Partida Rol por web

Luego de finar a la criatura helada, deshaciendo de paso la influencia que sobre el ambiente aplicaba, Tea mostró sus respetos como ya se dijo y se dispuso a alejarse, llevada por el viento amable como una hoja que danza en lo etéreo; tras vivir entre paredes incluso eso le provocaba a la Cobb sensaciones nuevas que podía atesorar, resultando pues en modesto disfrute que tiñó sus mejillas de suave color durazno… hasta que una nueva convulsión de sus alrededores lo alcanzó.

Lo irónico fue que esta inquietud no se dio de forma demasiado separada respecto al fin del echo cristalino, sino que ocurrió casi al momento, antes de que la castaña pudiese disfrutar por largo rato la tranquilidad circundante. En esta oportunidad, sin embargo, lo que destilaba amenazante aura no era el aire frío ni la condensación de este, sino la arcilla de terrano que antes tan de buena gana le entregó una micra de su saber en forma de sello, esencia pura de la tierra.

¿Acaso había cometido algún pecado imperdonable gracias a su profundo desconocimiento de los parajes más allá del faro? ¿El echo roto fungía de guardián para algo o alguien? ¿A Terrano no le agradaban las gritonas?

Como si el destino mismo se burlara de estas inseguridades, pues, el barro y las piedras tomaron forma pronto, irguiéndose más allá de la cabeza marrón de Tea con facilidad; un nuevo echo pero ahora mineral, tan imponente como voluminoso, que dejaba muy mal parada la primera impresión que el ser gélido provocó en Tea, es decir, si aquel cristalino la había asustado, este le aterraba… pero también le causaba instintiva admiración por su hechura, casi como si naciera de las manos de un artesano habilidoso pero en tiempo real.

Víctima del “grito” ajeno la humana se apresuró en cubrirse los oídos, más la voz cavernosa del golemita era capaz de penetrar más allá de lo físico, tan brutal que logró hacer tiritar al alma misma de la Cobb. Inevitablemente Tea cayó entonces de rodillas, agazapada en sí misma por el salto que supuso el nivel en los que tan casualmente parecían surgir ante ella, sin embargo aferrándose a la pura lógica sabía que de quedarse ahí sin hacer o decir nada terminaría aplastada más pronto que tarde, por lo que sus opciones eran finitas…

— Todo en esta vida es una oportunidad o un obstáculo, pautas que el destino pone en nuestro camino… del ser pensante depende entonces si aprovechar o pasar de largo, si poner de su parte para encontrar esperanza donde hay desesperación y llevar entendimiento a donde hay ignorancia; el destino, como fuerza maleable, responde solo a quien lo afronta... — como mantra u oración dijo, sin embargo tal frase (o una muy similar) le había sido enseñada por sus tutores durante su estancia en el faro, significando en pocas palabras que nada grandioso le sucede a quien no se arriesga, y dado que ella fue enviada a buscar algo en teoría grandioso las opciones ya antes mentadas, que como se dijo eran finitas, se cerraban aún más, apuntando a un camino único: el de no rendirse.

Ganando determinación a través de este pensamiento, la Cobb aspiró profundo y por decisión ignoró a lo que estaba frente a ella pero solo por un momento, esto porque quería recordar la sensación obtenida minutos atrás, al extraer el sello de la tierra con tal precisión que todo ocurrió de forma rápida y sencilla, casi automática como el hecho de respirar. Volviendo a abrir los ojos y soltando el aire contenido en sus pulmones, Tea se levantó y con seriedad súbita miró al echo, no encarándolo pero tampoco demostrándole miedo, acto seguido extendió su mano hacia la criatura y un brillo febril comenzó a rodear su cuerpo joven.

— Deja que tu energía se una conmigo, oh gigante que de las entrañas de Terrano has surgido; libera de su agonía a las almas que contienes, trasciende… — claro que lo dicho no eran palabras mágicas ni algún tipo de plegaria, sino inspiración pura que de ella surgió en el momento...

Arani, sonriente como hasta entonces, agarró su baculo de nuevo y se puso junto a ti - Bien, pues no perdamos tiempo, sigueme - ya con la carta entregada y todo preparado, Arani te acompañó a un pequeño establo donde ya estaban preparando un carro con los tres bandidos atados para llevarlos a Trayerta.

Junto al carro había dos guardias preparandolo todo y atandolo a los caballos para iniciar el viaje. Draganer estaba allí espectante por si fuera necesario actuar pero no era necesario. - Esperad un momento - dijo Arani deteniendo a los guardias que parecían ya estar a punto - Esta chica es Helga, una conocida mia. Tiene el mismo camino que recorrer que vosotros ahora mismo, por lo cual os pido que me hagais el favor de acercarla a Trayerta. Ella os ayudará a proteger el carro y a que los bandidos no escapen

Ambos guardias se miraron confusos pero finalmente con seguridad miraron de nuevo a Arani - Como desee maestra Arani - dijo uno de ellos al tiempo que ambos se inclinaban. - Vamos señorita Helga, estamos a punto de partir - dijo el otro con sumo respeto mientras te prestaba su mano para ayudarte a subir. Finalmente volvieron a dirigirse a Arani de nuevo - El trayecto de viaje es de un día la ida, así que estaremos de vuelta mañana al anochecer maestra Arani.

