Un día tal como hoy dio comienzo una leyenda,

leyenda que se forjó en una batalla donde mortales buscaban la paz.

O más que leyenda una profecía que pronto se emprenderá.

Una profecía que nadie sabrá si acabará bien o mal.

Doce guerreros lograron detener a los divinos en su día,

doce guerreros que ahora muertos yacen bajo la tierra baldía.

Pero tan solo seis de dichos guerreros pervivieron en los últimos hálitos

condensando el poder de todos aquellos divinos en simples sellos.

Una catástrofe se evitó, dando lugar a una mayor.

Sansóläis está condenado,

condenado a ser destruida, condenado a morir entre el dolor mayor.

Pero gracias a los divinos, o a los mismos guardianes del sello se encontró la forma de salvarlo...

Aunque eso no dependería de ellos, sino de la promesa realizada.

"Cuando el mundo este por morir, y la llama de la paz se extinga,

los guerreros del sello resurgirán, y con ellos la destrucción o la salvación vendrá"

-Una historia bonita, o más bien un hecho histórico bastante prometedor... Desalentador desde el punto de vista que lo mires hermanito. Pero tu siempre estas leyendo el mismo libro, esperando una y otra vez que eso no ocurra. - La voz de una mujer se hizo eco en un lugar que nadie escucharía, dirigiéndose a los albores del cielo y más allá - Te preocupas demasiado.

-Sansóläis no está en nuestras manos ya, y aunque sigamos velando por el, deberíamos dejar que las profecías las recogieran los mortales de hoy en día. - Al igual que su voz, ahora pasos empezaban a resonar al mismo tiempo que un libro cerrarse - Destrucción, salvación... Lo que tenga que venir vendrá, para eso estamos aquí. Aceptar y ver como nuestras decisiones llegan al termino concreto, sea cual sea, y aceptarlo a pesar de lo que tenga que pasar.

Junto a aquellas palabras, el cielo empezó a cubrirse de nubes grisáceas que no presagiaban nada bueno. Nubes que sin duda traerían algo más que solo lluvia.

-Vamos, ya va siendo hora de que los divinos despierten, o al menos de que sus guerreros lo hagan.

Así fue como las primeras palabras de un libro jamás escrito,

empezó a escribirse con las primeras palabras:

"Que despierten y renazcan aquellos que su destino escribirán el final de Sansóläis.

Que los seis guerreros del sello despierten de su letargo en los herederos de su destino."

Libro de Hans

Capitulo 1: Lo que esconde Sansóläis.

Desde la parte más profunda de la tierra que comprendía aquel lugar, empezaste a ver, notar y oir aquellas terribles y criaturas extrañas.

Estabas en una negrura oscura y profunda donde apenas podías ver si quiera la tierra que escarbabas en ella. Tan solo la imagen de aquellos seres que hacían a tu pelaje ponerse tenso. Unas criaturas imposibles y nunca vistas ni por ti, ni por ningún ser viviente en todo el planeta

Una gran maraña de esos seres, la mitad blancos y relucientes, la mitad oscuros y siniestros empezaban a salir de la tierra a través de aquella caverna que veias, por esas paredes que en tu mente se dibujaban. No se fijaron en ti aunque algunas parecieran mirarte, pero sin duda el hecho de que persiguieran a ese extraño grupo te hacía pensar que si llegaban a alcanzarlos los matarían en el acto.

No obstante, no eres un heroe, simplemente un Geomali que quiere ser tan poderoso como el que más y llegar quizás un día a superar a aquel que marcó su nombre en la historia...

Pero igual para hacer esto, debías enfrentarte a esas criaturas tarde o temprano, aunque en este momento pudieras detenerlas.

Tres días antes

-Vamos Hans, tranquilo. Lograrás superarme algún día. - Aquella chica que ya conocías se encogió de hombros - O no. ¿Quien sabe? La historia dice que los Geomalis estais para cuidar de los Mereyin en tierra, enlazados a nosotros. - llevandose una mano al pecho, la extendió junto a una sonrisa mientras caminaba con los pies descalzos por la orilla de aquella playa - Y tu te niegas a aceptar tu conexión conmigo pero... - sonriente, Aqua te dedicó una mirada dulce - Creo que en parte es normal, ya que no soy una princesa puramente dicha. O al menos como quiere mi padre.

Sentandose pues a tu lado y tendiendose luego, Aqua miró al cielo sonriente. Desde allí podiais ver el inmenso cielo azul, nubes pasar de un lado a otro con la suave brisa del viento. - ¿Seguirás intentando vencerme? - preguntó con un tono propio de ella: Soberbia. De la única manera que podía responder. Puede que si fuera verdad que los Geomali y los Mereyin estuvieran destinados a estar juntos como sirviente y señor respectivamente, pero para vosotros aquello carecía de lógica. Por ello Aqua picaba más en cada intento.

La charla podía ser amena o extenderse minutos sin parar hasta que estuvieras recuperado, pero en un momento dado, algo hizo que tu interior se removiese. Por un momento aquella conexión que tuviste con el planeta, se perdió. Dejaste de notar la tierra. Ni siquiera podías sentir la que tenías a tu alrededor. De la misma manera a tus oidos llegó un extraño sonido que en aquel lugar era practicamente imposible: Silencio. Las olas cesaron y eso alertó a Aqua. Por otro lado, las nubes dejaron de moverse y el viento ya no movía ni el pelo de la chica ni tu pelaje.

Algo extraño estaba pasando y ambos lo sabiais, hasta que después de un minuto exacto, todo volvió a la normalidad. ¿Que había pasado? - Ha-Hans... - dijo aterrorizada Aqua mientras elevó una mano en una dirección.

Si mirabas, te encontrarías en la lejanía, el faro de la Paz... sin una llama que lo iluminara...

Se había apagado

El topo jadeaba, todavía algo cansado por la pelea. -Que no te quede duda -Se tomó un momento para escupir sangre a un lado-. No es el sí, sino el cuando -dijo por su parte el pequeño topo mientras caminaban por la orilla. Aunque la arena era un tanto suave para su gusto, al menos tenía que admitir que sus garras avanzando por aquella tierra húmeda era como para un descanso en sus largas travesías en las cuevas, prácticamente abriéndose paso entre rocas-. Lo sé -Admitió el topo a regañadientes, aunque se vio extrañado con como de sonriente se veía su rival-, pero es solo eso, historia. Tú no tienes porque ser una princesa, ni yo hincarme y rendirte culto -Trató de hacer una reverencia exagerada, como si fuera una burla-. Puede ser que yo tenga sangre tan común como el agua, y tú una hecha de gemas y diamantes, pero nuestro destino no está escrito -Hans entendía lo que decía, y más que nada solo trataba de animarla a que no se conformara.
Escuchar después esa provocación le hizo esbozar una sonrisa tan llena de irritación como motivación. -Mientras el cielo sea azul y el viento sople, intentaré vencerte. ¡Y algún día lo haré, ya lo verás! -dijo con determinación, tal vez algo brusco, pero sentía que de cierta forma se entendían bien.

