Los esclavos parecían mantener la distancia al ver la amenaza de los disparos de James, en apenas unos segundos todo el equipo se situó junto a la nave listos para salir de aquel moribundo planeta aunque no todos parecían listos para partir.  El tablero de ajedrez se tambaleó con el movimiento de la dama, cuando nadie esperaba ya nada, la imponente figura surgió desde la seguridad de sus peones, dejandolos atrás en el peligroso campo de batalla en busca del ansiado jaque mate.

James pudo ver sus intenciones en el instante que cruzaron sus miradas, tan solo fue un instante que pareció un mundo, aquella mirada complice hizo que las palabras no fueran necesarias, ambos sabían lo que había detrás de aquellos ojos y todo lo que había quedao pendiente de contarse. 

Aquel uniforme que tanto amaban era el simbolo del deber que tanto tiempo les había separado, una enorme distancia recorrida con una simple mirada pero que las palabras no habían tenido la oportuniad de recorrer.

Asi fue como James vio alejarse a Cristina, sabía que aquel uniforme estaba por encima de todo y en el fondo de su ser entendia aquel deber que el mismo compartía...

James no dijo nada, sabía que las respuestas estaban en su propia mente... en Utnapishtim.  ¿En verdad no podemos ayudarla?¿volverá? sabía que el alienigena le estaría escuchando como lo había estado haciendo todo el tiempo.

Todo aquel mundo les sobrepasaba y empezaba a pensar si en verdad sería posible regresar a su vida anterior después de todo lo que habían vivido.

Hubo un instante de alivio al ver que todo el grupo lograba llegar a la lanzadera, tenían alguna posibilidad de sobrevivir si se alejaban lo más rápido posible de la superficie del planeta y regresaban a la nave. Pero algo se truncó al ver que la capitana, después de dedicar una cariñosa despedida a Jan, no entraba en la lanzadera con los demás.

Johnny vio como daba la vuelta y volvía al caos reinante en la superficie del planeta en ebullición.

- ¿Pero qué ocurre? - exclamó - ¿Qué hace la capitana? No puede quedarse en el planeta, ¡y mucho menos sola!

Las explicaciones de Gilgamesh no le acababan de convencer del todo.

- Sea lo que sea, no podemos dejarla sola. Estamos juntos en esto, tenemos que hacer algo...

Johnny cerró los puños con rabia acumulada. Por un lado sabia que tenía razón, fuera lo que fuera era algo que sólo podía hacer la capitana, pero por otro lado eran un equipo, eran la flota, no se podía dejar a nadie atrás sin brindarle la ayuda necesaria o simplemente estando a su lado.

Aakesh aguardó a que hasta el último de sus compañeros subiese a la lanzadera. Sonrió apartando la mirada al ver el beso de la capitán a Jankowsky.

Pero no estaba preparado para lo que iba a ocurrir. La capitán se quedó en el planeta. Cuando Aakesh se percató era demasiado tarde

-¡CAPITÁN!

La compuerta se cerró y Aakesh sólo tuvo tiempo para golpearla presa de la amargura y la desesperación. No dijo palabra, escuchó la explicación de Gilgamesh y las preguntas de Jankowsky. Sólo esperaba una respuesta que diese paso a la esperanza de que la capitán saldría con vida.

Sin mediar palabra se dirigió hacia la parte delante de la lanzadera y se quedó observando el paisaje castigado y desolado del planeta, un planeta ya de por sí moribundo y ahora sentenciado. Al salir de la atmósfera las naves colmenas se estaban alejando. Aakesh las observó con detenimiento.

¿No podrían intentar salvar a unos cuantos esclavos de la superficie?, ¿o es que son de especies diferentes y por eso los dejan a su suerte?

Aakesh continuó sumido en sus pensamientos durante unos minutos hasta que reaccionó

-¿Cual es la situación de Abzu, la Princesa y el monstruo primigenio que los Xhaguar han invocado? ¿Necesitan que nos pongamos al frente de nuevo de nuestra flota de naves y drones?

