Partida Rol por web

[Only War] Una vez más a la brecha I

III: El Primer Asalto

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22/12/2019, 18:01
Narrador

El centro de mando volvía a hervir de ebullición, lleno de personal como estaba. El Alto Mando del 9º Grupo de Batalla de la Cruzada Achillus se había reunido una vez más para tratar sobre el siguiente paso a dar en la campaña, para luego informar a las tropas y dar las órdenes precisas para que esta se llevara a buen puerto en el plazo previsto.

Las ganancias de la primera operación ya se habían explotado. Los puestos avanzados capturados al enemigo, debidamente limpiados, reparados, fortificados y aprovisionados, se convirtieron en la nueva primera línea del asedio, y a través de los mismos se estableció una red de transporte y comunicaciones que conectó de manera más directa los acantonamientos imperiales a lo largo del cerco.

Y mientras esa labor tenía lugar, los diversos regimientos reogranizaban sus unidades para adecuarse a las bajas sufridas y en preparación a la siguiente misión que se les ordenaría. Muchos de los heridos estuvieron en condiciones de volver al combate, de modo que, entre aquello, la victoria, y el enfervorecido discurso que el Alto Confesor Edesso había dado recientemente*, los ánimos estaban bastante altos, por lo que el inicio de la siguiente fase fue pactado para apenas unos días después, y así capitalizar los efectos de una motivación tan favorable.

Bien sabía el Emperador en Su gloria, que les haría buena falta.

Notas de juego

*recordad el bono a Voluntad que tenéis en esta escena.

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22/12/2019, 18:30
Lord General Gebhard von Rauken

— Caballeros — von Rauken inicio oficialmente y como era su costumbre la reunión del cuadro de mandos alrededor del pozo de strategium — Mi enhorabuena por el desempeño de sus fuerzas durante la primera fase del asedio — el Lord General evitó deliberadamente mirar al capitán Braibant al decir aquello, aunque el propio oficial de la 11ª Compañía parecía incómodo al recordar lo que había sucedido con la parte de la misión que le había tocado a sus hombres — Ha sido un pequeño paso respecto a lo que nos queda por delante, pero paso a paso será como derribemos las defensas de la Ciudadela, y hagamos nuestro este mundo de una vez por todas.

Breves gestos y expresiones de asentimiento siguieron al comentario, pero pronto se detuvieron, al estar todos expectantes por saber cuál sería el próximo paso a dar. El Lord General manipuló los controles de la amplia mesa hologárfica, que pasó a mostrar un mapa de la situación general, a uno que se centraba en una parte de la Ciudadela, concretamente en sus fortificaciones occidentales — Tal y como pueden ver, al oeste de la fortaleza principal, se halla este complejo externo, un extenso muro con grandes torres en los extremos, y un bastión central. Lo hemos apodado "El Dique". La clave de esta zona está en ese bastión, precisamente. Un puente, de un ancho más que suficiente para que pasen blindados por él, conecta el bastión con la Ciudadela. Nuestra próxima misión, es capturar ese puente. Intacto — aseguró von Rauken con una determinación que indicaba que no se aceptaría otro resultado.

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22/12/2019, 18:30
Klaus Evitz

En ese momento, el Táctico Evitz tomó el lugar de von Rauken y la palabra — Conservar ese puente nos permitirá atacar la Ciudadela evitando tener que superar sus impresionantes muros antes, por lo que es un objetivo estratégico de primer orden. Exploraciones de la zona aéreas y por satélite han confirmado que el Dique es una construcción posterior a la Ciudadela, por lo que, presumiblemente, sus fortificaciones no deben de contar con la capacidad de... reconstruirse solas — dijo Klaus, con tono incierto, ya que estaba poniendo palabras a algo que no debería ser posible.

— En cualquier caso — siguió diciendo — Para tomar esa posición se ha elaborado el siguiente plan — el táctico cambió de nuevo la proyección, y aunque esta seguía mostrando la misma zona, múltiples marcas nuevas habían aparecido por toda ella — Lanzaremos un ataque a gran escala a lo largo de todo el Dique. Contribuirán todas los regimientos, incluyendo los blindados. La ofensiva irá precedida de una densa cortina de artillería, los de Krieg ya están poniendo las piezas en posición mientras hablamos. La munición perforante debería ablandar lo suficiente las defensas enemigas, pero aun así, la resistencia esperada será considerable. El enemigo dispone de posiciones bien preparadas, con armamento antitanque y artillería ligera a lo largo de los muros, y esto aumenta aún más en las torres y el bastión central. Incluso con todas nuestras fuerzas concentradas en un único ataque, es altamente improbable que lograramos conquistar la posición con un único asalto. Por lo tanto, no lo haremos.

