Partida Rol por web

Las campanadas que anunciaban la llegada de la noche tocaron con fuerza, inminentes. Las miradas de casi todos estaban puesta en la perfecta Isabela, excepto por unas pocas excepciones la decisión había sido unánime. Cuando el silencio reinó en las campanas, las tejas y baldosas empezaron a tintinear, antes de que nuevamente una ola de bloques se levantaran hacia la joven florida.

Lo que ocurrió a continuación fue inesperado. Isabela miró hacia su abuela Alma, su mirada suplicante, y corrió hacia ella. La Abuela abrió sus brazos hacia la joven y se fundieron en un abrazo estrecho, mientras los escombros de Casita las envolvían a ambas. En un momento estaban allí, y al siguiente, la tierra se las había tragado.

Un ominoso silencio precedió aquel momento, ahora sin la presencia de la Matriarca entre los Madrigal, ¿qué sería de la familia? ¿Qué sería de la vela y su magia?

Al acabar el ruido proveniente de los bloques de Casita, todos se percataron nuevamente de que Bruno había desaparecido. Además, Dolores tampoco se veía por ninguna parte...

Con cierta tristeza se preparó para despedirse de Isabela, que parecía destinada a ser recluída por la casita, lo que no vio venir fue lo de su abuela. Abrió mucho los ojos y miró al resto para mostrarles que no entendía nada.

-¡¿Qué pasó?! ¿Porqué se marchó también la abuela? -Estaba desorientado, la abuela siempre había estado presente guiando a la familia y ahora parecía que les faltaba algo. Solo podía sacar algo medio bueno de todo aquello.- Al menos Isabela no estará sola mientras se soluciona todo esto... Claro que si la culpable era ella ¿Ya podemos dormir tranquilos no? -Sospechaba que no, por mucho que deseara que todo volviera a ser como antes no iba a ser tan fácil.- Tío Bruno. ¿A qué se debe tu cambio de opinión sobre Antonio? Parecías muy alterado antes, como si hubieras descubierto algo de repente.

No creía que su hermano pequeño pudiera hacer algo así, la teoría de los celos de Isabela le encajaba dolorosamente, pero ¿Antonio? Él no tenía motivos. Entonces se dio cuenta que su tío y su hermana ya no estaban allí.

-¿Tío Bruno? ¿Donde se ha metido el tío Bruno? ¿Y Dolores? ¡Si estaban aquí hace un rato! -Eso significaba que se iba a quedar sin explicaciones otra vez.

-Isabela y la Abuela Alma fueron enlazadas. Bruno tenía razón -indicó Agustín, entristecido de saber que la abuela ya no estaba entre ellos-. Quienquiera que las enlazó, ha provocado que la Casita se llevase a la abuela. Por eso la abuela tuvo ese cambio tan repentino y sin sentido con Bruno. Estaba acusando a Bruno para evitar ser eliminada. No se lo tengáis en cuenta. Ella siempre estuvo de nuestro lado.

La pérdida de la matriarca era un duro golpe para los Madrigal, en especial porque la Abuela había identificado a Julieta como una inocente y cabía la opción de que pudiera haber identificado a alguien más en los siguientes días. A Agustín no le quedaban ya dudas de la implicación de Isabela en la muerte de Dolores. Su hija se había asegurado de llevarse a la Abuela Alma con ella, por lo que no podía ser inocente.

-Antonio, Camilo, Mirabel, Pepa... -No dijo aquellos nombres al azar. Quien hubiera sido observador ya intuiría por qué decía esos nombres específicamente-. Nosotros cinco somos los únicos posibles responsables. Entre nosotros tienen que estar los otros culpables. Uno o dos, no creo que sean más de tres... 

Bruno huyó - Mirabel se refugió en las manos de su padre asintiéndole con cierta determinación - Y se llevó a Dolores para protegerla. - Mirabel se mordisqueó el labio algo nerviosa. Su tío había lanzado muchas acusaciones y sin embargo era el primero en huir. Tenía ganas de ir allí y sacarle en mitad de la noche de la oreja pero... su padre tenía razón, había aún la duda de que alguien más estuviera actuando en su contra, era mejor dejarle a un lado de todo esto.

Creo que somos más los sospechosos Pa, pero nosotros cinco somos un buen comienzo donde descartar.

Tío Félix, no lo tomes a mal - Miró a tía Pepa quien había sido también señalada por Agustín - Pero haber hecho que Casita olvidara eso de encerrar y mantenernos a todos en vela durante la noche no creo que te saque de la sospecha.

Al igual que - Apretó la mano de su Pa, que se había puesto en el ojo del huracán él solo, aunque solo no estuviera pues Mirabel se quedó a su lado - Al igual que Luisa.

