Partida Rol por web

8 de enero, 2018

Cuarta Noche del Sol de la Medianoche

-17°

11:12 hs.

Martin escucha las palabras de Knox, aprieta los labios, indeciso se toma el mentón y se sube a su vehículo.

- Vayan enfrente, yo los sigo – de pronto, su jefe toma su forma apocalíptica y Martin suelta un grito para nada acorde a su figura masculina – ¿Dios, acaso hay alguien normal a mi alrededor? – al decir esto resopla algo molesto y arranca el rodado para seguir a ambos elohim –

El Hotel Baker se encontraba muy al noreste de la ciudad, alejado de todo y todos, solamente había árboles que lo rodeaban y el lugar estaba notoriamente abandonado, por ello era sede de extensos rumores paranormales, desde fantasmas hasta gente practicando rituales satánicos, sin embargo, todos esos rumores traían sin cuidado a ambas criaturas que habían visto y vivido el infierno de un creador que se limitó a darles la espalda.

La base contaba con dos escalinatas que daban acceso a un corredor repleto de ramas y hielo, en donde debería de haber una puerta de entrada, solamente había un hueco sin nada que obstaculice el ingreso al predio, la puerta quizá fue víctima de los rapiñadores quienes no sabían respetar nada, eso se reflejaba en la total ausencia de muebles en el recibidor, habiendo solo algunas pocas sillas esparcidas por el lugar, los ventanales no contaban con cristales y estaban tapiadas.

Las paredes contaban con grandes huecos debido a que el yeso cedía al descuido y al congelamiento.

Los pasos hacían eco ahí dentro y Martin se acoplo al grupo.

- Yo permaneceré aquí arriba, para evitar que esos monstruos lleguen y los tomen de sorpresa – tenía en manos su escopeta a la cual le cargaba sus respectivos cartuchos – ¿no necesitaran alguna de estas no? – levanta su chaqueta y se pudo observar un chaleco antibalas y dos pistolas que colgaban en su funda de hombro –.

Las energías místicas del lugar eran tan extrañamente palpables que no era necesario mucho esfuerzo para notar que el velo místico de la realidad se veía comprometido en la parte de abajo de aquella infraestructura.

Se sentía como una vibración que se concentraba en un cuerpo vagamente amorfo de un ser que escapaba a la comprensión natural e innatural de las cosas conocidas o desconocidas.

Martin se gira a ambos elohim y escruta al horizonte respirando pausadamente para evitar crear muchos humos de aliento.

Había dos escaleras, una en la parte central del lado izquierdo del edificio que servía para subir al segundo piso, mientras que había otra en el fondo, esta servía para ir a lo que alguna vez fue un sótano y hoy en día era refugio de aquel encadenado.

- …el ai f´ron se verá complacido, si, si, pronto lo tendremos aquí entre nosotros y este mundo fm'latgh… - su voz era chillona y se hacía eco en aquel enorme lugar –

Aquel punto escapaba de toda lógica arquitectónica ya que en pocas palabras era una enorme cueva con la suficiente capacidad para albergar varios menhires con runas y escritos tallados.

Había cadenas que se conectaban entre las rocas, de dichas cadenas se podía notar dos cuerpos de hombres congelados y muy maltratados, con trozos de carne faltándoles en varias partes.

En el centro de aquellos mehinres, había una plataforma circular cuya zona más alta se debía acceder mediante una rustica escalinata manchada de sangre, y en el centro del todo, estaba él, aquella criatura que Vedrana tanto temía por no entender exactamente de dónde provenía y lo había encasillado como un encadenado siendo que su naturaleza era completamente distinta.

Tenía el cuerpo de un hombre, pero imposiblemente obeso, no había cabeza alguna visible en la parte superior del tronco, media como dos metros y mantenía sus manos en alto, estaba desnudo mas no se notaba algún miembro viril, solamente una masa amorfa de grasa que le cubría todo el cuerpo.

