Partida Rol por web

[Only War] Una vez más a la brecha I

IV: La Tormenta antes de la Tormenta

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15/09/2020, 17:09
Narrador

Empezó a descargar al quinto día.

En el puesto 42, los días habían pasado tranquilos, sin sobresaltos. La Ciudadela estaba en silencio, el frente estaba en calma, no habían llegado nuevas órdenes de marchar al combate, tan solo de mantenerse preparados y alerta, pero en los límites del campamento.

La contínua oscuridad se cobraba su precio, el ánimo era un poco más bajo dia tras dia, y cada uno buscaba matar el tiempo como podía. Los Devotos aumentaron el número de visitras que hacían a la capilla de su campamento, como igualmente hicieron otros regimientos, particularmente los tyvianos. Los Hienas estaban más inquietos, demasiado tiempo sin acción, demasiado tiempo sin que pudieran meterse sus drogas. Aquella enorme banda de asesinos y saqueadores despiadados no estaba hecha para quedarse sentada a esperar, pero por el momento, los comisarios mantenían la situación bajo control. En el otro extremo, estaban los Doblesueldos, que se lo tomaban todo con la misma frialdad. De aquellas nubes bien podía proceder fuego, que nadie les vería amedentrarse o mostrarse nerviosos.

Con su trabajo terminado, los Valquiria blancos de las Hermanas Hospitalarias partieron del puesto 42, despegando desde la pareja de plataformas de aterrizaje Skyshield situadas en el lado oeste del campamento. La bendición que habían supuesto era algo que todos sabían que no se volvería a repetir, con toda probabilidad, pero el agradecimiento hacia ellas no podía ser mayor. Con su partida, tan solo unos pocos heridos de poca consideración quedaron en la enfermería, al cuidado del Maestro Cirujano de Ramoldus y Cajalio y de sus sanitarios.

Poco después de su partida, los primeros puntos de luz fueron iluminándose en el interior de las negras nubes en las que se había convertido el cielo alabastriano. Los truenos no tardaron en escucharse también, muy débiles al principio, confundiéndose con el ruido de los motores de alguna aeronave lejana. Los huesos de los soldados más viejos empezaron a doler, por si no hubiera suficientes señales de que la tormenta estaba próxima.

Los más precavidos echaron mano de sus ponchos reglamentarios o de la indumentaria que tuvieran para combatir las inclemencias del tiempo nada más se empezaron los truenos, pero para cuando empezó a llover, todavía pilló a bastantes soldados desprevenidos, que corrían a buscar refugio bajo las tiendas y pabellones, a guardar las cartas y tableros a los que hasta hacía nada estaban jugando, a lamentarse porque se les había apagado el pitillo de lho o se les había mojado la revista de contenido cuestionable que habían estado ojeando.

Empezaron cayendo unas pocas gotas, pero a medida que los truenos se hacían más fuertes, duraderos y cercanos, la cantidad de lluvia también fue en aumento. Pronto la visibilidad se fue viendo reducida a unos metros, y todo el suelo quedó encharcado. Sobre a lona de las habitiendas y de los pabellones principales, como la cantina, pequeños charcos de agua se fueron formando, que había que ir vaciando empujando desde abajo con lo que hubiera a mano.

Otro problema más se sumó con la llegada del aguacero. Dando que en un mundo desértico nadie había esperado semejante cantidad de agua de forma repentina, no se habían hecho muchas previsiones al respecto. Soldados de todos los regimientos fueron llamados a los límites del campamento, donde la línea de trincheras establecida se iba inundando poco a poco. Había que vaciar el agua y encontrar la forma de derivarla para que no anegara las posiciones defensivas.

Faenar entre el barro sin duda era ahora mismo el último trabajo que uno pudiera desear, pero aquellos a los que les había tocado en aquellos momentos patrullar el perímetro tampoco lo pasaban mucho mejor. La lluvia caía sin cesar sobre ellos, y la condenada parecía ignorar por completo los precarios ponchos que suministraba el Munitorum. Además, apenas podía verse más allá de una docena de metros, los truenos eran cada vez más frecuentes y amortiguaban cualquier otro sonido, y la endiablada oscuridad, sumada a la lluvia, provocaba que cualquiera tuviera que llevar una linterna para poder ver algo que estuviera más allá de sus narices.