El táctico hizo una pausa para observar las reacciones de sus oyentes, antes de seguir hablando — El objetivo del ataque no es otro que obligar al enemigo a extender sus fuerzas. El Dique, por sí solo, no nos vale de nada, tan solo el puente que lleva a la Ciudadela. Y para llegar a ese puente, entrará en juego el 62º Regimiento de Zapadores Varangianos — el coronel Västerström asintió con una expresión sombría en sus imperturbable rostro — Los Vehículos de Demoliciones Cyclops serán transportados en Chimera hasta casi el pie del bastión central. Allí, la infantería despejará el terreno, y los operadores conducirán los Cyclops hasta las murallas. Una vez pegados a ellas, serán detonados. La explosión abatirá por completo la cara frontal del bastión, con lo que nuestras fuerzas podrán ascender por la brecha y tomarlo — a medida que hablaba, Evitz iba señalando los puntos pertinentes y los movimientos de tropas, mientras varios de los comandantes tragaban saliva. Aquella carga ruinas arriba sería extremadamente costosa — Por ello, es primodrial proteger tanto a los Cyclops como a los operadores. Lamentablemente, la cantidad de armamento pesado impedirá que los blindados puedan acercarse demasiado, aunque si la infantería lograra neutralizarlo, eso garantizaría que pudiera recibir apoyo del 6º Acorazado Tyviano y del 91º Ligero Drafelivano. Lo mismo sucede con el apoyo de la Aeronautica, pero si se lograra acabar con sus baterías antiaéreas, nuestros pájaros podrán intervenir, al menos por la zona del Dique.

>> Además, como maniobra de distracción, antes de empezar este ataque, lanzaremos uno falso para intentar que el enemigo concentre sus fuerzas en otro lugar el táctico señaló una zona cercana, donde un gran número de fuerzas imperiales avanzaban a través de un desfiladero hacia unas fortificaciones enemigas situadas en el mismo — La 34ª Legión Penal de Hienas Tóxicas de Provost será la que realice ese ataque señuelo, en solitario. La zona designada está bastante menos protegida que el Dique, pero es un cuello de botella, y esa fortificación protege la entrada a la Ciudadela que va por debajo de la meseta, por lo que es de esperar que el enemigo quiera protegerla a toda costa. Todo el desfiladero se encuentra a tiro de las armas de la Ciudadela, así que el número de bajas esperado es cuantioso cuanto menos a nadie le preocupó o dijo nada sobre aquello, pues tan solo se trataba de convictos que habían dado la espalda al Emperador, bien estaba que expiaran su pecado muriendo por un propósito mayor.

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22/12/2019, 18:31
Lord General Gebhard von Rauken

En ese momento, von Rauken dio un paso, interrumpiendo a Evitz y tomando de nuevo la palabra — Además, intentaremos una tercera aproximación a la Ciudadela. Bajo la misma, existe un gran complejo de túneles. Parte del mismo no es más que el antiguo alcantarillado y sistema de canalización de residuos de la fortaleza, aunque de la mayor parte desconocemos el propósito. Durante el anterior asedio, se enviaron allí numerosos equipos con la esperanza de que se encontrara un camino subterráneo a la Ciudadela que se pudiera aprovechar... pero nunca volvió a saberse de nadie que se adentrara en ellos. Por eso dijo, pasando a mirar al capitán Braibant  — Le encargo esa tarea a su compañía, Markus. Entraran en esos túneles por diversos puntos, y encontrarán esa entrada, o entradas, si hay más de una. Como no tenemos datos de la zona, tendrán que cartografiarla a medida que se mueven por ella.

Braibant frunció el ceño y entrecerró los ojos, ardiendo por dentro. Combatir bajo tierra era de las peores experiencias que podía vivir un soldado, pero tras el ejemplo del Fuerte de la Encrucijada, no podía discutir nada de lo que le dijera el Lord General. Y este, por supuesto, lo sabía. Por ello, tragándose lo que sentía, solamente asintió en silencio.

— Cuando encuentren la entrada —  siguió diciendo von Rauken — la marcaran y enviarán el mapa de la ruta y su posición a alguien que nos los transmita. Sus escuadras seguirán avanzando, y se infiltrarán en la Ciudadela. Su objetivo será hacer todo el daño posible. Saboteen aquello que sirva al esfuerzo de guerra enemigo: defensas, armerías, almacenes de munición o suministros, barracones... Siembren el caos en el corazón de su fortaleza aquello si que alarmó a Braibant. Una cosa era mapear una ruta para que el resto de fuerzas la siguieran, pero ¿Adentrarse por su cuenta en la Ciudadela sin más apoyo o equipo que el que pudieran llevar encima? A todas luces parecía que estuviera firmando la sentencia de muerte de los Doblesueldos Sería particularmente útil que lograran desactivar su red de defensa antiaérea automatizada, o incluso, si lo encuentran... aquello que sea que haga que las murallas se repararen a sí mismas. Y por supuesto, el asesinato de figuras relevantes para el enemigo. En transmisiones hemos podido descifrar como se refieren a tres en particular, mencionándolos por los nombres del Polemarca, que parece estar a cargo de sus fuerzas, el Basileo, alguna especie de líder religioso blasfemo, y el Epónimo. De este último, no sabemos nada en absoluto.

