Partida Rol por web

    A..ahi a un par aqui que les recuerdo el rostro...

   Mirando con pesar a la chica de pelo blanco por su muerte y al tipo del sombrero, al resto ni les conocia ni me importaban, excepto... por las palabras de aquel joven de la sudadera Roja.

   ¿ D..dijiste Caeru... ? - mientras pequeños flash de lo ultimo vivido y escuchado me estuvieran volviendo a la cabeza - ¿ la misma que no sabe ponerse bien su chaleca y se le olvida como nadar Caeru ?, s..se que estaba herida... c..con penas y algo de cansancio... p..pero continua... ella continua  - mirando al joven, aunque por como hacia sonar sus palabras se notaba que estaba ciertamente enterado del estado actual de los eventos.

El chico raro del sombrero parecía obsesionado con Rayla, como siempre. Hasta el punto de que le había dado un ataque de locura solo con oír que hablábamos de ella. Y se había alterado tanto que se había olvidado de llamarla Alicia.

—¡Eh! ¡Tranquilito! —exclamé, con el ceño fruncido y las mejillas infladas. La expresión más furiosa que sabía poner—. A mí no me amenace, o el muerto por segunda vez serás tú. —Mis poderes mágicos recién descubiertos me habían vuelto mucho más confiada en mis propias capacidades de combate—. El encapuchado ha pedido a Rayla que mate a Caerulea. Eso es innegable porque lo hemos visto. Otra cosa es que quiera hacerlo. —Miré de nuevo la escena que se desarrollaba en la plaza en ese momento—. Y visto lo visto, está claro que no. —¡Qué irónico era que estuviese curando a la chica a la que habían pedido que matase!

Mientras tanto, parecía que la chica peliblanca había enloquecido totalmente y estaba zurrando a todo el mundo. Y al pobre Oween lo destrozó completamente. Por supuesto, no tardó en aparecer por allí. Al verlo, suspiré.

—Hola… Bienvenido, supongo… —En cierto modo me alegraba que viniesen más personas, porque así no estaríamos tan solos. Pero no me hacía gracia que muriese tanta gente, claro—. Sí. Lo sabemos. Desde aquí podemos ver casi todo lo que ocurre —comenté, señalando a las aguas que había bajo nuestros pies—. ¿Qué mosca le ha picado a la chica esa? Te ha hecho una cara nueva, a ti y a los demás. Por cierto, hemos visto que uno de los encapuchados pedía a Rayla que matase a Caerulea. Pero parece que no le ha hecho ningún caso. Ah, y hemos mandado un mensajito a Archival. Esperemos que lo reciba —expliqué intentando ponerlo un poco al día.

Pego un tortazo a la chica de pelo rosa. ¿Y ahora que demonios vas a hacer?

Estamos muertos y cualquier interferencia con el mundo de los vivos puede ser muy peligrosa y alterar el curso de las cosas, para bien o para mal. Deberíais ser más precavidos y conscientes de los peligros de ver más de lo que pueden los vivos.

Estaba claro que no me iban a hacer ningún caso, pero aún así lo intentaría explicar, y si tenía que hacer un dibujito para las estúpidas de pelo rosa también lo haría.

Imaginaos un espejo, cuando te miras en él ves un reflejo, no te ves a ti mismo, osea que no ves la realidad. Esto es lo mismo... lo que vemos puede que no sea del todo correcto o puede estar distorsionado, demonios, puede que no sea ni la misma realidad a la que estáis enviando el mensaje...

«PLAF». El guantazo sonó bien claro. Me llevé una mano a mi mejilla, atónita. Intenté contener las lágrimas, pero no pude. La cara me ardía y me dolía mucho. Tras un par de segundos paralizada y sin comprender lo que había pasado, retrocedí rápidamente y me coloqué detrás de Al.

—«Snif». ¡Estás loco! ¡No…No vuelvas a pegarme! —exclamé, con ojos vidriosos. Mi valentía de hacía un momento se había esfumado en un abrir y cerrar de ojos. El chico me había parecido extraño desde el principio, pero ahora además me daba miedo.

Si queréis seguir jugando con las cartitas de la cabaña en el lago me parece genial, pero no mencionéis a Rayla ni a Yusuki. O volveré y os mataré a todos, otra vez. Dicho aquello me giro y me voy a buscar una salida si es que la hay.