Arani como no podía ser de otra forma sonrió y asintió - Que el buen Dios Helios, os guie en este viaje - dijo finalmente dando el beneplacito a sus guardias que subieron al carromato y con suave azote de las riendas, dieron el comienzo a los caballos para iniciar su viaje - Buen viaje Helga, y que la Diosa Thira te guie en tu impronta - De nuevo modificó la oración que solía decirse a la Diosa del rayo y las tormentas.

No pasó mucho tiempo hasta que uno de los guardias te habló - Señorita Helga, usted viene del norte ¿cierto? Bueno, su ojo y su cola dan indicios de ser de la misma raza que la maestra Arani, también por eso intuia que venía de Maxener. ¿Cómo es aquello? - preguntó mucho más tranquilo ahora siendo que quiso iniciar una charla tranquila.

-Maxener es un pozo de chatarra - después de que respondieras uno de los bandidos despertó, justamente al que habias disparado - Y su raza, los Uromaki, unos ingenuos faciles de engañar. Solo piensan en si mismos y en mejorar, por eso son tan faciles de engañar - dijo claramente con intenciones de provocarte

-Supongo que entonces habrá sido solamente suerte - dijo finalmente encogiendose de hombros ante el tema marino - Tranquilo, no por no saber de un tema eres menos sabio - dijo para que no hubiera equivocaciones, pues inconsciente e inexperto eran cosas distintas.

Frente al tema de la misión y los comerciantes, Roan sonrió - No puedes tener mayor razón Senca... - pero rápidamente se le desdibujó aquella sonrisa - No obstante con la información es otro cantar, y los comerciantes tienen otra forma de evaluar los pagos, sobre todo cuando son de lugares tan importantes como Ilunia o Trayerta. Por eso no podemos fiarnos.

Y por otro lado el tema de la oración le quedó muy claro que tipo de persona eres, no obstante insistió - Creo que encontrarás este lugar lo bastante bueno para orar... Tanto a Helios como a Icycla, pues es uno de los muchos lugares donde ambos conversan - y esque el punto más alto de aquella torre, era superior al pico de la montaña, y si bien no era lo suficiente como para poder quitarte las ropas, introdujo en tu cuerpo un calor agradable y deseable que necesitabas desde que saliste del barco.

-¿Y bien? - preguntó por si definitivamente querías irte o rezar allí, no obstante no iba a dar tiempo a responder a aquella pregunta, pues de un momento a otro las alarmas sonaron y un fuerte grito de un monstruo empezó a sonar.

Un ave enorme gritando su chillido puso en alerta a todo Ilunia sonando campanas estridentes y saliendo arqueros a las partes exteriores de la fortaleza que disparaban flechas a mansalva para no dejarle pasar - Es un Gran Nore- dijo desenvainando poco a poco su espada de doble filo la cual parecía ser diferente al resto de espadas naturales por su construcción la cual difería del resto y por sus adornos y grabados - Los Nore no son monstruos demasiado problematicos, pero si Un Gran Nore aparece,  y va al continente puede suponer un problema, porque para empezar, ellos si que son agresivos e iracundos, los llaman los Alfas de su especie y hay uno por cada pocos...

Decidido el Uromaki puso su espada frente a el a modo de honra - No puedo dejar que cruce la frontera. Te pediría tu ayuda, pero si prefieres partir no te lo reprocharé... - Viste entonces cuando el ave ya estaba por la parte de la montaña perteneciente a la peninsula, como varias flechas impactaban en este enorme ser, pero ni caso les hacía, también podías ver hechizos ir, algunos impactando y otros fallando, al igual que bolas de metal impactarle a gran velocidad, pero nada le hacía pararse

-No escaparás... - y de pronto la espada del Uromaki empezó a cubrirse de electricidad mientras que un orbe amarillo en su empuñadura brillaba - Diosa Thira, permiteme usar tu poder para proteger a los inocentes... - Y acto seguido, alzó la espada al cielo la cual lanzó un enorme trueno y al llegar contra una nube perdida, esta estalló en un Flash de luz que cegó a todo aquel que lo viera, el Nore incluido.

Al recuperar la visión podrías ver como el Gran Nore estaba cayendo a tierra - Con eso podremos combatir en el mismo terreno - dijo para después lanzarse desde la torre colgando de un movimiento un gancho con cuerda de esta.

Me senté en el suelo y abrí la parte de arriba de la túnica, empleando el tiempo que Roan buscaba su hechizo para poder comenzar a preparar mi ofensiva, en silencio. Tras lo cual comencé a susurrar.

Helios No hay tiempo para orar las condiciones que aquellos que me enseñaron tu culto me enseñaron, pido por el bien de las gentes que se sitúan debajo de los que protegen a esas gente que me prestes tus poderes una vez más.

Desenvainé la espada y la situé sobre el suelo con una mano, mientras con la otra instintívamente buscaba la piedra que evocaba a aquella mujer alada, siempre sonriente.

[activo posición ágil].