Algo sorprendió a Braibant al oír aquello. A pesar de como el Lord General había planteado la misión, este no parecía hablar como si tuviera ganas de deshacerse de la 11ª. Más bien les estaba lanzando... ¿Un desafío? Era una misión casi imposible, pero si lo lograban... — Y por favor, tenga en cuenta que el objetivo de este asedio es capturar la Ciudadela y usarla posteriormente. No destruyan indiscriminadamente, necesitamos el lugar con sus sistemas principales y vitales funcionales, gracias  y allí estaba de nuevo, el Viejo Tiburón de siempre, con una nueva pulla sobre la misión fallida.

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22/12/2019, 19:33
Magos Belleron

Una voz monocorde y robótica, carente de toda emoción, se elevó en el aire, atrayendo todas las miradas. Aunque raramente hablaba si no se le pedía consejo, el Magos Belleron alzó sus mecadendritas oculares, ya que ni siquiera levantó la cabeza de algo que estaba leyendo en una placa de datos, y las fijó en el oficial de los Doblesueldos — Capitán Braibant. Cualquier tecnología que posea el enemigo, en particular esa mencionada y tan especial... el Omnissiah sabrá agradecer que se conserve y que llegue a nuestras manos lo más intacta posible.

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22/12/2019, 19:33
Klaus Evitz

— ¡Ah! — exclamó en ese momento el Táctico Imperial, volviendo a acercarse a la mesa — Quizás sea algo sin importancia... pero durante la revisión y estudio de la primera operación... hemos descubierto que todos y cada uno de los enemigos, ya fuera con capuchas o máscaras, llevaba la cabeza tapada. Sé que en medio del combate será difícil, pero... si cualquiera de sus soldados descubriera algo al respecto... quizás se trate de información útil, quién sabe.

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22/12/2019, 19:33
Narrador

Acabada la reunión, las ordenes se repartieron con presteza, y pronto empezó la concentración de fuerzas para el ataque. Los legionarios penales por un lado, los Doblesueldos por otro, y el resto de regimientos junto a la artillería y los blindados, preparados para enfrentarse a la dura prueba que se les había encomendado. Era hora de acabar los últimos preparativos, realizar las últimas comprobaciones, efectuar los últimos rezos, y hacer las paces con el Emperador antes de la inminente batalla.

Notas de juego

Empezamos la III escena. Dejaré esta semana para que aquellos que tienen algo entremanos en el puesto 42 o todavía no han gastado sus px lo hagan, pero a partir del próximo turno (domingo que viene) no habrá más indulgencias.

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22/12/2019, 21:33
Nereida Kriemhild

Si a Nereida ese plan de batalla no le llegó a gustar, no lo reflejó en su imperturbable rostro. Sin duda le preocupaba la misión en si misma, el plan de batalla los dejaba en una situación muy vulnerable, expuestos y con un avance realmente complicado. Cuello de botella, aquella expresión solo le gustaba si era para conducir al enemigo por uno, pero cuando era una misma la que debía espolear a la basura del astra militarum por ahí, era bien distinto. 

Ceñuda, se imaginó una docena de situaciones donde tendría que empezar a impartir justicia para que el avance no cesara y el ataque siguiera haciendo su función, distraer al enemigo y dejar que la fuerza principal llevara a cabo su trabajo. Se le antojaba harto difícil conseguir tomar la zona, pero sin duda, el Emperador sabe que Nereida tenía más ovarios que muchos de los que la rodeaban, que unicamente ostentaban micro penes pero fardaban como si sus miembros viriles fueran tan grandes que el cañón de un Vanquisher. Esa opinión tenía de los doblesueldos y su inutilidad ya demostrada; por una parte se sentía un poco frustrada por no conseguir lo que se propuso, pero sabiendo lo que llegó a saber, una sonrisa un tanto sádica se le dibujó en el rostro.

Con el semblante serio, fue a su puesto, preparada, con su espada recién modificada y lista para sajar las vidas de los enemigos del Imperio y de las propias Hienas que decidieran dar un miserable paso atrás. 

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23/12/2019, 17:15
Reinhardt Krause

Valiéndose de la placa de datos de la escuadra, el Tempestor Krause explicó a los Vástagos de la Drusus en qué iba a consistir la próxima misión. Primero relató cuál era el plan para el resto de regimientos, para que ningún inocente pudiera pensar que iban a tener el más mínimo apoyo por parte del resto de fuerzas del Grupo de Batalla, y después, con un tono más pausado, la que sería la nueva penitencia impuesta a la 11ª Compañía. En cualquier otro regimiento los soldados a los que se mandara donde les iban a enviar a ellos habrían desertado o recurrido a un motín, pero él sabía que los suyos no lo harían. Eran conscientes de que se les estaba sacrificando en pos de la Cruzada, pero ni era la primera vez, ni iba a ser la última. Estaban acostumbrados. Los más fanáticos, de hecho, hasta lo deseaban. Él, por su parte, lo asumía con una mezcla de resignación devota y pragmatismo desesperado, una extraña aleación que él creía era lo que le había mantenido vivo hasta el momento. 