Aakesh escuchó las preguntas de Lightman

-La capitana tiene una última misión, y ha de hacerla en solitario, pero no la vamos a dejar. De ahí que tal vez tengamos que ponernos de nuevo al mando de la flota marciana y contar con la Princesa para evacuarla si fuese posible. Y me da igual que digan que no es posible. La pienso ayudar en la medida de nuestras posibilidades, aunque sea lo último que haga, porque somos miembros de la Flota Estelar, y no dejamos a nuestros compañeros solos, por muy suicida que sea su misión.

- ¿Sois En' Ar? No puede ser... Eso... Eso significaría que...- ¿Quienes sois?

El altísimo faraón detuvo su marcha a un par de metros de distancia de Cristina. Entonces respondió de forma pausada y serena. Lo hizo mostrando una pacificad extraña.

-Oh…En´Ar. Si, por supuesto. Soy la sucesión directa de ellos. El guardián físico de su legado. A diferencia de otros usurpadores…-  dijo brevemente.

-Pero no estamos aquí para hablar de otras especies extintas…lo importante es…eres tú.- agregó, luego de dar un paso adelante y extender su mano en dirección a la capitana en gentil acción.

- ¡NO! gracias. Lo único que quiero es que dejéis de matar y esclavizar.

 -Eso no es muy inteligente, considerando la situación actual. No hay opción a negativas. – refutó el Primigenio al señalar a su interlocutora.

-Entonces será por las malas… - añadió para finalizar.

-Es muy tarde. Ha comenzado el cambio… - festejó el anfitrión al presenciar como el Colmillo comenzaba a tomar el control…

Hasta el momento el control había sido con de Alba. Pero frente al amo del Colmillo la lucha era desigual…

Pese a lo sucedido otras dos figuras entran en escena, y parece que el faraón no se ha percatado de ellas. Son las versiones de Cristina. La almirante avejentada del futuro y la cristina de métodos rudos. Ambas observan los eventos desde los rincones de la estancia y cumplen su cometido de atestiguar lo que sucederá muy pronto…

El marciano respondió a las inquietudes que se acumulaban en boca y pensamientos de todos los presentes. Era la mejor manera sin que ellos actuasen sin pensar y echaran por tierra el sacrificio de la capitana de la Excalibur.

-Esto que les diré puede confirmarlo Gilgamesh y Gabriel, el computador de su nave arca. El Colmillo Primigenio está matando a su capitana y su tiempo de vida llega irremediablemente a su fin. Es por eso que acepte su petición de ir en solitario contra los Primigenios y usar por última vez el Colmillo.

La Princesa ha sido actualizada con los datos suministrados por ella, para que puedan regresar a vuestro espacio-tiempo a salvo. Es una información obtenida por ella durante sus viajes al futuro. Supongo que no les ha dicho nada de esto y es por eso mismo que ahora la ansiedad les invade.

Xagroron ha vuelto a su lugar de origen y no volveremos a saber de él. De eso me he ocupado luego que ustedes dieran cuenta con los Xhaguars. Al igual que las especies reptiloides que utilizaban como armada de conquista. Solo resta un puñado de Primigenios que pronto desaparecerán junto al planeta maldito. –

Las palabras que resonaron en la mente de los presentes acabaron cuando la lanzadera del Discovery atracaba junto a la nave Klingon. Pronto todos estarían a un paso de su hogar, aunque el precio a pagar era evidente y elevado por igual… porque así lo había decidido su capitana.

Mentiras... Era lo único que aquella mala copia de Tutankamón iba a proporcionarle, tan sólo quería su cuerpo para que el Colmillo se hiciese con el control y obtener así su preciada arma. Cada segundo que perdiera hablando con él era tiempo perdido en contra de Cristina... Tenía que terminar lo antes posible con todo o simplemente ya no podría hacer nada.

