Partida Rol por web

Pomona observa los intentos de Ramón por zafarse sin éxito, concentra su mirada hacia Selene, por lo que no pudo ni siquiera imaginar lo que se le avecinaba.

Otra criatura, casi tan infernal como ella apareció de entre el bosque.

Con un chillido agudo, logra atizarle un mordisco que la hizo tambalear ante los borbotones de sangre que le surgieron del cuerpo.

- Maldita – apenas logro musitar y enfoco su mirada hacia su nueva víctima.

Sea lo que sea este ser, mejor examinarlo cuando esté bien muerto.
Activo los ojos de la bestia para ver mejor y me preparo para el siguiente asalto.

La fuerza no fue suficiente para librarse y el asunto comenzaba a pintar mal, debía deshacerse de aquel bicho y atacarlo para que probara su propia medicina y no volviera a meterse con un vampiro. 

Al menos la chamaca se defiende bien.

Mientras observaba como Selene conseguía mantenerse fuera del alcance de las ramas de aquel ser vio como un cuarto elemento se unía al combate. Al principio tuvo miedo que fuera un nuevo enemigo pero enseguida comprobó que atacaba a la criatura.

El enemigo de mi enemigo es mi amigo.

Ramón volvió a intentar zafarse con fuerzas renovadas al ver que la recién llegada hería a la criatura, era hora de volver las tornas.

-¡Uaaaahhhgggg! ¡Pinche cabrón! ¡Te vas a enterar!

8 de enero, 2018

2:10 hs.

- Oh...- Sin querer, le salió un susurro de sorpresa. No esperaba que los refuerzos llegasen tan pronto. Ni que no conociese a la criatura que les estaba ayudando. Sonrió perversamente cuando vio que la recién llegada le atestaba un buen bocado a la cosa a la que se enfrentaban. 

Se dirigió hacia su compañero, mirándole con una mezcla entre compasión y rabia. -Te dije que corrieses, ¡maldita sea! - Le regañó. Estaba enfadada con la cabezonería de Ramón. Tenía que haber salido corriendo con el libro y no dejar que la tía árbol le atrapase. No tenía ganas de ver morir a un compañero. Al menos... no a ese en concreto. Se agachó a su lado y comenzó a tirar de los trozos de madera que aprisionaban al cura. 

Eran momentos tensos y confusos donde todo pasaba a veces más rápido y a veces más despacio que en la realidad. Ramón había puesto sus fuerzas al límite para intentar zafarse de la criatura y mientras luchaba por ello pareció distinguir una quinta figura en el escenario. Se trataba de un hombre mayor, con el pelo y un bigote como el del propio Ramón pero completamente blancos y que vestía una túnica y un gorro cónico en punta azules con estampados amarillos llenos de estrellas y lunas. Era el tipo más ridículo que había visto en su vida, pero por otro lado parecía un personaje de gran poder, alguien que con solo desearlo podría cambiarlos a todos a su voluntad.

¡Pinche cabrón! ¡Ojalá nos ayude con el bicho árbol nomás!

Te diriges hacia la biblioteca y antes de que puedas imaginarte alguna escena o algo, notas que la imagen ante ti era de lo más…exótico por así decirlo.

El padre Ramón siendo sostenido por una especie de raíz gigante que lo mantenía en el aire, Selene dispuesta a luchar mientras que dos criaturas de aspecto monstruoso luchan cuerpo a cuerpo.

Tenías poco tiempo para reaccionar, pero sabias que debías ayudar al Padre Ramón y a Selene, el dilema era el saber a quién apuntar ya que ambas abominaciones parecían ser sacadas de la pesadilla de alguien muy perturbado.

Había logrado llegar a tiempo al lugar señalado en el mensaje de texto de Selene, comenzando a moverse con cautela como si fuese un soldado táctico. Parte de su costumbre como espía en tiempos mortales y desenfundando la pistola Makarov para prepararse a atacar cuanto antes.

Mantén tu alerta.

Es todo lo que puede pensar en ese momento mientras observa la tenue luz de la luna entrando en los ventanales, acentuando más la oscuridad del lugar hasta llegar a esa escena de terror sacada de una película slasher de los años ochenta. Selene preparándose para atacar de manera inmediata, padre Ramón suspendidos por los aires al ser emboscado por una raíz de considerable tamaño y dos monstruos de pesadillas combatiendo entre si. 