Mientras hablaba, el sargento fue degustando y acostumbrándose a la peligrosidad de la operación que se les había encomendado, y rezó por que estuvieran a la altura. Dejó que sus labios corrieran por sí solos mientras estudiaba de un vistazo a las nuevas incorporaciones de la escuadra, en particular al especialista Hagen y a la medicae Schulz. O habían tenido suerte, o le habían caído en gracia a alguien dentro del Departamento Munitorum, pues habían recuperado casi la totalidad de la fuerza que habían perdido en la Encrucijada. Casi. 

—Mientras estemos en los túneles, el operador Orrin se encargará de trazar nuestro avance en la placa de datos —dudaba que fueran a dejar al operador pasar la misión en la base tanto como dudaba que él mismo lo pretendiera, así que lo mejor que podía hacer era mantenerle ocupado y apartado de la primera línea—. Vamos a cartografiar y retransmitir imágenes de lo que sea que hay ahí abajo, así que toda información que consigamos enviar al Cuartel General valdrá su peso en oro. Hagen, Gunther, Knut y yo lideraremos el avance. La medicae Schulz, su ayudante Annika, Arrin y Hans cubrirán la retaguardia —dijo, mientras señalaba a cada uno de ellos—. No sé cuál será la dimensión de los túneles, pero es razonable esperar interferencias en las comunicaciones, así que más nos vale no separarnos. Si son muy estrechos, los montantes no nos valdrán de mucho —y apoyó la mano sobre la pistolera que llevaba al cinto, en la que descansaba su inferno—. Llevad pistolas. Y stummers.

Entonces detuvo el flujo de datos de la placa sobre una pictografía de la Ciudadela. Una vez más, Reinhardt disentía del proceder de los tácticos. Si descubrían una entrada subterránea a la Ciudadela, ¿qué sentido tenía malgastarla utilizándola para improvisar un sabotaje? ¿Por qué no conservarla hasta el asalto final, cuando pudiera rendir más frutos? Lo primero que iban a hacer los herejes cuando ellos se retiraran —si sus hombres y él conseguían salir con vida de los túneles primero y de la Ciudadela después— era sellarlos con explosivos.

—Me gustaría poder deciros cuál será el plan ahí dentro, pero no tenemos nada de información acerca de los objetivos que se nos han designado. Tendremos que improvisar.

Repasó con ellos los objetivos un par de veces, para que todos lo tuvieran claro: sabotaje, priorizando la destrucción de sus redes de defensa y reconstrucción automática; asesinato de figuras relevantes —el Polemarca, el Basileo, el Epónimo—; y recuperación de artefactos enemigos para los magos del Mechanicus.

—Y… creo que eso es todo. Si nadie tiene nada que decir, marchad y haced las paces con el Emperador.

Su guía nos va a hacer falta, pensó.

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24/12/2019, 01:08
[Muerto] Iskander Seker

Iskander miraba fijamente el plano del ataque que tenía tendido encima de una mesa metálica, en una pequeña tienda modular dispuesta para los del 18º Tabriano. Los soldados de su pelotón charlaban animados y distraídos, mientras él continuaba dándole vueltas a las órdenes recibidas, con el cabo Murat a su lado. Siempre vigilante y en silencio.

—Ataque múltiple y elástico, para obligar al enemigo a una sobreextensión de su línea de combate, según la táctica imperial AE-54698/776H,  medida preventiva de ataque-señuelo, operaciones encubiertas bajo tierra...— Todo le daba vértigo, pero tenía el autocontrol suficiente para no mostrar aquello a sus hombres —Demolición de estructura fortificada bajo intensa cortina de fuego, carga cuesta arriba, probablemente terminada a bayoneta, bajas: Cuantiosas— Miró a sus hombres antes de dirigirles la palabra mientras se preguntaba cuantos de aquellos Tabrianos vivirían para contarlo.

Miró al cabo Murat para que advirtiese al resto.

-Vamos, pelones, atended al sargento, joder-

No hizo falta más. Los inexpertos soldados de su pelotón se arremolinaron alrededor de Iskander y del plano.

-A ver, idiotas, ¿Cuántas veces tengo que decirlo? poneos delante del Sargento, no detrás, no tiene una puta boca en el culo, ostias-

Obedecieron de nuevo sin rechistar. Ningún soldado de su pelotón osaba contrariar al cabo.

-Caballeros- Comenzó Iskander -Esta es nuestra primera prueba de fuego- Señaló el dique objetivo impreso en el plano con su dedo índice -Para que os enteréis, nuestros compañeros Varangianos echarán abajo la muralla oeste del dique, bajo cobertura del resto de unidades, una vez hecho esto y cuando los restos de la explosión o explosiones se asienten, vendrá la segunda parte-

—Cuantiosas bajas, carga cuesta arriba, cuantiosas bajas...— Esas palabras no dejaban de revolotear por su cabeza una y otra vez. Carraspeó para aclararse un poco.

-Es sencillo, no hay mucho que pensar, calamos bayonetas y cargamos a toda velocidad cuesta arriba, sin parar, creo que no es complicado, incluso para vosotros- Recorrió con el dedo el dique hasta el puente -Limpiamos la zona y tomamos el puente-

-¿Alguna duda?- En principio parecía fácil, y así quería trasmitírselo a sus hombres, aunque iba a ser un maldito infierno, pero eso no hacía falta decírselo a unos hombres inexpertos de moral incierta. Era mejor así, cosas fáciles para mentes simples.

