Partida Rol por web

-Joder, sera puta. -Una frase dicha sin pensar siquiera, pues de ser yo quien estaba en la habitación hubiera hecho lo mismo, pero estaba al otro lado y fue lo primero que pensé al plantearme que después de tanta mierda perdiera la recompensa porque ella tuviera aspiraciones a Catwoman.

Entre sin perder mas tiempo y tuve la corazonada de que tal vez todo era un teatro y que estaba escondida en algún armario para jugármela, pero aun así, decidí ir directamente a la ventana, para asomarme con el cuchillo al frente, por si estuviera esperándome, pero con la pistola cargada y esperando en el bolsillo mas cercano del chaleco de pesca.

La última bala no llega a rozarla, igual que el espray de nuevo termina por desviarse. Se detiene en seco al escucharte y suelta una carcajada seca, con una sonrisa torcida en sus labios.

- Ohhh, así que eres de esos... - la mujer asiente, algo cansada pero todavía riéndose, incluso de forma lasciva - ¡Todos los curas iguales! Y dime, ¿a cuántos niños tienes "refugiados" en tu habitación, eh? ¿Te gusta más que sean huerfanitos? ¿Hm? ¿Es por eso que estás intentando matarme? - la mujer se sigue riendo - ¡Tendríais que quemaros todos en el infierno que tanto miedo os da! ¡Igual que el de la catedral!

Por suerte para ti, no parece que haya nadie más en la habitación. Hay algún mueble y unas mesas apartadas a un lado en el interior, pero no hay ningún lugar para esconderse a simple vista. Sin embargo, cuando te asomas a la ventana, ves un par de figuras encaramadas a la ventana de al lado, sujetándose a los tablones de madera que parecen estar bloqueando todas las ventanas. 

La figura más cercana parece un chico, vestido de forma similar a los que te has cargado antes. Más adelantado que él, puedes ver una chica con una máscara que probablemente sea tu objetivo. Al verte, la chica da un grito ahogado y baja rápidamente la mirada. 

- ¡Abajo! - grita, al tiempo que se deja caer al suelo. El chico la imita casi al mismo tiempo. 

Aunque la caída es desde un primero, la altura es considerable, pero ambos ruedan por el suelo al aterrizar como si estuvieran acostumbrados a hacer eso. Por un momento te parece que tu presa cojea un poco pero al poco parece reponerse y echan a correr por la calle.

Y al instante Jesús, extendiendo la mano, lo sostuvo y le dijo: Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?

Mateo 14:31

Otro disparo que fallaba y otra vez que dios me protegía del veneno de esa mujer, escucharla solo reafirmaba mi impresión de que ya estaba perdida. El simple hecho de que pensará que su hijo era algo que me resultaba erótico era de madre enferma, vuelvo a disparar llevado por la furia de que mujeres así fueran madres. Seguramente había tenido el hijo fuera del matrimonio y el padre se había largado a la mínima en busca de otra golfa como ella y sin embargo lo último que dice me sorprende.

¿Habían quemado la catedral de St. Patrick? ¿Es que estas bestias no conocían límite?

- No temo al infierno pues gente como tú lo hace necesario, ¿pero a que te refieres mujer?- era consciente de lo ridículo que estaba siendo toda la situación, de hacer preguntas mientras nos intentábamos matar pero necesitaba respuestas.

Nada mas asomarme, descubrí lo que me temía, esa gente no quería quedarse en su sitio para que terminara el trabajo no, tenían que corren como gallinas descabezadas. -Joder, con lo fácil que parecía. -Y aunque estaba agradecido de que unicamente estaba yo en la habitación y me arromaba sustos, empezaban a alejarse demasiado rápido.

-Vale, no tengo otra. -Mi primer impulso fue salir por la ventana e imitarlos, pero la altura era considerable y que coño tenia la beretta en mi bolsillo, así que la saque y tan pronto apunte a la chica y la tuve a tiro, dispare. Con suerte la puntería no seria un problema, solo esperaba que cayera con el primer disparo y no tener que correr detrás de ella.

De alguna forma, Dios parece querer limpiar tu nombre y el de todos tus compañeros, siervos del señor de buena fe, pues la bala por fin impacta en el cuerpo de la mujer, haciendo que caiga al suelo de espaldas. La botella de espray rueda a su lado con un tintineo metálico. Parece que todo ha terminado cuando la oyes toser e intentar moverse hacia el bote, sin mucho éxito. Te mira desde el suelo, con una risa nerviosa y con la máscara manchada de sangre.

- Ya está... Ya lo tienes... - sigue tosiendo sangre y levanta la mirada hacia el garaje por el que se ha escondido el niño - Haz lo que quie-eras con él... Yo no lo quiero... para nada... - en cuanto a tu pregunta, lo único que hace es sonreír - Todos... arden...

Con un último ataque, la mujer deja caer la cabeza a un lado y deja de respirar. 

El disparo pasa lo suficientemente cerca de la chica como para romper una de las gomas que le sujetan la máscara. La chica se gira entre sorprendida y aterrada y puedes ver perfectamente su cara por la luz de las farolas que hay en las calles. Sin duda alguna, es Zaira. El chaval que corre a su lado, tira del brazo de la chica y la arrastra por la primera esquina que ven, en dirección norte. 

