El silencio que siguió a la última campanada fue profundo. De pronto, la casa pareció torcerse y moverse en si misma, partes de ella más grandes que los bloques, tejas, y baldosas que antes se movían. Eran como si las paredes enteras se movieran, y con una contundencia implacable, se lanzaron sobre aquella que podría incluso destrozar los muros si así lo deseara. Rodearon a Luisa en pasmosa velocidad, y antes de que la joven pudiera siquiera cubrirse, todo se cerró a su alrededor.
Luisa había sido encerrada esa noche.
Inicia la Noche 7, la cual durará hasta el Lunes 25 de Julio a las 17.59hs. Las habilidades pueden ser usadas hasta las 15.59hs del Lunes, cualquier habilidad que se active después de esa hora será ignorada.
Recuerden dejar en Notas si van a sus habitaciones o a la de alguien más. Deben esperar a que se les de permiso de entrar si es una habitación ajena.
Y... volvió a suceder. Los votos hablaron.
Casita ésta vez se mostró inclemente contra Luisa. Completamente distinto a como se comportó al expulsar a Mirabel. Aún así, con toda esa locura de movimiento de paredes abrumador no pude evitar ponerme de nuevo el cubo-casco en la cabeza. Se hacía de noche, y me temía que las cosas no acabarían ahí.
-JULIETA! - casi grité, en un tono de medio pánico, agarrándome fuerte al casco - MI RATA, DIME QUE HAS VISTO A MI RATA Y QUE TE TRAJO ALGO!! PORQUÉ NO DICES NADA SOBRE ELLA? - no entendía porqué Julieta se estaba callando, no tenía sentido, la acababa de mandar unas horas antes y estaba TOTALMENTE SEGURO de que había ido a la habitación de Luisa y le había mandado llevarle lo que encontrase a Julieta.
-Dime que no he cometido un error Julieta, dime que no he cometido un error... - me estaba arrepintiendo de haberla elegido a ella para demostrar mi inocencia con mis ratas.
Sea como sea, Julieta, déjame visitarte a tu habitación y si quieres que vaya alguien más
Se sentía vacía. Sola. Tenía a Agustín, sí, pero su madre no parecía su madre, Bruno parecía más desquiciado que nunca y Pepa... Bueno, su hermana no decía gran cosa ni aclaraba sus dudas hacia ella.
Le habían quitado a sus tres hijas. Luisa e Isabela estaban encerradas, Mirabel había sido víctima de esos asesinos que seguían sueltos. Julieta tuvo que hacer acopio de todas sus fuerzas para no desfallecer.
—Bruno, cálmate— aquel día no le había sentado nada bien las palabras de la Abuela respecto a Mirabel. Tampoco le sentaba bien enfadarse... No era algo propio de ella y le dejaba sin energías. —Vino una ratita a buscarme mientras estaba en el baño— le lanzó una mirada de reproche a su hermano. Debía educar mejor a esas amiguitas suyas. —Me trajo cosas del establo: paja y pelo de burro.
Lo que le sorprendió fue la petición de Felix, lo que hizo que alzara ambas cejas a la vez.
—Claro, tienes permiso, cuñado.
Permiso para que Felix entre en el cuarto de Julieta y Agustín
Agustín se sintió sorprendido de que hubiesen votado por Luisa. ¿No había sido suficiente con que Pepa reconociera que no había sido atacada para que supieran que Luisa no tenía nada que ver? Si se habían podido organizar los votos para que Luisa fuera expulsada, aquello significaba que tenía que haber aún más de un asesino.
-Familia, estamos literalmente acabados -dijo el padre de Luisa, con una sonrisa amarga-. Si alguien confiaba en Luisa, no le votaría. Si alguien confiaba en Bruno, literalmente tampoco iba a votar a Luisa después de que él hubiera dado a entender que era inocente. No tiene sentido...
Agustín le dirigió una mirada entristecida a Camilo.
-¿Puedes convertirte de nuevo en mí y traer de regreso a Luisa? -le preguntó, con esperanza de traer de nuevo a su hija, aunque Agustín no sabía cómo funcionaban exactamente sus poderes-. Ella era inocente. -Miró a todos los presentes. Le costaba creer que Luisa hubiera sidola más votada, lo que demostraba que los responsables de la muerte de Mariano no eran tan escasos como esperaba-. Voy a pediros que, si no tenéis idea a a quién votar mañana, votéis por mí. Después de lo de hoy, es evidente que la familia Madrigal ya ha perdido.
Dolores no entendió cómo es que Luisa había salido elegida después de las palabras de la Abuela. Luego miró a tío Agustín con cierta angustia. Después miró hacia arriba juntando las manos mientras decía en voz alta.
-Te quiero, Mariano…
Tras ello, permaneció en silencio alicaída, al tiempo que tía Julieta se iba a su habitación con Felix.
Las votaciones confundieron a Abuela Alma que no comprendia porque habian decidido ir a por Luisa de todas las opciones que habia. Se sentia como si la familia la hubiera traicionado y que en su exilio voluntario todo se habia venido abajo como una casa de naipes.
Pobre Julieta. Pero mas me preocupa este resultado. ¿Son mayoria? ¿O alguien manipulo estas votaciones?.
La salida de Luisa había dejado la casa más confundida todavía si cabía y Camilo podía comprender como se sentían sus familiares pues él también se había sentido igual, perdido sin saber en quien poder confiar aunque ahora al menos tenía gente en la que sí podía hacerlo y debía apoyarlos para que la familia fuera adelante.
-Lo siento tío Agustín... Puedo copiar vuestros poderes pero no hacerlos más duraderos, cuando traje de vuelta a Mirabel agoté también esa posibilidad... Pero no te preocupes, conseguiremos que la familia Madrigal sea más fuerte.
Pero para eso debían seguir permaneciendo unidos y dejar claro cuales eran sus aliados y quienes no. Miró a su abuela, desde que había vuelto se comportaba de manera extraña, pero no tenía otra explicación posible salvo que siguiera de alguna forma bajo el embrujo de Isabela.
-Mamá. ¿Puedo hablar contigo en tu habitación?
Tenía que comprobar una cosa antes de que fuera demasiado tarde para todos.
—¿Paja y pelo de burro? ¿Y eso de qué sirve? No nos dice mucho. A no ser que… ¿Podría ser una pista de que podía reunirse en el establo con otras personas?
»Abuela… Sabemos que nunca tuviste mucho aprecio por Mirabel, pero… ¿no podrías al menos fingir que te importa? Julieta y Agustín tienen que estar destrozados. ¡No quiero ni pensar en la posibilidad de que uno de mis hijos apareciera muerto! —Entonces se dirigió a Agustín—. ¿Cómo está Antonio? ¿Se encuentra bien? ¿Está asustado? ¿Puedes decirle que no se preocupe y que todo saldrá bien? Por favor, dile que lo quiero, sin importar lo que haya hecho.
De pronto, Camilo le hizo una petición.
—Oh… ¡Claro que puedes entrar a mi habitación, hijo! ¡Cuando tú quieras!
Doy permiso a Camilo para entrar a mi habitación.
Fue llegando el momento de dormir, momento de separarse en las distintas habitaciones. Las dudas llenaban los corazones, las preguntas se agolpaban en las mentes de todos.
¿He hecho todo lo que he podido? ¿Pude hacerlo mejor? ¿Puse mi confianza en quien debía? ¿Ahora, que pasaría?
En sueños y duermevela, los Madrigal pasaron la noche...
Fin de la Noche 7