Partida Rol por web

Irving sonrió, luego metió una mano en el bolsillo de la túnica.

—A veces no hace falta que te pidan para dar, pequeña—dijo—. La mejor recompensa para un maestro es ver a sus alumnos felices.

Echó una mirada a Wynne con las cejas levantadas y la anciana le devolvió el gesto, cosa que lo hizo soltar una risita cascada.

—Aunque apuesto a que aún podemos darte algo más.

Sacó entonces un pañuelo de seda cuidadosamente doblado del bolsillo y se lo tendió a Gabrielle, como completando la pequeña broma.

En aquel momento, el Caballero Comandante llegó de nuevo por el pasillo con Lynn a su lado. La muchacha parecía tan menuda y tan frágil al lado de la imponente figura blindada del templario que resultaba chocante.

—Disculpad que haya secuestrado a vuestra clériga, os la traigo de vuelta—dijo—. Si Irving ha dejado de atormentaros con sus moralinas, podéis partir en cuanto esteis listos.

El Primer Encantador levantó ligeramente la barbilla en un falso gesto de autosuficiencia.

—Vaya, ¿no eras tú quien me repetía por activa y por pasiva que debía asegurarme bien de que lo tenían todo claro antes de marchar?

Greagoir frunció el ceño y fue a protestar algo pero al final soltó un resignado suspiro y miró al recién formado grupo.

—Lleva casi treinta años ganándome todas y cada una de nuestras discusiones. Es frustrante.

Aquél comentario quedó inesperadamente cómico en alguien tan regio como él. Aunque por supuesto no lo había dicho en tono jocoso, sino con naturalidad. Pero eso sólo lo hacía más gracioso.

Wynne se inclinó disimuladamente para hablarte al oído.

—Me pasaría horas oyéndoles—susurró, luego sonrió y te revolvió el cabello rizado—. Suerte, hija, haz que me sienta más orgullosa aún de ti. Si eso es posible.

Wynne se inclinó disimuladamente a hablar al oído de su aprendiz. Susurró algo, luego sonrió y le revolvió el cabello rizado.

Lynn por su parte, se había encogido con timidez ante el hecho de que Greagoir hubiese hecho que todas las miradas se posasen en ella nada más entrar, aunque cuando vio a Gabrielle tan contenta se acercó (cogiendo al gato del suelo por el camino) y se quedó a su lado con una sonrisilla cómplice.

—Yo que tú lo llevaría en brazos—dijo—. De la torre se sale en barca...

Cuando las puertas del Círculo se abrieron, el sol entró a raudales y la inmensidad azul del Lago Calenhad os llenó la vista. Hacía una mañana tan hermosa que cualquiera diría que Ferelden no acababa de salvarse de la destrucción total por los pelos hace a penas un par de semanas.

Caminásteis por un sendero de tierra que conducía a unas escaleras talladas en la misma piedra y que descendían hasta la parte inferior de la inmensa isla en la que se encontraba la torre del Círculo. Allí había un embarcadero, en el cual esperaba una barca.

Astucia se había callado desde que Irving se había acercado a ti, pero todavía sentías su presencia. El espíritu no decía nada pero parecía asombrado con aquel paisaje. Hasta el punto que debía habérsele olvidado que precisamente lo estaba viendo a través de tus ojos.

El dueño de la barca se limitaba a pasear ociosamente por la pasarela de madera mirando las nubes hasta que en uno de los giros de vuelta os vió venir y separó ambas manos del cuerpo dando un paso hacia atrás como quien acaba de ver algo que le ha asustado.

—¡Por Andraste, menuda comitiva!—exclamó con los ojos como platos. Luego recuperó la compostura y miró alternativamente a su barca y a los futuros pasajeros—. No esperaréis ir todos en un sólo viaje, ¿no?

Se rascó la cabeza como calculando algo.

—Lo siento pero sólo voy a poder llevar a dos por viaje—confesó—. No me apetece acabar en el fondo del lago, así que decidid vosotros quien va primero y quien se espera a que vuelva.

