Lentamente aquel custodio de la llave espada se despierta, el olor de la cama, el tacto de la almohada, todo le indica que está en su querido y tierno hogar. Al fin en casa, por así decirlo. Abriendo los ojos con lentitud, este pudo comprobar como su habitación se encontraba tal y como lo recordaba.
Pese a que el custodio de la llave no entendía del todo bien qué era lo que estaba pasando, o lo que había pasado, ahora se sentía seguro en la calidez y tranquilidad de su propia habitación, en su hogar.
Esbozo una sonrisa antes incluso de abrir los ojos, y se estiro emitiendo un gemido de placer. - Ahhh que bien dormí - Murmuró abrazándose a la almohada y girándose boca abajo, sintiendo la placentera pereza que deja una buena noche de sueño. De pronto como si fueran signos de pregunta que iban cayendo sobre su cabeza le empezaron a llegar recuerdos borrosos. -Mmhm? - Abrió los ojos, aún sintiendo esa seguridad que le daba su cama, pero mezclado con extrañeza, había estado soñando?. Se levantó de la cama y se estiro mientras recorría el cuarto, todo parecía normal. Se asomó por la ventana mirando hacia abajo, esperando ver las calles despertándose, no podía ser tan tarde.
El paisaje que mostraban las ventanas era algo familiar, algo que el propio Alphonse bien conocía y recordaba de su mundo de origen, de su hogar. Pese a ello, aún con el paisaje familiar que tenía ante él, este decidió abrir la ventana de su hogar y salir al exterior con la intención de ver qué era lo que estaba pasando en la calle...
Cuando lo hizo, su visión del mundo cambió, o mejor dicho, el mundo en sí lo hizo; pues una vez que sacó su cabeza, se encontró con una Plaza. Una plaza de un pueblo que recordaba como si de un sueño cercano se tratara. Ahí estaba él, nuevamente, en un lugar desconocido.
Los dos llegaron a la casa del joven de cabellos negros que fue el primero en desaparecer, y a decir verdad, el interior de la casa era tal y como cualquier persona se hubiera imaginado que sería la casa de Alphonse Reikter (si es que lo hubieran llegado a conocer). Lo único que resaltaba era una caja blanca abierta con un símbolo extraño pintado en negro.
Tras ver esta caja y el símbolo correspondiente aquel dúo de rubios salió de la casa para investigar otra más...