Todo parecía tranquilo, hasta que después empezó a estarlo menos. Esa conexión que tenía con la tierra, con el mundo, se desvaneció de pronto. Haciendo que el topo se sintiera ciego. Sus patas que siempre habías sentido la esencia de la tierra, las diferentes texturas del suelo desde que tenía memoria, todo se esfumó de golpe. Incluso el ruido se detuvo y ni siquiera pudo sentir el viento, era como si el mundo le privara de sus sentidos, como si no existiera. El pequeño no pudo más que empezar a respirar muy ansiosamente, hiperventilándose, como si sus pulmones trataran en vano de recuperar todo lo perdido.
Afortunadamente, las cosas volvieron a la normalidad al poco tiempo, causando que Hans se calmara. Sin embargo, poco duró el cese en sus preocupaciones, porque sus sentidos se pusieron en alerta ante la visión del faro apagado. Ese faro representaba la esperanza, una guía para todos, cada criatura de Sansóläis lo sabía. Y ahora estaba apagado. 

El cuerpo del topo se estremeció ante tan extraño acontecimiento. Algo malo definitivamente había ocurrido, y el sitio estaba tan protegido por montañas, como si la misma tierra lo resguardara. Y esas tierras eran tan importantes, que incluso los geomali tenían el paso prohibido por esos parajes.
-Hey, Aqua, ¿qué tal una revancha? Doble o nada en una carrera. Gana quien llegue primero hasta el Faro de la Paz -Una sonrisa emocionada se esbozó en el pequeño hocico del topo. Esta era su oportunidad. Si bien, lo que había pasado antes no era para nada de su agrado, ante él tenía una muy buena excusa para internarse en terreno inexplorado. Andar por esas montañas peligrosas sería el entrenamiento perfecto, y probablemente habría todo tipo de criaturas a con las cuales batirse en combate.  

-Por eso me gusta encontrarme contigo cuando el tiempo deja un hueco libre en nuestras vidas - Respondió entonces Aqua ante tus primeras respuestas - De todos los seres que tengo en mi vida, eres el único capaz de entenderme a la perfección - con un tono más amigable y en parte hasta cándido - Pena que no seas capaz de ganarme ninguna vez, entonces entenderías a la perfección hasta lo fuerte que soy - realzando pues un poco su soberbia, tras decirlo simplemente rió para que vieras que no iba en serio lo de enaltecerse frente a dicho hecho.

-Pero bueno, espero que llegue el día en que seas capaz de hacerlo - dijo sonriente mientras contigo miraba al cielo. Al menos antes de que todo aquello sucediera.

Por su lado Aqua se levantó pronto y empezó a mirar alrededor antes de que todo volviera a la normalidad y cuando señaló el faro fue que su preocupación se hizo palpable en su comportamiento, por lo menos hasta que le preguntaste por la revancha a modo de carrera. - Pero... Hans por favor, espera. Es imposible llegar al faro de la paz en si, y hay un buen tramo de tierra, seguirías ganándome tu por excavar. Aún así, las leyendas dicen que es imposible acceder al faro de la paz por la barrera elemental que tiene a su alrededor. - Realmente dicha barrera no se veía, pero las montañas que rodeaban al faro mezclado con la niebla que mucha gente jura haber visto salir de su interior, era hecho suficiente para temer de dicha barrera.

Por no obviar las historias de múltiples aventureros que trataron de atravesarla y que al entrar en contacto con dicha barrera sus cuerpos se disolvieron. Incluso era imposible acceder desde debajo de tierra, y eso bien lo sabías gracias a las enseñanzas de los de tu raza. El acceso era imposible...

-Pero al menos si que podemos hacer algo... La leyenda dice, que en caso de que el faro se apague, los que heredarán el poder de los antiguos dioses despertarán. Es decir, puede que ocurra algo terrible si el poder de los dioses vuelva a nuestro mundo. - Ahí fue cuando Aqua resaltaba en seriedad, cuando se trataba de ayudar a los demás y aunque le pesara, haría cosas que iban contra su personalidad - Pero lo hemos visto, podemos avisar a nuestros respectivos lideres. Tu puedes avisar a tu raza en UTO y yo puedo avisar al rey máximo de los Mereyin. Igual así podamos evitar una catástrofe a tiempo, podríamos ser los héroes de nuestras respectivas razas... Aunque para ello haya que hacer de quienes no nos gusta ser... - Y como era propio en ella, lo reconoció cuando era algo que no lo gustaba, de la misma forma que se idolatraba al bromear de un punto fuerte suyo.

Sobre todo Aqua era sincera y bien lo sabías. Ahora estaba el punto de decidir como actuar. Entrar sería imposible y la idea de la princesa marina no era tan mala. Pero sin duda la profecía de la calamidad tras que la llama del faro se apagara, traería más miedo sobre el mundo si no se trataba con presteza.

Hans puso mala cara al escuchar a su rival hablar bien de él. O mejor dicho, trató de poner su mejor fachada de poner mala cara. Es decir, en el fondo sabía que ambos se entendían mejor de lo que quería admitir, es solo que según él, tenía que tener algo de orgullo contra su jurada rival. Fachada que se derrumbó cuando acompañó su risa con la propia. -Llegará más pronto de lo que te imaginas, y ese día, no voy a pelear con nadie de la realeza, sino con Aqua Laico.

La motivada energía del pequeño topo fue parada en seco por la Mereyin antes que si quiera pudiera enterrar las garras en la arena. -Pero... el faro -Trató de renegar Hans, pero en el fondo sabía que ella tenía razón, y acceder a tan peligrosa y emocionante zona era una movida que iba de una muerte segura a algo literalmente imposible.

El topo quería replicar algo, pero la expresión seria en la cara de Aqua, le indicó que esto ameritaba más seriedad de lo que acostumbraba. -Elegidos, leyendas, todo eso me suena, pero tampoco sé demasiado -Empezó a alejarse de la arena para encontrar un punto firme de tierra donde pudiera excavar fácilmente-. No quiero ser un héroe, solo quiero una buena pelea, un gran reto -Detuvo sus garras un momento y suspiró-. Está bien, iré a UTO, que Terrano nos proteja de lo que vaya ocurrir después -Antes de irse, dio un último vistazo a la Mereyin. Hans no sabía lo que pudiera pasar, pero como el faro había pérdida su luz, parecía un presagio de que una oscuridad se avecinaba a Sansóläis, y ni siquiera sabía si esta sería la última vez que se verían-. Aqua. Cuida de tu gente, pero cuídate tú también, si algo te pasa... no me alegraría ganarte si no estás bien, así que quiero que mi rival esté a salvo -Trató de transmitir su preocupación por ella, por más sutilezas y excusas que daba,  esperaba que como lo conocía, terminara por captar el mensaje. Dicho eso, empezó a excavar y emprender su camino profundo en la tierra en el único lugar que los Geomali reclamaban como hogar.

