Tlán. Tlán. Tlán...
La última campanada vibró como un lamento y fue seguida de un silencio ominoso. Mientras unos a otros se miraban, habiendo señalado en silencio o a viva voz, un nuevo sonido rompió el atardecer, con el último rayo de sol. Las tejas de Casita temblaban y se movían, amenazando con derrumbarse. Las baldosas empezaron a cambiar de color, creando patrones sobre el suelo. Finalmente, como una serpiente, una línea de baldosas se dirigió hacia la persona elegida: Antonio.
Las baldosas se alzaron en una especie de ola, rodeando al niño. Pero antes de encerrarlo en un cuarto creado solo para él, el jaguar Parce saltó al interior y tiró de Antonio hasta lanzarlo fuera de la trampa de baldosas, ladrillos, y tejas. Con un rugido por parte del animal, y un chasquido de los elementos de construcción, quienes cerraban aquella prisión, el jaguar fue llevado por la misma Casita lejos de todo. El silencio, al menos por parte de la casa Madrigal, retornó en aquella estancia.
Inicia la Noche 1. Pueden continuar hablando en esta escena o dirigirse a sus habitaciones. Esta escena estará visibles para todos incluso si declaran ir a su habitación o a la de otra persona. No se pueden entrar a las habitaciones ajenas sin permiso del dueño de la habitación.
Las habilidades nocturnas ya pueden ser usadas. Esta escena finalizará el Lunes 13 a las 17.59hrs. Las habilidades pueden usarse hasta el Lunes a las 15.59hrs. Pasada esa hora, la habilidad no será validada.
Con todo el jaleo, no fue hasta unos minutos después que los miembros de la familia Madrigal notaron algo: ni Bruno ni Luisa estaba con ellos.
Finalmente Mariano descansaba en la capilla de la Casita, era donde debía estar y un silencio se apoderó rápidamente de los presentes cuando Bruno dejó caer su profecía: Isabella, Antonio y Felix, uno de ellos había estado relacionado con el asesinato de Mariano. - ¡No puede ser!!
Pero así era, y las sospechas empezaron a volar. Tal vez fuera su apariencia inocente, o quizá el temor a las bestias que le rodeaban, el pretexto de que alguien pudiera rondar a su hermanita y él no pudiera entenderlo pero todos sospecharon inmediatamente del pequeño Antonio. De no ser por Parce ahora estaría encerrado en algún lugar de la casa.
¿Todo bien? - Mirabel fue hasta Antonio, desde que recibiera su don se habían distanciado, pero él siempre sería su bolita de cacao con aquel pelo tan característico del tío Félix. - Tal vez si nos marchamos todos a dormir... mañana se haya arreglado todo, ¿no? ¿D-donde está Luisa? - Ninguna de sus dos hermanas acostumbraba a pasar desapercibida - ¿Y Bruno? Ambos no están...
No esssss la más perspicaz de las observaciones, pero ¿Qué vamos a hacer?
Antonio no había pronunciado mayor palabra durante el resto del día. Apreció el gesto de Isabella de acercarse a él con una escueta sonrisa. Sin embargo, luego de que Bruno diera a conocer sus predicciones donde aseguraba que él era uno de los posibles culpables, el niño se llamó al silencio. Sintió un profundo miedo de lo que podía pasar y se retiró del lugar junto a Parce.
Y a la noche, cuando las sospechas de todos se revelaban, se dio cuenta de que tenía razón para tener miedo. La Casita intentó encerrar al muchacho, revelando que la mayoría de los presentes le veían como el culpable. Sin embargo, su estimado jaguar se sacrificó para evitar que el niño fuese recluido. Desapareciendo de esa forma el amigo peludo de Antonio.
- ¡PARCE, NO!
Antonio estaba devastado. Por una parte, acababa de perder a su fiel compañero felino, quien funcionaba como un amigo y también como un soporte emocional ante tanta tragedia. Por otro, era evidente que su propia familia había puesto sus sospechas sobre él.
- Eso significa... ¿que me eligieron a mí? ¿Ustedes creen que yo... que yo pude haber...? No... yo no... ¡YO NO!