Entonces habló Murat

-Ya habéis oído al sargento, pelones, corriendo como locos por la cuesta, a cojón sacado ¿Entendido? recordad que estaré detrás vuestra vigilando vuestros culos, y aquel que no vea corriendo a toda ostia, os juro que le corto las pelotas-

Iskander levantó la mano para ordenar silencio de nuevo.

-Llevamos dos semanas corriendo con todo el equipo para esto, no le falleis al emperador, ni a san Tabris, ni a nadie ¿Entendido?-

Todos gritaron un 'Sí, mi sargento' bastante convincente. Estaba satisfecho.

-Podéis retiraros-

Tras quedarse a solas con Murat, Iskander le dio un sonoro puñetazo al plano.

-Joder, Kamel, esto va a ser jodido- Comentó sin mirarle.

-Sí señor, nos va a llover el puto infierno en esa cuesta, nos tirarán  de todo encima, en... ¿Cuánto, cien metros si acaso?-

-Puede- Fue la lacónica respuesta de Iskander.

-¿Y el resto de las unidades, señor? supongo que iremos junto a los 'Maquineros' de Drafeliv, Varangianos y Tyvianos-

-Correcto Kamel, la escoria penal hará de señuelo por el norte y los Doblesueldos se meterán bajo tierra como los topos, no nos han dado más detalles -

—Ojalá esa comisaria salga de esa encerrona, el resto de escoria criminal puede pudrirse allí mismo— Pensó sobre aquella mujer del comisariado con la que había hablado días atrás en el puesto 42.

-¿Qué piensa de todo esto, sargento?- Preguntó con sinceridad Murat.

-Que estamos bien jodidos, que es un punto clave para tomar la fortaleza, que si sale mal la operación nos quedaremos vendidos ante un contraataque, por no mencionar el altísimo tanto por ciento de bajas, y qué coño, que cargar cuesta arriba es la mierda más grande que he visto para un bautismo de fuego-

-Pero somos el puto 18º Tabriano, tenemos que demostrar que se equivocan con nosotros, vamos a correr como diablos hacia el puente, vamos a luchar como los putos ángeles del emperador, y a mandar a esa escoria hereje de vuelta con sus amos, no hay otra manera, Kamel, de que nos respeten-

-Opino lo mismo, sargento-

-No quiero dudas, no quiero cobardes, todos juntitos y cargando en la brecha, que no les dé tiempo a pensar que están en la mierda más grande que jamás han visto nunca-

-Así se hará, Sargento- Esbozó una sonrisa asesina -Por las buenas o por las malas-

-Por San Tabris- Finalizó Iskander.

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26/12/2019, 19:52
[Muerto] Morsov Yngvarson

En Varangia la vida era fácil de perder y difícil de merecer. Ya sea en el gélido páramo donde el viento en sí mismo bastaba para endurecer y romper la piel, en los cavernosos túneles de hielo negro donde habitan peligrosos depredadores o en los altos picos de piedra congelada donde el aire era difícil de respirar. En cualquiera de aquellos desafiantes lugares reinaba la misma regla, una regla que aseguraba la supervivencia de cada hombre y mujer.

Mantén vivo al que esté a tu derecha, y que te mantenga vivo el que está a tu izquierda.

Cada miembro del clan es como un hermano cercano. Tanto antes como después de que Varangia se convirtiese al Imperio. Y cada quien debe velar por la seguridad de los demás tanto o más que como vela por la suya propia. Vivir en resiliencia es una costumbre, pero también lo es hacer todo lo posible para evitarlo. Y eso es un desafío que se ha mantenido en la tradición Varangiana desde hace incontables generaciones.

La vida en comunidad hace que cada miembro tenga una función en específico. Mientras que en otros mundos la supervivencia del más apto reina y lo común es que cada quien se valga de su propia fuerza para seguir adelante, en el planeta helado se aprovecha hasta el último recurso. Incluida la vida de los que habitan allí.

En el campo de batalla, aquel comportamiento comunitario se mantenía de igual manera. Con sus respectivos cambios de por medio; la vida militar se había ligado a la tradición de los guerreros de Varangia como una pieza clave que había hecho falta durante siglos y finalmente volvía a encajar. Si en algo eran buenos los zapadores era en hacer volar cosas, pero hacía falta algo en especial para realizar tales obras de destrucción y salir ilesos en el proceso. No solo eso, si no que en el campo de batalla cada quien ansiaba por demostrarle a sus compañeros que era merecedor de seguir con vida, ya sea segando la mayor cantidad de almas posibles o con proezas de fuerza y habilidad que atrajesen admiración de parte de sus allegados.

Esta era una de esas oportunidades.