Tras tu promesa sobre tu determinación y la posterior detención frente a tu impulsividad, Aqua esperó a que explicaras tu parte, siendo se detuvo a sonreirte. - Creeme, si hay algo gordo tras de esto, habrá peleas que merezcan la pena y eso solo hará mejorarnos a ambos para nuestra futura pelea. Si no quieres quedarte atrás, será mejor que actuemos rápido, y se que no me dejarás evolucionar solo a mi. - Su tono no fue de rival sin embargo, sino más bien de una esperanzada compañera que quería batirse más adelante de nuevo con mayor poder incluso ¿pero en cual de ambos lados aumentaría más?

-Y que Marine nos de fuerzas para lo que ha de venir - acabó respondiendo a tu frase de Terrano con la suya de su propia diosa, siendo que se acercó más y más al agua antes de detenerse y girarse para mirarte - Claro, los cuidaré mucho, y tu haz lo mismo para con los tuyos. Y por supuesto contigo mismo. Hasta que nos volvamos a encontrar - Y finalmente para despedirse, con aquella frase la Mereyin se lanzó al agua siendo que sus piernas se volvían una preciosa cola con la cual se propulsó en su nado.

Largos minutos más tardes y como vuestras habilidades de excavación eran legendarias, llegarías sin muchos problemas a la principal ciudad de UTO, una capital excarvada bajo tierra en la cual habitaban cientos de Geomali, la gran mayoría crías. Era la misma ciudad apacible y tranquila de siempre salvo que... Todos los Geomalis parecían enormemente alterados y bien podías adivinar el por qué

Muchos, al menos de los Geomalis más adultos se encontraban en la casa central del lugar y parecían rendirles cuentas a alguien que conocías bien. Era el "alcalde" de aquella ciudad, si es que se le podía llamar así pues vivíais en una especie de utopía en libertad, con la única tara de que escogeis a alguien como representante por si acaso hiciera falta.

En este caso, se trataba de Ozzy, un Geomali de forma osezna que miraba a cada uno del resto de los de vuestra raza tratando de calmarlos con las garras puesta a modo del gesto para esperar. Sin duda el hecho de no sentir la tierra fue gravisimo para esta parte.

Por otro lado y cerca tuya encontrarías a muchísimas crías mirando la escena. Algunas se percataron de tu presencia y de entre ellos algunos se lanzaron a por ti buscando juego - Oye, oye ¿quieres jugar con nosotros? Venga va, juega, juega. - Tu misión trascendía más allá de los caprichos de unos pequeños niños de tu raza, pero... ¿Y si alguno de ellos también estaba preocupado por lo que sintió?

No obstante sus actitudes no parecían dar mucho de ello. Igual lo mejor era centrarse más en comunicar lo que tu sabías y que el resto parecía ignorar o no haberse percatado.

Con ese terrible evento que solo podía representar un mal augurio, y tomando en cuenta todo los que podía estar en juego, esta era la primera vez que Hans se veía asaltado por tantas dudas. Aunque halló el aliento en las palabras de su rival. Si algo peligroso se avecinaba, pues las buenas peleas siempre van acompañadas del riesgo. Y si los dos se hacían más fuertes, más de lo que se pudieran imaginar, si los dos crecían tanto, entonces nada malo podría pasar, y el día en el que ambos se reencontraran sanos y salvos, listos para un nuevo combate, no solo llegaría, sino que sería un destino inevitable... o al menos eso parecía que era en lo que se enfocaba su mente para superar el sentimiento que creaba un muy ligero temblar en sus patas ante esta catástrofe.

Llegar UTO no fue problema, lo difícil estaba por venir, cuando tendría que emplear las palabras en lugar de sus garras. Cosa que nunca fue su fuerte. La capital lucía como la recordaba, aunque llevaba tanto tiempo sin pisar ese suelo para cambiar los túneles por enemigos poderosos y el hacer renacer la tierra para crecer como guerrero. Aunque claro la más notoria y obvia de las diferencias saltaba a la vista, el montón de Geomali adultos preocupados a más no poder.

Estando en ese sitio, su atención sería captada por las crías cerca de él, quienes buscaban jugar con el topo. -Claro, ¡si a mí me encanta jugar! Sin la presencia de un fuerte oponente tus garras se pueden volver débiles en un segundo -Empujó a algunas crías con el cuerpo como si simularan una pelea en juego. Si esta situación había llegado a afectarle de manera que ninguna otra cosa, solo podía hacerse una idea de como alguien tan vulnerable como esos cachorros podría lidiar con lo que ocurrió-. Pero ahora no. Hay una cosa muy importante que tengo que hacer -Al final decidió por dejarlos de lado, había prioridades de por medio, y quien sabe, tal vez el pasar por todo esto terminaría por hacer a esas crías más fuertes al final.

Este era un tema delicado. Por las expresiones de los miembros de su misma raza, era algo que había conmocionado a todo el mundo. Algo como esto podía tener consecuencias insospechadas apenas el resto se enterara. Del tipo de cosas que requiere el tiempo suficiente para considerarse antes de actuar, así que Hans hizo lo propio para tomarse un tiempo antes de abrir la boca... dos segundos para ser exactos. -¡Oye, Ozzy! ¡El Faro de la Paz está apagado! -gritó a todo pulmón para asegurarse que todos los presentes lo oyeran, y una vez que tuviera la atención, bajaría solo un poco su tono de voz-. Cuando pasó... "eso," el faro estaba apagado. Aqua Laico, de los Mereyin, estaba conmigo en ese momento, así que ellos también ya deben estar al tanto -Volteaba a ver las reacciones de los presentes a sus palabras-. El faro apagado solo puede significar una cosa: los elegidos se presentarán y los poderes de los dioses regresarán a Sansóläis... o algo así -dijo Hans con tanta convicción como podía, aunque considerando lo poco que sabía del tema, esperaba que por lo menos eso sirviera para alertar a gente como Ozzy, quienes seguro sabrían que hacer.

Al llegar todo parecía ser cuesta arriba, aunque por suerte las crías de Geomali podían suponer un buen subidón a posibles sonrisas, las cuales no se hicieron esperar cuando jugando un poco con ellos todos rieron un tanto. Aunque obviamente no tardaron en preocuparse al oirte decir aquello - ¿Te refieres a cuando hizo todo PUFF? - mencionó uno de los críos como creyendo describir aquella sensación tan bien con solo esa onomatopeya. Bien podría ser acertada esa descripción para un niño, no obstante para un adulto como los allí preocupados, no era una buena sensación y más con lo que viste.