Había un poco de rabia e indignación en la voz del chiquillo, pero sobre todo miedo.
Agustín se mostró sorprendido no solo de que una buena parte de sus familiares hubieran votado por Antonio, sino de que el jaguar hubiese impedido que el niño fuese sacaso del hogar familiar por parte de la Casita. Pese a que aún no sabía acerca de la lealtad de Antoñito, el hecho de que el animal se hubiera arriesgado tanto por el niño le dio el pálpito de que Antonio no podía ser el asesino.
-Antonio, tranquilo -En un gesto de empatía paternal, incluso aunque el muchachín no fuese hijo suyo, Agustín se aproximó hasta el niño para consolarlo-. Yo no creo que hayas podido ser tú. Solo eres un niño... Nunca harías algo así -le dijo el hombre, convencido de ello, revolviéndole el cabello al chico-. Que aparecieses en la profecía de Bruno te ha hecho ver como sospechoso, pero no es el único -recordó a sus familiares, con gravedad, esperando que ahora no quisieran seguir centrándose en el niño-. Yo voté a tu papá -reveló en tono más despreocupado, dirigiéndole una mirada a Félix. Intentó sonar amistoso. No tenía nada contra el moreno, pero entre su hija, su pequeño sobrino y el esposo de su cuñada, no había sido difícil escoger. El voto no dejaba de ser algo subjetivo cuando no tenían más evidencias-. En el día de hoy, no sabemos nada. Estamos casi en blanco y la mayoría nos dejaremos llevar por el miedo y el pánico. Como cuando vas a cortar leña y ves un panal de abejas cerca -sonrió, mientras le revolvía otra vez el cabello al niño-. Si quieres, esta noche puedes pasar a nuestra habitación -miró a su esposa mientras lo decía-. Julieta puede prepararte un té de hierbas para que estés más tranquilo...
Fue entonces cuando se dio cuenta de que su hija Mirabel había preguntado por Luisa y Bruno. El hombre iba a responderle "Luisa está justo ahí", pero se percató de que su hercúlea hija había desaparecido. Y tampoco se veía a Bruno por ninguna parte.
-No se ve a Brunooo, nooo, nooo... -lo que empezó como una frase normal terminó en un tono ciertamente cantarín, como si Agustín fuese a ponerse a cantar de un momento a otro. Pero el hombre hizo un rápido gesto de negación, confuso, y decidió no seguir cantando. Tenía aquel ritmo muy metido en la cabeza.
Las votaciones escogieron al pequeño, no comprendia porque alguien lo habria escogido a el y no a alguien mas sospechosos como por ejemplo Mirabel, pero dejando de lado pequeños resquicios internos, la Abuela Alma se acerco a su nieto y le acaricio la cabeza para ponerse de lado de su yerno.
No tienes que preocuparte, aquí hay gente que te quiere. Yo voté por tu padre también, esos comentarios en contra de Mariano lo delataron a mis ojos. Así que estoy con Agustín en esta ocasión.
Que la casita tan solo encerrada al votado fue un alivio, pues que la alternativa, es decir lo que le había pasado a Mariano, era una opción igual de viable en estos casos.
Un grito de sorpresa y miedo salió de la boca de Julieta cuando vio cómo Antonio era arrastrado por Casita. Había sido el elegido, ¡no podía creérselo! El pequeño y dulce Toñito... Si bien era cierto que había aparecido en la visión de Bruno, eso podía no significar nada o, por el contrario, cambiarlo todo.
Por suerte, el pequeño fue rescatado por su fiel amigo, Parce, siendo él quien terminó encerrado.
Se apresuró a acercarse a Antonio, acariciando con dulzura su cabeza mientras se posicionaba junto a Agustín. —Puedes venir cuando quieras, Antonio— secundó a su esposo con una sonrisa que transmitía ternura.
—¿Luisa y Bruno?— con el sobresalto por la casi desaparición de Antonio, no había prestado atención a nada más, al menos hasta que Mirabel lo mencionó. —¡Brunoooo! ¡Luisaaaa!— usó sus manos a los lados de la boca para poder potenciar más la llamada, esperando que dieran señales. No estaban, ¡no estaban! ¿Qué podía significar eso?