- …ya están aquí, los intrusos ya están aquí, no se preocupe gnaiih, ya me encargare de su alahkhe… - dijo mientras se volteaba –

Al no tener cabeza, era difícil imaginar por donde posiblemente estaba entonando esos sonidos, pero al girarse, se podían notar que en ambas manos contaba con bocas repletas de dientes afilados.

- Imagen de la Criatura que no quiero mostrar para evitarles spoilers -

- Bienvenidos sean señores demoniacos, bienvenidos sean – la boca derecha comenzaba a hablar, mientras que la boca izquierda repetía lo último – que puede hacer este humilde servidor a los sobrevivientes del mismo infierno – de las bocas surgen largas lenguas que relamen la comisura de aquellas monstruosas bocas babeantes -

La escena era dantesca, y en más de un sentido. Aún arropado en las sombras que le proporcionaba su Forma Apocalíptica Mavet sintió un escalofrío al penetrar en aquel lugar. No era miedo, era un recuerdo que se agitaba en su mente, pugnando por salir a la superficie. Y es que era como si alguien hubiera tomado un diminuto fragmento del Pozo y lo hubiera traído a aquel sótano. Quien fuera parecía que estaba como en casa, lo cual hablaba de su locura. Locura, una palabra humana que bien podía aplicarse a los elhoim y es que después de todo eran hijos del mismo Padre. Pero fuera lo que fuera lo que allí habitaba había cambiado más allá de cualquier semejanza con su forma original.

Lo que fuera que se dirigía a ellos era una parodia horrible de homínido, deformado en todo su extensión hasta convertirse en una criatura de pesadilla. Mavet era ajeno al miedo, sin embargo sabía cuando estaba en desventaja y no le gustaba nada aquel lugar. Aunque se había encargado de los monstruosos hombres pez, no era realmente un combatiente capacitado, así que usó sus done buscando alguna ventaja, intentado percibir las zonas más débiles del lugar hacia el Segundo Mundo, así como la presencia de posibles espíritus aliados en una lucha, puede que los de los pobres despojos que colgaban destrozados como si su humanidad les hubiera sido arrancada hasta reducirlos a meros trozos de carne congelada. Mientras susurra a Knox.

- Espero que tengas un plan hermano, no creo que esa cosa se rinda, ni que esté solo. -

Martin recibe el móvil y al poco rato comienza a llamar a Allan.

Adramelek habla con la criatura y esta lengüetea con su aborrecible lengua ambas bocas, echando más baba por el suelo.

- Mi maestro pronto llegara, señores infernales, muy pronto – dice y pisotea fuertemente el piso haciendo temblar todo a su alrededor – ¿Locura? ¿Cuál locura? Todo esto no fue obra mía, fueron los seguidores del durmiente, los detractores de la realidad, los que no desean que llegue ella, los que cantan y tiemblan, los que viven y matan, los que respiran y nadan, son ellos los culpables –

Una vez ahí abajo, una penumbra casi corpórea se hizo presente en la sala, Mavet llama a los espíritus de los muertos que ahí habrán caído, eran dos hombres, no contaban con grandes trozos en sus piernas y tenían cadenas que le rodeaban el cuello, no hablaban, solo miraban con odio a aquel ser que les arrebato la vida tan pérfidamente.

A lo que aquella criatura tomo como una afrenta contra ella, por lo que empezó a usar sus habilidades mágicas para también invocar a una criatura que apareció muy cerca de él, dicho ser, cruzo un portal de una manera tan aberrante como vomitiva.

Contaba con un hocico que se podía abrir en tres fauces, contenía cientos de dientes afilados y una lengua puntiaguda que se movía de manera deforme mientras que su cuerpo poco a poco se materializaba frente a su invocador.

Contaba con tentáculos enfermizos que se balanceaban a un ritmo casi fantasmagórico, su cuerpo era blanquecino y grandes venas escarlatas lo recorrían, acentuando aún más su impío ser.