Quien estuviera en tu situación sabría que no era algo fácil de explicar de buenas a primeras. El faro, la leyenda, el cataclismo proveniente que muchos dirían que vendría de un lugar ajeno al propio mundo y que otros afirmarían sin dudarlo que sería a causa de aquellos herederos, pues a fin de cuentas las leyendas se extendieron a los dos sentidos haciendo que el escenario más ferviente a creer fuera el peor... Y en vuestro caso los Geomali, había un punto más allá de toda la catastrofe: El no poder arreglarlo.

Entre vuestras leyendas hay una concreta que a todos se os cuenta al llegar a cierta edad:

Si los herederos llegasen a despertar y ahondar en lo más profundo de su poder, la raza hija de Terrano se encontran en un punto de tesitura máximo, pues sus poderes llegarán a no valer contra la catástrofe que está por caer. O bien el heredero absorberá hasta el poder de nuestra raza, o bien el dios Terrano nos despojará del don que nos dio para destruir finalmente el planeta.

Por eso todos teniais no solo el don de curar al planeta, sino también de procurar preservar vuestro poder y así evitar dicha catastrofe... Pero de nuevo, cuanto sería real... Por ahora lo que golpearan tus garras.

-¿Hans? - se sorprendió Ozzy cuando le hablaste, y al ir a hacer su pregunta le sacudiste con tal noticia que lo dejó boquiabierto, no como al resto de Geomali que comenzaron a entrar en pánico, hablar, gritar y algunos incluso pedir respuestas y soluciones. Hasta que al final el propio osezno paró todo el pánico - CALMA TODOS POR FAVOR - gritó de forma que el silencio reinó y ahora hasta los críos más lejos atendían incluso. 

Lo primero, el oso te miró incredulo - Como eres capaz de venir y sembrar el pánico de primeras... Pero... No puedo simplemente ignorarte. El faro es un asunto serio y si bromearas... Sería para echarte a un Rawlof hambriento... - suspiró finalmente antes de respirar hondo y tranquilizarse - Además, para que vendrías a UTO si no fuera un asunto importante... Si los Mereyin están informados es algo menos de lo que tenemos que preocuparnos. Pero aún necesitamos toda la información posible... Hans, me contarás todo lo que has visto y sentido cuando ocurrió el apagón del faro, el resto: - dijo señalando en amplio a todas direcciones - Recorred el mundo y traer a nuestros hermanos. Necesitamos reunirnos todos los Geomali para actuar acorde a la situación - Desde luego no era mala idea, aunque algunos vendrían nada más notarlo.

Aunque por ahora solo podías hacer una cosa con total certeza. Hablar con Ozzy y poneros al día de todo lo necesario para saber como llevar a cabo esta situación, igual hasta escuchaba tus opiniones.

Una media sonrisa se dibujó en la cara de Hans al oír tan precisa descripción del crío. -Eso mismo. El PUFF tiene a todos así -Señaló con la cabeza a los alterados Geomali adultos, discutiendo entre ellos-. Y en casos como este, solo hay una cosa que se puede hacer. Enfrentar las cosas de cara -Fue en ese momento que hizo su directo, y probablemente descuidado del todo, anuncio sobre el faro. Lo cual tuvo la reacción que el pequeño topo esperaba, con excepción de Ozzy, quien demostró ser el más templado para manejar una crisis como esta. Antes nunca vio la necesidad de una cara que representara a su raza, pero en ete momento, Hans pudo considerar la utilidad de tener a alguien confiable en una posición donde pudiera ayudar.

-Puedes subir y revisar el faro, eso no va a cambiar -dijo Hans casualmente, principalmente tratando de ocultar el propio miedo y pánico que compartía con los de su raza ante tal crisis-. Oye, yo no tengo la culpa de que los rawlof me crean tan delicioso... así que ellos empezaron -Trató de defenderse del asunto que definitivamente era de la menor importancia en este momento.

Cuando los demás comenzaron a dispersarse de manera que haría que todos se reunieran, Hans no pudo más que hacer lo propio y acatar las órdenes, acercándose al líder osezno. -Pues eso. Sentí el PUFF, o el, ¿desenlace? ¿Lo que pasó ya tiene nombre? -Hans trataría de relatar con lujo de detalle cada una de las sensaciones, o más, cada uno de los sentidos que se habían quedado ciegos justo en ese momento, y el subsecuente descubrimiento de Aqua sobre el faro.

-Al principio se me ocurrió que sería bueno ir a ver que pasó en el faro directamente... hasta que recordé que es más fácil atravesar el Averno con vida que esos terrenos -El pequeño topo se rascó la cabeza con el ceño fruncido-. Por eso vine a informar a todos. Para que estuvieran preparados. Y bueno... yo sé muy poco de lo que pasó, pero es algo que no quiero volver a sentir en mi vida -Un escalofrío recorrió el cuerpo de Hans mientras recordaba la ausencia de sensaciones que había ocurrido hace no mucho-. Pero pienso que si alguien podría saber más de todas estas cosas, ese serías tú. Dime, ¿hay algo que se pueda hacer? Estoy dispuesto a ayudar, no importa lo duro de la misión, todo sea por una buena pelea -dijo esto último tal vez con demasiada sinceridad para su bien, así que intentó corregir de inmediato-, quiero decir, por mantener la paz en esta tierra.

Por mucho que el inicio de la conversación fuera rara, la importancia sobre el tema a tratar era la más prioritaria de ellas, por eso Ozzy quizás hizo caso omiso a tus ocurrencias y aceptó tu palabra como una buena realidad. Además de ser así el resto de Geomalis a los que envió a recoger al resto se lo dirían cuando llegaran.

-Por ahora el nombre más propicio para lo acontecido, sería más como "La calma"... a fin de cuentas no sabemos que tormenta se nos avecina - haciendo una buena ocurrencia a la frase hecha sobre "la calma antes de la tormenta" el nombre escogido por Ozzy parecía lo más curioso, por no decir perfecto dado el caso de que los acontecimientos posteriores se vieran tan fatidicos como una tormenta. No obstante los niños seguirían llamandolo "puff" por unos cuantos días.

Ya una vez le hubieras contado todo acerca de lo ocurrido al apagarse el faro, Ozzy te miró pensativo. - No soy precisamente el Geomali más sabio, más bien el que tiene más temple, por eso me pusieron como representante en tal caso mientras que yo boté por Saray. Ella si que conoce más que todos nosotros... No obstante hay que hacer lo que se nos ha mandado, y en mi lugar queda el dirigiros en esta crisis. - No es que estuviera muy entusiasmado en ser el lider, pero si que es cierto que muy pocos Geomalis se saltarían pues su misión. Entre ellos tu eras uno de ellos.

-Por ahora, haz lo que he mandado al resto. Recorre Sansóläis y avisa a nuestros hermanos. Nos reuniremos cuando todos estén aquí - De nuevo tocaba excarvar y esta vez el tunel más largo y jamás hecho por los Geomali, un túnel que recorrería cada esquina del mundo conocido para traer a los Geomali a UTO.

