Partida Rol por web

Amanecía el séptimo día. Una semana desde que Mariano falleciera, y Casita se cerrara por completo. Los días se habían hecho eternos, y la noche aún más, especialmente anterior. Pero el sol había vuelto a salir, con una nueva decisión a tomar. Esta vez, además, había un elemento extra que no habían tenido hasta el momento.

Desde afuera, podían escuchar como aporreaban la puerta. El pueblo de Encanto, acostumbrados a las excentricidades, habían dejado que pasara tiempo suficiente para que la familia Madrigal dejara la Casita. Pero ahora la preocupación había sido mayor.

-Abuela Madrigal, la comunidad está angustiada...-

-¡Luisa, los burros escaparon de nuevo!-

-Hubo un accidente cerca de la iglesia, el padre necesita de las arepitas de Julieta.-

-¡Las cosechas se mueren!-

-¡Las flores de marchitan!-

-Mi hijo, mi Mariano. ¡Quiero ver a mi hijo!-

Dentro de Casita, la situación era igual que todos los días anteriores. Se miraron unos a otros, y de nuevo notaron una falta: Mirabel no estaba, y su puerta estaba cerrada.

Aquí estaba pasando algo más raro de lo normal. Tras el ataque de Dolores y Antonio la casita tembló, pero las últimas noches no tembló, ni cuando Luisa apareció quemada, y ésta tampoco. 

Mirabel no estaba, y su puerta estaba cerrada. Esa mañana aparecí frente al resto, sin cubo, pero de nuevo con la capucha subida, y con el tono bien alto y paso firme me acerqué a la puerta de Mirabel y llamé con el puño con fuerza.

-MIRABEL! MIRABEL!! ESTÁS AHÍ DENTRO? - ya no entendía nada, y eso que creía haber entendido como estaban sucediendo algunos de los acontecimientos - ¿Alguien entiende algo de lo que está pasando con casita?

Una de mis ratitas se me acercó y se me puso en el hombro. 

-Perfecto. Para los que aún creáis que miento sobre mis ratas, os vuelvo a decir lo mismo que ayer: decidme a quién más queréis que investigue para demostrar que no miento. Lo dejo a vuestra elección.

Agustín se sorprendió de que Mirabel no hubiese abierto la puerta de su habitación. No sabía dónde se encontraba su hija, pero al menos todo indicaba que esa noche los asesinos tampoco habían podido matar a nadie.

-Investígame a mí, Bruno -le pidió al hermano de su esposa, alzando una mano-. Yo sé lo que puedo hacer, y también lo sabe Camilo, y Mirabel y la Abuela, pero quiero que todos estéis completamente seguros de mi inocencia. No deben de quedarte muchos a quienes investigar, ¿no, Bruno? Pues adelante. Descarta a otro más.

Camilo se levantó animado, parecía que las cosas comenzaban a ir bien. Al escuchar a los aldeanos pensó que la casita ya había abierto sus puertas nuevamente pero comprobó que no era así y que además su prima Mirabel volvía a faltar.

-¡¿Mirabel no está?! -Ayudó a Bruno a empujar pero la puerta estaba cerrada.- ¿Ha vuelto con Isabela? -Preguntó confundido.- No puede ser... ¿El resto estáis bien?

Después de haberla traído de vuelta su prima lo único que había dicho era que estaba mejor junto a su hermana y ahora había desaparecido.

-¿Habéis escuchado a la gente? -Por fortuna nadie lo llamaba a él así que no se daba por aludido, excepto por un tema que les atañía a todos.- Y está la madre de Mariano... Será mejor que solucionemos esto cuanto antes.

Por su parte confiaba en el tío Bruno así que dejó que otros eligieran donde podían investigar sus ratitas y el tío Agustín se ofreció voluntario.

Luisa abrió su puerta con sorpresa, no esperaba despertar ese día y, sin embargo, allí estaba. Busco a su madre con la mirada y le sonrió. Aunque esta se apagó pronto ante la falta de su hermana. Se unió a los que intentaban abrir la puerta, pero ni ella era capaz de abrirla, quizá no se había recuperado aun.