Preparado para repeler cualquier asalto físico Mavet se adelantó dejando distancia entre él y Knox. Lo que iba a invocar no toleraba que su aliado estuviera en las cercanías. Un movimiento lateral le llevó a tomar distancia con  él, pero no así con los engendros a los que conminó a volver al polvo de donde nunca deberían haber salido.

- Volved allá de donde provenís y no volváis nunca, ni este mundo ni el Otro son para vosotros. -

Apelando a su naturaleza atormentada las sombras que forman su figura se expanden por unos segundos tratando de devorar todo lo que encuentran en su camino.

El combate inicia raudamente, ante los ataques de Mavet se notan horridas heridas que al abrirse expulsan sangre verdosa y maloliente, lo que lo hace chillar de dolor.

Aquel ser parecido a un perro infernal también es herido considerablemente, pero eso no le impidió correr tan velozmente hacia Mavet, lo que le daba muy poco espacio de tiempo para reaccionar y hacer algo, pero a pesar de ser poco, había aun una pequeña posibilidad de esquivar o bloquear su ataque frontal.

Nuevamente las manos de aquel aborrecible ser comienzan a conjurar un portal por donde deseaba que apareciera otro compañero que lo ayude con aquella batalla.

El despliegue de energía entrópica de Mavet fue algo asombroso y aterrador como hacía tanto que no veía, al ver el gran daño que causaba me pregunté a mi mismo cuál sería el alcance si lograba potenciar su don, sin embargo no había tiempo para pensar en ello ahora mismo, aquel ser grotesco parecía querer invocar alguna otra cosa para ayudarlo en su cometido, algo que no podía permitir, el can infernal estaba en el aire pero confiaba en las sombras que envolvían a Mavet para protegerlo.

Mis saberes no habían estado funcionando bien desde que estaba en Erebo y confiaba que estando en este lugar todo sería todavía más complicado, sin embargo elevé las manos al cielo invocando un pilar de fuego sagrado sobre el gordo, forzando mi voluntad para lograr aunque sea algo de daño en esta e impedir que invocase a más de aquellas criaturas.

Mientras se defiende del horroroso remedo de can deformado, Mavet urge a los espíritus a que se vuelvan contra su asesino y profanador.

- Espíritus, si queréis hallar la paz aprovechad vuestra oportunidad y vengaros de los seres que os hicieron esto en vida, impedid que conjuren y tratad de herirlos.

Además un espíritu amigo os puedrá ayudar en vuestras andanzas en el Segundo Mundo si nos asistís en esta lucha contra vuestros torturadores.. -

El oscuro elohim hace un gesto hace un gesto hacia la mole de la criatura conjuradora, sin duda la encargada de presentar los cuerpos de los fallecidos de una manera tan abominable.

Ante las palabras de Mavet, ambos espíritus observan a aquel ser que les arrebato su vida, por lo que, en un rápido destello en forma de haz de luz, ambos se acercan y realizan un acto que logra sellar las manos de la criatura.

De todas maneras, ahora había tres de esos perros infernales y arriba comenzaron a oírse chillidos y disparos de la escopeta de Martin.

Sin embargo, sin esperarlo, se escuchan fuertes pisadas provenientes de las escaleras, era una criatura aún más grande que aquel ser al que se estaban enfrentando.

Ingreso volando raudamente con unas alas endemoniadas y con un aspecto tal que parecía haber salido del mismo infierno del cual ustedes habían escapado.

Contaba con escamas purpuras y garras negras, varios cuernos sobresalían de su cráneo y era casi como ver a un verdadero dragón ingresando a esa caverna.

La nueva criatura, golpea con fuerza al invocador de portales y este cae mientras lucha desde el suelo con el draconido.

Los perros seguían dispuestos a luchar contra ustedes.

