Partida Rol por web

Dan Vorton pudo escuchar a la lejanía, el tañido de las campanas, en concreto hubo 5 campanadas bien reconocidas. Era un poco extraño, pues según cualquier otro reloj, eran las 10 de la mañana. Sea como fuere, eso fue lo único que percibió aquel grandullón del exterior, nada más.

Aquella criatura no giró su cabeza hacia la torre del reloj, por el contrario mantuvo su mirada sobre Dan Vorton. Al parecer iba a darle la última oportunidad de escoger su camino, si el de salvar a su familia, o si el de seguir con esos extraños.

-SI QUIERES RECUPERAR A TU FAMILIA, TIENES QUE HACER TU PARTE. -Indicó- SI PREFIERES QUE SUS ALMAS DESAPAREZCAN PARA SIEMPRE EN EL OLVIDO. SI PREFIERES QUE ESTÉN SOLAS POR TODA LA ETERNIDAD. SI PREFIERES VOLVER A ABANDONARLAS... PUES NO HAGAS LO QUE DEBES HACER PARA SALVAR A TU FAMILIA... ¡TÚ ULTIMA OPORTUNIDAD DE HACER LO CORRECTO!.

¿Hacer lo correcto? - exclama Dan sin sentirse atemorizado por la forma grotesca de la criatura - ¿Acaso lo correcto es asesinar a indefensos? ¿Acaso lo correcto es anteponer mi felicidad sobre la vida de inocentes? - Dan apunta su arma a la criatura, mientras sus lágrimas ya se secan en su cara - ¿Acaso crees que mi familia querría esto gato? Yo les conozco mejor que nadie, y seré un débil y un blando que no las pudo proteger en su día ¡Pero no aceptarán el precio que pides por ellas!

Aquella criatura parecía ya haber tenido suficiente aguantando las tonterías de Dan Vorton, su reticencia a la hora de cumplir los "deseos de su esposa e hija", y su mala manía de ser tan solo un espectador pasivo en los hechos que ocurrían en su vida. Ese monstruoso ser estaba dispuesto a luchar tanto contra Dan como contra la propia Yusuki Ayase, aún inconsciente.

-¡SI NO TE ATREVES A HACERLO TÚ, LO HARÉ YO!. -Exclamó- ¡PERO DESPÍDETE DE LA POSIBILIDAD DE VOLER A VER A TU FAMILIA!. ¡TU NO MERECES TENER A NADIE QUE DEPENDA DE TI!. ¡TAN SOLO ERES UN COBARDE QUE NO HACE LO QUE TIENE QUE HACERSE PARA SALVAR A NADIE!.

Aquellas garras afiladas cual cuchillos rascaron el suelo de la casa en la que se encontraban, mientras sus fauces apuntaban hacia el cuerpo inconsciente de Yusuki Ayase. La batalla era inevitable, a no ser que Dan Vorton quisiera huir o reconsiderar su decisión.

Dan Vorton planta cara al gato, y se prepara para la inevitable batalla. Te voy a demostrar lo cobarde que soy señor gato

Yusuki Ayase seguía tendida en el suelo, apenas podía escuchar lo que Dan Vorton y aquella otra persona que no logró reconocer estaban diciendo; cuando de repente, de golpe y porrazo, un terrible estruendo ocurrió a unos cuantos pasos de ella. Por desgracia para la pequeña, su estado era lo suficientemente lamentable como para no saber qué era lo que pasaba.

Aún con los ojos cerrados, a merced de la oscuridad y a las terribles heridas que esta tenía, pudo escuchar otra voz, o mejor dicho, otras tres voces, y pese a que no logró entender qué era lo que decían, pudo reconocer en ellas las voces de Oween, Naoko y Aleksis.

En esos momentos, la pequeña sintió unas energías revitalizadoras por todo su cuerpo, permitiendo que se reincorporara y mirara con espanto la situación en la que se encontraba. El suelo ensangrentado por la sangre de Aleksis, y gran parte de la entrada principal rota y derruida, como si hubieran tirado aquel muro, pero desde el interior.

Pero no solo eso, toda la estancia parecía extraña, como si sus ojos vieran mal, algunos elementos parecían estar temblando con vida propia, vibrando, otros por el contrario aparecían y desaparecían; toda aquella estancia parecía estar a punto de colapsar sobre sí misma, si es que la pequeña no salía de ahí rápido.

Rayla logró llegar a la casa de Aleksis, reconocer la casa no fue difícil pues tenía toda la parte delantera derruida; por lo que pudo entrar sin meterse demasiado en la plaza sin que los demás la vieran y así tener que volver a pasar la verguenza de haebr vuelto tan rápido.

En el interior de la casa era evidente que había habido un combate, pues había rastros de sangre detrás de la mesa central de la cocina. Así como rastros de combate por todo el lugar. - Eso sí no había ningún cadáver en el lugar, pues pareciera que los cuerpos asesinados desaparecían al cabo de unos minutos.

Me puse a rebuscar en la casa, la verdad es que podía notarse que era su casa. Trate de darme prisa, no quería estar mas allí.

Cerca de la entrada, Rayla encontró algo extraño, parecía ser una leve gota o mancha de pintura en la pared. El color era azulado, oscuro. Sea lo que fuera emitía un aroma que no había olido antes. No parecía ser pintura sintética, sino algo mas bien natural.

En la parte superior de la estancia, parecía haber una cremallera rota tirada en el suelo, entre una pequeña montaña de peluches que había sido derribada desde su interior, como si algo o alguien hubiera salido de ahí. Sea lo que fuera que estaba ahí escondido, parecía ser una criatura pequeña.

En aquella sala había rastros de distintas personas. Parecía evidente que tres personas estaban en el piso inferior ocurrió una pelea; la pelea para uno de ellos terminó en el piso inferior con la más que posible muerte de ese, mientras que la batalla se propició hacia las escaleras y en el piso superior por los otros dos.

En cierto momento, pareciera que uno de ellos creció, pues sus huellas cambiaron de unos zapatos ensangrentados de cierto tamaño a otros distintos e incluso mayores. Parecía que había ocurrido eso en el momento oportuno, pues la otra persona en la confrontación parecía haber estado tumbada en el suelo.

Por último, parecía que en aquella zona también había estado alguien más, aunque de forma breve. En la parte superior de la estancia. Lugar en donde, algo más pequeño, como una mochila, estaría en el suelo, y de ella saldría algo que se escondería entre los peluches para posteriormente salir e ir hacia la zona donde estaban los otros dos.

Y de forma extraña el cuerpo de este también cambiaría hasta finalmente salir por la ventana en una nueva pelea.

Una vez investigado salgo de ahí a toda prisa, no quería estar allí mas tiempo del necesario.

Rayla salió de la casa.

Los dos llegaron a la casa del aprendiz de Sombrerero, y a decir verdad, el interior de la casa era tal y como cualquier persona se hubiera imaginado que sería la casa de Aleksis Supercalifragilisticoexpialidoso. Lo único que resaltaba era una caja blanca abierta con un símbolo extraño pintado en negro.

Tras ver esta caja y el símbolo correspondiente aquel dúo de rubios salió de la casa para investigar otra más...