Pasaron unos días para lograr esta proeza, pero al fin de nuevo en la capital, todos estabais reunidos en el centro de la ciudad y allí a un lado se encontraba Ozzy con Saray a su lado a la cual sin dudar ya pensaste que podría haberle pedido consejo.

Saray era una Geomali Armadillo rosa, muy pocas de su especie de Geomali realmente hay, es más normal encontrar armadillos normales, pero ella sin duda era especial, no solo por su especie de Geomali, sino también por la asombrosa sabiduría que tenía con prácticamente tu misma edad.

Al final Ozzy por fin hablo por encima de todos - Geomalis, estamos reunidos aquí por lo que ocurrió hace unos días. La calma que precedió al apagado del Faro de la Paz. Aún no sabemos con toda seguridad lo que ocurrió, pero de lo que podemos estar seguros es de que la profecía de los dioses ha comenzado. Nuestro dios Terrano nos dió el poder para curar las heridas de Sansóläis, así como de recorrerla con gran velocidad, pero si la profecía se ve cumplida, es posible no solo que no podamos curar a nuestro mundo y la tierra que nos otorgó nuestro dios, sino que además nuestro poder se vea corrompido o absorbido por aquellos denominados los herederos del poder de los dioses. Nuestra misión de vida, ha virado por completo. Ahora no podemos simplemente quedarnos de brazos cruzados esperando la llamada de nuestro mundo, ahora tenemos que protegerlo.

Los Geomali a tu alrededor empezaron a hablar por lo bajo, casi todo buenas opiniones sobre el plan de actuación, otros comentarios eran más temerosos por lo que estaba por devenir. - Hermanos, hemos de volver a la superficie, volver a nuestros quehaceres, pero también debemos buscar la solución. No sabremos quienes sean los herederos, pero si sabemos que están en algún lugar de nuestro mundo. Volved pues a donde estabais y vigilad vuestro alrededor, buscad aliados y ayuda para esta misión y si encontrais a dichos herederos, paradlos en pos del bienestar del mundo. - Acto seguido todos los que habían venido de la superficie estaban yendose a su lugar correspondiente allí - Los que ya estabais aquí en nuestro hogar, necesitaré de vuestra ayuda - Quedabais además de tu y las crias, los adultos que estaban exaltado hace unos días. - Debemos separarnos y hablar con los grandes lideres de la superficie, y para ello requiero que cada uno vaya a un lugar concreto - Dicho eso bajó de donde estaba y se acercó uno a uno a cada Geomali.

A cada uno le envió a un lugar, entre los que escuchaste: Xeidiria, Wishmoon, Jikoate, Amentis, Ilunia, Daimon, Yridia, Veldior, Iqwa, Ethiria, Maxener y finalmente solo quedasteis tu, Saray y Ozzy. - Hans, necesito que tu acompañes a Saray a hablar con su majestad Magno Yaran de Trayerta. Principalmente por la sabiduría que puede aportar Saray al rey humano, pero también porque quiero que vean que podemos apoyar de manera no solo erudita. - Así pues Trayerta parecía el lugar más dificil de abordar porque era el único al cual envió a dos personas - Yo iré a Laforana y hablaré con el circulo de Mimali. Se que puedo contar con vosotros y... Hans, cuida de Saray en mi lugar - te pidió a modo de favor personal esperando que tu respuesta fuese positiva.

Una vez respondierais lo necesario entre vosotros. Ozzy os sonrió y asintió con la cabeza - Que Helios guíe vuestros pasos. - y como buen creyente de los dioses, os bendijo a ambos siendo que Saray asintió de vuelta. - Cuando quieras Hans, yo te sigo. A menos que tengas algo que hacer.

"La calma". Hasta Hans tenía que admitir lo genial del nombre, lo cual dejaba a el "puff" como un segundo lugar en cuanto a referirse a la catástrofe. 

-Sí, supongo que era una buena elección -Francamente, Hans no recordaba por quien había sido su voto, o si siquiera había votado, pero en cuyo caso, no hubiera sido por Saray. A pesar de tener una edad bastante parecida, ella decía cosas que a veces no entendía, como si fuera mayor.

Hans asintió a su misión. Por aburrida que fuera, era su deber como alguien de su raza. Fue así como pasaron días en los que se terminaron de reunir todos, Hans por su parte, por lo menos trataba de ir por los túneles tratando de hacer tiempos cada vez más cortos, como una especie de entrenamiento, pero al final terminó en el mismo lugar que todos, listo para recibir algún mensaje sobre como se trataría la situación. Y qué mensaje se dio, uno que era como música a los oídos del topo, de que ya no era hora de esperar, sino de hacer algo.

El pequeño topo esperó con emocionada impaciencia cual sería su destino, y al parecer debía ser un verdadero reto porque era el único que requería el doble de Geomali en ello. -Ya veo -Respondió a la indicación de Ozzy sobre el motivo de mandar al propio Hans, tras lo cual chocó sus garras haciendo gala de su fuerza. Y aunque parecía muy emocionado al respecto, la petición de Ozzy le hizo hacer una mueca como reacción inicial, pero terminó por asentir de forma un poco pesada-. No tendrá un rasguño en su coraza rosada, lo prometo.

-Y que Terrano te proteja -Expresó Hans, aunque con lo que ahora sabía de la profecía se cuestionaba si siquiera una buena idea el invocar a los dioses en este momento.

-No. Estoy listo, pero, ¿te puedo hacer una pregunta? ¿La misión, es solo ir, hablar con humanos importantes y eso, conseguir ayuda, encontrar a los herederos entre todos y matarlos? Si entendí bien, eso salvará a todos, ¿o me equivoco? -Preguntó el topo a Saray, el plan sonaba directo y simple, pero para él, muchas cosas que entendía como simples, resultaban estar erradas.
Obtuviera respuesta ahí mismo o mientras atravesaban los túneles, Hans emprendió el viaje hacia Trayerta siempre volteando en los túneles, asegurándose que su compañera Geomali le estuviera siguiendo de cerca.

La armadillo antes de salir te miró para escuchar tus preguntas, pero al ser formuladas estas empezó a reir muy suavemente. Obviamente habías dicho algo raro o había algo que no entendías que te hizo preguntar eso. Por suerte Saray no iba a dejarte con la incognita - Dejame responderte con otra pregunta Hans. ¿Sabes quienes son los herederos o como localizarlos? - dijo con calma esperando ver en tu rostro una clara expresión de "no" lo cual... no se alejaría mucho.

-No podemos correr, ni mucho menos horadar rocas muy duras como si fueran hojas de un árbol. En su lugar, las rodeamos haciendo huecos con nuestras garras y hallando así el camino más fácil para llegar a nuestra meta. A veces rodear esa roca puede ser largo, pero la espera y comprobación acaba dando sus frutos - Como solo era posible en ella misma, te dió un ejemplo propio quizás de un filósofo, pero básicamente en pocas palabras te trataba de decir que ibais a tardar en hacer todo eso.