El frío se intensificaba por momentos, tanto que pocos eran los que no empezaron a temblar. Los soldados se quejaban mientras se acurrucaban sobre los barriles de prometio ardiendo o los calefactores eléctricos, ¿Aquello no era un puto desierto? ¿Cómo demonios podía hacer tanto frío de repente?, eran las consignas más habituales, seguidas de una abundante retahíla de insultos.

El ambiente y los ánimos habían quedado por los suelos, ya que, salvo las tareas antes mencionadas, nadie tenía nada que hacer. La enfermería era el único lugar que contaba con muros y techo sólidos, pero los medicaes no iban a permitir que allí se amontonara la gente. El centro de mando estaba siendo reforzado con más lona y planchas de blindaje prefabricado, principalmente para cubrir la maquinaria, como los grandes vocoemisores y cogitadores del lugar, así como los generadores de energía y la base de los mástiles de comunicación, pero de igual modo, los oficiales no iban a permitir que la tropa se acecara demasiado. La cantina era eñ único lugar donde todos podían reunirse, y ahora mismo estaba abarrotada de soldados, que no sabían muy bien qué hacer pero que valoraban el calor y la seguridad que suponía estar en compañía.

A pesar de la lluvia, del frío y de la oscuridad, todo siguió manteniéndose en tranquilidad, salvo por el constante ajetreo de los que trabajaban para despejar las trincheras. Por lo demás, no había habido más cambios en el 42.

Entonces empezaron a caer los relámpagos.

Notas de juego

Empezamos la IV escena. Dejaré esta semana para que aquellos que tienen algo entremanos en el puesto 42 o todavía no han gastado sus px lo hagan, pero a partir del próximo turno (martes que viene) no habrá más indulgencias.

Aquellos que han conseguido algo mediante la tirada de Logística, NO lo tienen todavía. La única excepción es Desastre McKnife, que lo ha conseguido en el mercado negro en vez de pedirlo al Munitorum.

Todos aquellos personajes de clase de Guardia Imperial, que tiren 1d10 en oculto, para ver que destino les ha tocado entre patrullar el perímetro, trabajar en la red de trincheras o, inusualmente, estar libre de obligaciones. Cualquiera puede intentar escaquearse de su cometido, por supuesto.

Los personajes de clase de Apoyo están exentos de esto, aunque pueden libremente unirse a cualquiera de los grupos.

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15/09/2020, 20:07
Orrin Falkenhorst

Aquellas nubes sin duda tenían algo raro, pero hasta que no empezó la tormenta, Orrin no cayó en que algo había escuchado o leído sobre un suceso similar en su duro paso por la Schola en Thule IV. O bien de boca de un compañero o bien en unos pasajes de uno de los libros que les hacían estudiar a diario, recordó algo que en su día le había llamado la atención.

Durante la Cruzada de los Mundos de Sabbat, en el mundo de Caligula, un desembarco orbital por parte del Imperio se había visto frenado en seco cuando una enorme tormenta psíquica se había desatado justo en medio de la primera oleada de naves de transporte. Apenas unas pocas habían podido pasar, mientras que todas las que habían entrado en la tormenta se habían perdido, y las que venían detrás no pudieron continuar.

Mediante informes de campo de uno de los regimientos participantes, el Primero y Único de Tanith, parte del cual había logrado atravesar la tormenta a tiempo, se descubrió que el enemigo estaba usando hechicería, demonios o alguna maldad similar para provocar y mantener aquella tormenta, y que tan solo cuando una sección al mando de un tal Coronel Colm Corbec destruyó a una criatura que el enemigo mantenía encadenada, la tormenta terminó.

Pero allí las fuerzas imperiales ya estaban en la superficie, unas nubes en el cielo no podían detener su ataque sobre la Ciudadela, de modo que, si realmente aquello había sido provocado por el enemigo, ¿Qué propósito podía llegar a tener?