Con ambos fuera de la línea de tiro y sin otros objetivos que te desconcentren, escuchas una respiración apagada en la habitación. El purgador que está en el suelo sigue con vida.

El que crea y sea bautizado será salvo, pero el que no crea será condenado.

Marcos 16:16

- Tienes la oportunidad de confesarte y arrepentirte. No la desaproveches mujer.- es lo único que digo a su balbuceo incoherente.- Que dios se apiade de su alma...

Ahora bien, tenía el problema del chaval. ¿Hasta que punto había sido corrompido por su madre? Fuera como fuese no podía dejar un alma salvable suelta, esta noche no. Así que me guardo el arma, me arrodillo donde la mujer y le quito la mascara para cerrarle los ojos. Rezo una pequeña oración y me dispongo a buscar a su hijo.

-¡Mierda puta! -Golpeo con la culata de arma el alfeizar de la ventana, ni queriendo hubiera tenido una puntería tal como para darle unicamente a la goma de la mascara de la chica. Estaba tan cerca de la recompensa y ahora se alejaba peligrosamente de mi lado. Tuve la necesidad de perseguirla, a pesar de que podría tener dinero en su habitación, a pesar escuchar y saber así que el purgador que llego antes que yo seguía vivo, a pesar de que sabia que tal vez lo la volvería a encontrar nunca.

Así que me di la vuelta y corrí en dirección a la puerta, para bajar las escaleras e ir en su dirección, pero antes le propine un puntapié a la cabeza de ese capullo que me había jodido el negocio, con suerte el cerebro le rebotaría en el cráneo y volvería a la inconsciencia, así siempre podría volver y llevarlo a la feria de la carne, algo me darían por el capullo, pero antes debía bajar e intentar encontrar a mi presa, había hecho demasiado para dejarla escapar tan pronto.

La mujer responde con una última sonrisa socarrona a tu "petición". Tienes claro que ha aceptado su destino en el infierno y sus últimas palabras así lo demuestran. Cuando te levantas para ir a buscar al niño escuchas varios pasos acercándose por una calle cercana, corriendo. Finalmente aparecen dos figuras: Un chaval con una máscara de paintball y una chica con una máscara que parece de madera, mal colocada. La chica se detiene al verte y te observa de arriba a abajo unos segundos. Abre la boca para decir algo pero el otro tira de ella rápidamente. 

- ¡Venga, vámonos! - le insiste, tirando de su brazo. 

- Pero si es un cura, podría ayudarnos... - se queja la otra, aunque finalmente termina por ceder y seguirle, sin dejar de echar vistazos en tu dirección y a la parte del callejón por la que han venido.

La respiración del hombre se entrecorta con esa nueva patada y no llegas a oír si llega a volver a respirar, pero no es algo que te importe realmente. Bajas los escalones, a punto de tropezarte con el cuerpo que habías dejado al principio de ellos. Parece que no había más de ese grupo, ni de ningún otro, en todo el edificios así que consigues salir sin problemas. 

En la calle, está claro que se ha desatado la Purga. Ves a varios Purgadores golpeando y quemando un coche algo más alejados, y varios gritos se escuchan por las calles, tanto de horror como de euforia. Los sonidos de disparos a lo lejos también son algo frecuente, pero por suerte para ti ninguno suena lo suficientemente cercano como para tener que preocuparte. Echas a correr por la calle hasta llegar donde había girado la pareja, pero no ves a nadie. Es posible que se te hayan adelantado...

Haciendo caso omiso en el caos que había a mi alrededor, intente el ultimo acto desesperado que todo perdedor acaba intentando, buscar algún indicio que me diga donde coño a escapado mi dinero. Algún posible escondite cercano, algún rastro de sangre u objeto que olvidaran y me ayudara a conocer su ubicación, algún grito que me diga que son ellos siendo sodomizamos... Lo que fuera para hacerme pensar que todo ese trabajo en el edificio no había sido una perdida de tiempo total, avanzando por la calle atento.

Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.

Mateo 7:7

Veo a la pareja y van con máscaras dejando claro que se habían unido por completo a esa noche de enfermedad y bestialidad. Sin embargo como bien decía la mujer era ministro del señor y podía ayudar de muchas maneras.

- Si necesitáis ayuda quizás algo pueda hacer. Como mínimo escucharos, eso sí os pediría que os quitarais las máscaras.- no pensaba hablar con bestias y tampoco iba a seguirlos si se iban sin más pues un pobre niño estaba esperando que alguien lo rescatara.

Para tu desgracia, ninguno de los dos parecía estar herido, ni de antes ni después de que les dispararas. Parece que la masacre no ha llegado a esa calle aún, pues no hay ningún resto de sangre que puedas seguir. Ni siquiera huellas por el asfalto que delaten su posición. Aunque por suerte, en ese momento que dedicas a buscarlos, parece que no saltan sobre ti para atacarte así que al menos puedes descartar que se hayan escondido para contraatacar. Las opciones que te quedan son seguir avanzando o buscar una presa más "fácil"...

