28 de Junio, 1983 - Base de la Agencia, E.E.U.U.
Dentro de la ya conocida sala de reuniones a la que había acudido ayer se encontraba ya el ilustrador oficial de la Agencia, Typhe Daguerro, el cual estaba ordenando sus ilustraciones para la presentación. Habían estado trabajando mucho el día anterior para confirmar los hechos del día anterior, pero se les hizo tarde y tuvieron que quedar para el próximo día. Maverick no se esperaba que su retiro fuese tan extenuante, pero por lo menos el afrancesado ilustrador era un sujeto simpático.
Cuando Typhe se dio cuenta de la presencia del ex-agente, se dio vuelta y lo saludo con una sonrisa..
-Los informes que tenemos del Día 28 son escasos y algo confusos... Aún así, ¿Quieres que continuemos?.
Maverick miraba los dibujos con detenimiento, pensando en cómo aquellos actos retratados afectaron la misión e hicieron que la misma terminase como había terminado. También debía admitir que los dibujos del ilustrador le parecían cada vez más agradables. Nunca pensó que encontraría útil o satisfactorio el trabajo de un ilustrador, pero se encontraba en el camino contrario. Debían ser muy buenos dibujos.
- Sé de lo que tratan los informes, yo mismo estuve ahí leyéndolos en su día, pero aún así, eso fue lo que hemos escuchado que pasó, por muy inverosimil que pudiera parecer. Así que escuchemos lo que ponen.
El francés refunfuña por lo bajo, aparentemente molesto por la frialdad que aquel americano mostraba. Pero atiende a los pedidos de Maverick y dispone sobre le mesa sus ilustraciones para explicar lo sucedido. Aclarándose la garganta y bebiendo un poco de café, Typhe empieza con el relato del día más sangriento de la misión hasta el momento.
Ya hemos aclarado que los agentes se dividieron en tres grupos bien separados y reconocidos, por un lado estaba El Negro que se había dirigido a Kuzaya luego de haber confraternizado con un cartero anarquista, el pacífico líder de la oposición y un vagabundo; mientras que el resto se quedaba preparando Villa Ganga para Peggy y así poder infiltrarse dentro de sus filas, traicionando a los líderes mafiosos ejecutándolos y entregándoselos a los subordinados de Peggy. Y Giuseppe... estaba en Omus...
Vamos de lo menos inverosimil a lo más; Zaheera en la Ciudadela terminaría ascendiendo los rangos dentro del Gobierno de Peggy Tsai, siendo esta misma la encargada de dar con el resto de los agentes que había por la isla, en caso de que lo lograra, sería nombrada como la nueva Comandante de Defensa, pues demostró dotes de liderazgo y efectividad en acabar con la mafia de Villa Ganga. Con esto en mente, y tras recibir un mapa, ordenó fortificar los puestos de camino que daban a la Ciudadela y buscó en los mapas por posibles escondites, llegando a un complejo militar abandonado en el Lago Kunai.
El Negro una vez de su huída de Kuzaya llegaría hasta el Lago Kunai en donde se encontró con el jefe científico de un laboratorio de investigación militar marino. Por desgracia para estos, fueron encontrados por Zaheera y entre la batalla, murió el Agente Jack Jones. El Negro como el científico y sus otros tres aliados escaparon por el lago y usando un tunel submarino llegaron al océano frente al Puerto Kartol en donde... según unos informes, un grupo de ballenas, tiburones y un calamar colosal destrozaron el puerto y el regimiento que estaba ahí apostillado... Aunque suponemos que fue un Tsunami... Por otro lado, El Negro se separó del resto y fue directo a la Ciudadela.
Para finalizar y lo menos creíble de todo ello, Giuseppe Roni luego de falsificar su propia muerte regresó a dar un sermón en Omus, en donde la gente que lo creía muerto se creyó que el era un enviado del cielo y que había venido para poner fin a la maldad de Peggy, radicalizando los creyentes y convirtiendo en creyentes a los excépticos que vieron como este había sido asesinado por los hombres de Peggy. Omus ardió y un gran número de fieles se dirigio quemar Villa Ganga, cosa que lograron pues la guarnición fue llamada para proteger la Ciudadela... Y ahora están en un perenigraje hacia La Ciudadela también.
El ex-agente no profería opinión alguna sobre los eventos: se encontraba, de cierta forma, muy tranquilo. Simplemente bebía el café mientras terminaba de procesar toda la historia que le acababan de contar. Hechos que conocía, y que parecían no perturbarle demasiado.
- Pidamos otra ronda de cafés. Recuerdo que lo que sigue es ya el inicio del fin. Pero cuéntalo tú que para eso te paga la Agencia todavía. Así que...
¿Qué paso en el último día?