-Por el momento, nuestra misión consta en ir a Trayerta y hablar con el rey de los humanos, o al menos el que allí reside - de nuevo rió de aquella forma tan suave y calmada - Dudo que un solo humano sea capaz de dominar a todo el resto que hay por Sansóläis. - Lo cual... era obvio, aunque quien sabía ¿No? - Anda, empieza a cavar por favor - te pidió para así entonces avanzar los dos tierra arriba hacia la superficie

-Además, aunque puedan suponer una gran amenaza, me gustaría conocer a esos herederos y descubrir realmente como son así como su poder. A fin de cuentas, hay un sin fin de leyendas y aunque debamos temer a su poder, nada dice de forma exacta que suponga una gran amenaza hacia nosotros, o incluso hacia el planeta. Yo prefiero tener la mente abierta y explorar todas las posibilidades. Aunque quien sabe, igual mi imprudencia me manda con nuestro señor Terrano tarde o temprano - Igual ahora entendías porque te había dicho aquello Ozzy. Saray iba a perseguir el conocimiento frente a todo

Poco tardasteis en cruzar la tierra hasta llegar al fin a la superficie, antes del camino adoquinado de Trayerta. A partir de ahí la tierra no estaría de vuestra parte y tendriais que caminar por la calle principal, menos mal que al menos salisteis dentro de los muros y Saray te llevó junto a la entrada de un enorme castigo - Es aquí Hans. - Enfrente a la entrada, dos soldados os... "frenaron" la entrada cruzando sus lanzas a un nivel... mucho más alto de lo que mediais

-Alto. ¿Quienes sois y que haceis aquí? Nadie puede entrar ahora mismo a palacio sin haber concertado audiencia con antelación al rey. - uno de los dos soldados haciendo su trabajo preguntó de manera seria y bastante sobrepotente. No parecía que os fueran a dejar entrar.

-Humm... ¿Como podemos hacer que nos dejen entrar Hans? - te preguntó para ver si tenias una idea para ello.

Así como sabía de leyendas, el pequeño topo era igual de fácil de leer para Saray, porque Hans no tenía la menor idea de como serían los herederos ni como encontrarlos.

Hans tuvo que meditar un poco sobre el ejemplo que le había dado su compañera armadillo, pero al final terminó por entender que la crisis no se resolvería de un día para otro y habría que ser pacientes. Algo que el topo entendía a su peculiar manera, pues de su propio régimen de entrenamiento comprendía que para ver resultados tenía que hacer su mejor esfuerzo y que eventualmente todo su trabajo daría frutos.

-¿No? Digo, claro que no, yo ya lo sabía -El topo trató de ocultar lo mucho que ignoraba sobre la organización de los reinos humanos. Sin decir más que cosas que pusieran en evidencia lo mucho que aún desconocía, avanzó por la tierra rumbo a Trayerta junto con Saray.

En el camino escuchó a la armadillo rosa, y sus palabras lo dejaron desconcertado, inclusive eso último que dijo, sugiriendo que podría tener un final temprano, terminó por helar su sangre. ¿Podía acaso venir algún bien de quienes estaban destinados a acabar con la conexión de los Geomali dejándolos con "la calma" para siempre? Sin duda sería toda una experiencia medir fuerzas con alguno de ellos, pero el solo hecho de plantearse el no matarlos en cuanto los viera le hacía pensar que había algo malo en Saray, aunque claro, mientras él estuviera ahí junto a ella, no habría de qué preocuparse. Si algún heredero trataba de acercarse a la armadillo, se encargaría de cumplir su promesa a como diera lugar.

Por fin habían llegado. Un gran camino, y en frente un inconfundible edificio conocido como un castillo. 
-Hm. No está mal -dijo viendo el castillo de arriba a abajo-, aunque no se compara con los túneles del UTO -Sin embargo, antes de que pudieran ingresar a la residencia del rey de Trayerta, fueron detenidos por dos soldados cuidando la entrada.

-Tranquila, yo me encargo -dijo Hans hacia la Geomali armadillo, para después dar unos pasos hacia los soldados-. ¿Tal vez hallan oído de una pequeña cosa llamada "los elegidos de los dioses ya están en el mundo y ya viene el fin de Sansóläis"? ¿Les suena? Porque es lo que va a pasar si los Geomali no pueden contactar con el rey de Trayerta -dijo tratando de convencer a los soldados de la urgencia de su visita. Contaba con que ya conocerían la leyenda, o al menos que el status de su raza como casi mítica pudieran persuadirlos de alguna forma.

Saray rió por lo bajo al responder tu mismo, aunque se centró más en explicarte todo mientras subiais camino a Trayerta. Bien es cierto que Saray era sabia, pero de la misma talla era extraña y misteriosa... incluso a veces un poco loca según a quien preguntaras.

Finalmente llegasteis y tu mismo te hiciste cargo de todo el percal haciendo que tras tu pequeño discurso ambos soldados se miraran el uno al otro antes de volver a vosotros es más uno de los soldados bajó su lanza para apuntarla directamente hacia ti - ¿Te crees que no somos inteligentes por ser soldados rasos? Igual en una taberna te crean o incluso en alguna iglesia o templo, pero aquí es distinto. Somos soldados de la casa Yaran y vamos a proteger el lugar y la entrada de cualquier amenaza y ningún roedor que trate de colarse con una mentira tan estúpida va a conseguir traspasar esta puerta - Quizás el soldado se pasó, es más veías por la expresión de su compañero que no es la primera vez que le pasaba.

Saray por su lado temía de que fueras a hacer algún numerito de los tuyos, es decir pegarle una buena paliza por ese insulto que te mandó a ti mismo, pero justo ese momento en el que el ambiente empezó a tensarse más que nunca, se escuchó una voz tras los soldados y la puerta - ¿Se puede saber que ocurre soldado? - entonces aquella voz se aproximó a la puerta mostrando a un caballero de blanca armadura y escudo el cual imponía por su propia presencia.

-Baja tu arma ahora mismo soldado - ordenó tajante mientras abría la verja de entrada al castillo - Son Geomalis, si alzas un arma contra uno de ellos, está claro que no sabes bien lo que haces. - el caballero se arrodilló poco a poco para estar un poco más a vuestra altura y entonces os sonrió poniendo una mano en su pecho - Lamento mucho que este soldado haya tratado de amenazaros. Mi nombre es Demian, soy caballero de la Yaran y protector de Trayerta. ¿Puedo preguntarles a groso modo el motivo de la visita de unos Geomalis al castillo de su majestad Magno?