Creo Pa que deberías reconsiderar lo que sí tenemos y separar de lo que supones

Mirabel, entraste a la fuerza en la habitación de alguien que había comenzado lanzando tres nombres entre los cuales había un culpable. No estás para intentar desviar balas. Mejor intenta explicar claramente por qué no debes ser la siguiente en ser votada. Porque sí. Lo eres. Ahora mismo lo eres.

 Al final los votos fueron contados, Isabela fue revelada como la más votada y Casita tomó la misión de encerrar a la chica, aunque en el camino se llevó a la matriarca con ella. Era triste, puesto que la Abuela siempre había sido un símbolo de estabilidad para la familia. Pero Antonio en aquel momento no sentía mucha tristeza. De hecho, se podía ver que el chiquillo estaba invadido por una muy poco común ira en su interior.

- ¿Qué a que se debe el cambio de opinión de Bruno sobre mi? Es fácil... ¡ES UN HOMBRE MALO! ¡Malo, malo, lo odio! ¡No se merece estar aquí con nosotros! ¡Yo no lo conozco, y no lo quiero ver más! ¡OJALA NO VUELVA DURANTE EL DÍA!

 El niño estaba enajenado, demostrando incluso más furia y antagonismo que la que su propio tío había lanzado contra él durante el día.

- No me importa que es lo pase, pero tienen que saber que Bruno es el que está detrás de todo esto... es maldad pura. Como decía mi hermano, "si llama a tu nombre todo se pone oscuro"...

Camilo se cruzó los brazos enfurruñado. ¿Porqué seguían metiéndolo en el grupo de los posibles asesinos si no había hecho nada malo? ¡Era injusto!

-Pues podéis descartarme a mi porque no hice nada malo, ahora si a vosotros os parece bien meteros en ese grupo quizás es que no sois tan inocentes... -Al fin y al cabo la casita se había llevado a Isabela y esta arrastrado a la abuela consigo, parecía que esa rama de la familia estaba más comprometida. Encima lanzaban acusaciones a diestro y siniestro.- Y mi padre nos mantuvo a todos a salvo, creo que es motivo suficiente para confiar en él. -Al menos para él lo era, claro que hasta hacía poco confiaba plenamente en todos, ahora eso comenzaba a cambiar, por eso cuando su hermano se puso como loco lo entendió, él sabía lo que era que lo acusaran sin pruebas.- Antoñito, Antoñito, se que estás enfadado pero no deberías decir esas cosas tan feas. Se que una cosa es desear que alguien no vuelva y otra diferente hacerlo, pero decir eso no ayuda a que la gente te crea inocente. Vamos a calmarnos ¿Si? Puede que el tío Bruno se haya equivocado o que Isabela usara sus flores para hacer que te acusaran a ti y no a ella en un intento desesperado por no ser encerrada. Pero ha puesto a salvo a Dolores y eso es bueno ¿Verdad?

Claro que era difícil calmarse sospechando que aún había gente allí que les quería hacer daño y no sabían quienes eran.

Luisa no se sorprendió cuando vio desaparecer a su tío Bruno con su prima Dolores. De los allí presentes solo quedaba una persona en la que medianamente confiara. Su padre descartaba a demasiada gente.

Se cruzó de brazos junto a su tío Felix. —Hermana, estoy segura de que debe de haber una explicación, pero el tío Felix tiene razón, ¿qué motivo puede haber para entrar así en la habitación del tío Bruno de noche?

Se la quedo mirando seria.

Antonio como siempre seguía a su bola, el más pequeño de los Madrigal seguía sin responder sus preguntas y ahora pretendía fingir que estaba bajo los efectos de algo... —Primo déjate de bobadas. Si no respondes la pregunta que llevo haciéndote desde que todo esto empezó, para mí serás él más culpable de los que quedan. No me interesan los detalles de tu poder, únicamente quiero que me digas por qué los desaprovechaste en mi madre.

Esa noche todo su mundo se puso patas arriba. El suelo se había tragado no solo a su primogénita sino también a la Abuela Alma. Julieta notó una presión en el pecho, le costaba tomar una bocanada de aire para poder tranquilizarse. Dudaba que hubiera remedio capaz de curar aquello.

—Bruno se ha escondido ya... Mañana hablaré con él— si ambos seguían todavía entre los vivos, claro. Al menos parecía cierto que podía proteger a Dolores, lo cual era una buena señal. Pero ese detalle no parecía ser suficiente para Antonio que, viéndose amenazado, había comenzado a liberar toda su furia.

—Antonio, Mirabel, ambos tenéis que poner de vuestra parte— ninguno de los dos buscaba explicar las dudas que habían puesto sobre ellos.

Se sentía agotada, no sabía si podría aguantar más toda aquella situación. Su familia... se estaba destruyendo desde dentro.

Mientras siguieran discutiendo, contando mentiras u ocultando verdades, Julieta no quería seguir allí, por lo que puso rumbo hacia la Torre de Bruno. Esperando poder ver a su hermano antes de que la noche terminara, golpeó la puerta con los nudillos y aguardó.