Morsov sondeaba el mapa una y otra vez con ojos tan veloces como los de un nervioso gretchin. Aunque solo había una dirección a tomar en aquel asalto, y aunque las instrucciones fuesen tan sencillas como "ve a x sitio y hazlo volar en pedazos" siempre había que premeditar hasta el último paso a realizar en aquellas arriesgadas misiones. Y esta era una de gran valor pero mayor riesgo. Solo el Emperador sabía cuanto tiempo duraría la distracción de los penales, y si con el bombardeo de los tyvianos los doblesueldos que se escurrían en las entrañas del fuerte sobrevivirían a algún derrumbe. Todo apuntaba a que con la primera bala mal disparada el castillo de naipes se derrumbaría con ellos dentro.

Rolf interrumpió su intranquilidad con una arcada, cuando el sargento se giró a ver que ocurría el segundo al mando escupía al suelo un gapo tan negro como lo era la brea. Luego se dirigió hacia él y le habló.

—¿Vas a seguir viendo el mapa o vendrás a hablar con tus hombres, sargento Yngvarson?

Morsov frunció el ceño y se alejó de la mesa, mil lamentos en su cabeza le pedían a gritos que le diera un vistazo más solo para estar seguro. Pero prefirió ignorarlos y se acercó a los zapadores mientras que se abotonaba la chaqueta y se acomodaba la gorra. Inspiró profundamente y ojeo a cada uno de los hombres presentes. Reconocía todos los rostros como si hubiese nacido agarrado de la mano con los hombres y mujeres ahí presentes. Eso le ayudó a formular sus siguientes palabras.

—Bronnson, Ubbesdottïr, Tres Dedos y Helgenn dirigirán los cyclops hasta la puerta. Los demás, buscarán a la muerte. ¿Quien quiere encontrarse con ella?

Los zapadores levantaron escopetas y fusiles con un rugiente coro. Algunos con menos fuerza que otros, y eso era entendible: esta no era del tipo de misiones en las que podían haber pocas bajas. Aquel día, todos iban a bailar con la muerte. Y ella se llevaría a más de uno. La costumbre Varangiana era desafiarla, engañarla y evitarla. Mientras más tiempo durases en su tango sin perecer, más respeto cosecharías entre los tuyos.

—Todo el apoyo posible será bien recibido. Confío plenamente en el poder de impacto de nuestros vehículos, pero no podemos dejar cabos sin atar. Cada operador tendrá una pareja de apoyo en caso de problemas, el resto se ocupará de causar suficiente ruido como para mantener las balas alejadas de nuestros enanos problemáticos. Maten a todos los que se pongan frente a ustedes, una vez la cara frontal del bastión haya caído, la verdadera pelea habrá comenzado. Asegurémonos de abrirles el paso a los demás regimientos y nuestra parte de la misión habrá terminado.

El sargento miró a los expectantes rostros una vez más. Su rostro y el de los demás guerreros contrastaba totalmente con su tranquilidad habitual que demostraban al estar lejos del peligro. Ahora hablaban de forma queda y directa. Reaccionaban con la fuerza suficiente como para ser escuchados pero con un atisbo de discreción que les hacía parecer diferentes a lo que habituaban ser. Les hacía parecer muertos que andaban y respiraban.

—Que cada quien halle a la muerte hoy y logre engañarla. Por la madre Varangia y el Emperador que nos observará con atención.

Y con esto, se encaminó a la chimera que le llevaría al campo de batalla. Nadie respondió a sus últimas palabras con rugidos de júbilo ni animosidad. Solo con asentimientos de la cabeza y calladas palabras de agradecimiento. Se llevaron las armas al pecho una sola vez y ese fue el sonido más fuerte que pudo escucharse entre los guerreros de Varangia. Todos empezaron a caminar detrás del sargento en dirección a sus transportes con un solo pensamiento en la cabeza.

¿Cuantos serían capaces de engañar a la muerte esta vez?

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27/12/2019, 15:18
[Muerto] Andre de la Estocada

ya teníamos las ordenes, ahora tocaba tener que sacar todos el equipo medico disponible para poder estar listos, "Anzaro, vamos, ahora tenemos que coger todas las medicinas y equipo disponible para poder ayudar a todos los que caigan heridos, vamos de frente contra un muro, esto no sáldra bien" le dije a mi compañero, para luego obtener una respuesta suya, "¿Seguro Don Andre?, en el asalto las fortificaciones perisferiscas salio bastante bien, hubo pocas bajas, y quitando al señor Dagon y su compañero, y unos pocos mas, apenas hubo bajas, quitando al bruto de Campeador, que ya sabes como se pone cuando ve a los herejes" miro a mi compañero, desde hacía 4 años que lo había tomado bajo mi tutela y ya no parecía aquel crio que estaba en su primer año de servicio y había visto morir a varios compañeros de escuadrón, pero todavía seguía siendo algo inexperto pese a tener ya buenas habilidades medicas, "Callate, no es lo mismo asalta una pequeña fortificación que asaltar lo que es un gran muro de una fortaleza, por suerte tenemos a gente como los varangianos que saben usar los explosivos para volar el muro, pero igualmente esto va a ser una matanza, y no se si conseguiremos conquistar eso de un solo asalto, pero dudo que lo consigamos"

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27/12/2019, 18:59
Murat Demir

Las inspiradoras palabras del Alto Confesor Edesso aún resonaban en mis oídos y llenaban mi corazón de fuerza cuando fuimos convocados por nuestro sargento para trasmitirnos las órdenes.