—Tío Bruno parece mentira. Te has pasado la noche soltando teorías sobre mí. Papa incluso tú has manifestado tus dudas y ahora que supuestamente tenéis la oportunidad de saber si digo la verdad, uno se ofrece para ser ratoneado y el otro sin aparente criterio pone su habilidad a disposición del resto... No entiendo nada. —Se le ocurrió algo para ejemplarizar lo absurdo de aquello. —Mira, aquí viene uno de mis burros. ¡Oh! ¿Qué traes ahí? Vaya el cubo de tío Bruno ¿me pregunto para qué servirá? ¡Lo tengo! Bla, bla, bla... — Su última intervención fue en tono teatral para hacer ver a todos que aquello era sospechoso y al menos esa parte debía de ponerse en cuarentena, lo mismo que la chica llevaba defendiendo toda la noche.

Entre Camilo y Luisa habían empujado la puerta de Mirabel, una, dos, tres veces. En ese momento, la casa tembló, y las grietas se hicieron más largas y profundas. Quizás fue eso lo que hizo que la puerta de Mirabel cediera finalmente... Revelando a la joven Madrigal sobre su cama, pálida, sin vida.

-Luisa, no albergo dudas sobre ti. Pepa ha declarado que no fue atacada. Si insistí en que respondiera a eso es porque quería tener la certeza de que no había usado su poder -afirmó Agustín, mirando a su hija, entristecido-. Si ella afirma no haber sido atacada y no está mintiendo, no tienes nada que temer, hija. Has sido atacada durante la noche y eso te haría inocente, ¿no?

Miró hacia Bruno, mientras seguía hablando con Luisa.

-La familia está dividida. Se resquebraja con cada muestra de desconfianza. Si Bruno usa su poder en mí, sabrá que estoy del lado de los Madrigal, y yo confiaré en que lo que afirma ha de ser cierto. Si lo que dice no se corresponde con mis habilidades, entonces sabremos que la abuela tiene razón sobre si Bruno es un charlatán...

En ese momento, la puerta de Mirabel logró abrirse, revelando que su hijita se encontraba en el interior de la habitación, tendida pálida y sin vida sobre la cama. Al verla en ese estado, Agustín echó a correr hasta el cuerpo sin vida de Mirabel, acunándola entre sus brazos.

-¡No! -exclamó, derrumbándose en llanto, sin apartarse del cuerpo sin vida de su hija-. No, no... Esto no puede ser... Bruno, usa tu pinche habilidad en Luisa -le espetó a su cuñado, mirándole fijamente-. ¡Ya! Terminemos con estas discusiones absurdas.

Primero Agustín se ofreció para ser investigado, luego Camilo también intentó abrir la puerta, y luego Luisa volvió a hablar mal de mis ratas.

-Basta Luisa!. Desde que me escondí tras las paredes con Félix no has parado de acusarme! No le des la vuelta a la tortilla diciendo que soy yo el que te acusa ahora de todo. - hablaba sin miedo y con total seguridad.

Pero entonces, la puerta de Mirabel se derrumbó. Y las grietas se hicieron mucho más grandes. Las grietas tras las paredes... que estaban cada vez más lejos de poder ser reparadas. 

Mirabel apareció, muerta. 

-NO!... no... - *no... ...-  No lo entiendo. No entendí las palabras de Mirabel, no entendí porqué no quiso hablar, porque la casa no tembló, porqué no acertábamos y porqué sigo sin poder dar mi maldita profesía final. En el fondo de mi ser, quería creer que Mirabel se había escapado de su habitación dejando la puerta cerrada... porqué casita no tembló??

Agustín se derrumbó al ver el cuerpo sin vida de su hija. Y Agustín me pidió que usara mi habilidad con Luisa. Y... eso fué lo que hice.

Dolores había estado ausente. Su querida familia acusándose los unos a los otros mientras ella no había podido hacer nada por evitarlo, y esa mañana, cuando despertó del silencio de su habitación, la joven Madrigal supo que algo no andaba bien. Era como si… lo que le había ocurrido a ella le hubiera pasado a otro miembro de la familia.

Y así fue, cuando Casita por fin dejó abierta la puerta de su querida prima, sus grietas demostraron a todos, que su hogar los miraba acusadora desde sus tejas y desde cada rinconcito de sus paredes.