Y antes de que Al pudiera hacer mucho ya estaban gritándose y amenazándose entre sí - Vamos, es ridículo que quieran matarse, han llegado tarde para eso - Les recordó frunciendo el ceño y haciéndole un gesto de saludo al recién llegado Oween. La compañía aumentaba y sus compañeros vivos disminuían. Dio un suspiro dispuesto a interponerse entre la pelea para que se calmaran pero no llegó a tiempo. Se quedo sorprendido, más de que realmente hubiese podido golpearla considerando donde estaban. -¡Hey! ¡Es una niña, idiota! Metete con alguien de tu tamaño - Le gritó en cuando reaccionó, quitandose una zapatilla y lanzandosela por la cabeza al ver que se iba con sus aires de superioridad - Ven y disculpate con ella - 

  Caeru...

     Se que debía preocuparme de la pobre Naoko y el extraño pleito que llevaba con el sombrerero, pero... Caeru en el otro plano estaba sufriendo, se lamentaba por todo  ... como aquella vez, entre los esqueletos y cuando conocimos al señor V.... y esta vez no estaba nadie cerca mas que la chica de armadura y ni ella estaba siendo capaz de mermar ese pozo.

    Como me odio a mi mismo en estos momentos - decía al chico del chandal rojo, aunque a la vez que hablaba en el otro plano estaba mi viva compañera cayendo de bruces al suelo - ahora no hay cerca nadie que le recuerde como amarrarse las agujetas...

   Por lo que estoy entendiendo hay formas para que nuestra voluntad tenga algo de influencia en el plano físico...  ¿ cuales son ? - intentando averiguar todo lo que pudiera, lamentarse y quejarse podían esperar... aun tenia a una amiga que ayudar en estos momentos.

Dime por el amor de todo lo bueno y sano que no le dijiste en el susodicho mensaje que estabas en el plano de los muerto

Que mi amiga es cortita... y si eres quien creo... a nuestra amiga no le va molestar palmar por palmar...

Comenzaba a zarandear al joven de sudadera roja.

¡Hey! ¡Es una niña, idiota! Metete con alguien de tu tamaño 

Ven y disculpate con ella -

Ignorando la zapatilla que me da en el hombro, simplemente me paro un segundo para decir unas palabras y luego seguir mi camino. ¿Una niña? ¿Cuántos años te crees que tengo yo? ¿Cuántos años te crees que tiene mi amiga Yusuki? Es hora de que todos maduréis, no tenéis más remedio que hacerlo.

Mientras era zarandeado por Oween, el muchacho no dijo absolutamente nada, tan solo invocó su propia llave espada, haciendo el silencio en el lugar. Con una mirada fría y calculadora, el muchacho demostró que era la viva contraparte de Caerulea.

-Ahora no es el momento de juegos.

Su mirada no estaba posada en Oween, tampoco en el suelo, viendo como estos chicos habían vuelto a entrar en combate. Por el contrario, su mirada estaba posada detrás de ellos, en aquellas ruinas que habían abandonado.

-Nos han encontrado. -Con su espada en mano apunta hacia las ruinas- ¡Dense prisa! ¡Huyan hacia el Este!. ¡Yo los entretendré!.

Un ejército de criaturas aparecieron aparentemente de la nada; una de ellas, la más grande se hubo alzado por encima de aquellos pilares blanquecinos, apoyándose con estos mientras los hundía en el agua en su paso constante hacia aquel grupo de portadores de la llave espada. Mientras que las pequeñas, caminaban de una forma incesante hacia ellos. Parecían ser lentos, pero si estos continuaban ahí, quizás fuera demasiado tarde para evitar un conflicto.

Miré al loco del sombrero de forma penetrante, como si quisiera lanzarle rayos por los ojos. La mejilla todavía me ardía por culpa del tortazo que me había dado sin venir a cuento. Desde el principio me había parecido un tipo extraño, pero ahora además me parecía peligroso. Claramente no estaba bien de la cabeza.

Erythrum me sacó de golpe de esos pensamientos.

