero recién cuando uno la tiene, no sabe las consecuencias que acarrea…conozco gente que ante su inmensa posibilidad de pasar viva o al menos consciente en este mundo, ha caído en la locura, es lo que tiene esta dichosa inmortalidad y es algo que me gustaría evitar…pero… - si fuera capaz de respirar, suspiraría, pero solamente se dedicó a mirar el vapor de su café - …he de preguntar…si realmente accedo a colaborar con usted, ¿cuáles serán las consecuencias de tales actos? –
La cainita era una maestra del engaño, por lo que tontamente la engañarías, al menos si esa era tu intención.
Sonreí, a gusto con encontrar a alguien que pudiera entretenerme.
-Un alma? Querida, tu alma esta corrupta desde el momento en que Caín le partió la cabeza a Abel para convertirse en el primero de ustedes, porque...estoy segura de que sabes que fue así por más que traten de ocultarse de los humanos y la sociedad, en el fondo son depredadores y gracias a ustedes es que aprendimos que en la creación el fuerte vence al débil y el listo al fuerte- la volví a mirar tras su suspiro - las películas nos han dejado muy mal parados, El Exorcista, Emilly Rose, entre otras...no es tan así- voltee para tomar mi café y hacer lo propio - lo que tu me darías a cambio además de prestarme tu poder y recursos cuándo lo necesite es tu fe, creeras en mi como tu aliado, ten fe en mi Alana y te aseguro que haré que te exaltes como una diosa ante los ojos de todos, incluso más de lo que ya lo haces-
Motivo: Convencer (Manipulación + Expresión) (Especialidad)
Dificultad: 4
Tirada (7 dados): 10, 2, 8, 1, 6, 5, 2
Éxitos: 3
Mi especialidad de Manipulación es Elocuencia
Voz Encantadora me reduce 2 dados a la dif.
Voy a empezar a anotar todas las especialidades debajo de la habilidad/atributo en cuestión.
Te mira, baja luego su mirada al líquido negro, una vez más alza y analizando cada posibilidad, cada consecuencia, cada palabra y cada futuro a partir de lo que ella diga en ese preciso instante, se dedica a rebuscar entre unos archivos ubicados dentro de un pequeño archivero en la esquina misma del todo.
Del mobiliario, saca una carpeta, bastante atiborrada de documentos, tantos que ni la carpeta misma daba abasto para realizar su acometido.
Se sienta frente a ti y te pasa la carpeta.
- Octubre del 71, se inicia la construcción del Hotel Baker, ubicado en las afueras de la ciudad, su dueño, Heliodoro Baker, más conocido como el Español, quien era un codicioso hombre, hijo de un capataz de plantaciones en Cuba, llego a Erebo con todo el dinero de su herencia para comprar un pedazo de tierra alejado levemente de Erebo a en ese entonces joven y actual viejo gobernador de la ciudad Hans Lichman, el mismo, quien quizá por ignorancia cedió los derechos de una tierra que pertenecía a los inuits de la zona – bebe un sorbo de café y continua - los aborígenes bastantes molestos, llegaron a un acuerdo con el hombre español a cambio de respetar una amplia parcela ubicada al sur de sus tierras, el trato se llevó a cabo hasta que la expansión demográfica, el fenómeno del Sol de la Medianoche y los constantes turistas comenzaron a llegar a la Ciudad, lo que empujo a Heliodoro a que construya un hotel sobre el único trozo de tierra que prometió no profanar – esta vez se levanta nuevamente y comienza a hablar rodeándote, llevándose ambas manos a la espalda - los indígenas fueron desplegados hasta ser completamente expulsados de sus tierras, no sin antes toparse con pequeñas cantidades de oro en aquel lugar, lo que enloqueció por completo al señor Baker, ahora sabia el porqué del cual los indios no querían que vaya a construir su hotel en ese lugar, sabían que había oro y por eso quisieron engañarlo – rebufa burlándose de la avaricia del español - todavía no estaba concluida la construcción cuando ésta comenzó a recibir ataques de los inuits y de incluso grandes bestias que él nunca logro observar, pero cuyas anécdotas de sus guardias eran más que suficientes como para aceptarlas como hechos y así ir a buscar ayuda