Entonces el Colmillo atacó con fuerza, aquel ataque fue mucho mayor, más descarado, más poderoso, infinitamente más doloroso, la española tembló haciendo que su cuerpo se inclinara hacia delante y apretase los dientes para no gritar, aquel tormento era insoportable, como si la estuvieran estrujando por dentro y su cabeza estallase.

- ¡NO!... - exclamó llena de ira luchando encarnizadamente por hacerse con el control, no podía permitirlo, todas las vidas que se habían perdido y todas las que podían perderse... No tenía derecho a caer, al abrir los ojos entre dolores que le recorrían todo el cuerpo vio a sus dos versiones, esperando para ver qué pasaba, la oscura y la almirante, el bien y el mal, un nuevo peso cayó sobre ella, ¿Quería eso decir que terminaría como una o otra? - ¡NO!... Maldita sea... ¡NO!- Uthna le había dicho que en su momento sabría lo que debía hacer... Ella no estaba tan segura de saber nada, sólo quería evitar que el Primigenio se hiciese con el poder que había en ella... y por otro lado no quería por nada del mundo terminar como la iracunda Alba, desvió su mirada entonces hacia la almirante, ser ella estaría bien... Pero... Pero ambas habían coincidido en una cosa... Sus hombres morían al final... Todos excepto ella...- ¡NO!- se volvió a revelar mientras su espalda se arqueaba hacia atrás como si se fuera a partir, para después volver hacia adelante.

 -  Yo... Yo me he... Equivocado muchas veces... Soy... Soy muy testaruda... No soy... Cómo debería... pero... pero... yo....-  dijo respirando de manera entrecortada por el esfuerzo, Cristina escupió sangre mezclada con lágrimas, no le dolía morir, no le dolía cargar con el desprecio de quienes se creían mejores que ella, no le dolía haber defraudado a nadie... Quizás a sí misma, pero lo que no podía soportar es que sus hombres murieran y que el mal llegara a la tierra, de nuevo el recuerdo de la conversación con el marciano le vino a su atormentada mente... le preguntó que a qué estaría dispuesta... entregar su vida a cambio de vencer al primigenio sería casi como un regalo... descansar estaría bien-  Soy la capitán Cristina de Alba- mientras lo decía el recuerdo de su padre y su casta le hicieron coger fuerzas, iba a honrar a su apellido- ¡Ni te vas a quedar con mi cuerpo ni con el Colmillo!- tras soltar insultos en español cuestionando la profesión de las madres de los primigenios Cristina movió el negro brazo azabache en posición de disparo- ¡VETE AL INFIERNO!- gritó mientras disparaba al faraón haciendo uso del arma, esperando que con aquel disparo su vida se apagase y con ella la desoladora estela de destrucción de la estirpe de los primigenios, entonces... durante aquellos segundos se dio cuenta de que había hecho todo lo que había podido, no se arrepentía de nada... quizás de no haber sido capaz de encontrar el amor... o quizás si lo encontró pero no tuvo tiempo de corresponderlo... que lástima no haber podido bailar un último vals o quizás una última canción... Smile... Smile so though your heart is aching...

Aakesh asintió ante el mensaje mental de Utnapishtim, pero seguía sintiendo la rabia y la impotencia del camino que había escogido su  capitán.

Erika, si estás ahí, ahora es el momento de echarle una mano

En cuanto la lanzadera atracó se dirigió hacia el puente de mando. Durante el corto trayecto se fijó en los tripulantes que se encontraba por el camino y el estado de la nave.

Al llegar al puente de mando relevó a Johnson y ocupó su lugar.

-Por favor, ocupen todos sus puestos. Johnson, estado de la nave, tripulación y situación.

No ordenó alejarse, quería esperar acontecimientos antes de hacer nada.

-Sensores al máximo, quiero saber que está pasando. Señor Lightman, que la Princesa esté lista para lo que pueda ocurrir, necesitaremos de su pericia como piloto.