Una vez Helios decidió si dar su poder o no, mediante unas corrientes de aire que parecían rodear la espada, cambiando a una aparentemente más ágil, ligera, fácil de manejar, me levanté de mi posición y bajé ayudado por el gancho de Roan mientras las corrientes de aire se salían de la espada y empezaban a rodear mi túnica, cambiando de aspecto con la espada formando un todo.

En el último de los metros que situaban el final de la cuerda y con un pequeño salto sobre la pared de la torre, desaparecí de la vista, apareciendo detrás del pájaro que Roan había abatido, intentando darle un golpe en la parte de atrás del cuello, sin embargo, algo debió de suceder con las corrientes, probablemente debido a la falta de oración a Helios que me ofreció su poder en una intensidad bastante baja, por lo que las corrientes me guíaban con falta de estabilidad.

La despedida de Helga para con Arani fue bastante cariñosa, lo cierto es que le tenia mucho cariño a esa mujer y le estaba muy agradecida no solo por lo que estaba haciendo en esos momentos por ella, sino por lo que con anterioridad ya había hecho. Guardo con mucho cuidado la carta en el sitio mas seguro que tenia y se dirigió al carro junto con ella.
Helga se presento y saludo a los hombres del carruaje:

Muchas gracias por su amabilidad y permitídme acompañarles... Llamadme solo Helga

Decía con una sonrisa mientras se iba preparando para montarse en el carro mientras se despedía afectuosamente.

Uno de los guardias le pregunto por su tierra natal, ella mira unos segundos al cielo y responde:

Es un lugar donde siempre pasa algo... tiene mucha actividad y siempre hay gente de un lado para otro. Es muy divertido cuando caminas y ves a través de las ventanas como las casas son un bullicio de actividad, a veces incluso puedes ver como a algún aprendiz le explota alguna pequeña invención y termina cubierto de hollín, es bastante gracioso y parte de la experiencia.

Sonríe unos momentos como recordando aquella época y añade:

Es un sitio interesante y donde hay mucha vida si...

Fue entonces que uno de los bandidos dijo aquello, ella le observa y dice con una leve sonrisa:

Bueno... al menos es mejor que al sitio donde vas a terminar tu... y si, puede que seamos ingenuos... tan ingenuos como para curar a los de tu calaña para llevaros a juicio... ¿Acaso de donde vienes es mejor?

Por fortuna, trece años en un templo llenan de paciencia a cualquiera, por lo que mi viaje no arrojase resultados sobre la religión Luminosa no me altera. Viajar por el mundo es un estilo de vida que se me antoja tranquilo. Gracias a las enseñanzas de Ya'tse, la inanición no es un peligro real, así que vago por el mundo silbando tranquila, eventualmente sacando la espada para ejercitar los brazos, observando el paisaje... Aunque lo cierto es que algo dentro de mí se revuelve ante tanta paz. Por Dios, ¿es que no hay salteadores de caminos?¿Los lobos respetan a una muchacha que aparenta 15 viajando sola?¿Hola? Esa parte está deseando machacar cualquier problema. Es como un oso dormido, aunque de vez en cuando abre un ojo y se queja de que no pasa nada.

Niero, con un estilo único para enfrentar a los demonios... ¿Lo habría creado él? Eso me causa una extraña sensación en el interior. Si lo ha creado él... Lo respeto.

Una vez alcanzada la montaña, me tomo mi tiempo para llenar una cantimplora del agua del lago.

- Madre de la vida, como te llaman, vigílame en mi ascenso. -no es que siga a Marine, pero cómo no, la respeto. A fin de cuentas, es la hija de Icycla, aunque fuese de una forma tan violenta...

Pensar en eso me hace pensar en mi propio pasado y ení misma, y me quedo por un segundo mirando las piedras del fondo del lago, recordando aquellas piedras en las que sentí la esencia Delemental de mi padre... O quizás solo fuese un delirio, pero no importa.

- Por favor, mi Diosa, guíame para mantenerme en el sendero correcto. -rezo ahora sí a Icycla, antes de echar a andar con paso tranquilo por la colina.

Al llegar hasta la cueva, escucho ese sonido quejumbroso en el interior y me inclino suavemente, como tratando de oír mejor. Una vez cesa el quejido de ese preciso instante, como si se hubiese activado algo en mí al terminarse, echo a andar hacia el interior. La mano izquierda sobre la funda de la espada, facilitando el desenvainado rápido, batto jutsu, si las cosas se torcían.

En silencio, me adentro a mirar.

Ni se inmutó por los comentarios, logró llevar a Gauche al tejado de uno de los edificios y entonces, cuando estaba a punto de sacrificar su vitalidad por rejuvenecerle y de ese modo curarle le dijo que no lo hiciera. A cualquiera le habría extrañado y habría replicado pero Tiki no era así, era una muñeca que obedecía las órdenes de su amo... Con la orden en mente comenzó a volar lo más rápido que pudo y aún en modo muñeca ( pues no le habían ordenado el cambio de personalidad) buscó a todos y cada uno de los médicos hasta que ni uno le diera respuesta afirmativa, momento en el que volvería junto a su amo el cual estaba no en muy buen estado...

-No hay médicos que deseen ayudar, amo. 

La órden de Gauche había sido clara pero Tiki no solo obedecía sus órdenes si no también las del señor Highel y esas eran mil veces más oscuras y oportunistas que ninguna otra.