de la mafia rusa que cada vez iba creciendo en poder. con la ayuda de la Bratva, pudo conseguir mineros engañados con ofertas de trabajo con altas ganancias mensuales y guardias que protegían sus tierras, lo que hizo que el construyera una mina buscando ese maldito oro, pero esto solo logro enfurecer más a los aborígenes y a los garous, quienes fieros atacaron sus tierras, decapitando a los guardias y destruyendo gran parte de la construcción del hotel – te muestra una foto del Hotel mientras continuaba, con su voz aterciopelada - Heliodoro quien ya no vivía en sí mismo, se pasaba todo el día en la mina. Se había atrincherado con un arma, y ni siquiera su mujer y sus hijos querían acercarse. Heliodoro les había amenazado con la muerte si se aventuraban allí. ¡Qué dulce ironía! – el tono de sarcasmo se acentuó mientras bebía mas café - Heliodoro era el hombre más rico del lugar, e iba a perder su oro por culpa de esos apestosos perros indígenas como el los llamaba, pero algo paso, algo que lo hizo volver de entre los muertos, su cuerpo apestaba horriblemente y ya no era el hombre flacucho y débil que todos conocían, ahora era un hombre obeso y de mal aspecto que contaba con una gran fuerza y espíritus malignos a su poder. No era algo común de ver, tanta fue la confusión que Heliodoro prácticamente sólo y con un poco de ayuda de la Bratva, fue capaz de eliminar a todos los lupinos de la zona y casi a toda la población indígena, solo que uno de ellos fue capaz de eliminarlo justo cuando cantaba victoria, un anciano Inuit, miembro de una tribu cuyo túmulo resguardan a unos kilómetros de aquí…el anciano se llama Nanuk Garras-de-Tormenta, viejo amigo mío, lo sé, sé que suena raro que un lupino y un vampiro sean amigos, pero es lo que tiene ver nacer a un hombre, verlo hacerse fuerte y verlo hacerse anciano, ambos nos conocimos cuando yo llegue recién a este lugar, me guio por las hermosas llanuras de Alaska y muy triste vino a contarme que ya no podíamos vernos debido a su naturaleza, recuerdo esa noche, era un niño muy asustado quien había sufrido su primer cambio hacia no más que un par de noches… - sonríe levemente, como recordando épocas mejores - …lo certero es que nunca pude ayudarle a resolver este problema, el se hace cada día más viejo y yo cada vez más ocupada, sin mencionar que una nube de ignorancia me cubre por completo en todo este tema Frederick, así que he ahí mi condición…no soy una buena mujer ni he sabido ser una buena cainita, me llaman Tremere, Principe, Puta, pero nunca nadie me conoce por quien realmente soy, una maldita hija de Caín que no sabe matar a un simple muchacho enemigo de toda la historia de los suyos…y heme aquí, hablando con un demonio para ver qué solución puede brindarme ante una situación que hace más de cincuenta años no pude resolver –
Se sienta, te mira nuevamente y tras unos pocos minutos, rompe un momentáneo silencio que no te percataste al leer por encima todos esos documentos y mirando las fotos de los inuits estrechando la mano del Español sin saber que el mismo los mataría.
- Fred…necesito que ayudes a Nanuk en esto, no sé cómo, pero yo no puedo hacer nada ya que hice varios convenios con Pentex, la corporación que ellos más odian a cambio de mantener a los míos a salvo, Erebo es una ciudad que está ganando cada vez más atractivo por distintas criaturas, incluso el Sabbat está instalándose aquí y me han llegado rumores de que existe una Manada Maldita de lupinos que están en la ciudad…EN MI CIUDAD… - se notaba exasperada, molesta, incluso impotente - …así que llámale destino o broma del universo, pero estoy dispuesta a darte todo lo que necesites, siempre y cuando ayudes a Nanuk -
Tirada oculta
Motivo: Resistir Encantos (Especialidad)
Dificultad: 6
Tirada (10 dados): 7, 1, 3, 6, 5, 5, 9, 8, 5, 9
Éxitos: 4
Miré atento a Alana mientras me contaba el "triste" relato, cuándo se sentó le di otro sorbo a la taza de café, dejándola en su lugar para ahora mirarla a los ojos y atender a su pedido desesperado.