- Tiradas (2)
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15/09/2020, 22:05
Nereida Kriemhild

La tormenta sobrevino, y el frío con ella. La comisaria estaba en una de las puertas del campamento, supervisando la entrada de este. El abrigo la protegía del frío y la mantenía seca, aunque con tal aguacero, pronto sentiría sus huesos húmedos como un pantano. Comprobó que sus armas estaban en su sitio e inspiró con fuerza. Sentía que algo mano se avecinaba, y con la poca información de la que contaba se figuró lo peor. Por desgracia para ella, pocas opciones tenía.

Las ordenes fueron llegando y de su gorra fue cayendo un constante hilo de agua frente su rostro. Mientras observaba como los soldados iban tomando posiciones, bien para patrullar o para achicar agua de las trincheras, Nereida se mantuvo firme, estoica, desafiando a la tormenta en si misma, sin parpadear lo más mínimo cuando un rayo caía en la distancia y su rugido hacía temblar el suelo que pisaba. Apretó la mandíbula en un claro reflejo de la tensión y buscó en el horizonte a sus propios fantasmas. 

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15/09/2020, 23:04
Arrin Falkenhorst

Los días iban pasando, y cada vez hacía más frío en el ambiente. A Arrin y los suyos no les molestaba demasiado, estaban acostumbrado al clima de las tierras del norte en su planeta de adopción, allá en la Schola Progenium donde les habían educado. Un sitio duro y despiadado, con gente dura y despiadada, sólo podía dar como resultado unos regimientos de soldados que aguantaban casi todo lo que les echaran encima. 

Si a eso sumaban el equipo de calidad buena que llevaban, daba como resultado que los Doblesueldos, como siempre, se mostraban impertérritos ante aquella tormenta. Lo que más le molestaba era que sus plumas y demás estaban caídas. - Vergüenza. - pensó.  

Al poco de volver a limpiar sus armas y comprobar todo su equipo, le llegó una orden con un destino. - Trincheras. Bien, necesito desfogarme. Gracias San Drusus por ésta oportunidad. Si viene el enemigo, lo recibiré como merece. - se despidió de los suyos, y junto con unos cuantos más, llegó a su destino. 

Ya habían allí varios hombres hundidos en el barro y ni corto ni perezoso, sacó su 9-70 y comenzó a realizar el trabajo para el que le habían llamado, desaguar la trinchera. Poderosas brazadas al principio, y poco a poco, cogiendo un ritmo más lento pero sin pausa, fueron sacando agua de aquel agujero. Parecía que no hacían nada, que luchaban contra una tarea titánica, pero gota a gota fueron llegando más hombres, y poco a poco el nivel del agua comenzó a decrecer. 

Eran la guardia imperial, y en la unión estaba la fuerza. 

- Tiradas (2)
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15/09/2020, 23:00
Orrin Falkenhorst

En los climas extremos pasaban esas cosas. Era una de las migajas de conocimiento que había arañado Orrin a base de acumular destinos y sobrevivir a ellos. Cuando en un desierto llovía, lo hacía de verdad. Cuando lucía el sol en la taiga, más te valía tener protector solar factor "buceo-en-estrella". Y, en estos momentos, les estaba golpeando el frío de los días anteriores, añadido a una señora tormenta. No por primera vez, y esperaba que tampoco por última, dio gracias al equipo tempestus. Sin duda no sería lo mejor aislado, pero iba de lejos mucho mejor que los pobres diablos en las móviles piezas antifrag, por no decir las flak. 

Además, dada la naturaleza de los días que tenía por delante, había hecho un cambio en el equipo: las tres voluminosas bombas de fusión habían sido sustituidas por un aparatoso rifle repetidor sobrecargado, que junto al resto de armas le hacía parecer una panoplia andante. Pero tenía su misión, y debía asegurarse de vigilar los sectores del campamento y que nada se acercara sin recibir un poco de hospitalidad láser. 