- Comenzaré con el protocolo de emergencia, no se mueva, amo. 

Se acercó a el, le tocó la cara y entonces su magia de retroceso comenzó a hacer efecto en Gauche, mientras la vitalidad del hada quedaba dañada cada vez más. 

Las cosas estaban yendo bastante peor de lo que había previsto; al final Jack había tenido razón. Mientras el anciano los llevaba hacia la que sería su celda, Nargu notó, impasible, el gran número de seres sufriendo por culpa de aquellos hombres así como un buen número de cadáveres, inocentes que habrían sido obligados a trabajar hasta la muerte. El mal residía sin duda alguna en el corazón de los habitantes de aquel pueblo, y el mal debía ser corregido o purgado a como de lugar, pues esa era la voluntad de Icycla. Sabía que debía vencer y dar una oportunidad, pero siendo que no estaba seguro de que fuese siquiera capaz de escapar de allí, la idea de no vencer una sino dos veces a todos aquellos hombre corrompidos por la maldad sin asesinar a nadie en la primera instancia se le hacía algo casi imposible; Icycla lo entendería. Él ya lo había advertido en su nombre; lo advertiría nuevamente en el nombre de Icycla, aunque tristemente para su interlocutor, este debería volverse consciente del poder y generosidad de Icycla antes de verlo con sus propios ojos.

Nargu permaneció frente a la puerta de la celda por unos segundos, observando a sus compañeros apresados. Estando de pies y manos atadas escapar sería una tarea ardua y prácticamente imposible; el momento de acción no podía postergarse más.

—Es tu última advertencia, anciano —dijo en tono neutro con su grave vozarrón—. En nombre de Icycla, enmienda tus errores y has del mundo un lugar mejor. ¿Cuál es tu respuesta? —preguntó mientras giraba su cabeza hacia él.

Preparada para extraer un nuevo sello de Terrano, o más bien del elemento tierra, lo hiciste con existo pues parte de la esencia del Echo que tenías enfrente tuyo fue dirigido hacia ti en forma de sello, al mismo tiempo que de un cabreo y un nuevo grito del Echo salen de este, el mismo se lanzó a por ti.

Con una ira cegada propia de los Echoes cabreados, y con su imponente estructura, el Echo ahora embistiendo hacia a ti parecía mucho más amenazador, tanto que podías ver venir lo que iba a hacer.

La enorme bestia petra de dos metros llegó hacia ti y de un golpe como si para el fuera una bofetada, te lanzó por el aire con un golpe sordo en tu pequeño cuerpo. No fuiste lanzada muy lejos y por tanto el arrastre con el suelo no te dolio lo suficiente para sentirlo como daño, pero el golpe del Echo fue lo suficiente para hacer que tus alarmas sonaran y te dieras cuenta de que te encontrabas contra un monstruo que, con el mismo estilo de combate que el tuyo, los puños, iba a suponerte un problema, o más bien un autentico dolor.

El dolor te retumbaba por todo el cuerpo pues te había dado en pleno torso y medio te había dejado sin respiración por un  segundo, cosa que era normal, y sin duda era el golpe más doloroso que habias experimentado por ahora, aunque no el último. Aún furioso el Echo se puso en guardia gritandote de nuevo de su manera... ¿Como ibas a derrotar a una cosa tan enorme y fuerte?

-Recuerda Tea, en este mundo existen dos tipos de enemigos, los sabios y los fuertes, y ambos tienen formas de ganar los conflictos. Los sabios usan sus palabras y su poder mágico, mientras que los fuertes se valen de su fisico... Casualmente te encontrarás momentos en los que los enemigos fisicos sean más vulnerables a la magia, y al contrario, los sabios a los ataques fisicos. Y acuerdate siempre de que no todos los elementos funcionarán con el enemigo.

Llegaste a escuchar la voz de Bastian en tu cabeza, un recuerdo de un entrenamiento pasado. Sea como sea como lo hicieras, deberías de poder con el.

Avanzando hacia el Nore caido con tu determinación y tu espada recubierta por el viento de Helios. El ave te vió cuando estabas a poco metros de el aún tratando de levantarse para hacerte frente, pero fue demasiado tarde para cuando se iba a lanzar pues tu finta tuvo el efecto deseado, pero no el daño total que podrias inflingirle realmente.

Con una molestia el Nore se retorció tirandote de encima suya y con un fuerte aleteo remontó un poco de vuelo para alejarse del suelo - ¡Senca! - gritó Roan acercandose con la espada en mano - ¿Te encuentras bien? - el guerrero cargó la espada al suelo volviendo a empañarla de aquellos rayos y llegado a la altura del monstruo se flexionó y saltó para atacar al feroz ave.