Esperó a ser informado antes de hacer nada. Aún no quería irse de allí

No abandonamos a los nuestros, y no quiero dejar a la capitán, aunque esté sentenciada.

- De acuerdo, señor - respondió Johnny ante el mandato de Muk.

Lo más aprisa que pudo fue al puesto del piloto. Volver a coger los mandos de una nave le producía cierto sosiego después de todo el ajetreo de la lucha de naves y la incursión en el planeta.

Enseguida se puso a comprobar que todos los sistemas de la nave fueran operativos, sobretodo el impulso y los sistemas defensivos.

- Algo podremos hacer, no podemos dejar sola a la capitana, por mucho que ella diga que sí.

Quizá no sea buen momento o quizá sea el mejor momento, nunca he dejado de pensar en ti y mi pensamiento y mi esencia no podían dejarte sola en el último momento.

El destino siempre nos mantuvo separados, a pesar del tiempo, a pesar de nuestros esfuerzos, la distancia siempre prevalecio.  Nuestro inexperado reencuentro tan solo resultó ser un espejismo de nuevo, escapandose a nuestro control como la arena que cae entre los dedos.

El deber siempre ha estado por encima de todo, el deber que nos exige el sacrificio por el bien común.  Siempre te he admirado por eso Cristina, a pesar de todos los contratiempos, a pesar de todo el dolor, tu voluntad y sacrificio por la causa nunca han flaqueado.

Demasiadas cosas por decir, demasiadas cosas por vivir y demasiadas cosas por sentir.  No puedo dejar de pensar en los momentos que ya no viviremos, pero nada podrá arrebatarme el recuerdo de lo ya vivimos y sentimos.

Puede que el destino nos haya mantenido lejos hasta el final, pero aunque no pueda decirte esto en persona, he burlado a ese cruel destino para estar junto a ti en el final, una parte de mi siempre estará contigo allí donde vayas...

Las palabras del marciano no tranquilizaron a Jankowsky, quería creer que volvería a ver a Cristina. Sin embargo tampoco esperaba que fuera posible volver a su mundo, a su tiempo ¿volvería a ver a su hijo?. "Mientras hay vida hay esperanza", se dijo. Si realmente era posible volver con Adam, su hijo, debía intentarlo.

Dedicó un último pensamiento a Cristina antes de colocarse en su puesto siguiendo las órdenes de Aakesh, quien, por escala de mando era su nuevo capitán.

- Algo podremos hacer, no podemos dejar sola a la capitana, por mucho que ella diga que sí.

-A mi también me gustaría ayudarla- Johnny tampoco quería dejar atrás a la capitana. - Creo que vamos a darle tiempo, Aakesh tampoco está dispuesto a darle la espalda- Dijo al piloto. Tenían que dejarle una puerta abierta a Cristina si lograba su cometido necesitaba un plan de escape.

Se colocó en el puesto táctico y comprobó mecánicamente el estado de los recursos ofensivos y defensivos disponibles en la Princesa.

-Al menos el pulpo se ha ido, no creó que esta nave fuera capaz de hacerle frente.- Pensó. 

La esperanza es lo último que  se pierde pero en el fondo de su ser James sabía que todo estaba dicho, el destino de Cristina estaba escrito y ella lo sentía al igual que Utnapishtim quien sabía que no había salida posible para la capitán.

Debemos regresar, y debemos hacerlo por ella.  No hay posibilidades para Cristina, todos lo sabemos y aunque soy el primero que daría mi propia vida por ella no hay nada que podamos hacer... tan solo honrar su sacrificio y hacer que tenga sentido y no sea en vano quedandonos aqui atrapados.

James no dijo más, en el seno de su ser sabía que era lo que Cristina quería...

Capítulo 4 - El camino de regreso...

En ningún tiempo ni universo existirá otro objeto con tanta carga de maldad ni poder semejante. Ninguno que se asemeje al utilizado por última vez por un mortal, por una humana.