 Mientras lo hacía, se hizo un silencio sepulcral. La primera parte parecía hecha a nuestra medida, los varangianos llevarían sus vehículos hacia la muralla, atrayendo el fuego enemigo sobre ellos y permitiéndonos disparar contra sus puestos de armas. Pero una vez la muralla cayera había que tomar la brecha, y eso implicaba un gran honor para aquellos que lo consiguieran, a la vez que un número elevado de compañeros muertos en el camino. Nuestras caras mostraron, sin necesidad de palabras, que todos los presentes lo sabíamos, aunque también mostraban la determinación de aquellos que saben que no hay honor más grande que morir sirviendo al Emperador.

Terminada la reunión marché a la capilla a orar por nosotros, mañana iba a ser un día grande.

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27/12/2019, 19:50
Desastre McKnife

Desastre echó una ojeada crítica al dibujo del holomapa. Un cañón sin salida con posiciones de tiro elevadas y sin apenas cobertura. Como ovejas al matadero. Lo normal vamos. En esas circunstancias, pensó, lo mejor era buscar un modo de estar donde los disparos no llovieran. Echó un ojo al relieve, pero no vio nada con tan poca definición. Tal vez podría encontrar un mapa mejor o, si no había más remedio, esperar a verlo en persona. Allí podría decidir.

- Tiradas (1)
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28/12/2019, 13:38
[Ausente] Jiang Li Fhang

Jiang Li andaba ya pertrechando el Chimera junto a algunos compañeros Drafelivanos, había que repasar que todo estuviera bien y en orden, incluso la redecilla de fuera que sujetaba algunos instrumentos como palas y picos que a veces se usaban para desatascar el Chimera en terrenos complicados, o las planchas de acero que se llevaban para sacarlo de estos situándolo bajo las orugas, cada vez que alguien comprobaba algo en el vehículo, se daba un código en techna lingua y el sargento de turno lo validaba. Sentía curiosidad por los Cyclops, pero sabiendo que los Varangianos los llevaban para las cargas explosivas esperaba que no juntasen esos artefactos con la propia tripulación. Se quedó mirando el Chimera de la anterior misión, al cual había apodado simpáticamente “Parches” porque había recibido nuevas planchas para reforzar los daños en el blindaje, y no habían tenido tiempo de pintarlo de azul, así que se notaba desde la distancia el parcheado. Acarició el colgante de Mao Fú, y dedicó un saludo a Morsov y sus hombres desde lo alto de uno de los Chimeras, era el mismo que hizo cuando se cruzó con los varangianos en el fuerte que tomaron.

 

-¡Fuerza a Varangia!-Dijo imitando uno de los saludos varangianos que había visto en el puesto 42. Se bajó del Chimera en cuestión, y movida por la intriga se atrevió a preguntar.- ¿Vais a cargar los Cyclops en Chimeras, si? Pero lo haréis con soldados o todos los Cyclops juntos y luego cargar explosivos…-Ladeó el rostro tras aquella especie de pregunta.

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28/12/2019, 14:35
[Muerta] Dagmar Schulz

Dagmar escuchó con atención la información dada por el Sargento. Una vez más se le había asignado a los Doblesueldo una de las misiones más complicadas, una que podía calificarse como suicida y que, probablemente, acabaría con la vida de algunos de ellos. Esto siempre había sido así desde el día en el que perdieron la gracia del Emperador, y seguiría siendo así hasta el día en el que consiguieran redimirse.

La medicae miró a sus compañeros, esperando a que, como era costumbre, alguno de ellos comenzase la apuesta de quién sería el primero en reunirse con el Emperador. Lo que estaba claro es que ella haría lo imposible por impedir que alguien ganase dicha apuesta. Ella estaba allí para asegurar que todos regresasen al campamento.

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28/12/2019, 16:23
Orrin Falkenhorst

Un dolorido, herido, incómodo y enfadado Orrin escuchó, junto con el resto de sus compañeros, lo que les había tocado en suerte. Soltó un silbido por lo bajo ante todo aquello. Aquella iba a ser una fiesta de las gordas. Pero había que verlo por el lado bueno: iban a ser los primeros en pisar la Ciudadela. Al menos, por lo que había oído. Toda una cabeza de lanza, con un poco de suerte, la espada que cortaría la cabeza del Enemigo y abriría una brecha para el Emperador en aquel hueso tan duro. 

Joder, no había motivo para el desánimo. Vale que habían tenido un ramalazo de mala suerte, pero eso no podía durar eternamente, ¿no? De hecho, tan convencido estaba de sus posibilidades que, en cuanto tuvo ocasión, escamoteó una bandera que añadió a su considerable petate. Puede que con aquel uniforme nuevo no fuera tan vistoso, de hecho, le cabreaba lo indecible haber perdido todos sus adornos y trofeos, además de que le tiraba en varios sitios y no acababa de ajustar bien, pero no había tenido tiempo de aplicarle aguja e hilo mientras se "recuperaba" de sus heridas. 