La pareja intercambia una mirada rápida y miran a la calle de la que han venido, entrando más en la que estás tú. La chica se quita la máscara con facilidad mientras que el otro chasquea la lengua con fastidio y se la levanta rápidamente. Ambos parecen jóvenes, lo justo para poder beber legalmente, y se les ve preocupados. 

- Nos está persiguiendo un tío. Quiere matarme y no creo que vaya a parar, por muchos otros objetivos que encuentre. - explica rápidamente la chica - Lleva una máscara japonesa roja y...

- Necesitamos refugio ya. Por favor. - interrumpe el chico, más nervioso. Incluso levanta ligeramente las manos, para mostrar que no piensa atacarte - No haremos nada malo y ni siquiera hace falta que sea toda la noche. Solo necesitamos dónde escondernos hasta que se canse. - dice, echando un vistazo a la chica, que termina por asentir.

-¡Caguen puta! ¡Tanta muerte para nada! -Frustrado como estaba, pateé una papelera cercana con las botas de punta de metal, mientras apretaba la culata del arma con tanta fuerza que de no estar ella fácilmente las uñas hubieran pinchado y cortado carne.

La niñata y su noviete si habían escapado y yo no había conseguido nada, ahora estaba en la calle en mitad de todo aquel caos sin saber que hacer exactamente, así que saque el móvil y hecho un vistazo a las opciones.

-Mmmmm... puede que la feria de carne me de algo por el cabrón del piso de la cría. -Repasaba con el dedo, la publicidad del panfleto de la feria y sus condiciones. -Supongo que eso es mejor que nada y luego puedo ir a por otro de la lista. -Guarde el móvil en un bolsillo seguro y volví atrás, deshaciendo mis pasos hacia el edificio, donde deje al purgador tirado en la habitación de la chica.

Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.

Lucas 19:10

 El chico estaba escondido y realmente no estaba en peligro como los otros dos así que termino por alejarme de la entrada y me centro en la pareja.

- Estoy al cargo de la iglesia de aquí al lado y estoy dando refugio a toda la gente de bien. Podría dejaros entrar pero sinceramente no os conozco de nada. Así que lo mínimo es que compruebe que no lleváis ninguna arma.- dicho esto empiezo a señalarles para avanzar rápido antes de que el supuesto asesino se acerque.- Y por supuesto esas- señalo a las máscaras.- Se quedan aquí.

Al volver no te encuentras con ninguna sorpresa. El caos sigue a tu alrededor y los gritos de los demás tampoco delatan que hayan encontrado a tu víctima. Subes las escaleras del edificio una vez más, ahora fijándote mejor: No, está claro que ese sitio no parece una vivienda. Dirías que es más una academia o incluso un colegio pero poco importa eso ahora. 

Al llegar al tipo, ves que con suerte sigue respirando, aunque sigue inconsciente y maniatado. Por no mencionar que es un tipo bastante grande y seguramente te toque arrastrarlo, pues no irá a la feria por su propio pie. Sin un vehículo, también te llevaría bastante tiempo llegar hasta allí, por muy cerca que esté de la zona.

Ambos se miran entre ellos y finalmente la chica se encoge de hombros y el chico sacude la cabeza con resignación. Te siguen rápidamente, aún echando vistazos hacia atrás y ella te da su máscara mientras el otro termina de quitársela mientras avanzáis.

- Yo soy Zaira. Y él es Nick. - se presenta la chica, esbozando después una ligera sonrisa de ironía y mirando al suelo - Y lo siento, pero claro que llevamos armas. Si quieres requisárnoslas, adelante, pero solo una vez estemos a salvo. Hasta entonces, es posible que las necesitemos. 

No parece preocuparle el hecho de que esa idea te moleste, pero tampoco parece dispuesta a utilizarlas como el cadáver que hay ahora en el callejón. El chico termina por darte su máscara de paintball con algo de fastidio pero tampoco parece agresivo. Cuando estáis a medio camino, Zaira te vuelve a mirar de arriba a abajo, algo preocupada. 

- Y tu iglesia... ¿Es segura de verdad? ¿Estás dando refugio a "todo" el mundo, como nosotros? ¿O tenemos el honor de ser los primeros? Porque si no, tal vez sea mejor que me quede con eso... - dice señalando su máscara.

Confía en el Señor de todo corazón,
y no en tu propia inteligencia.
Reconócelo en todos tus caminos,
y él allanará tus sendas.

Proverbios 3:5-6

Suspiro ante su respuesta, la pregunta no era par que me confirmaran lo obvio si no para saber hasta que punto iban a ser honestos y al menos la chica lo parecía más que suficiente.

- Soy el padre O'Sullivan, con padre o incluso Alex respondo igual.- si ellos eran sinceros yo no lo sería menos. Sea como sea ya los estaba llevando a mi iglesia con cuidado y cuando llegamos cerca de la entrada secreta me giro hacia ellos.

- Pues aquí es donde me dais vuestras armas y os indico como entrar, eso o seguís vuestro camino y espero que el Señor os proteja de las bestias que rondan por el lugar.- les digo con calma pero firmeza.