—¿Qué…? —Me giré y miré en la dirección a la que miraba el chico, y vi una gigantesca criatura blanca—. ¡Ahh! —grité asustada, con ojos como platos. ¿Ni siquiera después de muertos nos iban a dejar en paz? Aunque estos parecían algo diferentes a los sincorazón…

Haciendo caso de lo que decía el prometido de Caerulea, me fui corriendo, lo más rápido que mis piernas desacostumbradas al ejercicio físico me permitían. Aunque… un momento… ¿Dónde estaba el Este?

        Por lo mismo lo digo... - molesto y hasta entendiendo su gesto, pero miedo a este punto de una esas llaves, ya no ... morir por culpa de multiples golpes de una llave ayuda a perder parte de ese miedo... - lo que menos necesitamos es que pierda la esperanza en la vida... que la debes conocer mejor que yo... y sabes lo instable que se puede poner.

      Pero antes de seguir con la recriminación hacia su persona, cierto cúmulos de problemas se acercaban a nosotros - Joder.... y en este sitio también hay problemas... - decía mientras preparaba mi espada, para ser interrumpido por el desconocido el cual se quería quedar solo con el problema que media mínimo cinco o seis Dan Vorton de largo.

     Ni se te ocurra morir.... - y sin agregar mas - comenzaba a correr junto a los que hubieran reaccionado.

    S...si e...esas cosas vienen de las ruinas.... c...cualquiera dirección lejos de ellas es buena dirección... - comentaba al aire, pues sin una brújula, noción de como funcionaba el cielo o los astros en este sitio... me era imposible siquiera poder guiarme.

Precisamente si vienen de las ruinas hacia allí debemos de ir. Les miro con una sonrisa en los labios.

Acaso ¿Queréis huir de los problemas? ¿O por el contrario deseáis descubrir cómo volver con vuestros compañeros? Pues para eso habrá que encontrar la respuesta correcta a muchos problemas como este... Corro hacia las figuras gritando.

¡¡¡¡ LLAMAS A MI !!!!

El cuerpo vuelve a brillarme con el rojo carmesí de la magia del fuego, el ambiente se vuelve caluroso de repente y llamas salen de mi esperando para impactar en los enemigos que se acercan cada vez más..

   Vale....- mirando al joven del sombrero - si por casualidad el resto pregunta que paso con el... decimos que se sacrifico como un campeón buscador de la verdad... el resto... - cambiando mi mirada a Naoko, luego al rubio ... que no perdonaba del asunto con Caeru...  y al chico pelinegro ... que no había intercambiado mas de dos líneas de diálogos...  - busquemos coberturas lejos de las ruinas... y de los restos que queden del muchacho...

Se detuvo un momento mirando a Erythrum y al idiota del sombrero, parecía imposible que ganaran contra esa cantidad de cosas, quería quedarse a pelear, pero a su vez aquel chico de chaqueta roja era el único que parecía conocer como funcionaba el lugar y que eran esas cosas. Era hora de confiar en él. Empezó a correr hasta alcanzar a sus otros tres compañeros, sacándose la otra zapatilla en el camino porque le incomodaba - ¿Podemos siquiera morir aquí? - Preguntó a sus compañeros mirando sobre su hombro las cosas que se acercaban. Eran muchas, pero no parecían sincorazones. 

La batalla parecía ser complicada, y pese a que unos comenzaron a correr lo más lejos posible de las ruinas, otro se quedó parado en el sitio mientras que otro más decidía correr en sentido contrario, en concreto hacia los enemigos.

-¡No! -Exclamó con severidad el muchacho- ¡Vosotros aún tenéis una oportunidad de salir de aquí!. ¡No dejaré que los amigos de Caerulea mueran contra estos enemigos!. ¡Ellos me buscan a mi!.

Tras decir esto creando una llave espada en sus manos, se giró para convocar un vendaval en dirección hacia el grupo; aquel hechizo mágico fue tan potente que los que estaban detrás de él comenzaron a elevarse por los aires, perdiendo su contacto con el suelo mientras eran lanzados por aquel viento feroz.

-¡Buscadla a ella!. -Exclamó- ¡Ella os ayudará!.

Y con estas palabras, el muchacho se giró para combatir con aquellas criaturas en la lejanía. Al parecer iba a ser un combate duro... realizado fuera de cámara.