-Recobrate, no podemos bajar la guardia, este monstruo es fuerte, pero juntos podemos con el. - dijo tras llegar al suelo después de que el ave se quejara del tajo. - El gran Nore es un monstruo afin al viento, la electricidad no le hará mucho daño, al igual que el viento, pero con mis habilidades puedo tratar de aturdirle. Debemos atacarle todo lo que podamos hasta que vengan refuerzos

Fue entonces que el Nore se alzó un poco para luego dejarse caer con la zarpa abierta para daros un zarpazo a

Los guardias sonrieron con una sonrisa ante tu descripción de tu tierra natal, pero por otro lado el bandido que dijo aquellas cosas sonrió con suficiencia al ver que le respondías. - Depende de a donde te refieras que vengo... Si te refieres donde nací, es una ciudad de ricos donde a la gente de la calle se le repudia e ignora esperando que se mueran, o en pocos casos sobrevivan para ganarse el futuro de esta forma. - Se acomodó un poco mejor allí donde se encontraba antes de seguir.

-Si te refieres a desde donde venimos para asaltar estas tierras, sinceramente no esperabamos encontrarnos con una ciudad con Raleos protegiendola. Una mocosa Uromaki dijo que tenía que interceptar a su amiga a la cual llevaba ventaja, que pena que nunca saldrá del lugar donde la dejamos ¿Verdad? - ¿Podría ser verdad lo que decían? Y en ese caso de ser así... La única Uromaki que iba a salir de Maxener por esa ruta eras tu... "Amiga"...

En tu mente incluso podía dibujarse la imagen de quien podía ser esa amiga capaz de hacer algo así... Pero si era verdad, ellos llevarían todas las de ganar...

Sin embargo pocos minutos después de que pudieras pensarlo e incluso tratar de interrogarlos escuchaste un grito de una chica bastante conocida - ¡¡¡¡UAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!! - alzando la vista pudiste ver como aquella chica, Vanille, corría en dirección a tu carromato y por su lado los bandidos se sorprendieron de verla suelta - ¡Ayudaaaa! ¡Por favor! - No veias la razón por la cual huia hasta que se aclaró un poco más la imagen de lo que tenía detrás

Tras ella un enorme monstruo, que bien se parecía a los perros de caza pero en versión gigante, salvaje y furiosa: Un Rawlof. - Señorita Helga, es muy peligroso enfrentarse a un Rawlof tan grande solos pero con esa agilidad no tardará en alcanzarnos - Y es que sino fuera porque tu amiga iba haciendo curvas y zigzags, el Rawlof le pillaría sin problemas. Lograba esquivar, pero... ¿Por qué no atacaba?

La decisión parecían dejarla en tus manos, hasta tu pequeño robotito te miraba esperando ver que hacías

Como era normal y tu instinto buenamente te decía, caminaste hacia el interior de la cueva buscando lo que probablemente era alguien herido ¿Quizás Niero? ¿Quizás un Delemental? ¿Quizás un viajero? Era dificil saberlo sin adentrarse mucho y solo escuchando un gruñido de dolor... No obstante y a través de la profundidad del tunel que llevaba al interior de la cueva, poco a poco esta misma se fue disipando dejando paso a un color rojizo de una antorcha que estaba que allí en el interior del lugar.

En su interior había un hombre, o más bien un aventurero, que no mostraba rasgos Uromakis por el momento, ni tampoco Luftinuka, pues aunque le veías la espalda, no lograbas verle la cola distintiva de esta raza y podías ver más partes de su cuerpo descubiertas por lo cual te hacía negar esa forma Luftinuka. Por el momento pareció no haberte oido y eso te permitía acercarte un poco más para ver mejor que estaba haciendo, y es que en su mano agarraba un cadaver de lo que parecía un Delemental, pues tenía todas las caracteristicas de uno mismo, solo que era mucho más pequeño y monstruoso. En su pecho se encontraba un cuchillo, y alrededor del mismo un paño.

Tras unos segundo sosteniendolo en el aire veias que bajo el Delemental y a los pies del tipo había un agujero un agujero perfectamente formado como si se metiera a lo más profundo. No obstante, no soltó al Delemental sino que en su lugar se giró apuntandote con su cañon y disparó sin más, obviamente fallando pues después del estallido, el impacto sonó detrás tuyo

-¿Quien eres? ¿Que quieres? - dijo de forma seca aquel tipo que al mirarte ya pudiste ver su elemento diferencial en su cuerpo... Sus ojos, un ojo azul de pupila extraña, similar a la de los Uromaki, y otro carente de color igual al de los Luftinuka. - Responde o la siguiente bala no fallará, te lo aseguro - martilleó de nuevo su arma mientras aún seguía manteniendo al Delemental sujeto en su mano. - Y espero que la razón por la cual estés aquí sea veridica y más que convincente. - Por lo visto no llevaba bien las compañías.

Ante tu reacción y respuesta, el lider de aquella aldea solo podía responder de una forma posible... Riendose

-Por favor, no me hagas reir. ¿En nombre de Icycla? Y dime señor soldado de tu diosa ¿Que ha hecho ella por las tierras de infertiles? Ella, o Terrano, o incluso Helios y Marine... Te responderé yo: NADA - dijo aproximandose levemente a ti - Y sin embargo, nosotros hemos hecho muchisimo más que ellos, pues estas tierras que pisas antes no daban fruto alguno y nosotros con las esencias que pueblan el mundo de Sansóläis, conseguimos darle vida en el pasado y mantenerla en el presente ¿Y como? te preguntarás...