Se llevó las manos al delantal, estrujando el extremo del mismo como si estuviera secándose las manos, señal de su nerviosismo.
No podía creerlo.
En un abrir y cerrar de ojos, para su horror, Casita había intentado atrapar al pobre Antonio… Su Antoñito… Su pequeñín… Por suerte, su amiguito Parce fue capaz de salvarlo a tiempo.
Tras soltar un grito de horror, salió corriendo hacia el niño, abrazándolo.
—Tranquilo, Antonio. Tranquilo —dijo, aunque ella parecía estar más alterada que él—. Están todos muy alterados y confusos. No saben lo que hacen. —Dirigió una mirada de reproche hacia los demás—. No te preocupes. Ve a tu habitación y métete en la cama. Mañana será otro día.
Agradeció el discurso tranquilizador de Agustín. Pero no así la afirmación de que había votado a su marido. Las cosas se estaban desmadrando. Y todo por culpa de Bruno.
—¿¡En qué estáis pensando!? Ni mi hijo ni mi marido serían capaces de hacer algo tan horrible. E Isabela tampoco… —Pero… las profecías de Bruno nunca se equivocaban…
Por otro lado, había ocurrido algo extraño más: Bruno y Luisa habían desaparecido. Y nadie los había visto irse. Qué raro…
—¿No será que se han ido a sus habitaciones? Nos tienen miedo. Es eso, ¿no? Todos sospechan de todos. ¡Va a ser el fin! —exclamó llevándose sus temblorosas manos a la cara—. ¿Quizás podemos llamar a las puertas de sus habitaciones para ver si están allí?
—Pepa, no sabemos quién ha actuado ni por qué, pero también pienso que es mejor dejar a los niños al margen— refiriéndose tanto a su propia hija como a Antonio. No le gustaba señalar a su cuñado, pero lo prefería a hacerlo con los pequeños.
Asintió con la cabeza a la propuesta de su hermana.
—Vayamos a ver si están en sus habitaciones—. Pero antes, se agachó para quedar a la altura de Antonio. —Tranquilo, encontraremos también a Parce.
Félix corrió a intentar ayudar a su hijo, pero su reacción fue muy lenta. Por suerte, el jaguar era mucho más veloz y le salvó.
Llegó hasta el niño después de que se librase de aquel encierro. Si Casita no se andaba con menudeces es que aquello iba en serio. El asesino era uno de ellos por increíble que resultara.
Agustín mostró su opinión señalándole a él.
No te culpo, cuñado. Yo en tu lugar habría hecho lo mismo. - ¿Cómo desconfiar de Antonio siendo un niño pequeño o de su propia hija?.
La siguiente fue la abuela Alma y también le señaló.
Vamos, abuela querida, entiendo su voto, pero yo no tuve nada que ver. Que tuviese dudas no me convierte en.... además, si hubiese siquiera pensado en la opción de ases.... de eso, ¡no hubiera expresado mis dudas en voz alta!
Hagamos una cosa: No se hable de Mariano-no-no-no, intentemos devolver la alegría a la familia Madrigal, ¿sí?
Entonces hablo Pepa y Félix corrió a situarse junto a ella para disipar sus nubarrones y reforzar sus coros.
Tranquilo, Antonio. Tranquilo
Tranquilo, amor.
Están todos muy alterados y confusos. No saben lo que hacen.
Muy confusos
No te preocupes. Ve a tu habitación y métete en la cama. Mañana será otro día.
Será otro día...
¿¡En qué estáis pensando!?
¡Menudos votos!
Ni mi hijo ni mi marido serían capaces de hacer algo tan horrible.
No lo seríamos, no, no, no.
E Isabela tampoco…
No, no, no.
¿No será que se han ido a sus habitaciones?
Se habrán escondido.
Nos tienen miedo. Es eso, ¿no?
Debe ser eso.
Todos sospechan de todos. ¡Va a ser el fin!
Abuela trae la sombrilla.
¿Quizás podemos llamar a las puertas de sus habitaciones para ver si están allí?
O entre las paredes.