Preguntó a groso modo, pero Saray te hizo un gesto tal que parecía indicar que le explicaras todo en detalle. Quizás el hecho de que se mostrara tan amable era un plus de confianza para ella

Hans arqueó una ceja al ver aquella lanza del soldado apuntarle, provocando en él una pequeña sonrisa, la que fue aumentando con cada palabra que decía el soldado.
El topo estaba seguro que de una forma u otra, él y Saray cruzarían el portal hacia el castillo, así que lo único que le confirmaba el hombre con esas palabras es que había hecho su elección, sellando su destino para la confrontación de su vida... tal vez la última de su vida. 

Hans acercó las garras de una pata hacia las de la otra en emocionada expectativa, pero antes que siquiera pudiera empezar a afilarlas, alguien más hizo acto de presencia justo a tiempo para evitar que la situación escalara. Y la persona que hizo de más efectivo mediador parecía ser alguien imponente y de autoridad, o por lo menos alguien digno de respeto a los ojos de Hans, por ser un humano que sí sabía como tratar con los Geomali.

El pequeño topo nunca se había molestado por aprender códigos de etiqueta en su vida, mucho menos los de los humanos, pero sentía que esta era un ocasión más especial, así que trató de imitar al caballero de blanca armadura poniendo las garras en su pecho. -Soy Hans, y ella es Saray -Señaló a su compañera rosa con la cabeza-. Vale, la cosa es que sucedió "la calma," y ahora tenemos que buscar a los... -Empezó a relatar la versión más reducida de los hechos posibles cuando vio a Saray indicar que sería conveniente dar muchos más detalles de los que había pedido. Hans hizo una mueca, pero sin demora comenzó la versión completa de los hechos. Empezando por el incidente vivido, cuando se percató de que la luz del faro se había extinguido, pasando por como los Geomali del mundo se reunieron, hasta incluyó los datos que conocía de la leyenda de los herederos y que si se diera una catástrofe, ni los Geomali podrían reparar el daño-. Y esa es la razón por la que estamos aquí. Los Geomali se han repartido por todo el mundo buscando ayuda contra esta... amenaza. Es algo que afectará a todo Sansóläis si juntos nos hacemos algo.

El caballero escuchó toda tu versión de principio a fin sin interrumpirte en ningún solo momento, mientras que el soldado que te había amenazado con la lanza se quedó un tanto intranquilo y tenso, a fin de cuentas no sabía que iba a pasar debido a sus actos.

Tras contarlo todo Demian se acarició la barbilla mientras pensaba - No os mentiré señor Hans, y señorita Saray. Su majestad Magno quería hablar con ustedes los Geomali debido a que el también se ha percatado de la falta de llama del faro, pero a diferencia de vosotros, no tenemos la misma facilidad para contactaros, así que se podría decir que habeis llegado en un buen momento. - Dicho eso, el caballero se puso en pie y se giró hacia los otros dos soldados - A partir de este momento y hasta que acaben su trabajo aquí, el señor Hans y la señorita Saray están bajo la protección de la casa Yaran, y por tanto de su majestad el rey, representando así a los Geomali como raza. Espero que a partir de ahora se les trate con el mismo permiso y respeto que a cualquier invitado del castillo - y dicho eso miró al soldado que te amenazó

-¿Entendido? - Con un asentir un tanto temeroso, el soldado se puso firme - Debe aprender soldado, que es mejor razonar lo que diga quien venga a la entrada de palacio, antes de juzgarlo por error. No creo que se quiera jugar su puesto, ni que lo haya hecho a malas, así que por ahora quedará en una mera historieta que se olvidará, pero recuerdelo a partir de hoy. - Y con eso dicho posó una mano en el hombro de dicho soldado y entró hacia el castillo - Si son tan amables de seguirme les llevaré con su majestad. - Y al fin, las puertas se os abrieron de par en par, con un caballero que os iba esperando o avanzando de manera que pudiera estar a vuestra altura.

-Aprovecharé para ponerles al día... Hace un par de días, más o menos, fue que su majestad se dió cuenta del apagón del faro, todo hay que decirlo, estuvo hablando con una Uromaki respaldada por Arani la Sabia, y gracias a esa conversación se dió cuenta en ese momento y no más tarde. Actualmente tenemos mensajeros viajando por todo el mundo. Uno en dirección al reino Mereyin, aunque imagino que con la conexión tan pura que mantienen con ellos, ya deben de estar sobre aviso - os miró para confirmarlo, aunque siendo sinceros, y bajo el silencio de Saray la cual estaba distraida viendo todo a su alrededor como una niña chica, empezabas a pensar que ella jamás había estado junto a un Mereyin.

-También enviamos uno a Maxener, al circulo de Mimali, a cada uno de los seis grandes sabios y a Ilunia por supuesto, nuestra estrecha relación como su ciudad para abastecerse de recurso hace que nos ayudemos mutuamente al ser la capital más cercana al continente incierto. - Parecían ya haberse movilizado lo suficiente, pero según recuerdas vosotros los Geomali os movisteis más.

Mientras hablaba Demian de todo eso por dar más conversación que otra cosa, al final acabasteis llegando a la sala del trono - Un momento. - El soldado golpeó a la puerta y pasó - Su majestad, teneis una visita de urgencia de la Raza Geomali - Pronto el rey le confirmó de alguna forma no audible al caballero que os hiciera pasar y en ese momento el caballero abrió de golpe ambas puertas mostrándote ante el y quien tenía a su lado

Ambos te miraron siendo que el rey se aproximó un paso dejando atrás la mesa sobre la que estaban hablando ambos de pie. Acto seguido detrás de ti se escuchó un sonoro ruido metálico, tras el cual podías ver una armadura esparcida por el suelo y Saray metida en el casco - Guau es increible estas ropas humanas, son muy duras - ¿Quien iba a pensar que quien más podría liarla de los dos allí, era ella?

-Lo admito, no somos los más fáciles de localizar, pero esto que pasó no es para menos -Confesó Hans en representación de su raza, y cuando escuchó aquella pronunciación poniendo a ambos Geomali como invitados, lo llevó  asentir lentamente como una señal de gratitud.

Al topo le pareció correcto ver como la impertinencia del soldado era reprendida, pero no dio señal de ello en lo absoluto. Después de todo, podía respetar su voluntad de mantenerse en su sitio sin importar nada más que su misión.

-Esos son muchos lugares. Nada mal para moverse sobre la tierra y no debajo -Reconoció Hans sobre esta nación de humanos, por más poco alentador que sonara.
Mientras avanzaban por el castillo, y el soldado de blanca armadura caminaba al lado de los dos, Hans también aprovechó la oportunidad para informarse. -Ese soldado de la entrada, ¿él es fuerte? Digo, debió haberlo sido para que lo pusieran en ese puesto -Trató de dar su mejor explicación, fallando en el intento-. Lo que digo es, ¿quién es el más de fuerte de Trayerta? ¿El rey, lo eres tú, Demian?