Mavet no sabía quién era este nuevo jugador*, pero de momento sus actos estaban encaminados a acabar con el ser que invocaba enemigos así que su ayuda era más que bienvenida. De los tres enemigos que les amenazaban uno parecía bastante herido por el asalto de descomposición que antes había caído sobre él, pero los otros dos parecían deseoso de pelea.

- Acabemos con ellos Knox, ¿se te ocurre cómo? -

La intervención de aquel dragón me sorprendió de sobremanera, sin embargo atacó directo a nuestro enemigo por lo cuál no podía quejarme.

Al escuchar a Mavet asentí.

-Utiliza de nuevo esa niebla- dije elevándome dando un aleteo y posicionándome detrás de él pero un poco por encima - canalizaré mi poder hacía ti para reforzarlo, trata de no darle a nuestro nuevo aliado en lo posible, pero acaba con estos condenados canes- tras decir esto extendí mis dos manos hacía la espalda de Mavet, cubriéndolo con mi poder en un resplandor celestial.

Bolas de fuego, contratos de ultratumba, babas ponzoñosas, tentáculos impíos, sangre, mucha sangre.

Todos fueron elementos de un lienzo macabro de combate y muerte.

El ser semejante a un dragón, quien recientemente había ingresado, seguía con su lucha encarnizada contra aquella criatura.

Golpes de garras, quemaduras graves, fuego de la boca, acido de las manos, cada uno rugía con menor fuerza ante la disminución de sus capacidades para seguir haciéndose frente uno contra el otro…se iban debilitando.

Los perros se lanzaban al ataque, esperando causar terribles heridas con sus poderosas triple mandíbulas repletas de dientes afilados.

Uno a uno cayeron ante los impíos poderes de los caídos quienes supieron hacerles frente a pesar la desventaja numérica.

Los minutos pasaron, minutos que no respetaban las normas del tiempo puesto que parecían horas.

El ultimo perro murió convirtiéndose en una masa amorfa de pus, bilis y sangre que se evaporó rápidamente.

El draconido logro atravesar su brazo casi hasta por la mitad empapándolo de sangre oscura, mientras que la criatura logra derretirle también el pecho, dejando expuesto así unos órganos desordenados y chamuscados.

Sherard, cuyo nombre celestial quedaría oculto en las memorias, entrego su vida para eliminar a la criatura, ni siquiera hubo tiempo de despedirse de él.

- …mi maestro, ¡ya viene! Mi maes…yo Y´golonac, volveré hijos de puta… - decía entre muchos otros insultos aquel ser cuyo nombre había sido revelado en un desmoronamiento de furia –

Una especie de espectro cerúleo surge del cuerpo amorfo de aquel ser, intenta lanzar un último golpe con sus zarpas etéreas, pero no logra causar ningún daño, se desmaterializa al poco tiempo en una bola de gas terriblemente apestosa, dejando atrás el cuerpo casi esquelético de lo que parecía ser Heliodoro Baker, el amo y señor de esta tierra que ahora no era más que el reflejo enfermo de un ser abrazado por la más baja de las locuras.

El cuerpo del elohim abatido, comienza a tomar su forma verdadera, un joven atormentado por haber sido expulsado de su manada, por intentar alejarse para ser un simple ermitaño, pero que, en un último momento de bravura, se lanza para ayudar a sus hermanos caídos.

Una vez afuera, Martin estaba tomándose el brazo ante una herida leve pero dolorosa.

- Vaya fiestecita eh…esas criaturas rodearon el lugar, eran demasiadas, su amigo el mini Smaug, me ayudo con algunos pocos, pero hace como diez minutos que de pronto esos bichos decidieron abandonar el lugar…me imagino que me tenían miedo –

Copos de nieve cayeron sobre los caídos, notan que el terreno estaba cubierto de una blancura tal que solamente los arboles casi cerúleos contrastaban con un paisaje que se iba dibujando en las mentes de todos como un cuadro de victoria y de poder.

- Y… ¿ahora qué? – dice Martin mientras se levantaba -

– Fin de la Temporada 1 –

De corazón, gracias por participar.