Sin embargo, no podía evitar mirar de vez en cuando las nubes de tormenta. El visor del casco impedía que se le mojaran la cara y los ojos al mirar hacia arriba, y le permitían ver algo, aunque seguramente no habría nada que ver. Pero, cuantas más vueltas le daba, peor le olía aquello. 

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16/09/2020, 00:18
Orrin Falkenhorst

-Aquí Orrin-dijo el operador por el microcomunicador-de momento todo tranquilo, pero he estado dando vueltas a algo... Me viene a la cabeza una historia de tiempos de la Schola. Cruzada de los Mundos de Sabbat, en Calígula. El enemigo convocó una tormenta psíquica para desbaratar un desembarco imperial, y todo lo que no cruzó o frenó a tiempo se perdió en la condenada Disformidad. No se disipó hasta que una sección dio con la criatura origen que el enemigo usaba o lo que sea, y destruyó a la cosa. Más vale estar atentos, y con el equipo listo. 

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16/09/2020, 01:03
Arrin Falkenhorst

El microcomunicador vibró y entró el mensaje de su hermano. - Recibido. - contestó rápidamente. Se quedó pensativo unos momentos, pues realmente había estado dándole vueltas al tema pero sin llegar a nada concluyente. Como siempre, su hermano era el listo de los dos. Se mantenía erguido, con la pala apoyada en el borde de la trinchera recuperando el aliento. Las nubes de vapor se formaban delante de su boca mientras inspiraba y exhalaba recuperando pulsaciones, con la mirada perdida más allá del rango de visión, hacia donde en teoría debía estar la fortaleza.

Con movimientos precisos, clavó la pala delante de sus narices y se colocó las gafas de visión nocturna y las activó, mirando con un ligero estremecimiento hacia la oscuridad. - Las locuras del Caos no tienen fin, ¿podría ser una variante de eso que has nombrado, pero en lugar de para detener un desembarco y enviar fuerzas del imperio al reino del caos...hacerlo al revés? Es decir, "provocar" un desembarco y enviar fuerzas de la disformidad aquí. -  

No tenía ni idea de si lo que decía tendría algún sentido, pero si así fuera, estarían jodidos. Miró a su alrededor y la mayoría de hombres, ajenos a la conversación, estaban faenando y totalmente absortos en su tarea. La mayoría estaban empezando a cansarse, y muchos habían apartado su equipo a un lado para librarse de peso y aguantar mejor aquella tediosa tarea. 

Intentó imaginar una carga de criaturas parecidas a las de los túneles, perros incluidos, hacia las trincheras anegadas de agua, con una visibilidad de mierda y hombres y mujeres cansados y mal equipados. 

- La verdad, sería un momento cojonudo para atacar, hermano. - contestó. 

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16/09/2020, 05:43
[Muerto] Kord Hagen

Kord había estado preparando su rifle "Excrucio" el día anterior, así como limpiando el equipo, por lo que esa mañana había empezado el día más preparado que nunca para una nueva misión. El cielo encapotado y la lluvia habían mandado a la mierda su pequeño esfuerzo por ser el risueño de la compañía, no es que le hiciese sentir mal, sino que auguraba que además de truenos llovería mierda del cielo, y eso exigía mente fría y mala hostia a raudales. Mientras esperaba pacientemente a ser asignado a algún punto del campamento, con la ligera esperanza de que algún oficial reconociese que la mejor tarea para un cabrón como él era patrullar rifle en mano, Kord sintió el pitido del canal abriendose. Era Orrin, con el mismo mal presentimiento que le había jodido la sonrisa, pero además éste había elucubrado una teoría basada en historia imperial, lo cual era muy oportuno. Tras escuchar a los dos hermanos, decidió responder:

- Recibido Orrin. Estoy con Arrin, me huelo más a que intentan aislarnos y pillarnos en baja forma. Por mi parte, a menos que el Tempestor lo ordene, pienso ir equipado para el baile, y San Drusus quiera que me encarguen patrullar. Si puedo poner los dones que me ha dado el Emperador al servicio de todos, podré considerarme afortunado. Bien sabe Él que necesitaremos cada par de ojos y manos disponibles hasta que se acabe la tormenta. Es una putada que te hayan mandado a vaciar trincheras Arrin, eso es curro para los penales joder, nosotros somos la élite, y caidos en desgracia o no, nuestro puesto está vigilando amenazas inminentes, no achicando.