Ante la presencia del rey y de la otra persona, el pequeño topo sabía que debía de haber algún protocolo, una especie de gesto usado en este tipo de casos, aunque no estaba seguro de cual. De igual forma, el rey parecía interesado desde que lo vio, así que asumió que podían pasar de formalidades e ir directo al grano, pero lo que definitivamente estaba seguro que no se debía hacer en estas situaciones era hacer un escándalo en base a destrozar armaduras. Las palabras de Ozzy de antes le vinieron enseguida a la mente de Hans, claro que proteger era Saray era un misión importante: protegerla de sí misma.

-¡Saray! Esas ropas duras no son para Geomali... además, ¿para que quieres ropa dura si ya estás acorazada? -Trató de convencer a su compañera terrestre de que dejara la armadura de lado mientras que se voteó hacia el monarca de ahí. 
-Rey Magno, perdónela. No sale mucho del UTO, así que se por eso le gusta todo -Trató de explicar lo mejor que pudo-. Pero las ropas duras nada tienen que ver con lo tengo que decir.

Mientras andabais por el castillo Demian te miró ante tu pregunta y rió un poco - No es que sea fuerte, es que es impaciente. Sabe que puede dar mucho de si y quiere ascender en el ejercito, pero todo va a su tiempo. En cuanto a la persona más fuerte de Trayerta... No creo que sea fuerte, para nada. Su majestad si que es fuerte, pero sin duda alguna su hija la rebasa... Quizás el más fuerte de todo Trayerta, por lo que he visto, sea Iramus, el consejero real. Su magia puede dar un verdadero miedo. - aseguró con toda la seguridad del mundo, aunque si el no era fuerte ¿Como logró su puesto de caballero?

Cuando estabais frente al rey y ocurrió todo, Saray solo respondía - Es que es muy curiosa, no está hecha con tejidos y parece piedra pero no la puedo perforar - Para tu horror si mirabas al interior de esa armadura verías arañazos provocados por las garras de Saray. - No la quiero, pero no tenemos de esto en UTO, es curioso y no sé que es - sus ojos sin embargo parecían ir más allá de donde estaba la armadura mirando incluso a los ojos de sus reflejos.

Sin embargo ante tu disculpa ante el rey, este rió - No importa, en absoluto. Saray es su compañera ¿No? Si quiere puede revisar nuestra biblioteca si busca conocimientos que no están al alcance de su mundo. Entre nuestros libros está el como están construidas esas armaduras. - Le concedió a la susodicha, siendo que arrastrando el casco se acercó un poco asintiendo - Está bien - y se calmó un poco a tu lado sin dejar de mirar el casco

-Yo soy el rey de Trayerta, Magno Yaran, y este es mi consejero real Iramus - Al presentarse así mismo hizo una reverencia y cuando presentó a Iramus este hizo lo mismo con mucha solemnidad. - Por favor, pasen y comentennos la situación - Sabías que era Saray quien tenía que reaccionar frente a estos temas, y cuando conseguiste que se centrara empezó a explicarte toda la situación al rey politicamente correcta y diciendo como están actuando ellos al mismo tiempo - Entonces... parece que ustedes los Geomali y los ciudadanos de Trayerta estamos en el mismo punto... Queremos evitar que esta catastrofe surja ¿No? De todas formas, todo parece indicar una nueva alianza entre razas para el mal que está por venir...

Saray sería quien al escuchar esas palabras de parte del rey, se pusiera palida, si pudiera - P-pero no es así... Los herederos de los sellos de los dioses pueden sal... - y se interrumpió así misma por un motivo el cual tu también sentirías... Un movimiento terrestre que os sacudió todos los pelos del cuerpo, sintiendo pues que algo estaba mal y cerca de aquí... concretamente al Norte de Trayerta. Saray te miró con un poco de pánico mirando si sabías algo más de eso*

Hans se tomó un momento para digerir las palabras del caballero mientras caminaban. El rey, su hija y el consejero Iramus, tendría que recordar a esas personas para que se batieran en duelo algún día.
En medio de sus planes mentales, miró con escepticismo a Demian. Él no se consideraba fuerte, y sin embargo, los soldados lo respetaban lo suficiente como para ser acallados apenas apareció. No sabía si las cadenas de mando estaban dirigidas por fuerza, pero en cuestión de gente armada, usualmente quienes estaban arriba no carecían de poderío físico.
-Gracias, recordaré eso.

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El pequeño topo pasó de tener una cara rosada a una casi completamente blanca al ver el interior rasguñado de esa armadura. Ni las bestias más feroces habían logrado lo que la armadillo rosada justo en ese momento. -¡Claro que no se perfora! Está en el nombre "dura" por que está dura -Trató de dar alguna explicación al nivel de su propio entendimiento... el cual no era mucho. 

Afortunadamente, el rey se rio causando que el topo se relajara visiblemente. Pues no quería que esta situación se complicara más de lo que debía, y de una forma en que no pudiera resolverlo con las garras, lo cual en definitiva no era su fuerte.
-Gracias, Rey Magno -Asintió como su compañera ante la propuesta de la biblioteca. Quien sabe, tal vez pudiera ser bueno leer un poco, tal vez tenían algo sobre combates o peleas legendarias o algo así.

-Iramus, el de la magia aterradora, ¿eh? -dijo para sí mismo, poniéndole una cara al nombre que había recibido hace poco. Se veía anciano y muy formal, sin embargo, habiendo conocido a su rival, sabía perfectamente lo engañosas que pueden ser las apariencias.

Para fortuna de Hans, Saray logró centrarse en el importante asunto que tenían que tratar en Trayerta. Y empezó a explicar la situación de manera más coherente y profesional de lo que el topo podría, lo cual fue un alivio. Y Hans aprovechó el momento en el que Saray estaba dando la explicación, para él mismo examinar el casco en el suelo. Es decir, por más formal que fuera la situación, la curiosidad del topo ya había sido irrevocablemente picada, así que bien podrías ver el objeto de cerca.
Al final, todo parecía haber resultado bastante bien. El rey había sido informado, y sus palabras confirmaban lo que ya estaban planeando los Geomali con antelación, una alianza para tratar con esta crisis. Lo que no esperaba fue la repentina interrupción por parte de su compañera Geomali, y menos aún verla con una expresión más blanca que rosada, y las sorpresas no pararon por que un repentino movimiento sísmico que solo podían ser malas noticias.

-Algo está pasando. Algo que afecta a la tierra, y es cerca. El Norte de Trayerta -dijo Hans tratando de identificar si algo de lo que sintió le parecía familiar o si podía discernir algo de lo que pasaba desde la tierra. Tras esto, el topo volteó alarmado hacia el caballero ahí presente-. Demian, necesito que nos lleves al lugar de tierra más cercano que haya. Un parque, un jardín, lo que sea que conecte con suelo, nosotros dos llegaremos más rápido que cualquiera a pie -dejo el casco de lado y dirigió hacia a Saray con la expresión más seria que había mostrado desde que había empezado toda esta odisea-. Vamos.