Me quede pensativa ante el discurso de Ava, estaba claro que quería ayudar pero estaba asustada, si tan solo pudiéramos salir y movernos sin ser detec...
¡Espera un momento! Mire a Stich y al niño que estaban ¿jugando juntos? o eso esperaba, se les veía un pelín violentos, pero a la vez se reían... En fín.
Ese niño puede teletransportarse, lo vi, lo hizo dos veces, quizá pueda llevarnos a donde tu digas, siempre sería mas seguro. ¿Dónde querrías ir? o ¿Qué quieres que haga?
Ava negó con la cabeza, no había otra opción viable en toda esta situación, por lo que la Maestra Ava volvió a hablar, dando la triste noticia a Rayla.
-Me temo que esto no puede ser así... -Comentó bajando la cabeza- Puede que pueda transportarnos a distintas zonas, pero todas ellas serán dentro de la Cúpula de Protección que he hecho... y todas esas están bajo el control de Luxu... si salgo de aquí probablemente me vea... y si me ve, vendrá a por nosotros.
Negando con la cabeza una vez más, Ava insistió.
-Entrégame el Chirithy; por favor...
Lo siento pero no puedo. Nos vamos, los salvaré con o sin tu ayuda. Vámonos. Cogì al chirithi y al bebé en brazos y me di la vuelta y susurré al bebé de forma que Ava no lo oyera.
Teletransportanos a TODOS los de esta habitación al sitio detrás del portal, el lugar donde estaban peleando. Por favor pequeño...
La muchacha no lo dudó ni un solo momento, al ver que Rayla teniendo en brazos al Chirithy y al Bebe se daba la vuelta hacia la salida de la casa.
-¡Espera por favor!. -Gritó Ava.
La Maestra Ava se abalanzó hacia Rayla con el objetivo de detenerla, tocándole el hombro para evitar que esta se marchara por la puerta.
-¡Hay que eliminar al Chirit-!
El Bebé no dudó ni un instante, cuando la Maestra Ava tocó el hombro de Rayla, este pequeñín decidió soltar aquella risita característica que tenía, y eso tan solo podía significar una única cosa, y era que iban a ser teletransportados.
-Jiu!
*PLOP*
Y con aquella leve risa infantil, los cuatro desaparecieron del lugar en un abrir y cerrar de ojos. Dejando atrás a los que aún estaban en la plaza observando atónitos a lo que acababa de pasar ante sus propias narices...
En la estancia tan solo quedaba aquel trio calavera, los dos perros de colores que cada vez que pasaba el tiempo parecían ser menos perros y más otra cosa, como Aliens o algo así, pero aún era pronto para entrar en conclusiones, aunque no era demasiado pronto para entrar en conclusiones precipitadas; así como el gato negro que se vió sorprendido porque de repente aquellos cuatro desaparecieran.