 Era su iniciativa, no ánimo por ordenar algo. Nisiquiera era una orden. En fin...¿Y por qué he de pensar que sonaría de otro modo? No llegó a negar, pero lo hizo para sus adentros mientras se ajustaba la capucha, Wish hacía que los hombros se desajustasen y la túnica resultaba algo más incómoda. En la siniestra no tardó en sujetar su bastón de mago. A partir de ahí comenzaban las verdaderas hostilidades y no simples discusiones con Terria, Wynne o los templarios que falsamente decían protegerles.

 Tomaba la decisión por un motivo. Darles tiempo a Gabrielle y a su hermano de pasar un rato a solas, en la intimidad. Él lo desearía si se reencontrase con alguien algún día, quizás lo hicieran pronto, durante aquella ardua misión, o almenos con alguien importante en su vida. Ya había aguantado demasiadas miradas vigilantes, por un minuto quería sentir lo que era ser libre, irónico en una barca en medio de un lago, no se podía ser más esclavo de una situación.

 Wish estaba contenta, lo estaba por el agua. Le vendría bien mojarse un poco, podría hacerlo mientras esperaban en la otra orilla. También le interesaba estar a solas con Lynn, de todos, era la única que merecía su total confianza y no sabía hasta que punto. Aquella si que era una creencia cruel, sobretodo después de todo lo que la hermana de la capilla había hecho por el hechicero.

 - Descuide...er... - Sonrió al barquero, tratando de sonsacar un nombre. En cuanto lo oyese Dreren se presentaría con el suyo, incluso le ofrecería la mano para saludarle.

 Una nueva oportunidad. Y quizás la única.

- Tiene un agradable trabajo. - asintió al contemplar el sol y el cielo en un climax que seguramente envidiaría a lo largo del viaje.

 No tardaría en acceder a la embarcación, una vez allí, esperaría la respuesta de aquellos tres. De Lynn particularmente, y quizás, alguna propuesta por parte del templario. Seguía midiendole...o quizás...no.

«Qué bonito es Thedas, ¿verdad?» le dijo Gabby a Astucia en su particular modo de conversación «Esto es el Lago Calenhad, estamos en un reino llamado Ferelden. Aquí es donde ocurrió lo peor de la última Ruina, y sin embargo, ¡mira! Todo vuelve a ser hermoso.»

Gabby se había quedado embobada admirando el paisaje. El sol brillaba con fuerza, los pajarillos cantaban sus canciones y todo era paz y serenidad. Aspiró una bocanada de aire puro y casi se sobresaltó cuando Dreren habló rompiendo la quietud del momento.

¿Ir dos hombres a solas con una mujer? ¡Hacedor, que inapropiado! A ella no le importaba que le acompañara su hermano, pero la relación que tenían esos dos era harina de otro costal. Eso sin contar con que Dreren había demostrado ser un inconsciente con todo el asunto de los tatuajes de lirio. No se fiaba de él; no porque fuera mala persona, sino por la poca reflexión que parecía hacer sobre las consecuencias de sus actos.

—Dreren, creo que sería mejor si Lynn y yo fuéramos juntas —objetó Gabby—. Mi hermano y tú podéis ir en el segundo viaje, si os parece bien.

Y añadió para su hermano: —Cuando crucemos el lago nos pondremos al día, ¡te lo prometo!

Estaba deseando hablar con él, pero la responsabilidades eran lo primero.

Astucia se sobresaltó al darse cuenta de que le hablabas a él. Más que nada porque eso le recordó que seguía ahí.

«¡Ah! Perdón, no debería estar viendo esto» contestó. Su presencia vaciló, como si supiera que "se tenía que ir" pero le estuviera costando «Es que es tan... »

Pareció tomarse unos segundos para pensar en un modo de describir lo que quería expresar.

«Azul» dijo finalmente, aunque no muy convencido de haberlo logrado. Casi pudiste imaginarlo rascándose la cabeza «En el Velo hay lagos, pero son algo... distintos»

El barquero levantó las cejas francamente sorprendido.

—¡Amabilidad!—respondió a Dreren—. Todavía existe de eso. Creí que había pasado de moda después de la Ruina.

Miro al mago de hito en hito, como si esperase que éste de pronto fuera a decirle "estaba de coña" o algo así.

—Jhonas—dijo finalmente estrechando la mano que le ofrecía—. Aunque por aquí suelen llamarme "Eh, tú", "¿No puedes ir más rápido?" o "Mueve el culo, que tengo prisa"—entonces añadió con una sonrisa forzada:—. Sí, es un trabajo muy agradable.

