La ostentosa mujer de rosa se mostró sorprendida ante la pregunta de Zeta, moviendo sus ropajes para adelante y para atrás; aunque rápidamente acompañó ese gesto con una dulce sonrisa.
Cariño... ¡si no fueran seguras, no se las daría! Ustedes tranquilos. Apenas logren llegar al Puerto Obikanui, empezara su primera misión de búsqueda de información. Ustedes pueden decidir como hacerlo: preguntando como si fueran turistas o extranjeros perdidos, o aprovechándose del sigilo y la astucia para conseguir data sin ser detectados. O alguna tercera vía que se les ocurra... ¡ustedes son los agentes, después de todo!
Algo extraño que se notaba, no solo de parte de Nyala sino de los demás hombres de la Agencia, es que en ningún momento les habían pedido que procuraran no atacar civiles, ni guardar discreción o entregar a los dictadores. Había una gran confianza en el criterio de los agentes... o podía ser otra cosa. Pero aquel momento no era el adecuado para hacer preguntas fuera de lugar.
- Hagan lo que crean que sea necesario.
Si les parece, el viernes cierro esta escena y terminamos el prólogo con ustedes yendo hacia la isla. Por si alguno más quiere postear algo antes de avanzar.
Jack se rascó la cabeza, pensó un poco, aunque no demasiado pues no era lo suyo. - Lo mejor será no preocuparse tanto, Zeta. Llegamos allí, preguntamos a los isleños con una amplia sonrisa y listo, primera misión cumplida. - tras lo dicho puso su mejor sonrisa para preguntar. Al sonreír, parecía un oso. Parece simpático, pero te puede hundir el pecho si no vas con cuidado.
Venga chicos, practicas vuestras sonrisas preguntonas.
- Pues entonces ya esta todo claro como el agua... ¡pueden partir!
Maverick, dando vuelta su silla una vez más, mira con seriedad a los cinco agentes. Se levanta y empieza a dirigirse a la puerta de salida. Pareciera que simplemente iba a retirarse sin decir nada más, pero parece arrepentirse y suelta un último comentario. Respecto de algo que ya estaba rondando en las cabezas de algunos.
- Como ya han podido apreciar, agentes, el mundo le está poniendo mucha importancia a lo que esta pasando en esta isla. Y como bien remarcó el agente McTaker, no es simple altruismo. Ustedes son profesionales, así que confío en que están preparados para lidiar con lo que sea que este causando esta conmoción internacional. Pero... estén preparados para sorprenderse.
Con aquel enigmático mensaje, el jefe de la misión se retira por la puerta.
- Ahora, vayan al submarino. Los llevaran hasta una playa cercana al Puerto Obikanui. Ahí empezará su misión.
Luego de las palabras de Maverick, algunos soldados los guiaron hasta un submarino en las partes bajas del portaaviones. Uno a uno fueron ingresando hasta aquella nave, mientras veían como los expertos hablaban entre sí, cuchicheando algunos aspectos de la misión. Se los veía curiosos de los agentes, pero confiados. El tiempo determinaría si su confianza estaba bien depositada.
Una vez arriba del submarino, este se sumergió en el agua fría que rodeaba a la Isla Shuriken. De a poco se fue acercando a la isla, sin mayores contratiempos. Como si los isleños no tuviesen herramientas para detectar submarinos; o simplemente no les importase. Era difícil saberlo, pero las cosas empezarían a quedar claras cuando llegaran a la Isla Shuriken. Una isla de ensueño.
Fin del Prólogo.