Sonrió y dió unos pasos atrás - No por voluntad propia. Pedimos ayuda a todos los que pasaban por nuestro pueblo inerte de vida pero siempre decían lo mismo: No es sencillo conseguir esencia, y yo necesito la mía en mi viaje... Y cuando nos hartamos de oir siempre lo mismo... Actuamos. Si no podiamos conseguir que alguien nos ayudara con dicha esencia, les obligariamos a darnosla y a extraerla para nosotros, y después de las primeras veces nos dimos cuenta de la cantidad necesaria de esencia que necesitariamos para mantener nuestras tierras, y las de todo el que la necesite... Por eso recolectamos esencia forzando y rompiendo la mente de aquellos que si pueden extraerla y la vendemos para que la gente pueda beneficiarse de lo correcto: La magia de los dioses.

Volvió a reir, esta vez con condescendencia - ¿Que haga del mundo un lugar mejor? Hijo, yo ya he hecho mi parte... Le toca al resto del mundo abrir los ojos. Cambiar egoismo, por vida. Si eso no es una vida mejor, que baje tu Diosa y me lo diga a la cara. - amenazó sin vacilar y acto seguido hizo un gesto para que os introdujeran a la celda por la fuerza.

Gauche ya se lo veía venir, o más bien ya sabía que ningún curandero querría ver a un ladrón en la calle, aunque no supieran de su oficio, por ello tan solo estaba esperando tranquilo esperando tan solo que la muerte llegara o que para sorpresa un medico viniera de tu mano... No obstante, ninguno llegó junto a ti...

Por eso cuando Gauche se sorprendió por culpa de sus propias ordenes, lo primero que hizo fue tratar de apartarte para que no lo curaras - Tiki, fuera. - dijo secamente aunque con un deje sufrido. Obviamente no podias curarlo, pero si revertirlo en el para sufrirlo tu - Esta vez se te escapa de tus manos, estupida Mimali - pero no paraba de decir aquellas cosas para que pararas siendo que poco a poco tu vida se escapaba de tus manos.

-Si sigues así el veneno te matará. TIKI TE ORDENO QUE TE DETENGAS - gritó solemne a fin de que te pararas, pero como era lógico, si tu amo sufría no podias parar hasta que estuviera sanado, y es cuando la herida ya estaba cicatrizada casi, cuando un golpe enorme se te lanzó al pecho. El veneno empezó a succionar tu vida, de una forma mucho más dolorosa a la que pudieras haber previsto, si es que acaso pudieras hacerlo - Tiki, detente. No podrás soportar el veneno. - Cada vez más cabreado intentaba detenerte hasta que al final hizo lo que no quería. Agarrarte y apretarte contra el suelo para pararte cuando casi las heridas estaban ya curadas dejando una simple y estupida cicatriz.

Tu amo se había curado pero a que precio - Se te escapa de tu limite. Deberías haber dejado el veneno en mi cuerpo y no en el tuyo... - su voz de hecho sonaba sincera - Yo tengo derecho a morir, tu no. - dijo por un momento humilde, más de lo que era, aunque con ese deje de orden que tenía - Tu no estás hecha para soportar venenos, ya lo hablamos - y realmente si uno de los detalles por los cuales no actuabais con plantas para sacar armamento, era ese: Evitar que entraras en contacto con veneno para que no te afectara... Como ahora, que ese veneno que usaron contra tu amo te estaba consumiendo poco a poco, pero a una velocidad superior que a cualquier humano - Tiki... Aguanta - una gota cayó a tu ser, antes de que empezaras a notar movimiento y...

Distorsionandose así la realidad a tu alrededor, diferente a como lo haría tu poder si llegase a ese nivel... Era tu consciencia abandonando tu cuerpo, ya que de por si tu consciencia estaba muy encerrada en lo más hondo de tu ser, ahora estaba escapando como si nada pudieras hacer... ¿Pero a donde? ¿Quizás muriendo?

Aquella oscuridad de nuevo inundó a tu alrededor, pero ahora era mucho más perceptible, y mucho más tangible, tan tangible como las cadenas que rodeaban tu cuerpo... ¿Otra vez en el interior de tu cuerpo? ¿Otra vez visiones de tu propio ser y tu amo?

No...

Ahora solo había oscuridad y una breve y pequeña luz tenue que salía de tu ser mismamente... Por una vez... Todo estaba en calma, no había nada que te pertubara, no había nada que te hiciera retorcerte de dolor, no había ni un solo delirio que tratara de volverte loca o añadirte más pesos a las cadenas...

Tan solo una simple, y pura tranquilidad. Todo se había acabado ¿No?

Sacrificar tu vida por la de otro... Es solo un gesto que se realizaría por amor

Pero a su vez, eras consciente de lo que existía en tu mundo superficial, a través de unos ojos que solo te mostraban imagenes a las que eras ajena, pues no podías controlar las acciones que esas imagenes te mostraban, y si lo intentabas, algo te hacía daño para evitar que te libraras de las cadenas. De ahí que esa voz... Diferente hasta ahora de todas las que habías escuchado en tu perdida de cordura, te recordara tu estado actual dejandote ver esa imagen de ti en las manos de Gauche, con este corriendo con una expresión de enfado y desesperación.