Saltó a la barca y se sentó tranquilamente en uno de los extremos, el que tenía los dos remos prestos, esperando a que los pasajeros decidieran qué dos iban a ir primero, a él desde luego parecía darle igual.

—¿QUÉ?—Lynn abrió tanto los ojos en un genuino gesto de sorpresa con la propuesta de Dreren que éstos se le volvieron completamente redondos.

Justo en ese momento se dio cuenta de que había hablado demasiado alto y carraspeó notando cómo la sangre se le agolpaba en las mejillas

—Digo. ¡Claro! ¿Por qué iba a haberlo?—se agarró las manos a la espalda—Es decir...

Cuando Gabrielle habló, agachó la cabeza como si le hubiese caído un chaparrón encima y terminó musitando en un tono apenas audible:

—... que por mí no lo hay.

A Gabby le hizo mucha gracia la reflexión de Astucia. El espíritu sabía muchas cosas sobre el Velo pero, como era normal, el conocimiento que tenía del mundo real era casi el de un niño. «¿Azul? No, el agua no es azul, sino transparente. Te parece que es azul porque refleja el cielo que tiene encima y hoy el día está muy soleado. A veces puedes ver el lago morado, o rojizo, o anaranjado cuando amanece o atardece. Y si ves el agua verdosa es porque estás viendo el color del fondo, la arena, las algas... ¿Comprendes?»

«Jaja, pero ahora mismo "es" azul»

Astucia rió un poco entre dientes.

«Aunque no me refería a eso» dijo «Verás, el Velo también tiene sus lagos, su cielo y sus montañas. Porque los mortales soñáis con los lagos, el cielo y las montañas de vuestro mundo»

Entonces hizo una pequeña pausa antes de añadir con una sorprendente ausencia de jocosidad.

«Pero no es lo mismo. Tu mundo es grande y brillante... tanto que parece que todo estuviese vivo. ¿Recuerdas lo que te dije de tu aspecto cuando estuviste aquí? Pues con las demás cosas pasa lo mismo; El agua del Velo moja porque crees que moja, el viento sopla porque crees que lo hace, y el sol brilla pero no calienta. Es como... ver un cuadro pintado a la perfección: es bonito pero nunca podrá igualar al modelo original»

Derek no pudo evitar torcer el gesto cuando Gabby quiso ir con la otra chica en lugar de con él. ¿Se acababan de encontrar y ya quería separarse de él? Pero como no le podía negar nada a su hermana, lo dejó estar.

-Bien. Hablamos después.

Le dio un beso en la mejilla y dejó que se fuera. Se sentía derrotado, como si le hubiesen dado una paliza. Era una tontería, pero...

   El machismo en situaciones de supervivencia no era la clave para ninguna convesación civilizada con alguna de aquellas dos, asique Dreren lo dejó estar, aprovechando su iniciativa para inspeccionar detenidamente la embarcación y asentir amablemente a Jhonas.

  - Es menos tranquilo de lo que parece. Ya veo. - Concluyó con el mismo tono de ánimo que pudiese haber detectado en el muchacho.

 Estarán a salvo. Es solo el lago Calenhad, ¿no? No habrá ningún problema. Jhonas no podría ser ningún delincuente, el paranoico del Comandante habría estudiado su vida como el que lee la historia de Risco rojo en un libro.

 - En ese caso, nos veremos a la vuelta.  - Confirmó sintiendo que al ceder estaba sentando los precedentes para que aquella situación volviese a ocurrir más adelante en otro momento menos apropiado...

 Dreren se encogió de hombros, o eso parecería cuando estos se alzaron de forma un tanto desigual...

 Terminó por cruzarse de brazos para esperar pacientemente, y nisiquiera miró de reojo a Derek. Lo cierto es que quería estar a solas con él.

- Yo iré con ellas. ¡Croac!

 Las pronunciaciones en el vestuario de Dreren dieron por fin su causa a la luz, La cabecita de wish asomó por el cuello de Dreren y muy rápido, sin pararse a pensar en las consecuencias saltó hacia el suelo, se introdujo en el lago y terminó aparecieron sobre la madera de la barca.

 Con la anca derecha se rascó el frontal de su carita verde.

 Dreren no le dedicaría más que una mirada comprensiva.