Porque el arma definitiva se volvió contra sus creadores, a mano de alguien impensado y cuyo empleo definitivo no solo borraría del universo físico al mal que gesto todo esto. También sembraría las bases de una creación en otro mundo distante, en otro tiempo; porque cada acción trae consecuencias y estas a su vez generan un millón de reacciones, posibilidades y mundos infinitos.

-¿Me amenazas con el Colmillo? Nada podrás hacer con nuestro mayor logro… y es porque no puedes matarme, no puedo morir. El marciano no es el único ni el último ser eterno en este universo… - festejó brevemente el Primigenio cuando un poderoso rayo salió disparado del colmillo en posesión de Cristina.

La descarga desintegró todo a su alrededor, con la excepción del faraón maldito. Por un instante ambos estuvieron en la nada misma, en el corazón de una estrella naciente. Un océano de energía burbujeante capaz de vaporizar un millar de mundos y cegar todo el universo con su destello.

-¡No! ¡Imposible! – Aulló el malvado al descubrir el verdadero motivo de la mujer al disparar el arma final - ¡Destruirás el mismo tejido de la realidad! ¡Noooo…! – gritó presa de un pánico jamás experimentado. El aletargamiento del sentido del peligro a causa de la inmortalidad artificial supuso un duro golpe en esa fracción de segundo antes del final. Antes de desaparecer de la realidad misma, junto a todo el planeta maldito.

De esta forma era eliminado de toda realidad el legado del Caos, la semilla del mal universal y toda posibilidad de confrontación eterna. De esta forma se cerraba un ciclo sin tiempo ni fin de conflicto entre ambos polos de poder fundamental, dejando solo el orden a salvo y con ello la continuidad y posibilidad de supervivencia de todas las otras especies.

Entonces Cristina vivió un segundo larguísimo, casi eterno mientras todo desaparecía para nunca jamás volver. Bajo el manto de la luz cegadora ella vio como el Primigenio era tragado por un pequeño punto negro situado en medio de ambos. Luego le seguía el mismísimo Colmillo, que se desintegraba lentamente para ser absorbido por el creciente agujero negro.

Y por un instante, el ultimo, ella era libre de ese mal que había castigado su cuerpo por semanas. Por un instante ella logro sentir la paz que tanto añoraba desde que todo había comenzado a ir mal. Toda la culpa, el remordimiento y la desesperación sufrida llegaban a su fin.

Junto a ese instante llegó un breve roce psíquico de Utnapishtim, con los mensajes de sus compañeros y para que su fin no sea del todo solitario...

Cuando Aakesh se percató era demasiado tarde

-¡CAPITÁN!

La compuerta se cerró y Aakesh sólo tuvo tiempo para golpearla presa de la amargura y la desesperación. No dijo palabra..[...]. Sólo esperaba una respuesta que diese paso a la esperanza de que la capitán saldría con vida.

 Asi fue como James vio alejarse a Cristina, sabía que aquel uniforme estaba por encima de todo y en el fondo de su ser entendia aquel deber que el mismo compartía...

 "Quizá no sea buen momento o quizá sea el mejor momento, nunca he dejado de pensar en ti y mi pensamiento y mi esencia no podían dejarte sola en el último momento."

"El destino siempre nos mantuvo separados, a pesar del tiempo, a pesar de nuestros esfuerzos, la distancia siempre prevalecio.  Nuestro inexperado reencuentro tan solo resultó ser un espejismo de nuevo, escapandose a nuestro control como la arena que cae entre los dedos."

"El deber siempre ha estado por encima de todo, el deber que nos exige el sacrificio por el bien común.  Siempre te he admirado por eso Cristina, a pesar de todos los contratiempos, a pesar de todo el dolor, tu voluntad y sacrificio por la causa nunca han flaqueado."

"Demasiadas cosas por decir, demasiadas cosas por vivir y demasiadas cosas por sentir.  No puedo dejar de pensar en los momentos que ya no viviremos, pero nada podrá arrebatarme el recuerdo de lo ya vivimos y sentimos."