Con una dulce sonrisa le tomé el rostro y la acaricié.
-Pobre ser dolido y perturbado, en este momento estás demostrando que tu alma guarda más de humana de lo que tu misma quieres creer, tu preocupación por un viejo amigo ha roto tu máscara de dureza y te has mostrado ante mi vulnerable- acaricié sus labios con mi pulgar - lo haré, ayudaré a tu amigo y trataré de expulsar de la ciudad a la manada maldita, a cambio de eso tu me adorarás como tu salvador y me abrirás las puertas que necesite- en ese momento sentía deseos por esa vampireza, sentía la lujuria de Frederick crecer en mi y la sangre fluyendo ardiendo de deseo- o las que tu quieras- dije acercándome a su rostro y frenando a escasos centímetros- te daré todo lo que quieras mientras cumplas tu palabra, seré tu benefactor y tu la mía....-
Al acariciarle los labios, los ojos horizontales de la cainita pasan a ser nuevamente los de una muchacha tierna, una muchacha que sabía a donde querías llegar y te brinda su permiso chupándote el pulgar, a pesar de la sequedad que daba la no vida a su boca, ese gesto fue suficiente como para invitarte a que lleves a cabo lo que venias a buscar.
- Te serviré aquí y en mil años si me ayudas contra mis enemigos… - dijo mientras sonreía -
-Entonces, con este beso, sello nuestro pacto- dije juntando sus labios con los míos, con una pasión tal que sentía como si en cualquier momento fuese a sacarle el alma por la boca, seguramente un Verdugo podría hacer eso, pero este no era el caso, mis manos tomaron su rostro con dulzura pero firme y mi lengua bailó con la suya buscando despertar sus más bajos instintos.
Tras unos segundos separé mi boca de la suya y la miré a los ojos.
-No te arrepentirás de esto...-
Tras el pacto, ella solo sonríe, aparentemente más aliviada y risueña, tal como si su faceta de mujer de negocios amable volviera por un ápice de segundo.
El elevador se abre, ingresa una mujer cubierta con un vestido azabache de toques góticos, pero eso apenas era una pizca bizarra en un conjunto del todo extraño que conformaba su figura, ya que, contaba con una máscara de hierro que le cubría todo el rostro menos los ojos completamente rojos y una especie de burka que escondía todo su pelo y las partes laterales de su cabeza.
- ¿Se fueron todos? – dijo Alana al verla, a lo que la mujer solo asiente mientras se colocaba junto a la puerta del elevador, como si de un guardia se tratara – bien dice Alana…por cierto, esta es Darija, la Sheriff cainita de la ciudad – te dice mientras se acerca bordeando el escritorio para tomarte del brazo cariñosamente, la Sheriff vuelve a asentir cuando es presentada, sin decir palabra alguna – imagino que estarás cansado querido - te dice muy dulcemente – me gustaría que vengas mañana nuevamente, a esta hora de ser posible, cuando nadie en el banco se encuentre, te presentare a Hans, es el gobernador actualmente y posiblemente venga para tomar un café con nosotros – te lleva hasta el elevador despidiéndose con un beso en la mejilla, sus labios fríos solo servían como contraste de toda una amalgama de sentimientos que te recorrían en ese preciso instante – un verdadero placer negocios contigo –
Te guiña el ojo y contigo adentro, se activa el ascensor dejándote salir del edificio por el mismo recibidor donde te topaste con Alana anteriormente.
Sonreí de igual modo, aunque cuándo se abrió la puerta y vi a esa mujer con esa apariencia me sentí algo intranquilo.
Si quisieran atacarnos ya lo hubiesen hecho...
Me bajé del escritorio y dejé que Alana me guiase y presentase.
-Es un placer- dije a la Sheriff como único saludo para luego seguir hasta el elevador - aquí estaré, será un placer conocerlo-
Una vez en el ascensor y tras su beso de despedida le sonreí mostrando los dientes y también guiñé un ojo antes de bajar y volver al lugar de antes, reuniéndome con Martin.
-Vayamos al hotel- le dije a mi guarda espaldas.
Cierro escena, entre hoy y mañana te habilito otra.