Le has salvado la vida, a coste de la tuya... Y aunque te trate como lo hace, no quiere dejarte morir

Como si no fuera suficiente esa voz te había estado observado, tanto que resaltó tanto la realidad que bien podía doler a alguien sensible... ¿Aún guardabas sentimientos? Aunque era la pura realidad. Aquel que torturaba tu interior y exterior día tras día sin parar ni una sola vez, ahora trataba de salvarte. Ironico ¿No?

Lo que no sabe es que ya es demasiado tarde...

Advirtió haciendote consciente de tu situación real. La muerte solo estaba a un paso tuya.

No había ningún bloqueante, ninguna orden que dejara a tu mente inerte en un puro pensamiento de saber que hacer, tu mente estaba en blanco, sin una linea que dijera a tu cuerpo que hacer, como actuar... Y es que era normal. Igual que Highel logró quebrarte y separar tu mente y espiritu programable de tu consciencia real dejandola imposibilitada y anulada en lo más profundo y hondo de tu ser, escondido detrás de cientos de miles de bloqueos imposibles de atravesar por nadie que no fuera el... Esta distorsión había destruido todas esas barreras, había llegado hasta ese punto y había logrado separarla del resto de tu ser para que esa voz pudiera hablar directamente con la única parte de tu ser que podía tomar una decisión y nunca jamás en la vida había tenido oportunidad de tomar una... O al menos así eran sus recuerdos... Por un así decirlo, esa conversación era el nacimiento de la razón de tu ser...

Debes de vivir Hija de Mimali.
Eres la única que se merece esta segunda oportunidad.
No puedes morir ahora, que acabas de nacer. No puedes morir ahora, con tanto por descubrir.
Solo di una palabra hija mia, toma la decisión de seguir viviendo, y te bendeciré con mi poder eterno.

La espadachina avanzaba con paso precavido pero seguro, haciendo poco ruido al andar mientras sus ojos se adaptaban a la oscuridad de la cueva. Se mantenía caminando por las zonas con menos guijarros, preparada a pesar de que esperase encontrar a alguien herido.

La figura en las tinieblas, enmarcada por la luz rojiza del fuego, hizo que tratara de aguzar su vista, buscando signos de quién podía ser. Al menos no era un Delemental, eso estaba claro.

Avanzó un poco más, cuidadosa, contemplando lo que sujetaba en su mano con cierta sorpresa. No entendía por qué había cubierto el cuchillo con una tela ni por qué lo sostenía sobre un abismo si estaba muerto, ¿qué pretendía? El repentino giro y el fogonazo le hicieron retroceder y levantar la espada, aún enfundada, tratando de interponerla en el camino del balazo si iba contra ella. El fogonazo de pólvora la iluminó y su respiración se agitó ligeramente, midiendo inconscientemente todo con la mirada: los pasos que los separaban, los obstáculos en el camino, la posibilidad de huir del encuentro... Pero su respiración no tardó en volver a serenarse mientras hablaba y bajaba la espada a su posición, aún sujetando la funda con la misma idea que antes: por si era necesario. Madre mía, qué violento... Pensó.

- Buenas tardes a usted también... Escuché a alguien herido y por eso me adentré en la cueva. -empezó con tranquilidad, y luego prosiguió- Mi nombre es Anya Ishar y lo buscaba a usted, señor Niero... Pero créame que el motivo de mi búsqueda ni es negativo para usted ni urge. Puedo esperar a que concluya lo que está haciendo. -no le provocaba nada de conmiseración el Delemental que había caído en sus garras, estuviese muerto o torturado de alguna forma- También puedo acercarme más a la antorcha si quiere verme bien, no soy un peligro para usted... Pues lo que quiero es aprender cosas de usted. -concluyó, suponiendo que tanto "no soy peligrosa" podría hacerlo dudar de sus intenciones, así que mejor dejar caer una idea general antes de eso.

Igualmente, bajó al final la vista y frunció el entrecejo un poco, notando que algo fallaba en la escena.

- Un segundo... ¿Está herido?¿Puedo ayudarlo? -preguntó entonces, pensando que si eso que sostenía era un cadáver, el gruñido debía de haber sido suyo.

Repentinamente,. parecía preocupada, aunque se mantuvo quieta en el sitio.

Me recompuse y apunté mi espada al pájaro gigante, suspirando a las palabras de Roan.   No conocía tal cosa, tras ello, clavé la espada en el suelo, y la saqué acompañada de una fina capa de tierra que moldeaba el arma uniéndose una vez más a la túnica, cambiando mi aspecto haciendo parecer que era otro Senca el que iba a atacar ahora.

¡Mantenlo! No podemos permitir que llegue a la torre. Dije en un tono extraño para la premisa expuesta, cualquiera pudiera pensar que emanaba algún sentimiento de protección o ira, pero el tono de voz era plano, exactamente igual que cualquier otra conversación banal que pudiera tener un tendero con su cliente. 

Tras ello salté tras Roan, atacando con una velocidad sorprendente, aunque una clara falta de fuerza, poder con el que los dioses no me habían bendecido. 

Lo que aquel tipo empezó a decir sobre su guarida y lo que en cierta forma habían dejado alli le sorprendio al mismo tiempo que le preocupo, no podía ser, todo parecía indicar que era ella, tenia que serlo, solamente a ella se le ocurriría hacer algo asi, con preocupación y cierto odio contenido mira al bandido, sin embargo, aquel grito era muy familiar para ella, esa voz era inconfundible.