Cuando Dagmar le miró, se rió por lo bajo, negando.

-No me jodas. No voy a apostar por mi encanto, sería hacer trampas. 

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29/12/2019, 01:10
[Muerto] Onorato de Lascaris

Las órdenes fueron dadas, los hombres asintieron y se movilizaron, solo era cuestión de tiempo para volver a cumplir la voluntad del Emperador: luchar y morir.

Los Varangianos irían al frente, mientras los Drafelivanos y Tyvianos mantenían la línea detrás de ellos junto a los recién llegados de Tabris, los cuales debían aprovechar la oportunidad de dejar una buena primera impresión. Negó la cabeza despejando la idea de los Doblesuelos y su misión suicida, a su vez chasqueó la lengua con solo pensar en los penales. Esos hombres estaban ahí por una razón y su muerte, después de todo no sería en vano.

Onorato notó al Sargento Morsov, aquel fuerte varangiano al que se había enfrentado en el puesto unos días atras. Se acercó mientras Yngvarson emprendía la marcha junto a sus hombres y le saludó, algo raro por parte de Lascaris pues era hombre de pocas palabras —Sargento, la sangre de Tyvia está con Varangia— le aseguró el especialista —Cumpla con su deber y deje que nuestros hermanos aplasten a los traidores— Onorato hizo el signo del águila despidiéndose del Sargento.

Almeyque se rió ante el gesto de su compañero —¿Harás lo mismo con los penales granadero?— preguntó entre risas.

—La verdad es que no, pero ruégale al Emperador que los zapadores cumplan su tarea. De lo contrario, será nuestro deber mantener la línea, o tal vez, aún mejor lanzar una segunda ronda de Cyclops— comentó con una sonrisa antes de partir, dejando a su compañero hablando solo.

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29/12/2019, 09:41
[Muerta] Shänshän Fäguäng

Una vez analizada la información y las ordenes del coronel Lin Mae la tecnosardotisa vio lógico el plan de ataque. Empleaba varios puntos de las doctrinas de la Tactica Imperialis, y concordaba con ofensivas previas razonablemente similares efectuadas con un razonable margen de éxito. Tan solo la perturbaba el sacrificio de los pobres cyclops, cuyos jóvenes y nobles espíritus arderían con fiereza por primera y ultima vez para cumplir con el objetivo de su existencia.

Compartimento y archivo aquel pensamiento para recuperarlo más tarde, centrándose en la imprescindible tarea que tenia entre manos.

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Al tiempo que el resto de la unidad terminaba de preparar el cuerpo del chimera para la batalla Shänshän cuidaba de su espíritu. Conectada al vehículo mediante su unidad de enlace mental la tecnosacerdotisa verificaba de nuevo que todos los sistemas funcionasen correctamente, mientras su servidor aguardaba nuevas ordenes.

Una vez comprobó que todo estuviese correcto encendió el quemador de incienso de su mecaendrita de utilidad y recito los salmos de la justa contienda para animar a aquel viejo guerrero, el cual había llevado y traído de vuelta a su pelotón en multitud de batallas a lo largo de siglos. Resultaba muy reconfortante contar con semejante veterano en la unidad, ahora les tocaba a ellos estar a la altura de sus logros de su transporte.

 

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29/12/2019, 18:58
Arrin Falkenhorst

- No se preocupe Sargento. San Drusus está con nosotros. Lo sé. - dijo con convencimiento. 

Arrin se había topado con una sacerdotisa esquelética pero fanática en el exterior de la tienda de recuperación, y supo que aquel encuentro estaba predestinado por su santo protector, pues así lo veía él. Se confesó y dejó que ella aplicara los métodos purificadores que consideró necesarios, sintiendo en sus carnes los latigazos de la mujer como un medio de purgar sus pecados y sus debilidades. Una vez el rito hubo acabado, se levantó, le agradeció la purga y se aseó en su campamento, luciendo un semblante de paz y convencimiento. La mujer, exhausta tras la paliza que le había propiciado, con ganas, al doblesueldo, lo miró ir con suspicacia, pero tal era el sino de ellos, que nadie les mirara con amistad, excepto unos pocos elegidos, como Xan.

- No os defraudaré, Sargento. Él nos protege, él nos llevará a nuestro destino. Ésta fortaleza maldita es nuestra, y la bandera de mi hermano lo probará, probará que hemos recuperado el favor de San Drusus. - 

Entre los últimos acontecimientos y la buena comida que habían tomado, tenía el espíritu elevado hasta al lado del Emperador, convencido de que eran los elegidos para ésa tarea. 

No pensó en ningún momento que los enviaban a un matadero, a un lugar sin salida, a un sitio donde los pasadizos caerían sobre sus cabezas mientras la artillería amiga bombardeaba una y otra vez la zona. 

Iban en busca de su destino, de aquel eslabón que faltaba para liberarlos de su pena.