Dolores no podía creer que alguien pudiera sospechar de la culpabilidad de su hermanito. A decir verdad, la joven no podía pensar en que alguno de los presentes fuera el responsable de la muerte de su Mariano. Por lo que, cuando Casita estuvo a punto de encerrar al pequeño en aquella prisión, ella intentó correr para detenerla.
Lamentablemente su falda se enredó en sus piernas y trastabilló, antes incluso de poder llegar hasta él. Si no hubiera sido por el sacrificio del fiel Parce, su dulce Toñito estaría encerrado en una habitación, totalmente asustado, sin saber qué sería de él.
-Pero ¿Cómo habéis podido pensar que un niño tan pequeño ha matado a mi Mariano? Suficiente dolor es haber perdido a mi prometido, como para perderle a él también – Dijo con perplejidad, cuando todos se encontraban en la sala. Todos, menos Bruno y Luisa, los cuales no aparecían por ninguna parte, como bien habían mencionado varios de los miembros de la familia Madrigal.
Julieta les llamó sin éxito, mientras los presentes se increpaban los unos a los otros. Entonces, sin saber muy bien qué hacer, y bastante abrumada por todo lo que sucedía, Dolores cerró los ojos mientras se concentraba en su respiración, para tratar de tranquilizarse y encontrar la paz interior que precisaba.
¿Y si Bruno era culpable y había dado pistas falsas a todos los presentes? ¿Y si Luisa había calculado mal su fuerza y había matado por error a Mariano? ¿Y si Bruno lo había descubierto y ella le había secuestrado para silenciarle? ¿Y si estaban los dos compinchados?
Demasiadas incógnitas… Necesitaba cualquier pista de lo que estaba sucediendo, ya que todo aquello era demasiado horrible como para que fuera verdad, y elucubrar tan solo fomentaría la paranoia entre los presentes, tal y como su mamá acababa de puntualizar. Ya lloraría a su Mariano más adelante. Ahora debía ayudar a su familia, por lo que se prometió a sí misma ser más fuerte para afrontar lo que se avecinaba, e intentar descubrir el misterio de la desaparición de Luisa y Bruno.
Isabela no lograba entender todo lo que estaba sucediendo, tanto que no se atrevió a emitir un voto, contra alguien de la Familia, está aún sorprendida por la profecía de Bruno, por lo que miraba ahora con cierta desconfianza a Félix, incluso más después de que su Padre revelara que voto contra él.
-Yo creo en la inocencia de Antonio, no puede ser que él sea un asesino, en dado caso la teoría de Bruno sobre que Parce se descontroló puede ser verdad, ¿algo más sobre esa profecía, Bruno? ¿Bruno?
por más que lo buscaba Bruno no se encontraba en el lugar y como bien habían notado otros miembros de la Familia, tampoco Luisa. Tal vez, Bruno volvió a esconderse como hace tiempo y Luisa lo siguió. Mientras hablaba sentía algo de miedo cada que su mirada se cruzaba con la de Félix. -Felíx, acaso sientes envidia por las habilidades de la Familia? O no querías a alguien más dentro de ella, seguro también sientes envidia de mi Padre, quien ahora se revelo a si mismo como alguien que voto en tu contra. Isabela levantó un brazo para que una liana bajara y tomarla para subir al primer piso de la casita. -Te lo advierto, no trates de hacerle nada, Familia protéjanse mucho, tal vez, el asesino vaya a actuar nuevamente.
Dolores no entendía nada de lo que estaba sucediendo, pero estaba claro que todos deberían permanecer unidos, si no querían destruirse a sí mismos. Isabela siempre había sido muy taxativa y directa, pero en una cosa parecía no equivocarse, y era el hecho de que puede que el asesino fuera a actuar nuevamente.
Ojalá que bruno estuviera con Luisa. Debía buscarle, por lo que lo dijo abiertamente mientras se alejaba hacia la habitación de su tío
-Voy a ver si Bruno y Luisa están juntos. Si alguien quiere acompañarme, es bienvenido.
Y se fue lo más rápido que pudo para tratar de encontrar si había alguien en la habitación de Bruno, tal y como sospechaba.