Como en un trance, Dolores unió sus manos y se puso a cantar una canción en honor a su querida Mirabel. Ella siempre adoraba cantar, por lo que le pareció lo más apropiado para honrarla, mientras su corazón se desgarraba por la pena.
Cuando caminas a través de una tormenta

Mantén la cabeza bien alta
Y no tengas miedo a la oscuridad
Al final de la tormenta
Hay un cielo dorado
Y la dulce canción plateada de una Alondra
Sigue caminando
A través del viento
Sigue caminando
A través de la lluvia
Aunque tus sueños sean arrojados y disipados
Sigue caminando
Sigue caminando
Con esperanza
En tu corazón
Y nunca caminarás sola
Nunca caminarás sola
Sigue caminando
Sigue caminando
Con esperanza
En tu corazón
Y nunca caminarás sola
Nunca caminarás sola

Con esto estamos cada vez más Enredados.

Luisa, no te preocupes ya por eso. Puede que parezca Del Revés, pero estoy Intensamente de acuerdo con tu padre: Desde que Pepa confirmó que no había sido atacada, tú estás completamente fuera de toda sospecha.

Por mucho que le doy vueltas al Coco, creo que estaba equivocado y alguien me ha engañado.

No sé si he sido víctima de algún Encanto o solo me había perdido en mi propia Fantasía, pero lo que parecía claro ahora está muy difuso.

Confieso que necesitamos ayuda de algunos Rescatadores o alguien Bravo e Indomable que nos ayude a localizar a los impostores y evitar que caigamos en su Red.

Yo pongo mi voto en vuestras manos. Up to you.

Entonces lo decidí.

-Y para que luego no me acuse de mentir, haré que mi rata le entregue sea lo que sea que encuentre en el cuarto de Luisa, a Julieta. La única inocente confirmada por la abuela.

Allí afuera, el caos parecía estar adueñándose de Encanto. Solo había pasado una semana, y el pueblo ya se estaba yendo a pique, demostrando lo mucho que dependían de la familia Madrigal. Sin ellos, estaban destinados a la ruina.

En esta ocasión, sí que faltaba uno de los Madrigal: Mirabel no estaba. Inmediatamente, fueron a buscarla a su habitación, pero ésta se encontraba cerrada. Les costó abrirla, pero, finalmente, lo consiguieron. El interior reveló una Mirabel sin vida, tendida en la cama. Al verla, Pepa se llevó las manos a la cabeza y soltó un grito ahogado.

—Por favor. Dejad de discutir. Yo no creo que Luisa o Bruno hayan hecho nada. Os estáis peleando sin motivo. Luisa fue atacada. Y Bruno ha estado desde el principio ayudándonos a encontrar a los culpables, incluso cuando no teníamos ni una sola pista.

Pepa se dio cuenta de lo afectada que estaba Dolores. Al oír esa canción tan melancólica, su rostro se ensombreció. Comenzó a lloviznar. Ver a su hija tan triste le partía el corazón.

—Dolores… —Una vez acabó la canción, se acercó a ella y la estrujó entre sus brazos—. Te prometo que todo esto acabará pronto y volveremos a ser una familia. Te lo prometo.

La muerte de Mirabel aunque tragica no parecia disgustar tanto a la matriarca de la familia como la tragica defuncion de cualquiera de los demas. Aun asi seguia siendo un jarro de agua fria en los hombros ya agotados de una mujer que habia vivido en carnes propias el dolor el sufrimiento y la muerte.

Esto es un desastre. Pero al menos solo ha sido Mirabel. Yo ya he dicho lo que tenia que decir. Creo que esta noche he bloqueado a Luisa aunque puedo confirmar que ella es inocente. Señalando a Pepa.

Despertaron todos. No hubo ningún temblor en la casa que denotara que algo malo había pasado. Se oían las voces de los vecinos... Julieta no sabía qué decir o cómo intentar calmarlos.

—Tranquilos, estamos... preparando una gran fiesta para la boda. Paciencia, vecinos, por favor. En la Familia Madrigal todo se hace a lo grande—. Mirabel era mucho más creativa a la hora de inventar algo convincente.

Mirabel...

Volvió a repasar todos los que estaban fuera de sus habitaciones, echando de menos el rostro de su querida hija menor, la misma que había salido del encierro bajo su petición... Descubrieron que había sido la víctima aquella noche, tras forzar la puerta de su cuarto Luisa y Camilo.

—Ay, no— sentía una fuerte puntazada de culpabilidad. Mirabel había vuelto porque se lo había pedido a Camilo. Por eso había podido ser un objetivo esa noche. Por su culpa. Por culpa de su propia madre.