Solo dos segundos.

En ese momento la oscuridad empieza a dominar sus ojos y alza su mano izquierda invocando los brazos del abismo para detener por unos momentos a aquellos monstruos desconociendo si son enemigos o no. Calculando que tendrá quince segundos para reaccionar de manera más acertada ante la situación.

Puede sentir la oscuridad moverse en cada centímetro de su ser, comenzando a invocar los arcillos negros. Decidiendo que el primero agarre al monstruo imponente y el segundo agarre al otro monstruo, esperando a que el tercer tentáculo emerja al momento que una de esas pesadillas ataque directamente a él.

Ha entrado en escena y visible para combatir.

Leonid llega a escena y rápidamente surgen tres tentáculos tan negros como la noche misma.

La criatura oscura, sin ojos en las cuencas oculares, levanta el rostro y nota ya que son demasiados los cainitas que la rodeaban, quizá, era lo suficientemente poderosa para destruirlos a todos, pero ese no era su objetivo.

En un parpadeo, se acercó a Ramón y le arranco el libro de las manos, suelta lo que parece ser una leve risa de satisfacción y tras otro parpadeo, desaparece no sin antes dejar un leve rastro de hojas secas y muertas que van cayendo lentamente, al mismo tiempo que el árbol al cual controlaba no hacía mucho.

Ramón pudo liberarse con muy poca dificultad tras esto y los cuatro cainitas se quedaron mirándose el uno al otro ante una situación para nada ortodoxa.

Que demonios es esa cosa ¿una aberración de carne y nigromancia?

Es todo lo que puede pensar en ese momento cuando observa al monstruo con ausencia absoluta de sus globos oculares y piel oscura caracterizada en curvas sinuosas. Los tentáculos cuando avanzaron rápidamente contra esta pudo ver como logro esquivar los tentáculos sin mayor problema y se acerca directamente al Padre Ramón, cogiendo un libro que tiene en sus manos para desaparecer al final dejando un rastro de hojas.

Pudo ver que Ramón se ha liberado de la gran raíz, magia sobrenatural que resulta completamente desconocida para él y por descarte pudo asumir que el otro monstruo es el Padre Athanasivs. Rápidamente se acerca donde se encuentra ellos aun manteniendo los dos tentáculos en movimiento y guardando el tercero en caso de presentarse un enfrentamiento complicado, apuntando hacia el suelo la Makarov para realizar un movimiento rápido de disparo en caso de ser necesario mientras observa con alerta los alrededores.

-Me alegra ver que ni uno de ustedes ha caído y lamento mi demora-.

Es todo lo que dice mientras mantiene alerta presente, comenzando a observar el lugar ante cualquier presencia de alguna irregularidad que puedan sacar provecho. Calculando que cuentan con segundos para escapar de este lugar cuanto antes.

-Debemos retirarnos cuanto antes de este lugar-.

Dice luego de tomar posición entre Ramón y Selene.

-¡Pero que era esa pinche cosa!

Ramón estaba enfadado, se había podido liberar pero había perdido el libro y estaba enfadado porque quizás fuera importante, y aunque no lo fuera no le gustaba que le clavaran ramas y le atraparan. Por fortuna la superioridad numérica había amedrentado a aquella cosa, aunque Ramón no estaba seguro que dadas las habilidades que había demostrado no hubiera podido enfrentarse a ellos.

-Gracias por venir compadres. -Ramón miró a Selene.- Supongo que tu los avisaste. No se preocupen, todo está bien, llegaron justo a tiempo. Encontramos un libro, quizás nos hubiera servido, pero esa pinche pendeja me lo arrebató. Aunque todavía podemos recordar algunas cosas que leímos dentro. ¿Verdad chamaca? -Ramón miró a su alrededor, la criatura había aparecido y desaparecido como por arte de magia, quizás pudiera volver a hacerlo.- Será mejor hablar en un sitio seguro.