"Puede que el destino nos haya mantenido lejos hasta el final, pero aunque no pueda decirte esto en persona, he burlado a ese cruel destino para estar junto a ti en el final, una parte de mi siempre estará contigo allí donde vayas..."

Se estremeció cuando sintió en sus labios el beso de su capitana, sabía demasiado a despedida. Pero no le sorprendió el cambio de rumbo de Cristina, le había parecido notar que algo barruntaba en su cabeza, una misión más importante y trascendente que lo que fuera que hubiera entre ellos.

Jankowsky amaba Cristina con la suficiente convicción y madurez para saber que tenía que dejarla ir. Aunque hubiera gustado decirle algo, despedirse con unas palabras de ánimo pero no fue capaz, se quedó mudo como un colegial ante su primer amor. Y para cuando quiso darse cuenta la nave despegaba. Vió como ella daba media vuelta para enfrentarse a su destino, aquel destino al que había quedado atada desde que tomó aquel colmillo.

-"Nos volveremos a ver."- No perdía la esperanza, era lo único que le mantenía vivo.

Johnny vio como daba la vuelta y volvía al caos reinante en la superficie del planeta en ebullición. 

- Sea lo que sea, no podemos dejarla sola. Estamos juntos en esto, tenemos que hacer algo...

Johnny cerró los puños con rabia acumulada. Por un lado sabia que tenía razón, fuera lo que fuera era algo que sólo podía hacer la capitana, pero por otro lado eran un equipo, eran la flota, no se podía dejar a nadie atrás sin brindarle la ayuda necesaria o simplemente estando a su lado.

Sus compañeros y amigos, junto al resto de su tripulación a bordo de la Princesa estaban a salvo y podrían volver a casa. Ese fue el último regalo del Marciano para la mujer española. Su acto final eliminaba al mal del universo y permitía al mismo tiempo que aquellos que le importaban tuvieran otra oportunidad.

Luego llegó el silencio y la tranquilidad. Una pasividad inexplicable cuyo seno era el mismo pensamiento de Cristina…pensamientos sobre un océano infinito. Y lo último fue un aluvión de estrellas y mundos lloviendo sobre ella.

Después, solo después llegaría el camino de regreso. El retorno a la nada misma, al origen de todas las cosas...

No hubo necesidad pero todos por igual realizaron un millón de chequeos y análisis posteriores con la ínfima posibilidad de dar con ella. Por mucho que pesara no había vuelta atrás.

Al principio los sensores detectaron la última descarga de energía, una sin igual hasta ahora y cuya firma de neutrinos será idéntica a la del Colmillo Primigenio. Un segundo después llegó la detonación espectacular, el nacimiento de una pequeña estrella donde instantes previos estaba el planeta maldito, el cuartel de los Xhaguars y sus amos los Primigenios.

De esta forma era eliminado de toda realidad el legado del Caos, la semilla del mal universal y toda posibilidad de confrontación eterna. De esta forma se cerraba un ciclo sin tiempo ni fin de conflicto entre ambos polos de poder fundamental, dejando solo el orden a salvo y con ello la continuidad y posibilidad de supervivencia de todas las otras especies.

La explosión y consiguiente emanación de energía vaporizó todo a su alrededor en medio sistema estelar, dejando a Abzu y su estrella a salvo tan solo por ubicarse lejos. Tan solo por eso.

Pero los pocos segundos de detonación y expansión de las ondas de plasma rápidamente fueron absorbidas por algo mucho peor. Un poder sin igual nacía en ese momento para engullir todo el caos generado en la última acción de Cristina. Un agujero negro creado por el inmenso poder del Colmillo ahora dominaba por el resto de los días esa área del sistema Abzu.

 El evento cósmico había concluido rápidamente, dejando un puñado de humanos como testigos de algo que no se volvería a repetir en sus vidas.

Igualmente el resultado de todo no quitaría el sabor amargo al final del día…