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16/09/2020, 07:02
Waldemar Ásgeirr

Waldemar había pasado por todo tipo de situaciones, a la vez que combates y experiencias que habían hecho cambiar su vida en una u otra forma, pero de todas ella había aprendido algo, de algunas más cosas que otras, pero había terminado aprendiendo lo suficiente como para ser un hijo de puta duro, con suficientes cicatrices en el cuerpo que lo compartía. Caminando con su equipamiento de combate, se dirigió a cumplir con lo que le habían ordenado con el mejor de las disposiciones, sin decir muchas palabras, y con la idea de hacerlo de la mejor forma posible, aunque no podía evitar pensar que lo que estaba ocurriendo con el clima era un mal presagio, por lo que tenía sus armas muy cerca de él para prepararse ante cualquier cosa.

Su trabajo ese día sería el de patrullar el perímetro. Definitivamente él prefería estar haciendo eso antes que estar con el resto cavando fosas allí abajo, intentando evitar que se inundara el lugar, pero lo que más le preocupaba, era el hecho de que esa oscuridad, esa tormenta...y esa lluvia, en un lugar desértico, lo único que parecía atraer era las malas vibras. Se enfrentaban a un enemigo poderoso, y la muerte podía azolar en cada esquina, por lo que iba muy preocupado, con su escopeta en mano, cargada y preparada, en caso de que se encontrara cualquier cosa fuera de lo normal.

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16/09/2020, 10:10
[Muerta] Berdine

No le gustaba nada aquella tormenta, por lo que acostumbrada a su antigua unidad se quedó cerca de la tienda de armas, que no le dejaran quedársela la dejaba inquieta e incluso ansiosa (¿Y si no le daban la suya?)

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16/09/2020, 10:40
[Muerto] Andre de la Estocada

Era un perro viejo, pero eso no era la causa que sabía que algo no iba como debería, ¿una lluvia en un desierto?, estaba claro que esto era cosa de brujeria y que los herejes estaban detrás de todo esto, no sabía que tenía planeado, pero lo mejor era estar preparado mientras tenía que ayudar en lo que fuera necesario. 

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16/09/2020, 12:49
Siu "Clank" Hui Ying

La lluvia llegó rauda, quizá demasiado rauda, debil al principio, fuerte e inexorable acto seguido.

Caminó despreocupadamente bajo la intensa cortina de agua, la túnica estandar que el mechanicum entregaba al tecnosacerdocio era impermeable. En Drafeliv, en su ciudad forja siempre llovía, una suerte de llovizna fina fruto de la condensación de la respiración de millones y mollones de almas conviviendo bajo el mismo domo. Las calles negras iluminadas por los vivos colores del neon siempre mostraba ese aspecto húmedo mezcla de aceites lubricantes y condensación. Sin embargo, cada gota de aquella tormenta golpeaba como gravilla suelta en una carretera. 

Como personal de apoyo dentro de la Guardia, no tenia por qué hacer nada más que sentarse a esperar que llegasen ordenes de la siguiente misión. Pero lo cierto era que Clank estaba más que dispuesta a hecer notar que el mechanicum era una parte imprescindible dentro de la maquinaria de guerra del Imperio. El Omnisshia cuidara siempre de él.

Acompañando en todo momento a sus camaradas del 112° ayudó en lo posible en las labores de acondicionamiento de las trincheras, no contaba con la herramienta adecuada pero cuando un camarada se mostraba cansado le sustituia. Intentó arrastrar a las trincheras a todo el personal de apoyo del 112° que quiso escucharle. 

-A Mao Fu rogando y con el mazo dando -explicó a sus camaradas. Las enseñanzas del Omnisshia eran claras, todos los componentes de una maquina debían actuar al unisono para que fuese funcional.