Tras toda la escena Selene se había quedado en shock. Estaba dispuesta a pelear y a perder su vida- que hubiese sido lo que seguramente hubiese pasado- para proteger al libro y a Ramón. Rápidamente se enfureció. 

-¡MIERDA! ¡Esa hija de puta no tenía derecho a llevarse algo que hemos encontrado nosotros! ¡Maldita sea, Ramón! - Posiblemente fuese la primera vez que tutease a su compañero. Posiblemente, también fuese la última.- Te dije que corrieses... ¿Por qué no me haces caso? ¡Joder! - Estaba absolutamente alterada, prácticamente fuera de sí. Pero, de momento, no era una amenaza. Ni para sí misma, ni para los demás. Empezó a descargar su rabia contra una de las ramas muertas del suelo, utilizadas por La Aberración para atrapar al cura.

-¿Por qué demonios no hice fotos de las hojas más importantes del puto libro? Imbécil. Eso es lo que soy. Imbécil. - Se llevó las manos al rostro y, por un momento, parecía que se arañaría la cara hasta sacarse los ojos. Sus dedos crispados estaban incluso más blanquecinos de lo normal. En vez de comenzar a autolesionarse bajó la cabeza y dejó caer los brazos a los lados de su cuerpo, visiblemente abatida. Hasta ese momento no se había dado cuenta de la aparición de Leonid, que, acertadamente, proponía retirarse del lugar. 

-Vámonos de aquí. 

Deberé comunicarme con Madre respecto a este evento

Piensa mientras observa como Padre Ramón logra librarse y empieza a explicar de manera resumida lo acontecido más aun la relevancia de aquel libro robado. Comenzando a hilar cabos sueltos que lo llevan a desconfiar más aun respecto de esta misión y a establecer la mayor cantidad de teorías posibles.

-En un lugar seguro podremos conversar lo sucedido-.

Observa en ese momento a Selene en un ataque de histeria,pareciendo estar a un pie de rasguñarse el rostro a causa de la rabia experimentada por la situación que lo lleva a preocuparse porque un agente descompensado puede ser un factor de riesgo no solo para si mismo sino para la misión también.

Es delicioso verla atormentada...y más cuando una mujer esta alterada.

Piensa y algunos recuerdos comienzan a aparecer por unos segundos, sabe que ese gesto resulta demasiado humano, demasiado familiar de alguien que no esta a su lado. Aun pudiendo sentir que ella esta en ese momento, no es Selene y en segundos esa memoria se desvanece, llevando a que se acerque donde se encuentra la cainita frustrada sin entrar en un contacto físico para dar contención verbal.

-Lo importante es que no encontraron la muerte definitiva en este lugar-.

Quedando más tranquilo cuando dos de cuatro ya están de acuerdo en retirarse lo antes posible de este lugar. 

-Ustedes deben moverse antes...yo cubriré su retaguardia-.

Sabe que deberá después entrar a entrevistar por privado a cada uno de los integrantes que estuvieron a cargo de esta misión. Reparando más en el estado mental de Selene por razones prácticas.

Lo importante es que aun los agentes están intactos.

Era demasiado frustrante ver como aquel ser se marchaba con el objeto que transportaban los otros cainitas, además Amanda una vez iniciado un combate tenía por costumbre ensañarse en despedazar a sus víctimas.
(Ojos de la bestia y auspex activos por si no lo mencioné)
Trepó a lo alto de un edificio cercano para después lanzar una última inspección en busca de algún rastro del ser.

-No podía dejarte aquí nomás, cualquiera de nosotros es más importante que ese pinche libro. -Compartía el enfado de Selene y los demás por lo frustrante de la situación pero habían sobrevivido y tenían algo de información que antes no tenían.- Recordamos algunas cosas, las más importantes, nos servirán aunque no tengamos el libro.

Hubiera sido mejor tener el ejemplar o haber hecho fotos, pero nadie se esperaba algo así. Ahora era mejor salir de allí y encontrarse todos de nuevo en la guarida, allí podrían hablar libremente.

-Gracias quate. Avanzamos hacia la guarida pues.

Amanda había trepado a un edificio para comprobar que los alrededores estaban tranquilos y Leonid les cubría las espaldas así que avanzarían seguros.