Las lágrimas brotaron y rodaron por sus mejillas. Abrazó a Luisa y Agustín, luego se unió al cántico de Dolores, con la voz rasgada por el dolor.

Sigue caminando...

Nunca caminarás sola...

Se recompuso lo justo para mirar a la Abuela con una mirada incendiaria. Nunca había alzado la voz. Nunca se enfadaba... Pero no podía con esa actitud. No ante la muerte de su hija.

—¡¿CÓMO QUE "AL MENOS SOLO HA SIDO MIRABEL"?!— encaró a su madre, quedando cara a cara. —Mirabel ha sido la víctima y tú solo te dedicas a quitarle su fuerza Luisa e indicar que Pepa es inocente. ¿Y las mariposas? No me creo nada de lo que digas ya. Desde que Isabella hizo lo que fuera que hiciera contigo, estás aún más frívola que antes.

—Félix habla de forma extraña, Pepa no explica nada acerca de lo que pregunté de la Larga Noche, Bruno está raro desde que se puso el cubo en la cabeza y Agustín... Bueno, confío en él y en que solo está tan desubicado como cualquiera.

—Dejo claro que confío firmemente en Luisa, Camilo y Dolores— era un grupo reducido, lo sabía, pero eran los únicos que le habían dado motivos para confiar.

Dolores escuchó las palabras de su madre que trataba de animarla, pero la cruda realidad es que su prima estaba muerta, tal y como ella lo había estado no hace mucho.

Encima, las palabras de la abuela consiguieron atravesarla como a un puñal… No podía ni imaginar qué era lo que tía Julieta estaría sintiendo en estos momentos, y tampoco podía imaginar el dolor de Mirabel allí sola, contemplandoles a todos.

-Quiero que todos sepáis que Mirabel nos puede oír y nos puede ver, tal y como yo os veía y oía cuando me asesinaron. Ella escucha todas y cada una de las cosas que decimos, y tiene que sentirse muy mal en estos momentos. – Finalizó, con una mirada cargada de reproche hacia la insensibilidad de la abuela, al tiempo que se acercaba hasta su tía Julieta para poner una mano en su hombro y tratar de consolarla.

¿Abuela?... No había visto tanta frialdad viniendo de la abuela desde antes de que Mirabel provocase la caída de la vieja casita. Agustín tenía razón. -No sé si fue buena idea traerla de vuelta, Agustín... - la miraba mientras él consolaba a su mujer, herida por las duras palabras de nuestra madre.   

-Julieta... - aún estaba esperando a que confirmase al resto que mis ratas eran reales - ¿mi ratita te trajo algo, no?... - y aún más estaba esperando que nos confirmase algo sobre Luisa - ¿Debo suponer que confías en Luisa después de ver lo que te ha llevado mi ratita,  o no?

Entonces Dolores nos recordó que podía oír a los muertos -Dolores, asiente o niega con la cabeza si Mirabel sabe quién la atacó!!

Dolores esperó pacientemente a que Mirabel le dijera algo, lo que fuera… Aunque mucho se temía que la joven Madrigal tampoco había visto a su asesino.

Miró a sus tíos con expresión alicaída por no poder ayudar demasiado encontrando al asesino.

Luisa se quedó un poco sorprendida al ver como la puerta de su hermana cedía ante ella y Camilo. La sorpresa se convirtió en llanto, cayendo de rodillas frente al cuerpo de su hermana. Allí miro a su madre, quien increpaba a la abuela. La anciana siempre había tratado a Mirabel con cierto desprecio, pero aquello era de una falta de sensibilidad, de lo más preocupante.

Su cabeza daba vueltas y aunque trataba de analizar los cambios que se iban produciendo, ahora solo pensaba en una cosa. —Lo siento hermanita, estabas segura y te hemos traído solo para morir... —Se abrazó a su madre tratando de consolarse mutuamente.

En ese momento escucho a su tío y se apartó de ella buscando esas ratitas de las que tanto hablaba Bruno. —¡Upps! A ver si voy a pesarlas... — Menciono con ironía. Después miro a su madre esperando lo que ella tuviera que decir. Sus palabras tenían valor para la más fuerte de los Madrigal.

Esta vez la noche llego cuando debía llegar, y no movida por extrañas magias. De igual modo, se habían presentado uno a uno ante el cuadro de Pedro, diciendo el nombre elegido.

Llegado el momento, empezaron las campanadas, y los Madrigal se miraron con atención, esperando...