No se permitió arrastrar al personal de apoyo a la primera linea del frente, pero ella sí que puso sus escaneres y augures a disposición del regimiento y de la guardia.

Así, al menos, mantuvo su mente ocupada bajo aquellas extrañas circunstancias. Tenía que aprender mucho sobre la guerra.

Aunque... Quizás podría ser de más utilidad construyendo alguna bomba de achique... 

- Tiradas (2)

Notas de juego

Competencia tecnologica a 54, supero. 

Lógica a 44 fallo

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16/09/2020, 13:46
[Muerto] Zhao Yang

Zhao no tenía mucha experiencia en planetas desérticos, pero cualquiera habría pensado que en un desierto había calor y sequedad, por lo menos esas dos cosas. Y al principio, así había sido, solo una extensión polvorienta, un sol de justicia y un calor como el de las forjas de su mundo. 

Un segundo era así y al siguiente el cielo se había cubierto como si fuesen las fauces de una enorme bestia y había empezado a caer uno de los mayores diluvios que Zhao había visto en su vida, y eso que había combatido en planetas selváticos. Pronto la tierra seca se convirtió por completo en barro, anegado hasta que por el campamento corrían auténticos ríos que llevaban tierra suelta y desperdicios por todas partes. No había muchos lugares donde refugiarse de aquella lluvia, y los pabellones pronto se llenaron. Comenzó a hacer un frío considerable, aunque Zhao por lo menos iba bien cubierto por su armadura de caparazón y su poncho por encima. 

Aún sentía el calor de la maravillosa comida de Tangtang en el estómago, y eso hacía soportable aquella situación. Pensó que el bendito Mao Fu le había otorgado ese milagro solo porque sabía que venían días duros y lo necesitaría. Elevó una pequeña plegaria en binario a la famosa unidad CAT, y, casi como respuesta, apareció el mando para ordenarle su tarea: desaguado de trinchera. 

Zhao ni pensó en quitarse la armadura en medio de zona de posible ataque, así que se lo llevó todo. Recogió el el viejo y fiable 9-70 que le habían asignado, y se dirigió hacia la zona de trincheras. ¿Podría ser tan malo aquello? Por lo menos, la máscara antigás que llevaba integrada en el casco le protegía de la lluvia en la cara. 

La respuesta era un rotundo sí. Los pies se le hundían en el barro hasta la mitad de la pantorrilla, parecía que el terreno iba a tragársele, no se veía nada (le había costado hasta localizar la trinchera) y seguía lloviendo, con lo que vaciar el agua resultaba un empeño un tanto frustrante, ya que el agua seguía entrando. Sin embargo, quejarse no estaba en la naturaleza drafelivana tras siglos de trabajo en fábricas, así que siguió echando el agua fuera como buenamente podía. Un corpulento soldado de los doblesueldos se puso a su lado, ayudando a vaciar con potentes brazadas. Llevaba un montón de plumas en el sombrero y cintas en la armadura que debían de ser impresionantes en otro momento, pero ahora estaban empapadas y caídas. 

Sin embargo, él tampoco se quejaba, y eso daba fuerzas a Zhao. La fuerza de la Guardia estaba en el número y en la cooperación. Le miró, aunque sabía que no podía verle la cara a través de la máscara antigás, así que dijo simplemente, jadeando por el esfuerzo: 

-Gracias por la ayuda. -echó una paletada de barro fuera de la trinchera-Soy el operador Zhao Yang, del 112º de Drafeliv. 

Miró hacia la negrura sin parar de desaguar. Prácticamente no podía ver nada más allá de sus pies. 

-¿Crees que deberíamos encender las lámparas portátiles? ¿O nos convertiremos en objetivos?

Notas de juego

Editado.

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16/09/2020, 15:14
Murat Demir

Las nubes negras ocultaban el sol presagiando tormentas y la oscuridad ensombrecía el ánimo tanto mío como de mis compañeros, por suerte, el recogimiento, los sermones, las titilantes luces de las velas y el aroma de los incensarios nos reconfortaban el cuerpo y la mente.