Al asomarse pudo ver lo que sucedía, y las palabras de sus acompañantes se lo confirmaban, ante ella estaba Vanille corriendo y esquivando a aquel animal que le perseguía, el hombre tenia razón, les alcanzaría en breve, pero eso no le importaba, tenia que salvar a su amiga, asi que cogiendo su arma mira al hombre y dice:

Voy a salvarla y ganare tiempo para que puedan huir... no nos esperen, nos las apañaremos

Sonríe levemente al hombre y añade:

Asegurense que llegan bien y esos tipos pagan por lo que han hecho y por lo que han intentado hacer

Dice mientras sin dudarlo salta para bajarse del carro mientras dice:

Bien Vaporum parece que al final si que vamos a entretenernos...

Comentaba mientras repasaba mentalmente las torretas de las que disponía mientras iba preparando la de ataque y grita para que Vanille le escuche:

¡¡Vanille!! Rápido, ven por aquí

Si alguna certeza podía sacar de sus más recientes y agresivos contactos con la realidad, sin duda sería que a los echoes no les agradaba para nada que su esencia les fuese extraída así solo hubiera buenas intenciones de por medio, ya que en ambas oportunidades, frente a dos enemigos distintos, la comunión de energías que tanto buscaba Tea solo resultaba en violencia; dicha consecuencia quizás era lógica, sí, pero para alguien con la experiencia de toda una vida en el mundo libre, cosa que a la Cobb le faltaba, por lo que debió antes formular una hipótesis y luego comprobarla, teniendo suerte al apenas pasar minutos entre uno y otro paso.

Algo nerviosa y hasta asustada Tea intentó cubrirse del feroz ataque inminente, pero solo logró que sus brazos y torso dolieran como nada cuando la mole rocosa le hizo perder el equilibrio, lanzándola. Por suerte no salió volando ni nada similar, aunque si fue despojada de su equilibrio y de cualquier seguridad en su postura, reducida a unirse con el piso no porque buscara la sensación de la tierra acariciando su piel, de hecho para entonces su cuerpo dolía bastante, aunque no tanto como la herida en su optimismo; para colmo la criatura frente a ella, incluso con la resta de energía que podía suponerle perder algo de su esencia propia, no parecía estar realmente al borde de su límite como demostrara otrora el ente de hielo, lo que sin duda complicaba las cosas para la que no se había defendido.

Mientras Tea luchaba por recomponerse, por ser de nuevo dueña de una respiración armónica y nivelada, en la mente de la castaña hicieron eco las palabras que un día le transmitiera su respetado maestro, oportuna guía para un momento de incertidumbre como el que vivía en el presente. Si bien la Cobb no siempre descifraba a la perfección o a la primera vez los conocimientos pasados, partiendo de las sólidas bases dadas podía comenzar a labrar su proprio entendimiento de las cosas, que para eso al fin y al cabo había sido preparada ¿no? pues sin criterio propio dependería ciegamente solo de lo que pudiera recordar; con ello en mente llegó entonces el momento de que la aprendiz vislumbrara…

— Por grande e imponente que sea este enemigo no necesariamente significa que esté en la cima de la fuerza, maestro, prueba de ello es que, pese al dolor, después de su golpe y algo de esfuerzo he podido levantarme — segura dijo, curiosamente como si respondiera a alguien que no estaba allí — ¡seguro Sansóläis debe poseer muros más altos! ¡verdaderas murallas para la mente o el cuerpo y que no pueden ser medidas en base a mis primeros obstáculos, por ende, si este momento debo exigirme al máximo solo significará que debo entrenar mucho más duro! — la castaña enseguida asumió su característica pose marcial mientras tomaba una gran bocanada de aire para reestablecer por completo su respiración, clave del equilibrio que necesitaba, luego con inocente seriedad, libre de malicia u odio, miró al oponente.

— ¡Esto todavía no acaba! — dispuesta a defender su encomienda, respondió al grito ajeno con uno propio, solo entonces partiendo en corta carrera que le serviría para generar impulso y así finalmente pegar un salto no demasiado alto pero sin duda lejos de ser nimio, por medio de esto Tea pretendía posicionarse cerca del presumible rostro enemigo en cuestión de instantes, y aprovechando la cinética dirigir un par de golpes rápidos hacia dicho punto.

Claro que por lo novedosa que le resultaba dicha maniobra se vio obligada a tratar de compensar la ligereza del primer ataque con mayor ahínco en el casi inmediato segundo…

—Si no han hecho nada fue porque ustedes no lo merecían. —Sólo el aire podía ser más claro que aquello. Él, un simple mortal, no era capaz de ver en los corazones de los hombres, ¿pero los dioses? Ellos lo veían todo con total claridad con tan solo echar un vistazo sobre el hombro—. Tú no sólo no has hecho nada; has acabado con vidas inocentes para tu propio beneficio y te jactas de ello. Eres sólo otro corazón corrompido a voluntad... ¿Cómo es tu nombre, anciano? —preguntó Nargu con un gruñido mientras se giraba hacia él, impasible.