—Madre está claro que algunos buscamos tener datos para saber que está pasando y actuar, mientras otros se dedican a estar a la defensiva y no responder lo que se les pregunta.

Luisa estaba poco a poco perdiendo la ilusión en su familia y pensar que los tenía en un pedestal.

—Soy consciente, Luisa, cariño— su segunda hija era sin duda la más fuerte de la familia, pero también la más sensible, pese a querer cargar con todo ella sola. Al menos había aprendido a delegar un poco en los demás de vez en cuando...

—Mirabel entró en la Torre de Bruno, ¿para qué? Solamente ella lo sabe. Puede contarnos la verdad, o no, al igual que Antonio con su inexplicable habilidad idéntica a la de Alma. Es posible que realmente Isabela no fuera tan buena— le dolía en el alma reconocerlo —, y que, quien sea que esté intentando debilitar o eliminar a la familia, también se vea con menos fuerza para atacar. Nos queda esperar qué ocurrirá esta noche

No le sorprendió lo más mínimo que Casita se llevara a Isabela, pues eso había quedado claro después de oír las opiniones de todos el día anterior. Lo que sí fue completamente inesperado fue que se llevase también a la Abuela.

—¡No! ¡Abuela! —exclamó llevándose las manos a la cara—. Ella era capaz de investigar las intenciones de la gente. ¿Qué vamos a hacer ahora? —Agachó la cabeza, preocupada.

Después de eso, buscó a Bruno y a su hija, pero no importaba dónde mirara: no estaban en ninguna parte.

—Parece que Bruno ha vuelto a esconderse detrás de las paredes, y se ha llevado a Dolores con él. Mejor. Así estarán a salvo.

Viendo la discusión que se producía a continuación, Pepa observó a Mirabel y a Antonio con expresión seria. Le dolía mucho lo que iba a decir a continuación, pero había que hacerlo.

—Mirabel… Bruno… Las cuestiones de Félix, Julieta y Luisa tienen mucho sentido. Lamento decir esto, pero los dos os estáis comportando de forma muy extraña. Por favor, os rogamos que nos digáis la verdad y acabemos con esto. Aunque hayáis hecho algo malo, os prometemos que os perdonaremos. Siempre seguiremos siendo una familia, pese a todo.

»Antonio… Bruno nos ha estado ayudando desde el principio. Incluso ha mostrado una de sus profecías delante de tu padre. —Se acercó a él y le acarició el pelo—. Lo siento porque te dijera eso esta mañana, pero seguro que se debió a las plantas de Isabela.

»Mirabel, si por alguna razón tienes miedo de explicar por qué entraste en la habitación de Bruno, puedes decirlo en privado. ¿Te importa que hablemos en tu habitación? O, si lo prefieres, puedes hablar con tus padres.

-Yo confío en Mirabel -reconoció Agustín, mientras apretaba la mano de su hija-. A menos que me presentéis evidencias de su culpabilidad, me niego a creer que dos de mis hijas estén involucradas en esto.

Quizá Agustín estaba pecando de confiado, pero al menos por el momento valoraba otras opciones antes que plantear que Mirabel pudiera ser una de las asesinas. Aunque algo de lo que le dijo Mirabel le hizo hacer un gesto de negación.

-Luisa es inocente -Agustín no dijo más al respecto de por qué excluía a su hija de toda posible sospecha-. No se escucha lo suficiente a Brunoooo... -canturreó el hombre.

Tal vez no hayais prestado atención, o quizá no le hayais dado suficiente importancia a lo que he dicho sobre Bruno

Estuve investigándole, al igual que hicimos muchos mientras el resto dormían - Guiñó un ojo a Antonio - Averigüé lo dicho, que tiene un escondrijo donde puede esconder a alguien para protegerle.... Averigüé algunas cosas más de las que dije anteriormente pero sería ponerle en un riesgo del todo innecesario.

Lo importante aquí es que al final os puedo confirmar su inocencia.

Me pareció importante que, si vamos a creer todos en las profecías alguien se encargara de averiguar si seguíamos a la persona adecuada, y parece ser que sí. Podemos confiar en Bruno, aunque sus profecías puedan ser vagas y valga la pena sopesarlas bien.

Buscó en un rincón y sacó un acordeón, con paso firme y decidido se plantó frente a todos otra vez - Aunque si caben dudas, puedo cantároslo

Se le hicieron los ojos chiribitas y puso una gran sonrisa mientras apaludía.

-¡Ohhhh siiiii! ¡Por favor Mirabel, cántalo! -Se dirigió a su lado y entonces hubo dos Mirabeles.- Yo te puedo hacer los coros si quieres.

Al final, lentamente, los miembros de la familia Madrigal que continuaban dentro de la sala principal comenzaron a dispersarse. Era ya el momento de descansar, y de esperar qué nuevas le traería el día que pronto habría de despuntar.