Pero el quinto día todo cambió, las nubes empezaron a descargar torrencialmente toda el agua acumulada impregnando todo el puesto con aroma a herejía.

Estaba de guardia cuando el campamento cobró vida con soldados moviéndose de un lado a otro. Había que actuar pronto o todo el puesto 42 se inundaría.

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16/09/2020, 17:20
[Muerto] Kord Hagen

Les habían asignado a patrulla como era de esperar. Jürgen y Kord no tenían un buen presentimiento de la situación, por lo que decidieron patrullar buscando zonas desde las que otear el horizonte con las miras de sus trajes y de sus rifles sobrecargados de tirador1, intentando distinguir algún enemigo sigiloso, especialmente a alguno relevante. La lluvia caía sobre ellos sin clemencia alguna, y casi pudo sentir algo de empatía por los pobres diablos que hacían estaban al raso sin protección o ropa seca.

- Creo que no soy el único que da por sentado que el enemigo nos acecha, ¿Verdad viejo Kammerad? - Dijo Kurd mientras pasaban entre algunos de los edificios perimetrales oteando en busca de enemigos.

- Ja, Kammerad, pero como decía el viejo Confesor Kauffmann "Lügen haben kurze Beine"2, no hay nada que temerr. Primerro barremos esta pocilga de base, luego hacemos tiro al herreje, y luego "Bier und Kesse"3. - Dijo Jürgen mientras avanzaba y aseguraba la tela sobre el visor del rifle para evitar que el agua la mojase.

- Ah, el viejo Kauffman, siempre con su olor a incienso y su sempiterno rosario entre dedos nerviosos, cuenta a cuenta, como si contase los segundos entre lecciones. Y recuerda, "Kein Bier vor vier"4, Jürgen, son las normas. - Dijo Kord entre risas mientras avanzaban. Lo bueno de las comunicaciones internas es que fuera de sus trajes sellados nadie podría oirles, y aquellos que podían por el canal de comunicaciones eran camaradas, eran familia.

Notas de juego

1: En mecánica no hay diferencia alguna, es solo un toque narrativo para representar a dos tiradores designados (Designated Marksmen) con más realismo.

2: Dicho alemán "Las mentiras tienen patas cortas"

3: Literalmente "Birra y queso"

4: Otro dicho "Ninguna cerveza antes de las cuatro"

Kylar, si hay que hacer alguna tirada mientras oteamos el perímetro entre coberturas y sigilo, dime si tengo que hacer tiradas. Del mismo modo, avísame si los post los hago para todos o para el equipo.

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16/09/2020, 19:58
[Muerto] Sun-Zun Ravenov

La lluvia empieza a caer como la condensación en los tubos recicladores y continuo creciendo como el corro de un grifo. El cielo ahora era como una pantalla fragmentada por la que a veces corre la luz y todo era un estruendo de metales y luces. Era como estar dentro de alguna extraña maquina extractora de agua. Como dentro de un inyector de algún tipo. Pero no teníamos un dren, no teníamos a donde encausar el agua que normalemente parece faltar en este lugar. ¿Acaso terminaríamos todos sumergidos y ahogados?

Escucho las ordenes y me encamino a ejecutar las labores. Quizás quienes las dan eviten que muramos todos. Y con cada minuto que pasa, extraño más el planeta prisión.

- Tiradas (2)

Notas de juego

GM: Es 1d10, no un d100 xD

:v

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16/09/2020, 21:03
[Muerta] Berdine

A Berdine le tocó servicio de trinchera, con la cantidad de mafiosos que había en los hienas no se fiaba de dejar nada a nadie. Como no sabía exactamente lo que tenía que hacer, ni donde cavar, dejó a su pardilla a cargo del equipo, bajo el poncho, y se acercó con el comisario asignado para seguir sus ordenes. No era muy lista, pero tenía unos brazos que poco tenían que envidiar a un orco.

Cogió un poste de plastiacero para usarlo como pala, era menos sofisticado pero más rápido.

