Partida Rol por web

8 de enero, 2018

Cuarta Noche del Sol de la Medianoche

04:37 hs

Tras dudar un rato, Lawrence se anima a alimentarse de la chica quien completamente distraída no hace ni dice nada, ni siquiera un gemido o una respiración agitada que eran característicos de un mortal que estaba sirviendo como alimento para un cainita.

La chica solamente se entrega por completo y mantiene los ojos abiertos como si estuviera en un estado de negación tal, que parecía ya no importarle nada.

El calor del líquido escarlata baja por la garganta de Lawrence y este en cierta forma siente una satisfacción única levemente comparable a beberse una jarra completa con agua luego de haber caminado horas y horas por un ardiente desierto.

La herida seguía abierta al dejarla, la chica no reacciona, solamente se queda ahí parada como en estado catatónico, parada, pero con los hombros y la cabeza caída.

Los sollozos de la otra chica quien aún estaba en el baño comienzan a oírse, al entrar al baño, pueden notar que se refregaba la parte íntima con un cepillo para lavar ropas, con una fuerza tal, que ya había hecho sangrar su piel, al parecer, sus lágrimas no se debían al dolor que podría estar experimentando, sino al trauma que aún no lograba superar.

- Ma…ten…me – suplicaba entre lloriqueos – ma…ten…me – repite mientras comenzaba a chillar muy fuerte, tanto que podría llamar la atención ahí fuera, aunque con ese frio y con esa distancia de todo, era difícil que nadie oyera nada –

La tremere, complacida, se cruza de brazos viendo como el policia se estaba entregando con facilidad a su nueva condición. -Quizá demasiado fácil, las complicaciones vendrán después supongo. 

-Ruidos y sollozos vienen del aseo, los ojos de Aurora ruedan en un semicírculo de pesadez mientras rompe su cruce de brazos -Ya voy yo -Va de inmediato a investigar que ocurre. Abre la puerta del aseo sin miramientos y se encuentra la escena -¿Se supone que me debe dar lástima o algo asi?

-Se dirige hacia ella salvando la poca distancia hasta ponerse a su altura, le sujeta con firmeza la mano con la que tenia el cepillo y se lleva la muñeca de esta a la boca para morder la vena radial. La sangre sale con fuerza,si, pero menos que en el cuello, por lo que es mas fácil no mancharse y no desperdiciar nada. Bebe a ritmo medio hasta quedar saciada y con completa indiferencia por el estado critico en el que deja a la chica se incorpora y vuelve al salón.

-Victor, a esta aún le debe quedar mas o menos la mitad, toda tuya, no se lo que habrá dejado el novato de esa. 

Muy bieeen, vas a hacer que me llene de orgullo y todo. Distinta a la mia ¿no? -Pregunta a Lawrence con un tono burlón -Quizá mas aguada pero ese calor de la vida y matices no la tiene la de un cainita. 

-Claro, primero las damas- murmuró encogiéndose de hombros. Le tocaba las sobras, pero al menos Aurora había tenido la decencia de no dejarla seca. Levantó a la de la ducha con una mano, para acabar hasta la última gota de vitae. La dejó caer sin miramientos para dirigir sus pesados pasos hacia la otra-. Mierda viejo. Voy a tener que exprimirla- al menos parecía viva, así que decidió sacarle el poco líquido que podía tener en sus venas. No había que desperdiciar.

Y ya estaba. Las jóvenes habían saltado de la sartén para caer en el fuego, de unos depredadores a otros. Al menos ellos habían sido mucho más directos, hasta se podría decir que tenían suerte de servir al Sabbat.

Una vez me he alimentado retrocedo un par de pasos quedándome completamente quieto prácticamente sin saber que hacer. Si todavía respirada la forma de expresarlo sería que simplemente me limitaba a respirar, y ahora ni eso.

Las palabras de Aurora me devuelven a ahora como si me activaran.

Escucho la pregunta claramente, pero por mucho que me esfuerce no sé qué contestarle.

– Lo siento, pero es la segunda vez que me alimento y deberé esperar seguramente a vuestra experiencia para convertirme en un sommelier de la sangre. – Encogiéndome de hombros. – Con mi limitada experiencia gastronómica solamente se me ocurre lo siguiente: Esta última la del típico café de Estados Unidos con sus cafeteras gigantes para que se sirvan los clientes, la tuya es como los cafés europeos muy intensa.

Se encoge de hombros y sonrie de forma tensa conteniendo las carcajadas que querian salir por su boca. Luego se muerde el labio inferior mientras niega.

-¡Ay! mi colmillitos de leche, mira que puedes llegar a ser tierno.

Dicho eso termina de contestar con su teléfono en la conversación con Leonid y lo guarda, le ha vuelto su rostro neutro.

Leonid nos reclama a todos para un reporte de información, desde hace horas, toca hacer otro desvío mas en nuestro objetivo.  Dejemos los cuerpos en el sótano y vayamos a ver que ha pasado.