Leí minuciosamente la nota. Fruncí el ceño y miré a la criatura. Luego a la nota. Después a la criatura otra vez. Luego miré otra vez la nota. Finalmente suspiré y clavé la mirada en el gatito antropomórfico.
—¡Pues yo creo que lo que pone aquí te está describiendo a ti! ¿Estás seguro de que no eres tú el Chirithy que me ha mandado buscar? —exclamé, sin estar segura de si aquel gatito me estaba tomando el pelo o no—. En cualquier caso, parece que ya es de día. Creo que me iré a dar una vuelta por ahí. No sé si querrás venir tú también.
El Chirithy se ofendió con que le llamaran Chirithy. Al parecer, él tenía algo más de información que ella, por lo que esta se confundiera o lo acusara parecía molestarle; aún así, el pequeño saltó encima de Naoko y se escondió en la mochila de la muchacha.
-¡Que no me está describiendo a mi! -Exclamó la criatura pequeña alzando sus manitas- ¡Yo soy el que te ayudará a conseguir un aliado o a eliminar a un enemigo!.
Señalando hacia la puerta con su manita, la criatura continuó hablando.
-¡Solo dime uno de ellos y yo me encargaré de todo!.
No entendí por qué el pequeño se ofendió tanto. Por lo que yo veía encajaba perfectamente en la descripción de la nota. Pero por lo visto él estaba convencido de que no lo era.
Sin pedir permiso ni nada, el pequeño se metió en mi mochila. Bueno… Tampoco es que me fuera a molestar mucho. Era tan ligero que ni siquiera notaba su peso.
—Muy bien, pero es que no sé ni por dónde empezar a buscar. En cuanto a lo otro, yo no tengo enemigos, que yo sepa. Y no sé a quién quieres que consiga de aliado. De momento, lo único que necesito es saber dónde tengo que buscar —le expliqué.
Dicho esto, salí por la puerta.
Antes de salir hacia la puerta, aquella pequeña criatura decidió de forma amable responder a las cuestiones que Naoko tenía en mente y que las había comentado de forma tan casual; quizás no fueran las respuestas que buscaba, ni siquiera las que quería escuchar, pero a fin de cuentas, eran unas respuestas al final del día.
-No creo que "ese" Chirithy haya podido aguantar tanto tiempo solo. Debe de estar siendo ayudado por alguien... -Comentó desde el interior de la mochila- Busca a alguien y encárgate de él, revisa en sus cosas y busca por el Chirithy. ¡Eso es lo único que se me ocurre que podría funcionar!.
Y con este consejo, Naoko salió de casa cargando al peluche.
Los dos llegaron a la casa del aprendiz de aquella muchacha que había fallecido a causa de los Sincorazones, y a decir verdad, el interior de la casa era tal y como cualquier persona se hubiera imaginado que sería la casa de Naoko. Lo único que resaltaba era una caja blanca abierta con un símbolo extraño pintado en negro.
Tras ver esta caja y el símbolo correspondiente aquel dúo de rubios salió de la casa para investigar otra más...