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16/09/2020, 23:00
Nereida Kriemhild

Viendo como unos y otros iban tomando posiciones, preparándose para los trabajos que iban haciendo, la comisaria se encaminó hacía una de las patrullas que iba a iniciar su misión. Yendo hacía allá, pasó cerca de una de las trincheras, donde se quedó unos segundos observando quienes estaban ahí, luchando contra el agua para evitar que las trincheras acabaran anegadas e inservibles. Su esfuerzo era encomiable, afanados con las palas y el agua que no daba tregua. 

Nereida miró al encapotado cielo y sintió como las gotas incesantes de agua provocaban que cerrara los ojos y sintiera su agradable tacto. El olor a humedad inundó sus fosas nasales y finalmente, bajó el rostro - ¡Que cada hombre y mujer afile su cuchillo! ¡Que cada hombre y mujer prepare su rifle, compruebe sus granadas y sea testigo de que a su lado hay otro soldado listo! ¡lo desconocido siempre nos acecha como los cientos de enemigos del Imperio! ¡no hay descanso, no hay tiempo para el! - desenvainó la espada de energía con inusitada agilidad y activó la runa del campo de energía. La espada brilló con intensidad en medio de la oscuridad de un cielo que les había robado la luz de la estrella del sistema. La lluvia se evaporaba cuando se acercaba al campo, y el olor a ozono hizo acto de presencia para los que estaban lo suficientemente cerca para olerlo - ¡tomaos la tarea de achicar agua como si fuera la de cavar las tumbas de nuestros enemigos! ¡corazones listos, almas preparadas y una bala en la recamara! ¡manteneos firmes! - los ensalzó, los ensalzó como les habían enseñado en las interminables clases de oratoria y política que recibió en la schola. 

Sin mayor preámbulo, lanzó una ultima mirada a los suyos, incluyendo a los penales; si alguno cruzaba su mirada con la de ella, vería que le asentía la cabeza en una señal de animo. Nereida podría ser muchas cosas, pero sabía como animar a los suyos. Cuando empezó a avanzar nuevamente, vio como un Doblesueldo pasaba por delante - ¡Eh! ¡Doblesueldo!* - lo llamó para interceptarlo y unirse a este a la patrulla que iba a integrar. 

- Tiradas (1)

Notas de juego

*Orrin

La tirada es fallo

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17/09/2020, 01:03
Arrin Falkenhorst

El doblesueldo, que se había detenido un momento en su trabajo, tras clavar la 9.70 delante de él y activar las gafas de visión nocturna, giró la cabeza ligeramente para darle un vistazo al que se dirigía a él. 

A punto estuvo de mandarlo directamente a la mierda al pensar que era un listillo que quería burlarse de él, pero algo le detuvo. El símbolo que portaba era igual al de Tang-Tang, y creía haberlo visto con él. 

Miró de nuevo al frente, paseando su visión, ahora verde por el efecto de las gafas, por la oscuridad. - Arrin Falkenhorst, especialista cuerpo a cuerpo. Doblesueldo. - le contestó con un gruñido. - se palpó una parte de la cintura, mostrando una granada de luz. - Les mostraré ésta luz, pero mejor permanecer a oscuras hasta que se acerquen, y en el último momento los recibiremos. - sonrió como si estuviera escuchando algo gracioso, pero aquel hombre drafveliano no podía verle la cara a través del casco. 

- Hans, descansa un momento. ¿Ves algo allí? - le dijo a su binomio señalando hacia la oscuridad. El otro doblesueldo, con movimientos más lentos, miró en aquella dirección durante unos segundos. - Déjalos que vengan... - contestó una voz cascada por la edad. 

De fondo, se escuchaba a una Comisaria jalear a las tropas, no lo hacía mal. 

- Tiradas (1)
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17/09/2020, 10:07
Orrin Falkenhorst

El doblesueldo se detuvo al escuchar como llamaban a uno de los suyos, girándose para ver que se trataba de él, y que era la comisaria. Aguardó pacientemente a que esta le alcanzara, antes de continuar la patrulla.

-Señora-saludó, aunque no apartó demasiado la mirada de la tierra de nadie, más allá de las líneas-bienvenida a la patrulla.